La tecnoantropología en el programa de investigación e innovación “Colaboratorio 1.0”

Jordi Colobrans Delgado
Fundación i2CAT y Universidad de Barcelona | jordi.colobrans@i2cat.net, jcolobransd@ub.edu

Artur Serra Hurtado
Fundación i2CAT | artur.serra@i2cat.net


Imagen tomada del sitio https://catlabs.cat/


Sumario

En este artículo se explica cómo se está impulsando un sistema de innovación en la región autónoma de Cataluña (España) basado en colaboratorios y utilizando la tecnoantropología como disciplina básica. La iniciativa se basa en un programa de investigación al que se ha llamado Colaboratorio 1.0 y se despliega a través del programa Colaboratorio Catalunya. Este programa se empezó a impulsar en el 2018 y se lidera desde el Área de Tecnologías de la Sociedad Digital de la Fundación i2CAT.

A la fecha del 30 de julio de 2021 se estaban impulsando tres colaboratorios territoriales, dos colaboratorios temáticos emergentes, y se estaban conectando los colaboratorios existentes con el progresivo despliegue de las áreas 5G en Cataluña. Las entidades participantes del Programa Colaboratorio Catalunya cocrean nuevas estructuras sociales (los colaboratorios) se organizan a partir de un modelo territorial-local de cuádruple hélice e impulsar proyectos de innovación con impacto local, regional y estatal.

Palabras clave: tecnoantropología, colaboratorios, sistemas locales de innovación, Cataluña, tecnologías sociales

El término Colaboratorio y sus acepciones

El término “colaboratorio” fue acuñado por W. Wulf basado en la idea de “un centro sin paredes” construido en internet (Wulf 1989, 1993 y 1999; Bly, 1998). Esta red de redes no es simplemente una red de información y comunicación. Desde un principio fue una red de investigación que permitía, y permite, a los investigadores e innovadores la colaboración en línea. Esta colaboración ha dado lugar a programas de investigación de entornos cooperativos como el Computer Supported Cooperative Work (Grudin, 1994), la compartición de información científica (Finholt y Olson 1997; Cogburn 2003), el intercambio de la información personal mediante las redes sociales como Facebook, Instagram o Linkedin, la narrativa sobre la sociedad colaborativa (Jemielniak y Przegalisnka, 2020). Y, especialmente, ha vigorizado el mundo de los living labs (Schuurman et al. 2013; Ståhlbröst y Holst, 2012), de los laboratorios ciudadanos (Serra y Schiavo, 2013), y de los social labs (Hassan, 2014) o de iniciativas como la 50+20 que también se identifican con el término colaboratorio (Muff, 2014).

En España el movimiento de “labs” ha ido creciendo sobre todo en el espacio de la innovación social y digital. Este movimiento de laboratorios ciudadanos plantea incluir a la ciudadanía en la resolución de problemas socio-técnicos a través de su apoderamiento, participación y la ayuda de las TIC. En esta línea el término “colaboratorio” se emplea como sinónimo de ecosistemas de innovación ciudadana centrados en las personas. (Antón, Sánchez e Ibañez, 2020)

En Cataluña, una región autónoma del noreste de España, el término colaboratorio se viene utilizando por el Citilab de Cornellà y por la Fundación i2CAT al menos desde 2014 como sinónimo de sistema universal de innovación (Serra, 2014), como ‘labs de labs’, y como estructuras colaborativas que agrupan personas y entidades que representan intereses locales, temáticos, sectoriales o tecnológicos y que cooperan para  impulsar proyectos de innovación social y digital. En el 2017, el programa Catlabs[1] orientado a coordinar el conjunto de labs de innovación social digital comenzó a diseñar una arquitectura para organizar ese posible sistema de innovación en forma de colaboratorio (Fernández y Serra, 2017). En el 2018, la Fundación i2CAT puso en marcha el proyecto Col.laboratori 1.0 destinado a generar un modelo adaptado a Cataluña para dicho concepto y un primer prototipo en la provincia de Tarragona denominado Col.laboratori CatSud.[2] Ello ha dado lugar en el 2020 al actual programa Col.laboratori.cat, como el anterior, financiado por el Departamento de Políticas Digitales de la Generalitat de Catalunya, y a la creación del área Tecnologías de la Sociedad Digital (DST) de la Fundación i2CAT, área básica de investigación e innovación tecnoantropológica.

Estos colaboratorios funcionan como espacios de atracción para los innovadores y emprendedores socio-digitales. La adscripción a los colaboratorios proporciona una identidad y un plan de trabajo a sus miembros. En estos colaboratorios se forman asociaciones de personas y entidades procedentes de las distintas áreas de la cuádruple hélice[3] y toman nombres asociados a territorios, a temas, a sectores económicos, o a tecnologías. Más adelante trataremos esta tipología de colaboratorios. Este programa nació vinculado a la Agenda Digital para Catalunya 2020, Smart Catalonia[4] como sociedad de conocimiento, y al Pacto Nacional para la Sociedad Digital.[5]

El Colaboratorio 1.0 como proyecto de investigación de diseño cultural

El Programa Catalunya Col.laboratori parte de una investigación sobre la creación de sistemas universales de innovación (Serra, 2014) e intenta validar lo que llamamos la hipótesis del Colaboratorio 1.0. La finalidad del proyecto Colaboratorio 1.0 es codiseñar dichos sistemas de innovación abiertos sobre la red de redes que es, todavía hoy, que conecten los ecosistemas de innovación locales (Simmie et al., 2004) con los Sistemas Regionales de Innovación, los Sistemas de Innovación Nacionales (OCDE, 1997) y los europeos. De momento, los sistemas locales de innovación están desconectados del sistema oficial de innovación. El programa Colaboratorio Catalunya intenta subsanar este gap coordinando a los agentes locales de la cuádruple hélice activos en un territorio y, con ellos, impulsando proyectos de innovación que conecten territorios a través de temas de interés general y el uso de tecnologías digitales avanzadas.

Los colaboratorios son ese espacio abierto y compartido donde encontrarse y dialogar en igualdad de condiciones desde los dinamizadores de los centros de alfabetización digital hasta los investigadores que se presentaban a proyectos nacionales y europeos competitivos, pasando por los centros educativos y los intereses de la industria y el comercio, los de las administraciones territoriales, y los de la ciudadanía. La hipótesis del Colaboratorio 1.0 afirmaba que esta conexión era posible siempre y cuando se reunieran determinadas condiciones:

– Innovación centrada en las personas,

– Participación activa y cooperación de las cuatro hélices del territorio,

  • Investigación y experimentación, formación, emprendimiento y proyectos de innovación conjuntos.
  • Coordinación de cuádruple hélice en el territorio

Para validar o refutar esta hipótesis había que construir, activar y dinamizar uno o varios Colaboratorios 1.0 y, a la vez, explorar sus dinámicas, resultados e impacto; algo que no siempre resultaba fácil de hacer.

El Programa Colaboratorio 1.0: Antecedentes

Formalmente, el programa Colaboratorio Catalunya se inició a mediados del 2019. Sin embargo, hay una serie de trabajos que le preceden.

El primer hilo de acontecimientos que destaca fue el Primer Congreso Global de Redes Ciudadanas (Global Community Network 2000)[6] celebrado en Barcelona que agrupó a 600 activistas, administraciones, universitarios y empresas tecnológicas de los cinco continentes que veían en los telecentros y las redes ciudadanas una gran oportunidad para organizar a la sociedad civil digital conectando tecnología, economía, sociedad y diversidad cultural. Dicha iniciativa tuvo dos ediciones más: Buenos Aires (2001)[7] y Montreal (2002).[8] De este movimiento nacerían en Cataluña dos iniciativas significativas que influirán en el diseño de la hipótesis del Colaboratorio 1.0. La primera, la impulsión de una red catalana de puntos TIC (Xarxa Punt TIC[9]) dedicada tanto a proporcionar acceso a la población a ordenadores e internet, como a la alfabetización digital. Y, la segunda, la apertura de las puertas en noviembre del 2007 del Citilab de Cornellá,[10] el primer laboratorio ciudadano europeo. El diálogo entre los puntos TIC y las iniciativas del Citilab de Cornellà formó a una generación de dinamizadores e innovadores socio-digitales que ha tenido y tiene un impacto más allá de Cataluña. Diez años después, en el 2017, y en la línea de abrir las tecnologías digitales a la ciudadanía y coordinar la iniciativas a escala de país, se impulsó el Programa CatLabs como parte de la estrategia regional de innovación de Cataluña y como intento de coordinar el movimiento socio-digital de Cataluña. Dos años después nacería el actual Programa Colaboratorio Catalunya.

Como segundo hilo de la cadena de acontecimientos, es importante destacar la creación en el 2003 de la Fundación i2CAT[11] cuya misión fundacional era impulsar la internet de la banda ancha en Cataluña o segunda generación internet. La Fundación i2CAT, originalmente vinculada a la Universitat Politècnica de Catalunya, representaba la investigación en tecnologías digitales avanzadas. Aparentemente, Citilab e i2CAT eran dos entidades muy distintas. I2CAT fomentaba la investigación en tecnologías digitales avanzadas y, el Citilab, conectaba a la sociedad con el mundo digital. Sin embargo, a través de la figura de Artur Serra, director adjunto de i2CAT y director de investigación del Citilab, se ha venido conectando la tecnología con la cultura y la sociedad. Tanto el Citilab como i2Cat fueron los primeros miembros españoles de la EnoLL, la Red Europea de Living Labs creada en 2006. En el 2012 Artur Serra y Jordi Colobrans, fundador de livinglabing.com, y que desde 2008 también estaba colaborando en el Citilab como investigador residente, crearon la Unidad de Living Labs en la Fundación i2CAT. Esta unidad se convertiría en el Laboratorio de Ciudadanía Digital (2017) y posteriormente, en el área de Tecnologías de Sociedad Digital (2019), la responsable del Programa Col.laboratori Catalunya. Una de las misiones encargadas al área DST es la de coordinar dicho colaboratorio social con el despliegue territorial del 5G que también se ejecuta desde la Fundación i2CAT dentro del Programa Smart Catalonia de manera que desde el colaboratorio se impulsaría la doble innovación social y digital.

Políticamente se han tenido que dar varios pasos para introducir el nuevo modelo de innovación en las políticas públicas. Desde el 2009, el gobierno catalán viene impulsado dos pactos estratégicos, el Pacto Nacional para la Sociedad del conocimiento,[12] y el Pacto Nacional para la Sociedad Digital.[13] Dichos pactos se han elaborado separadamente habiendo nula interacción entre ellos. El proyecto Colaboratorio Catalunya une por primera vez la perspectiva de la construcción de la sociedad del conocimiento y la de la sociedad digital. Para el impulso de dicho proyecto ha sido clave el hecho que el cargo de Conseller de Políticas Digitales de la Generalitat sea, a su vez, presidente de la Fundación i2cat.[14]

Diseño y validación del Colaboratorio 1.0: el Colab CatSud

Cuando diseñamos el modelo del Colaboratorio 1.0 decidimos impulsarlo en la zona sur de Cataluña porque en este territorio se había dado una iniciativa que llamaba la atención. Catalunya Sud es el territorio correspondiente a la provincia de Tarragona.[15] Cuenta con una población de 800 000 habitantes, y una extensión de 6 000 km2, con dos grandes subzonas, el Camp de Tarragona que agrupa a las ciudades más grandes (Tarragona y Reus) y Terres de l’Ebre más al sur, que es una zona eminentemente rural.

Generalmente eran las administraciones públicas las que diseñaban estratégicas territoriales. Sin embargo, en este territorio se había producido un movimiento impulsado por una universidad con vocación territorial, la Universidad Rovira i Virgili[16] y las administraciones locales cuyo objetivo era hacer de la provincia de Tarragona una Región de Conocimiento para el 2040.[17] Durante varios meses, más de un centenar de agentes se habían reunido para hacer un ejercicio de prospectiva sobre el futuro de este territorio. El documento, Catalunya Sud 2040 (2019), planteaba una estrategia para hacer de este territorio una zona competitiva en la economía del conocimiento. Este grupo había llevado a cabo una aproximación top-down, y había identificado el tema energético como el más relevante. Esta región dispone de varias centrales nucleares, que se han de cerrar en los próximos diez años y del polígono petroquímico más importante del sur de Europa, necesitado de una reconversión, lo que alterará totalmente el equilibrio socioeconómico de la zona.

Sin embargo, esta iniciativa no había tenido en cuenta como Región de Conocimiento las diversas iniciativas innovadoras o labs que se habían ido fraguando en los últimos tiempos provenientes del mundo digital. El Colaboratorio del Cat Sud empezó por poner en contacto la universidad local (la URV) con estas iniciativas, como el CoEbreLab,[18] un laboratorio de innovación social digital en la capital de la comarca de Ribera d’Ebre que había organizado la red de co-working rural más importante del país. Esta apertura e interconexiones de labs tanto universitarios como locales fue animando las interacciones entre otros actores locales que estaban surgiendo como el Interior Living Lab[19] nacido del Clúster de la Madera y el Mobiliario o el Fablab Terres de l’Ebre[20] de la ciudad de Amposta, o el Complex Educatiu de Tarragona[21] y varios institutos de FP muy innovadores. Esta nueva comunidad ha ido alimentando sinergias y proyectos nuevos, animados también por i2cat y el propio gobierno regional.

El resultado es que, en paralelo a la temática energética, la región está viendo surgir un ecosistema de innovación más abierto, donde los temas de cambio climático y de transición energética no son los exclusivos. Se incluye también proyectos digitales (5G), educativos, empresariales, sociales, y también energéticos, pero desde una perspectiva ciudadana, no sólo industrial. El resultado es que el territorio denominado Catalunya Sud, o CatSud, dispone ahora de dos iniciativas en marcha, por una parte, el Colaboratorio CatSud y, por otra, un gran consorcio dirigido inicialmente por la universidad, pero cada vez más por la gran industria, denominado Valle del Hidrógeno de Cataluña, orientado a convertir esta zona en un gran centro productor de hidrógeno verde. Todavía no está claro cómo estas dos iniciativas irán llegando a acuerdos de colaboración.

El Colaboratorio del CatSud se diseñó con una doble estructura: operativa y política. Se inició por la parte operativa agrupando técnicos, investigadores e innovadores que querían hacer proyectos conjuntos, pero también se habló con sus instituciones para que respaldaran dicha colaboración y se las invitó a firmar un Memorandum of Understanding (MoU) para confirmar que estaban de acuerdo con apoyar esta iniciativa y que no pondrían obstáculos a que sus empleados dedicaran una parte de su tiempo a ella. Fue interesante (y significativo) observar que el grupo de proyectos avanzó sin esperar a la firma del MoU. Los talleres de cocreación empezaron antes de la firma de documentos.

El motor del proyecto fue un grupo que reunía investigadores de i2cat (Artur Serra, Jordi Colobrans, Josep Maria Miró) y actores locales tanto de la URV (Jordi Cartanyà, Ana Segarra) como del CoEbreLab (Albert Pujol) que se autodenominó el Secretariado del Colaboratorio CatSud. Ese grupo promotor fue conectando e incorporando agentes a través de contactos y entrevistas personales y consolidándolo mediante un proceso de codiseño participativo que se organizó siguiendo una metáfora montañera de “campos base”. De esta manera se fue creando un equipo más amplio entre el que destacan personas como Jaisiel Madrid del Cenfim, Francesc Roca del Complejo educativo de la Laboral, David Gateu de Tarragona Impulsa, Laia Escrivá de ImpulsAmposta, Karina Simieli de Ciutat Sàvia, y muchos otros perfiles con capacidad de mobilización y acción que configuraron la primera operativa del colaboratorio del Cat Sud a la que se llamó La Plenaria.

Tanto el Secretariado como La Plenaria se reunían de manera regular para impulsar proyectos de innovación. Poco a poco se fueron tejiendo alianzas y cooperaciones entre los miembros del colaboratorio y las nuevas adscripciones, y se fueron viendo los resultados de lo que llamamos el efecto colaboratorio.

Dicho efecto consiste fundamentalmente en:

  1. Ayudar a descubrir que hay otras iniciativas innovadoras desconocidas en un mismo territorio y a conectar con ellas (el efecto conexión).
  2. Descubrir que estas iniciativas y personas están abiertas a intercambiar conocimiento y experiencias y que de ese intercambio nacen nuevas ideas y proyectos (el efecto intercambio).
  3. Asumir que, en el colaboratorio, todos sus participantes están en igualdad de condiciones para experimentar y aprender del proceso (el efecto experiencia)
  4. Asumir que se está la creación del colaboratorio es un proceso abierto que va corrigiéndose con el tiempo (el efecto re-diseño). Y, por lo tanto, que todos sus miembros son igualmente coresponsables y deben autogobernarse

Durante los primeros meses del Cat Sud se hizo formación. Primero de manera individualizada a las entidades iniciales y, luego, una formación en Innovación social y digital de 60 horas a los 50 miembros del Colaboratorio del Cat Sud a través del Campus Lab, la plataforma de formación de la red de puntos TIC, y durante la cual se fueron planteando varios proyectos en función de los intereses de los participantes. Al final del segundo año ya se habían presentado varios proyectos de innovación a convocatorias competitivas nacionales y europeas algunos de los cuales ya se han llevado a cabo o se están ejecutando en la actualidad.

Con todo, el proceso no ha estado exento de conflictos. En la primera época del Colaboratorio del CatSud también se dedicaron muchas energías al tema de la gobernanza lo que acabó provocando un conflicto dentro del grupo entre los “teóricos” que daban más importancia a los aspectos formales del Colaboratorio y los “prácticos” que se enfocaban a proyectos. El primer grupo era, precisamente, el que más había estado impulsando el MoU y veía el Colaboratorio como un nuevo poder en el territorio. El segundo grupo, el grupo mayoritario con un gran apoyo y complicidad en la Plenaria, era un grupo compuesto por perfiles muy prácticos, resolutivos y ágiles que anteponían la acción por encima de la racionalización y veían en el colaboratorio un instrumento de transformación territorial. Era un grupo que valoraba a los miembros no por quiénes eran, los títulos que tenían o por su adscripción institucional, sino por lo que eran capaces de hacer. Este grupo hacía todo lo posible por desprenderse de lo que llamaban “burocracias” y de lo que identificaban como el “espectáculo de la innovación. No necesitaban espectáculos ni figurar en eventos mediáticos sino resolver problemas reales. Finalmente, se impuso la lógica del enfoque a proyectos y, desde entonces, se ha ido normalizando una cultura organizativa ágil, rápida, abierta y colaborativa muy centrada en proyectos relacionados con la transición social y digital.

A pesar de todo, no estamos seguros de que el conflicto se haya resuelto. En estos momentos existen dos iniciativas de innovación marcadamente diferentes, una centrada en el mundo de la transición energética alrededor del Consorcio Valle del Hidrógeno de Cataluña.[22] Esta iniciativa agrupa principalmente a grandes empresas y a la universidad regional, y opera con una mentalidad de gestión de modelo industrial. Por otra parte, tenemos al Colaboratori CatSud, que también incluye a la Universidad, a i2cat, al gobierno regional y a diferentes labs locales más conectados con el mundo de la innovación social y digital y que opera con una cultura de la sociedad digital inspirada en el modelo de internet y las TIC. En el momento de escribir este artículo todavía no se ha producido la conexión entre ambas iniciativas.

La evolución del Secretariado del Colaboratorio CatSud es digna de mención porque, aún siendo el órgano encargado de la gestión del Colaboratorio, terminó interpretándose no como un cargo sino como una oportunidad para poner en práctica una manera de entender el mundo de la innovación social y digital y sus maneras de hacer. A mediados del segundo año, el Secretariado se había institucionalizado como parte de este proceso de aprendizaje. Los miembros más antiguos apadrinaban formalmente a los nuevos miembros que se incorporaban a la Plenaria del colaboratorio, les transferían sus experiencias y conocimientos, los empoderaban y, luego, les traspasaban sus responsabilidades en el Secretariado para que replicaran el proceso. De esta manera, el Secretariado se había convertido en una plataforma de socialización de los innovadores sociales y digitales del territorio adscritos al Colaboratorio. Desde sus inicios ha habido cuatro secretariados:

-Un primer secretariado impulsor,
-Un segundo secretariado enfocado a la gobernanza,
-Un tercer secretariado enfocado a proyectos,
-Un cuarto secretariado enfocado a proyectos con miembros de la segunda generación.

En esta evolución, el papel de i2CAT pasó de ser impulsor a ir dejando progresivamente paso a los miembros del territorio para que se autogestionaran. En estos momentos, i2CAT participa e impulsa proyectos como cualquier otro miembro activo del colaboratorio, pero las decisiones sobre el destino y evolución del Colaboratotio del CatSud las toman los miembros del territorio.

Lo más sorprendente de este espacio nuevo social es que ha estado funcionando con estructuras “líquidas” al margen de los modelos tradicionales hasta el punto que, durante los dos primeros años, a pesar de la actividad desplegada y aun siendo consciente de su importancia mediática, no ha tenido necesidad de crear una página web propia para dar a conocer lo que están haciendo. Finalmente, después de varios intentos, la web del Colaboratorio Catalunya y de sus colaboratorios vinculados llegó en el verano de 2021 proporcionando un espacio-paraguas de divulgación de sus múltiples actividades.

En el verano del 2021 el Colaboratorio del Cat Sud seguía incorporando personas y entidades nuevas e impulsando proyectos nuevos. La conexión con la Universidad Rovira y Virgili, más allá del trato con el rectorado y los vicerrectorados, se estaba reforzando y consolidando con grupos de investigación en los departamentos. La conexión con los proyectos de 5G rural estaba en marcha, se había creado una robusta conexión con un clúster del mueble, diseño e interiorismo, se había abierto un espacio de transferencia de conocimientos sobre tecnologías digitales avanzadas desde i2CAT en formación de formadores a los centros de formación profesional de Tarragona con impacto en toda Cataluña,[23] y se consolidaban nodos de innovación social y digital en varias poblaciones del territorio que se traducían en la aparición de laboratorios de innovación social y digital de varios tipos. Si bien el modelo del Colaboratorio 1.0 proporcionó una primera manera de hacer, la complejidad de la experiencia social ha estado forzando el modelo y requiriendo una adaptación del modelo a la realidad. Si tuviéramos que hacer un balance entre la planificación y la improvisación, sin duda, aun habiendo diseñado y planificado muchísimo, la improvisación ha predominado sobre la planificación. Hemos aprendido y estamos aprendiendo a través de la acción y la reflexión sobre la acción.

Diseño y validación del Colaboratorio 1.0 en el Colab Anoia

El caso del Colaboratorio de Anoia[24] es distinto. Aquí estamos hablando no de una provincia sino de una comarca de la provincia de Barcelona que tiene 120 000 habitantes de los cuales 40 000 se encuentran en su capital Igualada; una ciudad con una base industrial fuerte. Si el Colaboratorio del CatSud había iniciado sus andares vinculado a la URV, a unos labs de ciudadania digital, a unos centros de innovación social y digital que se implicaron en unos proyectos de introducción de la tecnología 5G en las zonas rurales, a un clúster socioeconómico, a un complejo educativo de formación profesional y a unos ayuntamientos que impulsaban fab labs y grupos de makers, el Colaboratorio de Anoia nació estrechamente vinculado al ayuntamiento de esta comarca. El ayuntamiento estableció varias líneas de proyectos: movilidad, salud, mujer y TIC, y el impulso de la industria de la piel, la moda y el diseño. En el Colaboratorio de Anoia, el tema del MoU fue el primer paso dado debido al interés en el alcalde de Igualada en su firma. De hecho, se firmó antes que el MoU del Cat Sud se firmara.

El Colaboratorio de Anoia empezó con temas concretos. Quizá faltó una formación como la que se había hecho en el Cat Sud, pero tampoco se había creado una red de entidades que la solicitaran. El primer proyecto que empezó a dar dimensión al Colaboratorio de Anoia fue el impulso de un lab sociosanitario. Esta elección no era gratuita, la comarca de Anoia se seleccionó como candidata a colaboratorio precisamente por haber sido la primera comarca que se confinó en Cataluña debido a la crisis de la Covid-19. Es decir, el Colaboratorio de Anoia nacía marcado por el tema de la salud y el bienestar y, de ahí, se extendía a las otras líneas de interés. En este territorio, el impulso del lab de Salut y Bienestar proporcionaría un prototipo comprensible para entender qué podía ser esto del Colaboratorio de Anoia y cómo podría funcionar. El modelo del lab sociosanitario sirvió para diseñar un segundo, el de Industria, Diseño y Piel aún emergente en verano de 2021.

La experiencia de la impulsión del lab sociosanitario y el descubrimiento de otros municipios también interesados en la temática sociosanitaria nos hizo pensar en que el modelo del Colaboratorio 1.0 necesitaba una segunda versión. Parece que en los programas de diseño cultural sucede algo parecido a lo que ocurre en el mundo del diseño de software de los ordenadores. Los colaboratorios territoriales podían “tejerse” entre sí con temáticas comunes, generando colaboratorios transversales. En este sentido, el lab sociosanitario (de Salut y Bienestar) era un lab temático que permitía conectar el territorio de Anoia con otros labs territoriales interesados también en la salud y bienestar de Cataluña. También en este sentido, el lab de Educación y TIC centrado en Formación Profesional que estaba surgiendo en el Cat Sud era un segundo laboratorio temático que, desde sus primeras actuaciones, tuvo un alcance en todo Cataluña. El lab emergente de la piel y el diseño trata de ser un lab sectorial. Finalmente, el despliegue de las áreas 5G, o los avances del lab de realidad virtual de i2CAT, así como las conversaciones mantenidas con los responsables de áreas digitales de la Fundación i2CAT a raíz de la transferencia de conocimientos a centros educativos, hace entrever que, además de tejer los colabs territoriales con colabs temáticos y sectoriales, la tecnología digital introduce una tercera dimensión. Los colabs también se “tejen” con colabs de tecnología digital. El resultado de este “tejer” no es un tapiz, sino un relieve, algo parecido a una escultura que conecta hilos en tres dimensiones.

El Colaboratorio 1.0, como diseño, era un prototipo que estaba claramente enfocado a los territorios, de ahí salía el del Cat Sud, el de Anoia y de ahí saldría el tercer colaboratorio, el de la Catalunya Norte que se impulsó a continuación, así como otros que están en el punto de mira como el de la Catalunya de Poniente, la Catalunya Central, o la Catalunya Litoral que podrían impulsarse más adelante. Sin embargo, la investigación que se llevó a cabo para identificar a los agentes que podrían integrar el lab sociosanitario y los posteriores vínculos que llevaron a cabo con otros labs de salud y bienestar de Cataluña ayudó a descubrir que la red de colaboratorios territoriales que estábamos tejiendo necesitaba un tipo de conexión transversal que trascendiera los territorios y los conectara entre ellos. Este descubrimiento fue importante para redefinir y reimaginar el prototipo de colaboratorio que estábamos explorando. Necesitábamos revisar el prototipo de Colaboratorio 1.0 basado en un modelo de cuádruple hélice territorial y convertirlo en un Colaboratorio 2.0 en el que, para articular un sistema de innovación universal, deberíamos lograr que los colaboratorios territoriales formaran un ecosistema con colaboratorios temáticos, sectoriales y tecnológicos. A partir de esta experiencia empezamos a hablar de cuatro tipos de colaboratorios.

El Col.laboratori 2.0 o los cuatro tipos de colaboratorios

Uno de los aspectos conceptuales que tuvimos que resolver en el Programa Catalunya Colaboratorio fue la clarificación conceptual del término laboratorio y colaboratorio. Definíamos un colaboratorio como un lab de labs. Por lo tanto, aplicábamos la lógica de los lab a los colaboratorios. En una primera aproximación Colobrans (2019) había distinguido labs territoriales de labs científicotecnológicos. Pero esta distinción aún era insuficiente. Desde otra perspectiva, Ståhlbröst y Holst (2012: 6) habían distinguido 5 tipos de living labs: Research Living Labs, Corporate Living Labs, Organizational Living Lab, Intermediary Living Labs, y Time Limited Living Lab. Esta aproximación resultaba confusa puesto que entre unos y otros labs se daban demasiadas superposiciones. Por otro lado, Schuurman, Mahr, de Marez y Ballon (2013) distinguieron 4 tipos de labs centrándose básicamente en su manera de hacer: Labs for collaboration and knowledge support activities, original ‘American’ Living Labs, Living Labs as extension to testbeds, and Living Labs that support context research and co-creation with users pero, a nuestro entender, tampoco esto resolvían el problema de teníamos de conectar teoría con realidad.

Leminen, Westerlund, Nyström (2012: 6) en la línea de clasificar los labs por sus funciones metodológicas distinguieron tipos de living labs por su uso: Utilizer-driven, Enabler-driven, Provider-driven, y User-driven, lo que tampoco nos ayudaba a organizar los colaboratorios. Por otro lado, habíamos observado la aparición por doquier de labs urbanos, labs de energía, de medio ambiente, policy labs, social labs, Fab labs y muchos otros que nos hacían pensar que los labs eran algo más que una metodología de investigación, habían evolucionado a tecnologías sociales mucho más complejas. El caso del Programa Colaboratorio Catalunya era una evidencia de ello. Necesitábamos un esquema más comprensivo no sólo para validar nuevos productos o proyectos de innovación sino para articular sistemas de innovación en su conjunto.

Finalmente, establecimos cuatro tipos de labs o colaboratorios (territoriales, temáticos, sectoriales y tecnológicos) en función de los distintos intereses que había detrás de ellos. A esta clarificación contribuyó la investigación sobre el estado del sistema de salud de la comarca de Anoia. Esta investigación puso al descubierto que, en relación al mundo de la salud, había varias realidades que se solapaban: La realidad territorial, la sectorial, la tecnológica, la comercial, la temática, la cultural y la social. Cada una de estas realidades hacía una aproximación al tema de la salud y el bienestar con agentes, recursos, tecnologías y conocimientos distintos. A la construcción de esta clarificación también había contribuido varias experiencias anteriores de la DST como unas propuestas de diseño de living labs temáticos de energía, de protección de costas y otro de ahorro energético de edificios rehabilitados que finalmente no fueron financiados en el Horizon 2020, y la experiencia en el diseño de la Living Lab Guide de MINDb4ACT (Colobrans, 2019) que sirvió para el diseño de un living lab de prevención de la radicalización, así como diversos living labs de evaluación de tecnologías multimedia, el diseño del lab del i2HEalth Sant Pau (2014) y varias experiencias fruto de varios años de colaboración de livinglabing.com[25] con i2CAT. La tipología de labs y colabs a la que llegamos fue la siguiente:

Labs o colaboratorios territoriales

Los labs o colaboratorios territoriales son equipamientos generalmente impulsados por entidades públicas y vinculados a políticas públicas. En Cataluña originariamente los labs territoriales se diseñaron inicialmente para combatir la brecha digital y alfabetizar a la población. Posteriormente, estos equipamientos evolucionaron hacia la formación de la ciudadanía digital y el mimpulso de proyectos locales de innovación. Su origen fue una red de telecentros que se fue convirtiendo en la actual red de puntos TIC donde la población podía acudir para aproximarse a la cultura digital. Los puntos TIC se unieron a la red de puntos Omnia, una red más social que tecnológica pero conectada a ella, e integraron a la red de FabLabs, espacios de coworking, bibliolabs, asociaciones de programación libre y otras entidades formando una red de unas 500 entidades o iniciativas. En 2008 el Citilab de Cornellà, una población situada en el Área Metropolitana de Barcelona, diseñado e impulsado por Artur Serra, Vicenc Badenes y Ramón Sangüesa, abrió sus puertas al público. Este laboratorio de ciudadanos inspiró toda una generación de nuevos centros como el CoBoi Lab, CoEbreLab o Sant Feliu Innova basados en la intervención a escala territorial-local.

En esta dirección, el Programa CatLabs trató de articular una red de espacios de innovación digital, social y colaborativa locales integrando la red de living labs de Catalunya entre las que se encuentra la Fundación i2CAT, el Citilab de Cornellá, Neápolis de Vilanova i la Geltrú, y otras fundaciones universitarias, institutos de formación profesional y cátedras universitarias. En este escenario, apareció el programa Colaboratorios Catalunya con una vocación claramente de coordinar personas y entidades a escala territorial.

Labs o colaboratorios temáticos

Durante un tiempo dudamos de la diferencia entre labs temáticos y sectoriales. Al final concluimos que había que diferenciar ambas aproximaciones. Un lab o colaboratorio temático se enfoca a temas de interés general, como puede ser la transición energética, la transición digital, el cambio climático, la transformación de las ciudades, los objetivos de desarrollo sostenible, la salud, la educación, la política, etc. Los laboratorios temáticos generalmente son impulsados por universidades, centros de investigación o fundaciones. A su alrededor se tejen redes de interesados que investigan, forman e impulsan proyectos de innovación que tratan de incluir a la ciudadanía como condición definitoria.

Labs o colaboratorios sectoriales

A diferencia de los anteriores, quienes impulsan los labs sectoriales son los sectores económicos representados por asociaciones de empresarios, industrias y comerciantes. Los labs o colaboratorios sectoriales están muy orientados a la investigación y validación de productos y servicios. A veces son labs de grandes empresas, como el el NTT Data Living Lab de Everis,[26] o labs que han impulsado distintos clústers industriales como el Kid’s Cluster del clúster de juguetes, o el Interiors Living Lab del CENFIM ‒el clúster de la madera, mueble e interiorismo. En estos labs se tiene muy presente el diseño centrado en los usuarios y se llevan a cabo diversos tipos de acciones de testing y validación de funcionalidades, usos y mostradores (show rooms) de prototipos de productos y servicios.

Labs o colaboratorios tecnológicos

Los labs o colaboratorios tecnológicos podrían considerarse labs sectoriales. Sin embargo, cuando lo que se explora son tecnologías específicas lo que prevalece es la tecnología y esto los define. Un lab tecnológico puede crearse para la aplicación de tecnologías a la Industria 4.0, o para la investigación de tecnologías digitales avanzadas como el 5G, la realidad virtual, el Blockchain, la IoT, la IA, o la Ciberseguridad. Estas tecnologías se están articulando desde hace unos años a partir de alianzas entre empresas y centros de investigación tecnológica y redes de empresas, universidades e instituciones públicas que fomentan la transformación tecnológica de la sociedad. Unas veces estos labs llevan el nombre de labs y, otras, actúan como tales sin emplear este término.

Lecciones aprendidas del Colaboratorio 1.0

Los dos primeros años de impulso de colaboratorios han dado lugar a la aparición de tres colaboratorios territoriales (Cat Sud, Anoia, y Catalunya Nord) y dos colaboratorios temáticos (Salud y Bienestar, y Educación). Y se han identificado iniciativas que podrían dar lugar a nuevos colaboratorios. Por otro lado, se está haciendo un esfuerzo por coordinar el despliegue de las áreas 5G con los colaboratorios a partir de La Estrategia 5G de Catalunya.

Sin embargo, y a pesar de los resultados y el impacto obtenido, en el Programa Colaboratorio Catalunya aún estamos descubriendo la complejidad de la empresa emprendida. A medida que se avanza el proyecto incrementa su complejidad. Resulta establecer un modelo único de colaboratorio debido a que cada territorio tiene una configuración y unos intereses distintos y, sobre todo, porque las personas implicadas se reclutan más por su vitalidad que por su adscripción institucional. En los colaboratorios las personas utilizan las entidades a las que pertenecen para impulsar propuestas y proyectos que trascienden a las propias entidades. Quizás este sea el motivo de que los participantes de estos colaboratorios no estén demasiado pendientes de comunicar lo que hacen. Parece que, en los colaboratorios, la gente se siente más cómoda trabajando desde la sombra o desde lo invisible que desde el espacio mediático. A veces parece que los colaboratorios tengan algo de clandestinidad. Una cosa son las actividades mediáticas de los colaboratorios, como el Demo Day del cat Sud del año 2020 o el Verano Abierto del año 2021 donde los tres primeros colaboratorios mostraron sus logros. Otra cosa es el trabajo invisible de cada día. Un trabajo que se hace antes y después de unos encuentros y que apenas muestran una parte de todo lo que llega a ocurrir en un lab más allá de lo que queda documentado. Documentar lo que ocurre en un colaboratorio es una tarea ingente que requiere de un tiempo del que nadie parece disponer.

Las reuniones Plenarias en el Cat Sud son lugares en los que las personas van a “pescar” proyectos, recursos, y compañeros de viaje para impulsar proyectos de innovación con sus entidades. Los colaboratorios funcionan como redes de personas activas que han trabado relaciones de confianza que, periódicamente, se ponen al día para informarse, inspirarse y coordinarse para impulsar proyectos de innovación. De momento no han necesitado convertirse en entidades jurídicas y, su gobernanza líquida, puede sorprender a las organizaciones clásicas. La etiqueta de “colab” o “colaboratorio” les basta para identificarse. El caso del Colab CatSud, el más veterano, ha expresado explícitamente que, de momento, no necesita convertirse en entidad. Ven que, de serlo, tendrían una sobrecarga de trabajo y unas obligaciones administrativas que les quitarían el tiempo que necesitan para los proyectos. En realidad, lo que de hecho están haciendo es evitar la institucionalización de sus experiencias. Están dispuestos a dedicar su tiempo a la acción, pero no a unos modelos de organización formales que ven como formas atávicas de funcionar. Este gesto debería hacernos reflexionar sobre la mala percepción de la burocracia en el contexto de la innovación. Y, sobre todo, llamar nuestra atención sobre las nuevas formas de organización que están emergiendo en la sociedad digital y del conocimiento.

El proceso de validación de la hipótesis del Colaboratorio 1.0 nos ha llevado a revisar el modelo inicial y a plantear la hipótesis del Colaboratorio 2.0, que teje los colaboratorios territoriales con los temáticos. Cada nuevo colaboratorio que impulsamos sigue siendo una sorpresa y da motivo a probar y explorar maneras nuevas de plantear su impulsión y consolidación. Es un trabajo que se hace a partir del feedback con la realidad y la experiencia y que no se deja modelar con facilidad. A los políticos y a los ingenieros les encanta hablar de escalar los modelos y piden que los colaboratorios se comporten de esta manera. Pero, lo que estamos viendo es que cada nuevo colaboratorio que abrimos o exploramos plantea unas casuísticas distintas. No es el colaboratorio el que debe adaptarse al modelo sino el modelo el que debe adaptarse al colaboratorio a partir de la experiencia de creación de colaboratorios. Parece que los colaboratorios no se comportan bajo una lógica de producción industrial, sino digital, es decir, basada no en la producción en serie sino en la personalización de cada producto. En esta línea, tiene sentido que las organizaciones también se personalicen.

¿Descubriremos más adelante un modelo de Colaboratorio 3.0, 4.0…? ¿Qué habremos aprendido de aquí a un año, y de aquí a cinco? ¿Algún día se estabilizará este modelo o, como ocurre en el mundo del desarrollo de software, será una obra abierta cada vez con más prestaciones? ¿Terminará esto en una Sociedad Colaboratorio?

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  1. https://catlabs.cat/
  2. https://www.diarimes.com/es/noticias/camp_tarragona/2020/06/11/el_col_laboratori_cat_sud_els_primers_passos_com_pol_innovacio_creativa_amb_vuit_laboratoris_demarcacio_83923_1093.html?
  3. Para profundizar en la quádrupole hélice vrer: (Arnkil, Järvensivu, Koski, Piirainen (2010)
  4. http://smartcatalonia.gencat.cat/web/.content/01_SmartCAT/documents/Agenda-Digital-per-a-Catalunya-2020.pdf
  5. http://smartcatalonia.gencat.cat/web/.content/01_SmartCAT/documents/PNSD-Resum-Executiu.pdf
  6. https://www.computerworld.es/archive/los-movimientos-ciudadanos-lideran-las-iniciativas-de-acceso-equitativo-a-internet
  7. Global CN2001. Buenos Aires. https://slideplayer.es/slide/4166161/
  8. Global CN2002. Montreal. https://www.communautique.quebec/monde-communautaire-internet-monde-dinnovations/
  9. https://punttic.gencat.cat/
  10. https://www.citilab.eu/
  11. https://i2cat.net/
  12. https://web.gencat.cat/es/actualitat/detall/Pacte-Nacional-per-a-la-Societat-del-Coneixement-00004
  13. https://politiquesdigitals.gencat.cat/ca/tic/pacte-nacional-per-a-la-societat-digital/
  14. En la actualidad, este cargo recae sobre el Hon. Sr. Jordi Puigneró como Vicepresidente de la Generalitat de Catalunya
  15. https://www.h2valleycat.urv.cat/es/
  16. https://es.wikipedia.org/wiki/Universidad_Rovira_i_Virgili
  17. http://www.regio-coneixement.catedra.urv.cat/es/newsletter/portada-es/
  18. http://www.riberaebre.org/2019/02/07/ribera-debre-impulsa-coebrelab-espai-dinnovacio-social-digital-collaborativa-detectar-abordar-reptes-impacte-territori/
  19. https://www.cenfim.org/es/area-de-innovacion/proyectos/1559-hotel-interior-living-lab-2
  20. https://www.amposta.cat/ca/registre/fablab-funcionament-estiu-2019
  21. https://ca.wikipedia.org/wiki/Complex_Educatiu_de_Tarragona
  22. https://www.h2valleycat.urv.cat/es/
  23. En fecha Julio de 2021 se habían realizado tres cursos a través del Instituto de Ciencias de la Educación de la Universidad Rovira Virgili dirigido a formar formadores de Formación Profesional: Curso de Redes 5G e Infraestructuras 5G de 74hs (https://sites.google.com/xtec.cat/5gxfp/inici), curso de Ciberseguridad de 75hs (https://sites.google.com/xtec.cat/ciberseguretat/inici), y curso de Internet de las Cosas (IoT) de 100 hs (iot.critc.cat) Además de una formación en IA y en herramientas digitales.
  24. https://ca.wikipedia.org/wiki/Anoia
  25. https://livinglabing.com/
  26. https://www.everis.com/spain/es/nttdata-living-lab