La subcuenca Texcoco y la CDMX
Saberes campesinos para el porvenir de la Urbe

Itzam Pineda Rebolledo[1]
Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM)

Fotografía del autor.

El complejo sistema hidráulico de la Ciudad de México, como es sabido, abarca no solo a la región del Valle de México y al extenso territorio de la Gran Cuenca de México, sino que se extiende por fuera de la lógica orográfica implicando, mediante trasvases que dependen de bombeo, a otras cuencas hidrológicas como la de Lerma y la serie de presas del Cutzamala de donde traemos agua. La estructura de gestión de aguas comprende también al Valle del Mezquital, región en la que la zona metropolitana derrama su drenaje. Hablamos en sentido justo de una mega cuenca hidrosocial (Perales Miranda, 2016) que se ha configurado por voluntad política, con grandes obras a lo largo de ya más de tres siglos. La modificación humana de los grandes flujos hídricos y de las lógicas de las cuencas tiene siempre consecuencias complejas (Rodríguez Sánchez, Delgado Rodríguez, y Hernández García, 2022). El desarrollismo y el ritmo de la urbanización que han guiado a las obras hidráulicas en el centro del país durante los últimos 50 años ha agudizado, sin duda, múltiples riesgos para la población.

El equilibrio hídrico de la ciudad y su zona conurbada, con sus cerca de 25 millones de habitantes, actualmente tiene un margen muy estrecho de gestión. Vivimos al día. Una tercera parte del agua que consumimos es trasladada desde el poniente del Estado de México de regiones cuyo estrés hídrico también causa problemas a sus pobladores desde hace décadas (Gómez-Fuentes, 2009). En 2024 el sistema Cutzamala registró su nivel más bajo desde que se tienen mediciones técnicas. El nivel de llenado en promedio de este sistema llegó a 27.5% en junio de 2024, cuando terminó el prolongado estiaje. Vastas zonas al oriente, sur y norte del Valle tienen un acceso excesivamente restringido al líquido desde hace años. Perdemos más o menos el mismo volumen de agua que trasvasamos, en fugas subterráneas.

Por otro lado, los eventos de inundaciones en diferentes alcaldías de la capital y municipios adyacentes presentan una recurrencia y agudización en aumento (Difunde Conagua…, 2021; Guadarrama, 2024; Salinas y Chávez, 2024). Las aguas negras que vertemos hacia el norte de la ciudad de Tula y posteriormente a la cuenca del Pánuco, además de infiernos ambientales, han generado una disputa política por su uso en los distritos de riego. Por último, es necesario señalar el rezago en sistemas de captación pluvial que tenemos en la urbe. Por el contrario, el agua de lluvia, que podría aliviar en un porcentaje las necesidades de la ciudad, es mezclada con la residual y desechada de la cuenca.

Aun con toda la información, la medición y la conciencia estatal sobre las vulnerabilidades hídricas de una metrópoli construida sobre una región con vocación lacustre que tiende a la inundación y cuyo desecamiento la ha convertido en hidrodependiente de otras regiones, la lógica desarrollista no se ha detenido. El crecimiento no regulado y las proyecciones urbanistas que conciben fragmentariamente a los territorios, borrando las conexiones entre estos, perturban aún más el quebradizo equilibrio hídrico de toda esta gran cuenca hidrosocial.

En septiembre de 2014, cuando el gobierno de Enrique Peña Nieto anunció la reactivación de un proyecto aeroportuario en los terrenos de los municipios de Atenco y Texcoco, las voces adictas al régimen que aplaudieron la iniciativa, poco o nada hablaron de las implicaciones hídricas del plan y de las afectaciones que en este sentido se iban a originar para los habitantes de la región y de la ciudad. De la misma manera que el sistema lacustre del valle conectaba intermitentemente sus cuerpos de agua superficiales, los acuíferos subterráneos que pertenecen a la Gran Cuenca de México se encuentran físicamente vinculados.

Los trabajos para el Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México (NAICM), que arrancaron en 2015, tuvieron que iniciar con la extracción de al menos 7 millones de metros cúbicos de lodos del subsuelo del polígono destinado al proyecto, un terreno de 4,300 hectáreas, equivalente a siete bosques como el de Chapultepec (Soto Coloballes, 2023). Una segunda fase de la preparación del terreno fue rellenar una cuarta parte de la superficie con basalto y tezontle. Este sistema de precarga intentaría evitar los hundimientos diferenciales del suelo en las zonas en que se ubicarían la terminal y las pistas. Para lograr ese propósito era indispensable evitar el arribo de los escurrimientos provenientes de la Sierra Nevada.

Al mismo tiempo que los trabajos de desecación y relleno al interior del polígono avanzaron, el gobierno federal, a través de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) aceleró una política de entubamiento de los nueve ríos de la Sierra Nevada (Teotihuacán, Papalotla, Xalapango, Coxcacoaco, Texcoco, Chapingo, San Bernardino, Santa Mónica y Coatepec). Esta estrategia gubernamental de redireccionamiento de afluentes trató de ocultar su relación con la construcción de la terminal aérea. La desviación de las aguas fluviales hacia un colector central, ubicado al oeste del polígono del proyecto, pretendía llevar el líquido hacia el Túnel Emisor Oriente (TEO), para de ahí expulsarlo en dirección a Tula y el Mezquital. De esta forma, se desecharía el caudal de los nueve ríos, calculado en 19.68 hm3 anuales (equivalentes a un Estadio Azteca lleno de agua al mes) al drenaje de la zona metropolitana (CONANP, 2021). El objetivo siempre fue evitar la inundación de las pistas del NAICM.

Sin embargo, los trabajos de revestimiento y/o entubamiento de los ríos y de construcción de plantas de tratamiento de sus aguas nunca fueron terminados, aunque por razones diferentes a la cancelación del aeropuerto ocurrida a finales de 2018. En 2019, la Auditoría Superior de la Federación informó de irregularidades en la obra (Quintero, 2019). El sistema de colectores marginales y plantas de tratamiento (PTAR), de los ríos, que tendría un costo de más de 276 millones de pesos en su primera etapa, no se terminó debido a pagos anticipados de obras no ejecutadas, falta de pruebas de sellamiento en las tuberías, materiales no entregados y ausencia de permisos para remover infraestructura previamente instalada.

Aun así, los efectos del plan desecador en torno al NAICM fueron visibles desde antes de su cancelación. El abatimiento del acuífero que dejó de recibir los escurrimientos de la Sierra Nevada generó subsidencias y agrietamientos del terreno que fueron denunciados por ejidatarios de Atenco; la muerte de especímenes de flora endémica como los ahuehuetes se aceleró, y, lo más grave, la pérdida de decenas de hectáreas de los humedales de la laguna Xalapango y la Ciénega de San Juan degradaron a un ecosistema que alberga a decenas de miles de aves migratorias anualmente.

Para entender el grado en que las afectaciones a la Subcuenca Texcocana inciden en la dinámica de toda la Cuenca de México es necesario observar que el antiguo lago ubicado en esa región era el más bajo de todo el sistema lacustre del Valle de México. Antes del crecimiento de la urbe, las aguas de los demás lagos de este entramado acuático tendían a depositarse en Texcoco antes de sufrir evaporación (Ezcurra, 1990). Esta es una de las causas de la salinidad de los suelos y las aguas en la zona. El desecamiento del acuífero tiene la misma dinámica relacional que los cuerpos de agua superficiales. La humedad de los acuíferos subterráneos tiene también vasos comunicantes. El abatimiento de los pozos en Texcoco y Atenco ha sido el último en ocurrir al estar en la zona más baja de la cuenca, y está relacionado con el estrés hídrico en los municipios aledaños. La desecación del subsuelo texcocano por la sobreexplotación del acuífero, la desviación de los ríos y las cada vez más escasas lluvias, es resentida en varios municipios de la zona en donde se presentan niveles altos de sodio y otros contaminantes. Es urgente el resarcimiento del sistema hídrico texcocano como uno más de los ejes primordiales para recuperar el equilibrio hídrico de la ciudad.

Luego de la cancelación del aeropuerto, los habitantes organizados de la región que resistieron tanto al proyecto peñanietista como al también abortado aeropuerto impulsado durante la administración de Vicente Fox, se involucraron en un proceso de discusión comunitaria sobre el estado y el futuro de sus territorios. Unos meses más tarde, y con la participación cardinal del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT), los pueblos presentaron públicamente un documento que articula la iniciativa denominada Proyecto Manos a la Cuenca (ProMaC) (Coordinadora #YoPrefieroElLago y FPDT, 2019).

El ProMaC contiene propuestas hidráulicas, agrarias, ecológicas, agroecológicas, educativas, sociopolíticas y económicas que se han ido sofisticando y concretando con el transcurrir de su primer lustro (2019-2024) y que hasta el momento han dependido mayormente del trabajo colectivo de los mismos habitantes y de sus conocimientos campesinos, lacustres y forestales. Una primera labor (que coincidió temporalmente con el período más duro de la pandemia de COVID-19 en el año 2020) fue lograr convencer a los funcionarios públicos de la administración federal encabezada por Andrés Manuel López Obrador. Mediante el impulso comunitario de varios esfuerzos de diagnóstico territorial en los que colaboraron distintas instituciones universitarias se logró, en marzo de 2022, un decreto de Área Natural Protegida para 14 mil hectáreas de la zona del vaso de Texcoco (DOF, 2022). A partir de esta cobertura los campesinos y habitantes de la región han podido continuar los trabajos de restauración ecológica comunitaria en distintas zonas de la región. En la parte alta y media de la cuenca, en la región impactada por la extracción minera de materiales pétreos para las obras del NAICM, principalmente en el municipio de Tepetlaoxtoc, se han instalado diversos humedales para el tratamiento del agua del río Papalotla, prescindiendo de los altos costos de mantenimiento que implican las plantas de tratamiento.

Simultáneamente, en el llano lacustre, el ProMaC mantiene iniciativas rehidratantes de mayor envergadura. Mediante un sistema reticular de celdas construidas con bordos artesanales y de una estrategia de redireccionamiento de los ríos que llegan a los ejidos del municipio de Atenco, los campesinos han logrado reinundar más de 500 hectáreas de manera intermitente, dependiendo aún de la temporada de lluvias. El objetivo para los próximos años es recuperar al menos 4 000 hectáreas de humedales perennes con ayuda de las obras de desazolve y recuperación de los ríos. Paradójicamente, debido a la dimensión de esta labor, las obras se encuentran a cargo de la Conagua, dependencia que diseñó el plan desecador. Otra tarea que ejecutan los campesinos de Atenco y que incide fuertemente en la recuperación ecológica del antiguo lago de Texcoco es el trabajo para restaurar el sistema de canales agrícolas que atraviesan el territorio rural del municipio de Atenco. Aunado a lo anterior, la tecnificación de los sistemas de riego ayudará al sector agrícola a alejarse de la dependencia de los pozos rurales. La iniciativa Manos a la Cuenca advierte que la recuperación de los conocimientos locales en la orilla del lago fortalecerá los trabajos productivos agropecuarios, y el mantenimiento de la actividad en las zonas rurales evitará a la larga el crecimiento de la mancha urbana.

Sin embargo, uno de los trabajos pendientes, por ser uno de los más costosos y delicados en términos técnicos y sociales, es la reconfiguración del sistema de drenajes de esta subcuenca. El Área Natural Protegida concibe algunas áreas de la parte más baja de la cuenca dentro del municipio de Atenco como un vaso regulador de las aguas pluviales y residuales que evitará inundaciones en la zona metropolitana. Los cálculos y los nuevos proyectos de intervención aquí deberán tener un alto estándar de confección, pues al involucrar las aguas residuales de nueve municipios circundantes debe considerarse el potencial riesgo de inundación de las colonias más cercanas, para evitarlo.

La recuperación exitosa del acuífero, de los humedales y los ríos de la región de la subcuenca de Texcoco depende en gran medida de los conocimientos territoriales y del trabajo campesino, lacustre y forestal de los habitantes de la región. Es indispensable también que los distintos niveles de gobierno mantengan la apertura al diálogo con los sectores locales más implicados para llevar a cabo los cambios necesarios para una gestión hidráulica apropiada en esta región. Sin embargo, mantener este ancho cinturón verde y azul al oriente de la Ciudad de México es algo que nos compete a todos los habitantes de la cuenca ya que puede significar la viabilidad futura de la región más poblada del país.

Referencias

Coordinadora #YoPrefieroElLago y Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (2019). Proyecto Manos a la Cuenca. https://es.scribd.com/document/473754660/Proyecto-ManosALaCuenca

Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP) (2021). Estudio Previo Justificativo para el establecimiento del Área Natural Protegida: Área de Protección de Recursos Naturales Lago de Texcoco. Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales.

Diario Oficial de la Federación (DOF) (2022, 22 de marzo). DECRETO por el que se declara área natural protegida con el carácter de Área de Protección de Recursos Naturales, la zona conocida como Lago de Texcoco, en los municipios de Texcoco, Atenco, Chimalhuacán, Ecatepec de Morelos y Nezahualcóyotl en el Estado de México. https://www.dof.gob.mx/nota_detalle.php?codigo=5646249&fecha=22/03/2022#gsc.tab=0

Difunde Conagua reporte sobre desbordamiento del río Tula (2021, 16 de noviembre). La Jornada. La Jornada – Difunde Conagua reporte sobre desbordamiento del río Tula

Ezcurra, E. (1990). De las chinampas a la megalópolis: El medio ambiente en la Cuenca de México. Fondo de Cultura Económica / Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología / Secretaría de Educación Pública.

Gómez-Fuentes, A. (2009). Un ejército de mujeres. Un ejército por el agua. Las mujeres indígenas mazahuas en México. Agricultura, Sociedad y Desarrollo, 6(3), 207-221. http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1870-54722009000300001&lng=es&tlng=es

Guadarrama, R. (2024, 29 de agosto). Chalco bajo el agua: Alistan censo para ayudar a los habitantes un mes después de las inundaciones. El Financiero. Chalco bajo el agua: Alistan censo para ayudar a los habitantes un mes después de las inundaciones – El Financiero

Perales Miranda, V. H. (2016). La cuenca social como aproximación sociológica a las intervenciones en cuencas hidrográficas. Temas Sociales, (39), 221-240. https://www.scielo.org.bo/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0040-29152016000200010&lng=es&tlng=es

Quintero, A. (2019). Informe individual del resultado de la fiscalización superior de la cuenta pública 2018: Construcción de los Colectores Marginales de los Ríos de Oriente, Primera Etapa, en el Estado de México. Auditoría Superior de la Federación.

Rodríguez Sánchez, A., Delgado Rodríguez, E. S., y Hernández García, A. (2022). Configuración hidrosocial del espacio en México: Perspectivas y abordajes. Introducción. En Delgado Rodríguez, E. S., Hernández García, A. y Rodríguez Sánchez, A. (coords.) Cuencas y territorios hidrosociales, su presente y su futuro. Dinámicas urbanas, infraestructura hídrica y problemáticas ambientales (pp. 17-26). Universidad de Guadalajara / Universidad Nacional Autónoma de México.

Salinas, J., y Chávez, S. (2024, 29 de agosto). Casas y avenidas inundadas en Ecatepec por lluvia. La Jornada. La Jornada – Casas y avenidas inundadas en Ecatepec por lluvia

Soto Coloballes, N. V. (2023). Un vuelo sin destino: El Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. Estudios Demográficos y Urbanos, 38(1), 131-161. https://doi.org/10.24201/edu.v38i1.2103


  1. itzam.pineda@uacm.edu.mx