Alberto Aziz Nassif[1]
CIESAS Ciudad de México
Dr. Alberto Aziz Nassif al micrófono, en el marco de la celebración del 50 aniversario del CIESAS.
Foto: Yoselin Barrera.
Los aniversarios son una buena oportunidad para hacer balances y análisis. Los 50 años del CIESAS llegan en un momento complicado del país, porque nos encontramos en medio de un clima altamente polarizado en el espacio político, que de alguna forma inunda a las instituciones de investigación y docencia, como la nuestra. A lo largo de estas décadas he tenido la posibilidad de participar y ser testigo de los cambios que ha experimentado nuestra institución y, al mismo tiempo, he visto los cambios del entramado jurídico y normativo en el que nos encontramos.
La figura del representante de los investigadores surge con la misma institución desde su decreto de creación. Es una figura que se ha conservado a lo largo de 50 años y, se puede decir que forma parte no sólo de los usos y costumbres de nuestra vida cotidiana, sino de nuestra normatividad vigente. Esta figura solitaria, la representación de los investigadores, resulta un poco extraña a la maquinaria que decide el destino y operación de nuestra institución, la Junta de Gobierno (JG). Por experiencia y por referencias teóricas sabemos que las burocracias son los mecanismos que hacen posible la reproducción de las instituciones; estas maquinarias operan mediante reglas del juego, ese conjunto de leyes y reglamentos que nos permiten tener un orden para gobernarnos. En medio de este mundo se encuentra la representación de los investigadores.
Elaboración: Ichan Tecolotl.
La experiencia de esta aventura —que acepté en marzo del año 2022 y que concluirá en febrero del 2024—, me permite ahora plantear algunas reflexiones. Desde hace muchos años he visto que los y las colegas que nos han representado ante la JG valoran el espacio porque permite llevar las opiniones y demandas de los académicos a ese mundo gubernamental. El CIESAS ha pasado por diferentes momentos y etapas que han permitido construir una institución líder en Ciencias Sociales. Una parte fundamental de este proceso se ha logrado gracias a la generación de nuestras múltiples instancias colegidas, a través de las cuales hemos construido una autonomía relativa interna para tomar decisiones sobre nuestras tareas sustantivas. En el CIESAS prácticamente no tenemos espacios de decisiones que estén al margen de la consulta y la intervención de la comunidad. Tenemos una democracia orgánica, como solía decir un viejo maestro. La colegialidad, la especialidad y la participación informada recorren nuestra institución de abajo hacia arriba. Pero no se trata de espacios ganados de una vez y para siempre, sino de campos de lucha que tenemos que mantener vivos con nuestra participación y, al mismo tiempo, recrearlos mediante cambios autorregulados por nosotros mismos.
Desde este universo es que informamos de nuestras tareas para ser evaluadas por las instancias de gobierno. Podemos sentirnos orgullosos de lo que hemos logrado, sobre todo en contextos y coyunturas de mucha adversidad. El CIESAS tiene una gran arquitectura colectiva, con una agenda de pendientes y recursos limitados que cada día escasean más. No es la primera vez que nos hemos enfrentado a la austeridad, como organismo público, porque dependemos mayoritariamente del presupuesto que el gobierno federal nos otorga año con año. Así que esta fábrica de producir conocimiento y formación tiene que hacer más con menos todos los días.
Si atravesamos por momentos complicados es porque estamos en el remolino de cambios que generan movimientos y alteraciones. Después de varias décadas de asimilar un modelo de gestión para la investigación, la docencia, el SNI, las revistas y los posgrados, conocemos de una serie de cambios que nos han movido las referencias, pero que no han logrado asentar un nuevo modelo. Han cambiado las reglas del juego, hay una nueva y polémica ley de ciencia, que ha sido impugnada ante la SCJN, y esperamos la resolución del poder judicial para salir de la incertidumbre. Al mismo tiempo, nos enfrentamos a normas que nos imponen sin ninguna racionalidad, como la declaración patrimonial que no deberían hacer los trabajadores que no manejan ningún tipo de recursos, como no la hacen en las universidades públicas, y hacemos el mismo tipo de trabajo.
Esta representación se hace presente en dos juntas de gobiernos al año, más las que se convoquen con carácter extraordinario; participa en el Comité Externo de Evaluación una vez al año y en cuatro reuniones del Consejo Técnico Consultivo; además de organizar las elecciones donde participa la comunidad académica. En todos estos espacios la representación sólo se hace mediante la voz, porque no tiene voto.
Sin duda, la crisis que creó la pandemia de la COVID-19 fue una etapa muy complicada para el CIESAS, como lo fue para todo el mundo. La institución funcionó de manera digital y a larga distancia, y nos vimos forzados a realizar una serie de cambios en nuestra forma de trabajo; una etapa de la que apenas estamos saliendo para entrar a una fase de resiliencia.
Esta representación mantiene una serie de demandas de la comunidad que han sido planteadas ante la JG, como la agenda permanente de pendientes, la cual abarca desde la necesidad de un fondo complementario de retiro en una institución que envejece, la preocupación por un salario cuyos aumentos están por debajo de los índices de inflación, o la precarización laboral de los contratos por capítulo 1000 y 3000, que son una deformación estructural para un importante grupo de trabajadores del CIESAS, hasta las complicaciones administrativas por haber perdido —de forma absurda— nuestro fideicomiso que nos permitía administrar recursos propios con temporalidades más flexibles. Desafortunadamente esta agenda sigue pendiente.
Tenemos muchas dificultades por la visión burocratizada con la que se quiere administrar a un centro de investigación, como si fuera una dependencia burocrática y no una institución que hace labores iguales a las de las universidades públicas. No somos burócratas y ahora, por ejemplo, no podemos hacer trabajo de campo y archivo como se necesita, porque sólo se pagan siete días de viáticos. Los controles administrativos han aumentado hasta llegar a ocupar una gran parte del tiempo de nuestras autoridades para hacer informes todo el tiempo y a diversas instancias. Estos controles se han vuelto cada día más severos, al grado de afectar las labores sustantivas de la institución, como la investigación, la docencia y la difusión.
Hay que decirlo, el espacio del Comité Externo de Evaluación es sensible a nuestras preocupaciones y de hecho es nuestro aliado frente a la JG. Las sesiones de la JG, a las que he asistido, se realizan a través de una transmisión digital, y con formatos muy rígidos y apegados a la normatividad, por lo que impiden el diálogo con los integrantes de este organismo. El representante de los investigadores interviene al final de las sesiones, en la parte de asuntos generales. Sin embargo, a pesar de todas las limitaciones, considero que es un lugar que debemos conservar y ensancharlo lo más posible, es decir, llevar nuestra agenda y preocupaciones más importantes para que se escuche nuestra voz. Para eso sirve esta representación que ahora también cumple 50 años…
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Correo: aziz@ciesas.edu.mx ↑