Natalia de Gortari Ludlow
Profesora–investigadora, Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades Alfonso Vélez Pliego
Benemérita Universidad Autónoma de Puebla
natalia.degortari@correo.buap.mx y nat.degortari@gmail.com
Introducción
La historia ambiental utiliza fuentes documentales como los mapas históricos: éstos sirven como registros de información sobre el espacio y el tiempo en el pasado, esta disciplina también se nutre de otro tipo de registros igual de importantes: narraciones de viajeros, apuntes físico-naturales, reportes de comisiones científicas, actas de cabildos, estadísticas socioeconómico-políticas y censos poblacionales-económicos. Cartográficamente se puede recurrir a registros topográficos, mapas básicos y temáticos, escritos náuticos, planos y croquis, sin olvidar las fuentes artísticas: arquitectura, pintura, música, y escultura (Miraglia, 2019: 24-41 y 28).
Este trabajo, escrito bajo la perspectiva de la historia ambiental, se basa en el análisis de las fuentes cartográficas para observar la conformación del paisaje hidrológico de dos haciendas en San Luis Potosí, México, en el siglo XVIII. Los mapas utilizados los reflexionamos como un registro “de la subjetividad de un cartógrafo, en un contexto socioeconómico, político y tecnológico determinado, que condiciona sus representaciones” (Da Silva, 2019: 6, en Miraglia, 2019: 29). Y los definimos así:
mapa antiguo que es producto cartográfico realizado en épocas pasadas con los métodos apropiados para ese momento y que, en la actualidad, tiene un uso documental y que se constituye en fuente de datos para la elaboración de mapas históricos y también mapas actuales. [1]
Justificación
En la región que actualmente ocupa San Luis Potosí se puede localizar la cuenca de río Verde, la cual, a pesar de ser una zona semiárida, sigue contando con numerosos manantiales que han facilitado el desarrollo ganadero y agrícola a lo largo de su historia. Es por ello que en esta región se han suscitado diversos litigios relacionados con los derechos de agua y tierra, además del aprovechamiento y posesión entre indígenas y españoles y entre hacendados hispanos, con la finalidad de cubrir la funcionalidad y las necesidades de la población de dicha región. Cabe señalar que fue diferenciado el uso y apropiación de estos recursos naturales entre los nativos y los españoles. Los primeros tenían un uso ancestral, tradicional y adecuado con los recursos naturales y la naturaleza, mientras los segundos tenían una visión colonizadora, además que implementaron nueva tecnología, nueva religión, e importaron nuevas plantas y animales europeos, por lo cual tuvieron que aclimatar y adaptar al nuevo sistema ambiental a esta flora y fauna.
Para finales del XVIII, en esta área se habían asentado siete haciendas con sus respectivos anexos: al norte estaban las haciendas Angostura y la de Diego Ruiz (con sus anexos), colindantes con la hacienda de Guascamá ubicada en el perímetro de Guadalcázar; al sur estaba El Jabalí, y sus dependencias: Plazuela, San José del Tapanco, Riachuelo San Juan de Obrajero, Vielma y Santa Rosa; al este: El Potrero o La Boquilla y anexos; y al oeste: Ojo de Agua de Solano y San Diego, con sus respectivos anexos (Rodríguez, 1976; Bazant, 1980).
Las fuentes permiten examinar las condiciones históricas de la posesión, uso, extracción y distribución del agua del manantial conocido como “Nacimiento Puerta del Río” (uso histórico) en San Luis Potosí en el siglo XVIII. Así como inspeccionar los conflictos que se dieron entre los propietarios de las haciendas Angostura y Guascamá. Ambas tenían actividades productivas agropecuarias y se abastecían del agua que brotaba de “El Nacimiento”, ubicado en el enclave de la hacienda Guascama. Este cuerpo de agua tenía un caudal tan abundante que proporcionaba suficiente agua para el funcionamiento de ambas propiedades.
Ubicación de la zona de estudio
El nacimiento del manantial ya mencionado se encuentra en la parte de la hacienda Guascamá llamada Rancho San Tiburcio o Choy, ubicada al norte del río Verde,[2] corría en dirección este-oeste por un canal hasta llegar a la labor de Angostura; debido a la naturaleza de su vertiente necesitaba atenciones constantes, puesto que la porosidad ponía en riesgo los bordos y hacía que se perdiera mucha agua. La vegetación existente en el lecho del río complicaba que la corriente del río fuera fluida. Su cauce llevaba aguas primero al “rancho San Tiburcio”, después durante su paso por Paso Blanco hacia el puente de la Gavia alcanzaba a irrigar el potrero del Ojanchal y otras labores menores, también en este punto se formaba en el borde izquierdo una pequeña ciénega y se alimentaba un monte de mezquites, donde se desperdiciaba parte del agua. Al final de su recorrido terminaba por regar las tierras de la Angostura (De Gortari, 2009).
Desde finales del siglo XVIII hasta mediados del XIX las autoridades restringieron el acceso al abastecimiento hídrico, la administración de los recursos se hizo por medio de arrendamiento, venta o traspaso, no obstante, esto no significó poseer legalmente el sitio, sino solamente permitir su uso, esto sólo provocó que los problemas se intensificaran, puesto que los acuerdos entre particulares no llegaban a tener una solución definitiva, como se podrá observar en el caso que nos atañe (Sánchez, 2001: 159-174).
El manantial Nacimiento Puerta del Río y los conflictos por el uso del agua
Las fuentes dan cuenta que, en 1598, el río Guascamá (Choy o San Tiburcio) era aprovechado para regar sembradíos y como abrevadero para los ganados de las haciendas de Guascamá (finca superior Angostura) y Angostura. Para junio de 1776 se encontró que los agrimensores Simón Álvarez Nava y Joaquín de Aguilar llevaron a cabo la medición de las aguas en varias zonas del río, encontrando que en “Paso Blanco” tenía lo equivalente a “Un buey, veintiún surcos y media paja” aproximadamente 448.5 l/s, a cuatro kilómetros río arriba de este punto: “un buey, treinta y ocho surcos, una naranja y media paja” equivalente a 561.2 l/s; subiendo otros siete kilómetros habría “dos bueyes” o 624 l/s; a una milla de “El Nacimiento Puerta del Río”, “ocho bueyes, veintidós surcos, una naranja y un real”= 2641.2 l/s. Esto permitió que en las aguas del río Guascamá fueran declaradas públicas. Al mismo tiempo, al coronel Francisco de Mora, Conde del Peñasco se le dotó de setenta surcos de agua (455 l/s), a cambio del pago de mil pesos, y la obligación de construir una compuerta o data de agua:
En 1756, el mismo coronel y conde compró en remate la hacienda de Angostura, la cual hasta entonces perteneció a Fernando García. Poco después de la adquisición de dicha finca, el conde, con consentimiento o tolerancia del dueño de Guascamá, construyó un canal para encausar las aguas del manantial El Nacimiento Puerta del Río y aprovecharlas en Angostura. Más tarde, temió que el dueño de Guascamá Francisco Vicente Echalecú se las disputara, por lo que ocurrió con el juez de tierras y aguas para que le expidiera un título de merced de dichas aguas. En 1765, el dueño de la hacienda de Angostura, solicitó composición o merced de 70 surcos de agua (455 L/s) del manantial El Nacimiento Puerta del Río; la petición se argumentó de la manera siguiente: 1) la hacienda de Guascamá contaba con otros ojos de agua para sus regadíos; 2) la hacienda de Angostura, desde tiempo inmemorial, aprovechaba las aguas de El Nacimiento Puerta del Río con el consentimiento del dueño de la hacienda de Guascamá; y 3) la hacienda de Guascamá utilizaba el agua del manantial sólo para abrevadero de sus ganados. El agua se encausaría mediante un canal que construiría el dueño de Guascamá; mientras que el reparto se haría en una data (compuerta) localizada en el paraje Paso Blanco, que el dueño de Angostura se obligó a construir. La data o toma de agua se construyó de acuerdo con los planos e instrucciones del agrimensor Felipe de Zúñiga y Ontiveros.
En los mapas 1 y 2, podemos apreciar la configuración del área en cuestión a través de la información dejada por los agrimensores (“topógrafos”), quienes en las llamadas “vistas de ojos” hacían recorridos para obtener un análisis de la región valiéndose de bosquejos, en estos casos se trataba de paisajes hidrosociales.
Mapa 1. Vistas de las características de la región del gran humedal: la composición por los litigios entre las dos haciendas: Angostura y Guascamá, siglo XVIII
Fuente: Mapa de 1765. Mapoteca. Museo Arquitecto Francisco Javier Cossío L. Adaptado y diseñado por Brenda Natalia Hernández.
En el primer mapa, los elementos que sobresalen son: el espejo de agua del manantial Nacimiento Puerta del Río, con una dirección norte-sur, también aparecen representadas las milpas de Guascamá al norte y al sur las de Angostura, dos mojoneras una en la parte media del curso del espejo de agua del manantial y una próxima a la hacienda de Angostura como linderos entre las tierras, además de dejar constancia de la vegetación característica de la zona: palmares, cardonales, huizachales y mezquitales, los cuales se encuentran ubicados en los puntos cardinales del oeste, norte y sur de todo el mapa.
Mapa 2. Elementos urbanos y vegetales de las haciendas Guascamá y Angostura
Fuente: Mapa de 1765. Mapoteca del Museo Arquitecto Francisco Javier Cossío L. Adaptado y diseñado por Ana Paula Aguilar.
Mientras que en el mapa 2 se observan al poniente las milpas pertenecientes a Echalecu, al igual que los tipos de vegetación ubicados en los montes. También está el ojo de agua del mencionado manantial al centro del plano al igual que el puente 1 y circunscrita a este puente estaba la ciénega al centro éste, mientras que en el mismo punto cardinal anterior se encontraban los resumideros, al suroeste se encontraba el puente 2 que dividía ambas haciendas, asimismo en el mismo punto cardinal anterior estaba la mojonera de Angostura y al sureste la casa y milpas de la misma hacienda (anterior).
Conclusiones
1. Los mapas anteriores nos permiten mostrar las diferencias entre los responsables del empleo público hídrico y los particulares. La necesidad de los habitantes ocasionó que se desviaran los flujos de agua de los manantiales, esto con un conocimiento en ingeniería hidráulica, si bien las razones pudieron ser no del todo legales o aprovechándose del arrendamiento de zonas de agua que se les habían otorgado a los indígenas. La repartición hídrica de forma inequitativa y sin considerar los marcos legislativos tuvo en algunos momentos la complicidad de las autoridades: magistrados o cualquier otro juez que tuviera el encargo de solucionar los problemas entre las partes. No obstante, no siempre podían solucionarse los problemas, por lo que debían acudir a la opinión de los agrimensores, comisionados de hacer las “vistas de ojos”, y reportar la situación que encontraban. Con frecuencia estos funcionarios eran influidos por los intereses de los terratenientes o de los grandes propietarios, con quienes llegaban a acuerdos para declarar a su favor a cambio de alguna recompensa.
2. Los litigios que se dieron a partir de 1700 se pueden agrupar en solicitudes para usar los remanentes, en mercedes de agua o conflictos por el uso y falta de este líquido, tanto para las labores de las haciendas como de los pueblos vecinos.
3. Los hacendados y los habitantes de las comunidades fueron los actores principales de las dotaciones hídricas, los derechos del usufructuario, los remanentes y el historial de usos, puesto que eran indispensables para las actividades diarias de éstos.
4. La posesión que tenían los grandes hacendados de tierras, en las que estaban incluidos los manantiales, desencadenaron problemas por el usufructo de estos caudales, la información que ha llegado hasta nosotros de estos conflictos nos permite analizar la caracterización de éstos: “la calidad del agua, su caudal, el historial de usos, la presencia o ausencia de litigios, los derechos de antigüedad, y los títulos de propiedad a lo largo del tiempo, entre otros”.[3]
Bibliografía
Bazant, Jan (1980), Cinco Haciendas Mexicanas, tres siglos de vida rural en San Luis Potosí (1600-1910), México, El Colegio de México.
Crespo Sanz, Antonio y Alberto Fernández Wyttenbach (2011), “¿Cartografía antigua o Cartografía histórica?; Old Cartography or Historical Cartography?”, en Estudios Geográficos, vol. LXXII, pp. 403-420.
Da Silva Santos, Kairo (2018), “La Cartografía de las Misiones: Notas de la precisión de representación de los mapas de los siglos XVIII, XIX y XX”, ponencia presentada en el XXXVIII Encuentro de Geohistoria Regional. Chaco, Argentina, 26 a 28 de septiembre de 2018, Universidad Nacional de Nordeste.
De Gortari Ludlow, Natalia (2009), Agua y tierra en la Cuenca del Río Verde, SLP, México, y sus diferentes regímenes jurídicos, Tesis de Maestría en Ciencias Ambientales, Universidad Autónoma de San Luis Potosí.
Díaz L., M. (1910), “Apuntes de alegato”, en Cuestión de aguas entre las haciendas de Agua del Medio, fracción de Guascamá, propiedad de la señora doña Carmen Caloca de Rivero, y la de Angostura, de los Sres. Espinosa y Cuevas Hnos., ubicadas en el Partido de Río Verde, Estado de San Luis Potosí, México, San Luis Potosí, México, Imprenta de Braulio Acosta, pp. 3–45.
Menezes, Paulo Márcio Leal de y Cláudio João Barreto dos Santos (2008), “Geonimia e cartografia: da pesquisa histórica ao geoprocessamento”, en Portal da Cartografia, pp. 75–92.
Miraglia, Marina (2019), “Aplicaciones de la Cartografia Histórica y las Tecnologías de la Información Geográfica en la Historia Ambiental”, en Revista de História Regional, vol. 24, núm. 1, pp. 24-41
Rodríguez, B. (1976), Las misiones de Santa Catarina Mártir, México, Sociedad Potosina de Estudios Históricos-Universitaria Potosina.
Sánchez Rodríguez, Martín (2001), “Las disputas por el agua en el Bajío mexicano a fines del siglo XVIII”, en Relaciones Estudios de Historia y Sociedad, vol. 22, núm. 87, pp. 159-174.
Tribunal Pleno de la Corte Suprema de Justicia de la Nación (1908), Sentencia pronunciada por la Corte Suprema de Justicia de la Nación sobre cuestión de aguas entre las Haciendas de Agua del Medio, fracción de Guascamá, propiedad de la Sra. Doña Carmen Caloca de Rivero y la de Angostura, de los señores Espinosa y Cuevas, San Luis Potosí, México, Imprenta El Progreso Latino.
Velázquez, Primo Feliciano (1987), “Introducción a la historia eclesiástica”, en Colección de documentos para la historia de San Luis Potosí, San Luis Potosí, México, Archivo Histórico del Estado de San Luis Potosí (AHESLP).
- Antonio Crespo Sanz y Alberto Fernández Wyttenbach (2011), “¿Cartografía antigua o Cartografía histórica?; Old Cartography or Historical Cartography?”, Estudios Geográficos, vol. LXXII, pp. 403–420 en Miraglia, 2019, p. 32. “Los mapas históricos generalmente contienen información que no es encontrada en ninguna otra fuente escrita: nombres y ubicación geográfica de lugares, límites y elementos físicos que fueron modificados o eliminados por el desarrollo moderno”. Paulo Márcio Leal de Menezes y Cláudio João Barreto dos Santos, “Geonimia e cartografia: da pesquisa histórica ao geoprocessamento”, en Portal da Cartografia, pp. 75-92, 2008 en Miraglia, 2019: 32. ↑
- Actualmente dicho territorio forma parte del municipio de Villa Juárez en San Luis Potosí. ↑
- De Gortari, 2009: 116. ↑