José Francisco Valenzuela Barreras[1]
j.fran.cisco.vzla@gmail.com
Foto: Vanessa Maldonado (2019).
Introducción
La migración centroamericana es una realidad presente desde hace décadas en lo que algunos y algunas han llamado un Sistema Migratorio compuesto por Centroamérica, México y Estados Unidos, por la continuidad del flujo de personas recorriendo esta región de sur a norte, huyendo de una serie de cuestiones estructurales como la violencia y la pobreza (Nájera Aguirre, 2016). En el caso del interés por parte de la academia, éste ha tenido varios momentos, por supuesto relacionados con coyunturas específicas y explosiones mediáticas como la masacre de 72 migrantes en San Fernando, Tamaulipas en el 2010, la crisis de los menores no acompañados en el 2014 o las llamadas Caravanas migrantes del 2018.
Estas coyunturas han marcado de alguna forma la agenda académica y la forma en que formula sus inquietudes sobre esa situación. Si la masacre de los 72 migrantes llamó la atención sobre la intensa situación de violencia que sufren los migrantes que viajan por México con la esperanza de llegar a Estados Unidos, la crisis de los menores migrantes no acompañados del 2014 dio pie a que las investigaciones comenzaran a focalizarse en las experiencias de vulnerabilidad de determinados grupos de migrantes: ¿Qué pasa cuando además de ser migrante eres un infante que viaja solo? (Silva, 2015) ¿Qué pasa si además de ser migrante eres una mujer? (Ramírez, 2017).
Este breve repaso contextual me sirve para mostrar el estado del arte desde el cual cometí el error de pensar que en analogía también podría preguntarme ¿Qué pasa si además de ser migrante, eres parte de la comunidad LGBTQ o de la disidencia sexual? A continuación expongo una pequeña reflexión desde mi experiencia investigativa como estudioso de la migración y sobre cómo estoy aprendiendo a abordar, desde esa línea, el estudio de las movilidades de personas LGBTQ o de la disidencia sexual.
Migrantes LGBTQ a través de las fronteras
Las experiencias de los migrantes se ven determinadas por la transgresión de los regímenes fronterizos del Estado nación. Ese sistema que impone en primera instancia límites geopolíticos de demarcación. Dicho sistema de fronteras regula la movilidad de los cuerpos a través de la asignación de etiquetas que responden a cuestiones raciales, de género, lugar de nacimiento, clase social, entre otras (Brenna, 2011; Kearney, 2008). Quienes desafían este sistema y deciden atravesar dichas fronteras a pesar de no cumplir con los criterios de estos filtros clasificadores se convierten en transgresores del Estado, en objeto de persecución. Esta situación da pie a innumerables experiencias de vulnerabilidad, en la medida en que las movilidades de estas personas se dan en medio de la clandestinidad, la indeseabilidad, la persecución y la precariedad (Bustamante, 2018).
En el caso de los migrantes que viven además desde la disidencia sexual, experimentan esta vulnerabilidad por la transgresión de las fronteras geopolíticas del Estado Nación, pero también por la transgresión de un sistema de fronteras sexuales guiadas por la heteronorma y la cisnorma.
Desde estos sistemas se prescriben las conductas sexuales y de género, basándose en una supuesta complementariedad de dos órganos genitales que propician la división de los seres humanos en masculino y femenino, hombres y mujeres. Esta división además se acompaña de una serie de encomiendas en cuanto a comportamientos (Serrato y Balbuena, 2015; Wittig, 1992).
De esta forma, tal como lo explica Rubin, (1989) se crea una división y una organización jerárquica de los comportamientos sexuales. Por un lado se encuentra la heterosexualidad monógama, es decir, la relación entre hombres con pene y mujeres con vagina. Esta modalidad se convierte en un mandato de deseos, afectos, experiencias sexuales, identidades y expresiones de género. Por otro lado se encuentran el resto de las experiencias, entre las que están, por ejemplo, las relaciones y deseos entre personas del mismo sexo, del mismo género, las identidades trans, etc.
La movilidad constante
Para quienes atraviesan esta frontera entre la sexualidad prescrita y la proscrita también los persigue una serie de experiencias de castigo, violencia, marginación y vulnerabilidad. Como lo advierte Winton (2019), la vida de estas personas se vuelve precaria y en el contexto particular de países como El Salvador, Guatemala y Honduras, corren riesgo.
Desde edades muy tempranas su vida se ve marcada por la transgresión de fronteras y la constante movilidad, la búsqueda de lugares seguros, la búsqueda de sobrevivencia. Las personas LGBTQ, en Centroamérica (y en el mundo). son constantemente rechazadas y expulsadas de sus hogares y sus núcleos familiares, muchas veces desde la adolescencia. Esto las hace estar en constante movilidad, buscando espacios seguros, moviéndose de barrio, localidad, ciudad, departamento y, eventualmente, de país (Winton, 2016).
Es este aspecto de su movilidad el que hace que tanto su experiencia de la sexualidad como el desplazamiento geográfico sean procesos mutuamente influyentes que desde la interseccionalidad se viven simultaneamente. En el caso de estos cuerpos, la transgresión de fronteras sexuales, geopolíticas, simbólicas y físicas, marcan simultáneamente sus experiencias. El desplazamiento físico, geográfico trae nuevos entornos y posibilita nuevas experiencias sexuales, vivencias del género. Por otro lado, la disidencia sexual inmersa en una estructura social patriarcal, heternormativa y cisnormativa, puede motivar u obligar un movimiento migratorio (Cantú, 2009). Por supuesto estos procesos son mucho más complejos de lo que en este texto se puede alcanzar a exponer. Sin embargo, sirve para dar muestra de que los desplazamientos de las disidencias sexuales van más allá de una pertenencia a un grupo específico con especial vulnerabilidad.
A modo de reflexión
El fenómeno mediático y político de las caravanas migrantes del 2018 impulsó hasta a los más conservadores y tradicionales estudiosos de la migración a repensar estos procesos de movilidad, desplazamiento y sobrevivencia. La reflexión está aún en el tintero, tratando de cubrir la complejidad en la cual se enmarcan las movilidades (de todo tipo) actualmente. En esta complejidad entran el complicado entramado estructural del mundo globalizado, las marginaciones, las vulnerabilidades y las muertes, pero también las estrategias, las resistencias y las vidas.
En estas reflexiones es importante no olvidar, más allá de las opresiones que atraviesan a los sujetos, los procesos que éstos viven simultáneamente. En el caso específico de las personas LGBTQ o las disidencias sexuales, no olvidar la movilidad constante que marca su vida antes del cruce de fronteras geopolíticas. Es importante no olvidar tampoco los procesos que se viven en estas movilidades, el descubrimiento de nuevos espacios de supervivencia o de vivencia, las diferentes experiencias y deseos sexuales, así como las expresiones e identidades de género, procesos que se influyen mutuamente.
Bibliografía
Brenna B. y Jorge E. (2011), “La mitología fronteriza: Turner y la modernidad”, en Estudios Fronterizos, vol. 12, núm. 24, pp. 9-34.
Bustamante Fernández, Jorge Agustín (2018), “A Dialectical Understanding of the Vulnerability of International Migrants”, en Handbook of the Sociology of Racial and Ethnic Relations, pp. 255-284.
Cantú, Lionel (2009), The Sexuality of Migration. Border Crossings and Mexican Immigrant Men (N. A. Naples S. Vidal-Ortiz, eds.), Nueva York, New York University Press.
Kearney, Michael (2008), “La doble misión de las fronteras como clasificadoras y como filtros de valor”, en L. Velasco Ortiz, Migración, fronteras e identidades étnicas transnacionales, Tijuana, B.C., El Colegio de la Frontera Norte.
Lucero Vargas, Chantal (2018), “El viaje de los infantes El desarrollo de la resiliencia en tránsito de las niñas, niños y adolescentes migrantes no acompañados en un contexto de desigualdad”, tesis doctoral, El Colegio de la Frontera Norte.
Nájera Aguirre, Jéssica Natalia (2016), “El complejo estudio de la actual migración en tránsito por México: Actores, temáticas y circunstancias”, en Migraciones Internacionales, vol. 8, núm. 3, pp. 255-266.
Ramírez López, Dulce Karol (2017), Mujeres migrantes en la frontera sur de México: Aproximaciones desde la interseccionalidad, Tuxtla Gutiérrez, UNICACH.
Rubin, Gayle (1989), «Reflexionando sobre el sexo: Notas para una teoría radical de la sexualidad», en C. S. Vance, Placer y peligro. Explorando la sexualidad femenina (selección de textos), Madrid, Talasa Ediciones.
Serrato Guzmán, Abraham y Balbuena Bello, Raúl (2015), «Calladito y en la oscuridad. Heteronormatividad y clóset, los recursos de la biopolítica», en Culturales, vol. 3, núm. 2, pp. 151-180.
Silva Hernández, Aida (2015), «Estrategias de tránsito de adolescentes centroamericanos independientes: Enfrentando la frontera vertical en México», en Revista Interdisciplinar de Mobilidade Humana, 23, núm.44, pp. 99-117.
Winton, Ailsa (2016), Entre Fronteras: Un estudio exploratorio sobre diversidad sexual y movilidad en la Frontera Sur de México, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para Refugiados (ACNUR) México.
Winton, Ailsa (2019), ‘I’ve Got to Go Somewhere’: Queer Displacement in Northern Central America and Southern Mexico, en A. Güler, M. Shevtsova y D. Venturi, LGBTI Asylum Seekers and Refugees from a Legal and Political Perspective: Persecution, Asylum and Integration, Springer, Cham.
Wittig, Monique (1992), El pensamiento heterosexual y otros ensayos, Editorial Egales.
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Maestro en Estudios de Población por El Colegio de la Frontera Norte. Su tesis de maestría se tituló “Vulnerabilidad y resiliencia en migrantes centroamericanos LGBTQ en movilidad por México”. ↑