Los borregos y el tsots syu’elal  de las mujeres en Chamula, Chiapas

Geraldine Mercedes Padilla Matamoros[1]
Antropóloga Social

Prácticas textiles en Chamula. Autora: Geraldine Padilla.
Técnica: Acuarela, hilo de borrego chamula y pluma fuente.


¿Cuál es la relación entre los borregos y el tsots syu’elal (prestigio) de las mujeres en Chamula? Si alguien me hubiera preguntado esto al iniciar mi investigación, ni siquiera hubiera entendido la pregunta. Principalmente, porque al inicio no tenía nociones del tsotsil ni de la comunidad de la que me estaban mencionando.

Una tarde del festejo del k’in ch’ulelal (Día de Todos los Santos), uno de los hermanos de Xunka se sentó a mi lado y empezó a decirme lo feliz que estaba la familia conmigo, dado que me estaba integrando muy bien a la comida y a la vida de ellos. Tanto así que querían formara parte de la familia buscándome un marido adecuado para mí.
[…]
En aquel momento traté de cambiar el hilo de la conversación y suavizar el ambiente en el cuarto haciendo bromas. No podía entender que esto estuviera sucediendo; sabía que era muy difícil ser aceptada dentro del grupo Chamula. Los foráneos no eran bien recibidos, al menos dentro de ciertos límites. En algunos parajes me llamaban j ́aliman -“alemana” siendo este último nombre marcador de las personas “blancas”. Yo soy mexicana y desde el inicio de la investigación se me ha hecho muy difícil ser tratada como extraña en mi propio país; mi experiencia en el campo me hizo entender qué tan alejado estaba mi pensamiento de la realidad.
Otra razón que no me hizo entender la propuesta fue que, después de varias conversaciones con algunas mujeres de diferentes parajes, todas ellas me consideraban una mujer muy pobre por no tener tierras para sembrar, ni borregos. En este sentido, no era elegible. Pero entonces: ¿por qué el tío lo sugirió?
Empecé a pensar en las cosas que había estado haciendo y diciendo, analizar mi propio comportamiento para entender el de ellos. No fue la primera ni la última propuesta de matrimonio que tuve a lo largo de la investigación. Después, se me ocurrió una idea iluminadora: en uno de los parajes me conocían como la joven que estaba dando una alternativa para obtener el tinte negro, en otros, me reconocían porque sabía cómo hilar, bordar y/o pastorear. Se me propuso que hiciera un proyecto para construir una nueva sna ch’ij ‒casa para los borregos‒. Así fue que me di cuenta que todas estas actividades estaban relacionadas de alguna forma con los borregos, las prácticas en torno al borrego o los productos de los borregos. (anécdota de noviembre 2017 relatada en mi tesis de maestría (Padilla Matamoros, 2018))

Para explicar cómo es que se da esta relación tan peculiar, vamos a empezar a leer entre los hilos de las prendas, de tal forma que éstos sean nuestro texto y como pre-texto la relación tan especial entre los borregos y las mujeres de Chamula.[2] Empezaré con la presentación del contexto histórico y económico, así como y la importancia que tiene el proceso textil para obtener el tsots syu’elal (prestigio) entre las mujeres para proceder a las conclusiones.

La llegada del borrego a Chamula

La relación tan particular que existe entre las mujeres y los borregos no podría ser entendida sin profundizar en importantes elementos históricos que justifican su complicidad. Y es que el paisaje rural en donde se encuentren borregos es algo que tenemos muy normalizado y siempre con un grado de ternura. Pero, vislumbrar el impacto que han tenido los borregos en la historia del mundo nos aporta una riqueza extraordinaria a esta dupla.

Con la llegada de los españoles, y los borregos, inició la expansión del pastoralismo[3] con la cual se fortalecieron el imperio español y británico. (Belich, 1996, 2011)  Y, como resultado, inició el régimen colonial el cual “significó la conquista y dominación de las sociedades indígenas y su mundo físico”.[4]

No es fortuito que los borregos ocupen un espacio tan importante en su vida durante la conquista y el periodo colonial. Esta maravillosa especie, Ovis aries,[5] la cual fue domesticada alrededor del siglo XI al IX a. C., ha tenido un lugar protagónico en muchas culturas a lo largo de la historia: en Egipto se asociaba a la fertilidad y poder; en el Código de Hammurabi, de Mesopotamia, aparecen datos relevantes sobre el pastoreo, tenencia del borrego y producción de lana ya que fue la base de su riqueza (Armstrong, 2016). Lo anterior, sumado al hecho que la oveja está entretejida con la forma de vida cristiana, era el animal para sacrificar, se le asocia con Cristo, así como en innumerables metáforas y analogías bíblicas. El cordero de Dios que estaría presente en la vida cristiana en el Nuevo Mundo demarcaba una separación entre la vida española y la indígena. Además de la relevancia cultural, los ovinos se convirtieron en agentes de colonización, ya que al ir trayendo cabezas de ganado, se legalizaba la desterritorialización indígena y con ella la modificación de los ecosistemas locales para beneficio de la explotación de los borregos. (Campbell, 2021; Melville, 1994)

Si bien, los ovinos llegaron a lo que conocemos ahora como territorio mexicano con los españoles en 1521, el acercamiento de los indígenas a los borregos fue paulatino. La Mesta[6] llegó a México en 1542 y con ella la diversificación del territorio y el cumplimiento de la prohibición de la Corona de que “el indio poseyera y explotara el ganado”. (Saucedo, 1984: 24-33)

Lo que nos hace preguntarnos: ¿cómo es que las ovejas y las mujeres chamulas se unieron? Existen pocos datos de lo que pasó entre los inicios de la conquista y actualmente con respecto a la tenencia de los borregos. Sin embargo, dentro de los registros del pago de tributos que los indios de Chamula tenían que pagar a los españoles hay una pista. Jan de Vos menciona un documento del siglo XVI donde se describe la cantidad a pagar a su amo: a lo largo del año, 40 indios de servicio y los cántaros, ollas y piedras de moler que eran menester; cada año, 14 fanegas de maíz, 2 fanegas de trigo, 4 cargas de frijol, 19 cargas de chile, 220 plumas de aves preciosas, 800 tablas, 200 vigas y 800 fanegas de cal; dos veces al año, 16 gallinas de Castilla y 16 gallinas de la tierra, es decir, guajolotes; además, cada domingo, 5 gallinas de Castilla y 3 de la tierra; y cada viernes, 50 huevos. (De Vos, 2010) Como podemos observar, el cordero aún no estaba incluido, lo que demuestra que los chamula aún no tenían acceso a la tenencia de borregos. Esto cambia dos siglos después:

Entre los datos más antiguos encontramos quinquenal de la vicaría de Chamula [La Vicaría de Chamula la formaban los pueblos de San Juan Chamula, Miguel y Santa Catarina, San Pedro Chenalhó. San Pablo Chalchihuitán, San Andrés, Santiago Chizná, Santa María Chupic y Santa María Magdalena Tamghobeltic] de los años 1763 al 1768; los ingresos económicos a las arcas de la iglesia ascendían a 2,184 pesos y 6 reales del pueblo de Chamula; a dichos ingresos tenían que agregarse los “frutos de especie”, entre los que incluían 93 carneros anuales, costando cada uno un peso. Dato por demás interesante es que sea este pueblo el único que pagaba primicias de carneros, señalando la importancia de su cría. (Perezgrovas Garza y Parés i Casanova, 2013: 181)

Estos datos nos hablan que ya había borregos en Chamula. Por otro lado, carecemos de datos relacionados con la apropiación del mismo. Y cuando los datos duros no son de ayuda, sugiero aludir a la tradición oral de los habitantes del pueblo. Un día platicando con Lolen[7], me comentó que la apropiación del ganado por los indígenas chamulas así como el origen del pueblo tiene su leyenda:

Una de sus versiones cuenta que los primeros pobladores de Chamula fueron una familia que salió en búsqueda de un espacio cómodo para ellos y sus animales. Ya que en el lugar donde vivían habían muchos sancudos, hormigas y otras plagas que no les permitían crecer su milpa. La familia estaba conformada por tres hermanos y una hermana. […] Uno de ellos era San Juan. […] A San Juan Bautista le gustó ubicarse en el espacio que ocupa el territorio Chamula, conjuntamente con sus borregos, el animal mas preciado, en la mejor parte del municipio de Chamula, donde se encuentran planicies, pastizales, el clima saludable y un lago, el cual propicia un espacio favorable para los rebaños. (Conversación informal con Lolen, enero 2017)

De esta forma, el borrego en Chamula está enraizado con el tiempo de los dioses. Marca el comienzo de Chamula con San Juan Bautista como su patrono y el borrego como parte de su identidad.

La historia económica en Chamula

Una vez que sabemos como llegaron los borregos en lo que conocemos como Chamula, considero pertinente ahora hablar de la situación económica en este mismo territorio. Como mencioné anteriormente, la inserción del borrego en el territorio mexicano significó la desterritorialización de las comunidades indígenas. Esto generó, ciertamente, un cambio en la forma de vivir; de tener tierra a tener que trabajar para poder vivir en ellas. Desde el siglo XIX la situación económica en Chamula distaba de ser favorable. Por lo consiguiente, los hombres tenían que migrar al menos seis meses al año con trabajos estacionales en fincas. Cabe resaltar que con respecto a la migración por trabajo estacional, por lo menos en Chamula, sólo era realizado por el hombre. Las mujeres se quedaban en sus casas para seguir trabajando en la milpa, pastoreando a los borregos y atender las necesidades inmediatas (Rus, 2012).

La década de 1970 marco el inicio de una nueva etapa con el boom petrolero que se manifestó en trabajos relacionados con la construcción de presas, puentes, refinerías y carreteras. No obstante, gracias a un estudio realizado por Wasserstrom en esta misma década podemos ver como ya no eran suficientes lo cosechado en las milpas ya que representaban en promedio el 11% del grano necesario para el consumo de una familia. (Wasserstrom, 1977) Lo que justificó el hecho que la mayoría de las familias optaran por buscar altenativas y, por otro lado, se distinguió un sistema de estratos sociales basado en las actividades que se realizaban fuera del municipio.

Esta situación, ya precaria, se complejizó con las crisis del petroleo, la caída del precio del maíz y el café en la década de 1980 ya que muchos hombres a partir de 1983 se encontraron por primera vez sin trabajo. A partir de entonces, las mujeres buscaron alternativas de generar ingresos fuera del hogar, principalmente por actividades relacionadas con el turismo.[8] (Rus, 2012) Lo que ocasionó problemas dentro del núcleo familiar ya que en algunos casos las mujeres aportaban más que su marido. (D. L. Rus, 1988) Este giro económico, aparte de brindar un ingreso en el hogar, le dio un nuevo estatus a la mujer.

Hablando de la importancia de ganar dinero, una joven soltera me participó su impresión –y la de otras jóvenes más– que, bajo las condiciones actuales, muchos hombres ya no puedan mantener adecuadamente a sus familias, como resultado, a su parecer, muchas mujeres pueden mantenerse a sí mismas y criar a sus hijos con sus propios ingresos. En el mismo sentido, varios de los ayudantes del censo describieron a alguna que otra mujer “buena” no solo con la frase tradicional “sna’ ch-abtej” (“sabe trabajar”) sino con “sna’ spas kanal” (“sabe ganar dinero”), o “sna’ xmalkinvaj” (“sabe mantenerse”). (D. L. Rus, 1988:6)

En la actualidad hay muchas formas en las que las mujeres ganan dinero. Por ejemplio: Lupa trabaja en la ciudad de San Cristóbal de las Casas y sólo los fines de semana está en su casa en el paraje de la Florecilla. Ella no tiene borregos, pero su mamá y sus hermanas sí. Cuando trasquilan a un borrego, deciden a quien le va a tocar la lana que obtuvieron. Es así como Lupa obtiene su lana. Ella sabe realizar todo el proceso textil, no le gusta cardar, pero sin duda el proceso que más disfruta es el momento de tejer en telar de cintura. Sus fines de semana, cuando no tiene otros pendientes, amarra su telar al árbol que hay entre el cerco que separa la milpa y donde se encuentra la cocina y la construcción en donde duerme. Ahí también es donde sus hermanas y su mamá bordan, hilan o tejen cuando no hace frío algunas prendas textiles para uso personal y para venta.

Tonik trabaja como docente en diferentes parajes dentro y fuera del municipio de Chamula y vive en la cabecera de San Juan Chamula, tampoco tiene borregos y no es experta en el proceso textil, pero cuando necesita alguna prenda o cualquier parte del proceso, como cuando fueron los quince años de su hija, acude a sus hermanas y mamá. Cuando se reúnen en casa de su mamá, generalmente conviven en el espacio que se forma entre el volumen de la cocina y el volumen donde se encuentran las habitaciones y el altar.

Lolen se levanta y después de desayunar, le va a dar de comer a sus borregos, los saca a pastorear y de regreso se pone a hilar, a bordar o tejer en la parte posterior de su cocina. Hay días que mientras está hilando con su hermana y su mamá, ponen a teñir algún tsekil (enagua hecha de lana). Después, en la tarde, regresa por los borregos y los lleva al espacio del sna chij (casa del borrego). Ahí les da un poco de agua y de cáscara de frijol y maíz. Los mete a la sna chij y los deja ahí hasta el siguiente día. El domingo aprovecha para ir al mercado de la cabecera para comprar y/o vender piezas textiles.

Xunka vive en la ciudad de San Cristóbal y cada día, desde las 8 de la mañana, se va al paraje de Laguna Petej. Ahí, mientras los borregos pastan al lado de su milpa, ella, Lola y Matal, se sientan en el patio que se forma entre la cocina y el volumen de la casa en obra gris. Se sientan a bordar, tejer, secar los granos de maíz, el frijol y hacer artesanías para venderlas en los mercados.

La vida de los borregos y las mujeres entretejidas

Como podemos ver una actividad económica femenina, la que nos interesa en este estudio, era el quedarse en la comunidad y dedicarse a las practicas borreguiles. Esto era parte de la vida tradicional de las mujeres ya que muchas heredaban terrenos y tenían borregos: “En la vida real, la mujer pues tiene que estar experta en hacer tortilla, poner a hervir nixtamal, hacer todo el proceso de la cocina. Tiene que ser ya experta en ese lado. Tiene que cuidar rebaño, tiene que ser responsable y el reto más difícil pues, es la elaboración de la ropa”. (Entrevista con Tonik, febrero 2017) La diferencia recayó en que gracias a la demanda de artesanías textiles, la relación con el borrego aumentó. Esto tuvo sus desventajas. Ya que con la inserción de piezas textiles realizadas de forma industrial, las mujeres tuvieron que viajar mas lejos para vender su artesanía, lo que dificultó que varias mujeres continuaran cuidando a los borregos porque es un trabajo arduo en el cual se requiere de mucha destreza, fuerza y tiempo.

Es por esto que las mujeres que cuidan de los rebaños o realizan las actividades relacionadas con los textiles se inscriben en  los proceso de enseñanza informal que corresponde a desarrollar el espíritu o el schulel. “El jolobil (tejido) es la actividad más compleja e importante que realiza la mujer. Se concibe como un espacio de aprendizaje, reproducción y continuidad del conocimiento ancestral dentro de la cultura tsotsil de Chamo’, así como de otros pueblos mayenses circunvecinos”. (López, 2016: 107) Las practicas textiles y su aprendizaje requiere de la madurez y equilibrio entre ch’ulel “espiritu”, bek’tal ”cuerpo” y o’ nton “corazón”. El aprendizaje verdadero de una mujer se alcanza con la llegada de la responsabilidad o de la conciencia, yul sch’ulel. Lo que significa que el o ‘nton esta en plenitud y el ch ‘ulel es maduro. Sólo en este caso la mujer se convierte en bats’i ants (mujer verdadera) y puede ganar el tsots syu ’elal (prestigio) dentro de la comunidad. (Entrevista con Elías Perez en CESMECA, noviembre 2017) y véase también (López, 2016: 66)

Este tsosts syu ‘elal tiene tantas formas de manifestarse como mujeres hay, y es que las prácticas textiles y borreguiles son esas que suceden entre intermedios de la vida. Las prácticas se van modificando, se aviejan, olvidan y a la vez se renuevan. Esto se nota en la versatilidad de formas de vida de Lupa, Tonik, Lolen, Xunka y las mujeres a su alrededor en las que los borregos están involucrados de forma directa e indirecta. Lo dicho anteriormente nos abre una puerta para comprender a la mujer chamula trabajadora, la amtel ants es una tsots syu’elal ants o mujer con prestigio.

En resumen, la llegada de los borregos a México marco un nuevo paradigma. No obstante que en un algunos casos significó el cambio de ecosistemas y desterritorialización de pueblos, en Chamula además brindó la oportunidad de que las mujeres lograran una independencia económica, les dio independencia con respecto al hombre y contribuyó a la construcción de una nueva imagen de la mujer en Chamula reforzando su tsosts syu ‘elal.

Es así que pude entender el honor y gran significado que tuvo la propuesta de matrimonio. Agradezco a las maravillosas mujeres que fueron tan generosas de compartir un fragmento de sus vidas conmigo.


Bibliografía 

Armstrong, P. (2016), Sheep (1st ed.). Londres, Reaktion Books LTD.

Belich, J. (1996), Making Peoples: a history of New Zealanders from Polynesian Settlement                               to the end of the Nineteenth Century, s.l., Penguin.

Belich, J. (2011), Replenishing the Earth: The Settler Revolution and the Rise of the Angloworld, s.l., Oxford University   Press.

Campbell, H. (2021), Farming Inside Invisible Worlds; Modernist Agriculture and its Consequences, Londres,  Bloomsbury.

Diago Hernando, M. (2002),  Mesta y trashumancia en Castilla (Siglos XIII a XIX), Madrid, Arco Libros.

López Díaz, A. (2016),  «El uso y la practica de la matemática maya en los tejidos de las mujeres de San Juan Chamula, Chiapas», en Gonzalo Coporo Quintana (ed.), K’u yelan jelem xch’iel stalel bats’i vinik.             Trascendencia de la identidad tsotsil: miradas de una nueva generación. Ts’ib jye, Textos de los                    pueblos originarios.

Melville, E. G. K. (1994), A Plague of Sheep; Environmental Consequences of the Conquest of Mexico (1a. ed.), Nueva York, Cambridge University Press.

Padilla Matamoros, G. M. (2018),  El borrego y la posición social de la mujer en Chamula, Chiapas, México.    Centro de Investigaciones y Estudios Superiores de Antropología Social (CIESAS-Sureste).

Perezgrovas Garza, R., y Parés i Casanova, P.-M. (eds.). (2013), Razas autóctonas de ganado lanar                en Iberoamérica. Desarrollo histórico y característico de la lana, s.p.i.

Rus, D. L. (1988), La crisis económica y la mujer indígena: El caso de Chamula, Chiapas.                                  Instituto de Asesoría Antropológica para la Región Maya, A.C. (INAREMAC).

Rus, J. (2012), El ocaso de las fincas y la transformación de la sociedad indígena de los Altos de Chiapas,        1974-2009, Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, México, Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (UNICACH).

Saucedo Montemayor, P. (1984), Historia de la ganadería en México (1a. ed). Ciudad de México,          Universidad Nacional Autónoma de México.

De Vos, Jan (2010), Vienen de lejos los torrentes. Una historia de Chiapas. Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, México, Consejo Estatal para las Culturas y las Artes de Chiapas.

Wasserstrom, R. (1977), La economía familiar en las tieras altas de Chiapas: El caso de San Juan Chamula.    San Cristóbal de las Casas, Chiapas, México, INAREMAC.


[1] Egresada de la Maestría en Antropología, CIESAS Sureste.
geraldinepm@gmail.com

@cuijita_padilla_textiles

[2] Chamula es un municipio del estado de Chiapas, en el sureste mexicano. Tiene alrededor de 75 000 habitantes y son hablantes de la lengua tsotsil.

[3] Expansión del pastoralismo: Introducción de especies unguladas, mamíferos con pezuñas, a territorios donde anteriormente no existían.

[4] “The processes of transformation, and the evolution of the colonial regime, meant the conquest and domination of the indigenous societies and their physical world; it is this dual process of conquest and colonization, of transformation/formation and the consequences for the future development of the region, that concern us here”. (Melville, 1994: 14)

[5] Nombre en latín de la especie de borrego domesticado.

[6] Organización del gremio de pastores trashumantes radicada en España entre los siglos XIII y XIX, la cual discutía el futuro y privilegios en torno al ganado ovino dentro de España y en sus territorios. (Diago, 2002: 9-24)

[7] Los nombres de las mujeres han sido modificados para proteger su identidad.

[8] La mujer chamula siempre fue activa económicamente hablando. La diferencia a partir de las crisis las mujeres empezaron a salir de sus comunidades para vender sus artesanías y/o para trabajar en las labores domésticas dentro de las casa de los mestizos.