La transición de la época prehispánica al siglo XVI

Margarita Menegus Bornemann
UNAM

Recordando a Hildeberto Martínez.

Ilustración Ichan Tecolotl.

Mi primer contacto con Hildeberto Martínez fue a través de la lectura del libro Tepeaca en el siglo XVI. Tenencia de la tierra y organización de un señorío.[1] En ese entonces yo estaba abocada a la investigación de mi tesis doctoral, cuyo espacio de estudio lo enfoqué al Valle de Toluca, una región que, de hecho, venía trabajando desde la licenciatura. En particular la lectura del trabajo de Hildeberto me causó un gran dolor de cabeza, en virtud de que la transición del modelo sociopolítico y territorial prehispánico a la época virreinal que él describió tan minuciosamente para el caso de Tepeaca contrastaba con el modelo de transición que yo encontraba para el Valle de Toluca. Básicamente se trataba de dos realidades, completamente distintas.

Por ese tiempo también había salido a la luz la obra de Luis Reyes Cuauhtinchan del siglo XII al XVI[2] cuya consulta complementé con los trabajos de Mercedes Olivera sobre Tecali[3] y Hanns Prem, sobre Huejotzingo y Calpan.[4] En conjunto, estos trabajos confirmaban que la región Puebla-Tlaxcala contaba con características muy particulares y harto diferentes a las que yo observaba para Toluca. Una de ellas consistía en la existencia tan importante de terrazgueros —indígenas sin tierras, sujetos a un señor a quien debían servicios, tributos y trabajo—, figura que en el Valle de Toluca estaba prácticamente ausente. Otra más radicaba en la importancia política, social y económicamente de los linajes y/o señores de la región de Puebla, asimismo contrastante para mi caso de estudio.

A mi regreso de Valencia a la Ciudad de México —después de haber concluido mi doctorado— conocí por conducto de Carlos Sempat Assadourian a Juan Manuel Pérez Zevallos y a través de este último a Hildeberto Martínez. Tiempo después forjamos una amistad en el seno del Seminario de Fuentes Indígenas, organizado hace cerca de 20 años por Francisco González Hermosillo Adams en la Dirección de Estudios Históricos del INAH. En este espacio el propósito se centró en estudiar y discutir las fuentes de procedencia indígena. Asimismo, se caracterizó por reunir a un grupo de colegas especializados en distintas disciplinas, por lo que el enfoque de análisis y discusión se tornó completamente interdisciplinario.[5]

Fue precisamente en este Seminario donde la atención central se volcó al estudio del documento o códice conocido como la Historia Tolteca Chichimeca. Ahí los aportes de Hildeberto Martínez se volvieron esenciales, pues sus estudios sobre Tepeaca, y posteriormente sobre Quecholac y Tecamachalco,[6] y, además, la cercanía que había tenido con el mismo Luis Reyes García, lo familiarizaban profundamente con la fuente. Las charlas en el seminario siempre resultaron muy enriquecedoras para todos los miembros. Cada uno de los integrantes aportaba sus perspectivas y definiciones propias a partir de sus respectivos casos de estudios: Paco y Norma para el caso de Cholula, Tomás para el de Chalco, Hildeberto para el de Tlaxcala y Tepeaca, y yo para el de Toluca. Esto nos permitía observar las pluralidades de las formas de organización política antes y después del contacto con Europa.

Durante las discusiones en torno a los principales conceptos sobre el modelo de gobierno prehispánico y sus cambios sufridos durante el dominio español, la lluvia de ideas, hipótesis, y tesis, era constante. Mientras compartíamos el café con galletas o algún dulce tradicional, hablábamos —por decir un ejemplo— del calpulli, el cual discutimos por varias sesiones. En estas discusiones Hildeberto traía a colación la polisemia de dicho concepto. Para él esta palabra había sido utilizada por el oidor Alonso de Zurita[7] como un sinónimo de barrio y linaje, pero además él sabía —junto con otros cronistas del siglo XVI— que al frente de esta institución de carácter sociopolítico se hallaba un señor noble o linaje gobernante y, muy probablemente, este término también se había utilizado para denominar la casa señorial como un todo: el señor y sus parientes, sus tierras, y sus macehuales tributarios.[8] Con ello Hildeberto insistía en que el calpulli se debía considerar como una institución propia de la gente noble —casa gobernante o tecalli— y no de macehuales, es decir, para él “tiene todos los rasgos de una casa señorial”.

La aportación de Hildeberto Martínez al conocimiento de la organización de los señoríos indígenas en la transición al periodo colonial es invaluable. No obstante, en particular sólo quiero resaltar que esto en parte fue posible gracias a su extraordinaria capacidad de leer la documentación y darle sentido, pues leía con una mirada fina y profunda. Esto lo podemos observar a lo largo de sus trabajos, donde ocupó su atención en la problemática en torno a la definición de calpulli, un término que permeó la literatura antropológica e histórica durante décadas. Mediante una relectura crítica del término él concluyó a través de una interrogante su interpretación: ¿calpulli o tecalli? —como ya se señaló arriba—. Finalmente, quisiera mencionar la importancia, reflejo de su generosidad innata, del tiempo que dedicó al archivo, a la paleografía y publicación de invaluables documentos puestos a disposición de todos nosotros.[9] Sin duda uno de los mejores historiadores que tuve la suerte de conocer y abrevar en su conocimiento de la historia del siglo XVI.


  1. Martínez, H. (1984). Tepeaca en el siglo XVI. Tenencia de la tierra y organización de un señorío. CIESAS / SEP.
  2. Reyes García, L. (1988). Cuauhtinchan del siglo XII al XVI. Formación y desarrollo histórico de un señorío prehispánico. CIESAS / FCE / Gobierno del Estado de Puebla.
  3. Olivera, M. (1977). Pillis y macehuales. Las formaciones sociales y los modos de producción de Tecali del siglo XII al XVI. CIESAS.
  4. Prem, H. J. (1988). Milpa y hacienda. Tenencia de la tierra indígena y española en la cuenca del Alto Atoyac, Puebla, México (1520-1550). CIESAS / SEP.
  5. El Seminario estuvo integrado en un primer momento por Francisco González Hermosillo Adams, Juan Manuel Pérez Zevallos, Perla Valle, Hildeberto Martínez y Norma Angélica Castillo Palma. Posteriormente se integraron Tomás Jalpa Flores y Carmen Herrera Meza.
  6. Martínez, H. (1994). Codiciaban la tierra: el despojo agrario en los señoríos de Tecamachalco y Quecholac (Puebla, 1520-1650). CIESAS.
  7. De Zorita, A. (1999). Relación de la Nueva España (2 vols.). Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.
  8. Para un mayor detalle sobre el concepto de calpulli véase Martínez, H. (2001). Calpulli ¿otra acepción de tecalli? En T. Rojas Rabiela y A, Escobar O. (coords.), Estructuras y formas agrarias en México, del pasado y del presente (pp. 25-43). Registro Agrario Nacional / CIESAS / CONACYT.
  9. Véanse, por ejemplo, Martínez, H. (1984). Colección de documentos coloniales de Tepeaca. INAH, y Martínez, H. y Solís, G. (2018). Colección de documentos para la historia colonial de Tecamachalco y Quecholac, 1542-1656 (2 vols.). CIESAS.