Guillermo Boils M.[1]
Instituto de Investigaciones Sociales
Facultad de Arquitectura
UNAM
Cañón del Infiernillo por donde corre el río Moctezuma. Foto: Guillermo Boils, julio de 2024
Introducción
En la segunda semana de septiembre de 2021 una serie de comunidades ribereñas al cauce del río Moctezuma, en los estados de Hidalgo, Querétaro, San Luis Potosí y Veracruz se vieron seriamente afectadas por el desfogue de la presa Ing. Fernando Hiriart Balderrama. Este embalse, más conocido como presa Zimapán, abrió por completo sus compuertas a las 16:00 horas del 9 de septiembre y las mantuvo abiertas durante más de 48 horas, hasta la noche del 11 de septiembre. Estas páginas se ocupan de presentar la magnitud de la afectación que sufrieron centenares de familias, en especial campesinas, en los 4 estados señalados, por el desbordamiento del río Moctezuma. Una buena parte de ellas perdieron total o parcialmente sus casas y sus animales, así como la mayoría o la totalidad de sus cultivos, cuando ya estaban a pocos días de que se levantaran las cosechas de temporal.
La decisión de realizar el desfogue fue tomada por la Comisión Nacional del Agua, en coordinación con la Secretaría de Medio Ambiente, los gobiernos de las entidades y la Coordinación Nacional de Protección Civil. Se llegó a esa medida extrema a fin de evitar el colapso de la cortina, dado que el nivel del agua del embalse se incrementaba por la intensa y prolongada precipitación pluvial, a un ritmo que en unas cuantas horas podría rebasar la parte superior de esa infraestructura, que de venirse abajo habría ocasionado un desastre de mayores dimensiones a las decenas de comunidades rurales asentadas aguas abajo. Esto fue dado a conocer en un comunicado emitido conjuntamente por la Comisión Nacional del Agua y la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales así como por la Comisión Estatal de Aguas del estado de Querétaro, sobre la apertura de compuertas, con una descarga de 300 metros cúbicos por segundo (Conagua, 2021).
Pero también estas páginas se ocupan de las profundas afectaciones producidas por los desfogues de la presa de Zimapán en septiembre de 2020 y diciembre de 2021, que impactaron a un buen número de localidades situadas aguas abajo de ese embalse. En esos eventos decenas de poblados y rancherías quedaron bajo las aguas del río Moctezuma, a lo largo de los estados de Hidalgo, Querétaro y de manera especial, sobre la zona de Tamazunchale, en San Luis Potosí.
La presa y planta hidroeléctrica
Los cauces principales que nutren el embalse de Zimapán son los ríos Tula (proveniente del estado de Hidalgo) y San Juan (proveniente de Querétaro). Al confluir estos dos, se convierten en el río Moctezuma, que así se denomina a partir de que sus aguas combinadas salen de la cortina de la presa en dirección al norte. Desde ese punto el río Moctezuma corre por el llamado cañón del Infiernillo (Figura 1), y funge como frontera entre esas dos entidades federativas (Figura 2). La presa se despliega dentro del territorio de los municipios hidalguenses de Tasquillo, Zimapán y Tecozautla, así como el de Cadereyta de Montes en el estado de Querétaro.
Figura 1. Cañón del Infiernillo por donde corre el río Moctezuma. Foto: Guillermo Boils, julio de 2024
La construcción de la presa se inició en 1990 y seis años más tarde, el 27 de septiembre de 1996 comenzó a operar para la generación de energía eléctrica. La planta con sus turbinas y el sistema de dinamos para producir la energía se encuentra a una distancia de 21 kilómetros aguas abajo del sitio de la cortina, desde donde se conduce el líquido a todo lo largo de un túnel horadado en la roca con esa longitud. El caudal conducido tiene suficiente capacidad para generar 292 megawatts por hora y su embalse alcanza a contener alrededor de 1360 hectómetros cúbicos de agua. Cuando está en su nivel mínimo el agua en el embalse se extiende abarcando una superficie de 13 kilómetros cuadrados, en tanto que cuando alcanza su nivel máximo puede llegar a cubrir hasta 23 kilómetros cuadrados (Santillán Piña, 2001: 6).
Figura 2. Mapa de la presa Fernando Hiriart B. Fuente: Romero-Beltrán, et al., 2020
En números redondos la obra tuvo un costo aproximado de 2 mil millones de los que entonces se denominaban nuevos pesos. El lago artificial que se formó dejó bajo sus aguas las tierras de labor y viviendas de cientos de familias de varias decenas de comunidades rurales, que fueron desplazadas. Entre las de mayor importancia por su número de habitantes, estuvieron las localidades de Vista Hermosa y Rancho Nuevo 2, ambas en el municipio de Cadereyta, Querétaro (Wagner, 2010). La Comisión Federal de Electricidad reubicó a esos habitantes desplazados en otros nuevos asentamientos, siendo el más importante el nuevo poblado Bella Vista del Río, en una parte más elevada dentro del propio municipio queretano. Para el censo de 2020 se tuvo un registro de 1950 personas viviendo en esa localidad.
La cortina de la presa tiene una altura de 210 metros y es la segunda más alta del país (Figura 3), solo superada por la de Chicoasén en Chiapas, que alcanza poco más de 260 metros de altura. La cortina de Zimapán en su base tiene un espesor de 22 metros por casi 40 de frente, mientras que en la parte superior mide 110 metros de largo por poco menos de 6 metros de ancho. La estructura de contención del embalse está conformada por una cortina de arco bóveda de concreto armado. En tanto que el volumen total de concreto que se usó para su construcción ascendió a 220,000 metros cúbicos. Sus vertedores tienen una capacidad de desfogue cercana a los 500 metros cúbicos por segundo. La cuenca hidrológica que confluye en el lago artificial del embalse abarca una superficie de 11,896 kilómetros cuadrados, mientras que el escurrimiento anual promedio que nutre a la presa es de 1,982 millones de metros cúbicos.
Figura 3. Cortina de la presa Zimapán en construcción. Foto: CFE
A poco de que el embalse alcanzara su nivel de operación, un cierto número de habitantes de comunidades queretanas e hidalguenses aledañas se dedicaron a cultivar algunas especies de pescado comestible, sobre todo lobina, carpa y mojarra tilapia. En los primeros tiempos la pesca en la presa de Zimapán pasó a convertirse en una importante actividad económica. Alrededor de 200 familias de los poblados ribereños dependían de ella como fuente principal de sustento en los dos estados (Hernández Reyes, 2013: 28). En los últimos años ha ido mermando de manera considerable la captura de peces, en la medida en que las aguas del embalse reciben de manera creciente descargas de aguas infectadas, que no han sido tratadas. La presencia de metales pesados (cadmio, plomo, mercurio) así como antibióticos, pesticidas y otros muchos desechos industriales han afectado en gran medida las poblaciones de tilapia, carpa y lobina, las especies principales existentes en el embalse (Rodríguez Cortés, 2004: 9).
La pesca se convirtió en una actividad primordial que ofreció la posibilidad de generar alimento y empleo para un número importante de habitantes de la región. Para algunas familias vino a sustituir a la agricultura, en su mayoría de autoconsumo, de las tierras de labor que quedaron sumergidas. Los pescadores beneficiados se organizaron en 13 cooperativas pesqueras, oficialmente registradas; 8 pertenecen al estado de Hidalgo (integradas por 199 socios) y 5 (con 455 socios) al estado de Querétaro. Empero, en los años 2020 y 2021, se registraron avenidas extraordinarias de aguas no procesadas dada la incapacidad de retención de los embalses de Requena y Endhó en el estado de Hidalgo, lo que ocasionó la muerte masiva de peces, impactando de manera directa a la economía de los integrantes de las cooperativas. Lo mismo ha ocurrido con la práctica de la pesca deportiva, que es una actividad complementaria para los lugareños y sus embarcaciones.
La presa y las inundaciones en Hidalgo y Querétaro
Desde los primeros días de septiembre de 2021 el nivel de la presa Zimapán estaba llegando a convertirse en una amenaza, al irse rebasando su capacidad máxima. Sobre todo, poniendo en peligro a las rancherías y poblados hidalguenses y queretanos asentados río Moctezuma abajo, después de la cortina del embalse, mismo que continuaba ascendiendo a un ritmo excepcional. De ahí que la CFE, la Comisión Nacional del Agua y las autoridades de los gobiernos de Querétaro e Hidalgo, tomaran la decisión de abrir las compuertas de desfogue de la presa, liberando una descarga de cuando menos 350 metros cúbicos por segundo. Se buscaba proteger la infraestructura de un colapso ocasionado por el descomunal volumen de aguas que se mantenía incrementando. Pero a la vez, se quería impedir que, por una ruptura de la cortina, el descomunal torrente de agua arremetiera de manera mucho más arrasadora con las decenas de poblados, aledaños y cercanos al cauce del río Moctezuma.
La inundación ocasionada por el desfogue del 9 al 11 de septiembre de 2021, aunque menor a la que habría ocurrido si se hubiera colapsado la cortina, no sólo afectó las tierras y viviendas de las comunidades asentadas en las márgenes queretana e hidalguense del Moctezuma, sino que después del 11 de septiembre la altura alcanzada por las aguas desbordadas sobre decenas de miles de hectáreas también bloqueó el acceso terrestre a muchas localidades. Esto dejó completamente aisladas a un buen número de comunidades en ambos márgenes del cauce. Algunas de ellas estuvieron incomunicadas por varias semanas, como Las Vegas y Las Adjuntas, en el municipio de Cadereyta, Querétaro, en la ribera occidental del río Moctezuma. Además, en esa zona conocida genéricamente como Las Vegas, la embestida del torrente derribó un puente. Ante esa situación, el gobierno federal organizó un puente aéreo para abastecer de alimentos y medicamentos a las localidades afectadas (Rueda, 2021).
Aguas arriba de la presa Zimapán, el mes de septiembre de 2021 trajo consigo una serie de inundaciones tanto en Hidalgo como en Querétaro. En el primero de ellos por el desbordamiento del río Tula y otros de sus tributarios. Se sucedieron hacia la segunda semana de ese mes inundaciones en los siguientes municipios: Tula, la más catastrófica, Ixmiquilpan, Tlaxcoapan, Tezontepec de Aldama, Chilcuautla, Tasquillo, Tlahuelilpan, Tepeji del Río y Mixquiahuala. Mientras que en Querétaro sufrieron inundaciones a causa del desbordamiento del río San Juan la cabecera municipal de Tequisquiapan, así como algunas localidades rurales en el municipio de Cadereyta.
Algunas estimaciones sobre el impacto económico del desastre dadas a conocer por la prensa hablaban de 6 mil 500 millones de pesos. En cuanto a la cifra de afectados hubo una estimación de alrededor de 31 mil damnificados, “pero las quejas no se hicieron llegar por parte de pobladores de Las Vegas y Las Adjuntas, gente de estrato social humilde y del sector campesino, los más afectados” (Parral, 2021).
La CFE informó que el 1 de octubre de 2021 a las 10:00 de la noche volvería a realizar un nuevo desfogue de la presa de Zimapán, debido a que el nivel ascendente del agua, provocado por una considerable precipitación pluvial, volvía a amenazar con colapsar la cortina de la presa. Pero esta acción de descarga de agua, aunque trajo consigo anegamientos en las partes ribereñas más bajas, no tuvo los alcances de los ocurridos en las fechas anteriores; los encharcamientos no fueron muy profundos y solamente permanecieron por un par de días.
Inundaciones en Tamazunchale, San Luis Potosí
En la segunda semana de septiembre de 2021 se produjo la inundación de varias colonias en las partes bajas de la ciudad de Tamazunchale, San Luis Potosí. Este desastre también fue resultado del desfogue de la presa de Zimapán, situada a más de cien kilómetros aguas arriba en el río Moctezuma, en la colindancia de los estados de Hidalgo y Querétaro. La descarga extraordinaria de esa gran masa de agua, durante más de 48 horas llevó al desbordamiento del río. El nivel del agua también afectó a muchas otras decenas de poblados y rancherías en la Huasteca potosina, al igual que a otras localidades en estas dos últimas entidades. En gran parte de las áreas inundadas, el anegamiento del agua estancada se mantuvo durante varias semanas, impactando profundamente las condiciones materiales de centenares o tal vez millares de familias campesinas, en su gran mayoría, así como de los barrios de familias de bajos ingresos de las localidades mayores.
Lo cierto es que Tamazunchale es una localidad que ha sido víctima reiterada de severas inundaciones, desde hace muchas décadas. Una de las más fatales anegaciones que asolaron a esa población potosina tuvo lugar a fines del verano de 1955, cuando incluso los habitantes tuvieron que moverse en lanchas para poder acudir a los refugios improvisados en escuelas de las partes altas de la ciudad. La figura 4 nos pone en evidencia la difícil situación por la atravesó la comunidad de esa población hace 69 años, durante las muchas semanas que tardó en bajar el nivel del agua. No está de más señalar, sin embargo, que esa anegación tuvo lugar muchas décadas antes de que se hubiera construido la presa de Zimapán; lo que deja ver la vulnerabilidad de esa localidad potosina, situada en la ribera de los ríos Amajac y Moctezuma. Con los desfogues del embalse de Zimapán, la recurrencia y la intensidad de los anegamientos se han incrementado considerablemente.
Figura 4. Inundación de Tamazunchale en 1955. Cortesía de Fernando Martínez
Obviando las varias otras inundaciones transcurridas en las últimas casi siete décadas, nos trasladamos a los años presentes. Así, en septiembre de 2020, el río Moctezuma se desbordó una vez más, provocando grandes inundaciones en Tamazunchale, que afectaron a un número considerable de familias. La Secretaría de la Defensa Nacional echó a andar el plan DN-III-E, y también entraron en acción dependencias estatales y federales de protección civil, a fin de rescatar a las personas atrapadas en sus viviendas (La Jornada, 2021: 19). Aunque no hubo víctimas mortales por la anegación, los daños en las viviendas y en la economía regional resultaron por demás cuantiosos. La madrugada del viernes 11 de septiembre de 2020 el caudal de los ríos Moctezuma y Amajac, que confluyen hacia el flanco sur de Tamazunchale comenzaron a desbordarse de sus cauces, invadiendo con rapidez las partes bajas de la localidad y una muy extensa zona de sus alrededores.
Río Moctezuma vía Wikimedia Commons.
Ese desbordamiento del río Moctezuma fue ocasionado por las intensas lluvias, que trajo consigo el frente frío número 2 que tuvo lugar aquella segunda semana de septiembre de 2020. Pero de manera especial, fue el resultado de la descarga de un descomunal volumen de agua arrojado desde el embalse de Zimapán, cuando se abrieron totalmente las compuertas de la presa. El impresionante torrente se precipitó incontenible por el cañón del Infiernillo, arremetiendo con empuje sobre las viviendas y los cultivos de millares de habitantes rurales, y en la cabecera municipal de Tamazunchale por lo menos 100 personas resultaron damnificadas. La zona inundada se extendió por calles y edificaciones, dañando vehículos, instalaciones e infraestructuras de esa localidad. Incluso se vino abajo un puente sobre el río Moctezuma.
Lo cierto es que esa inundación del viernes 11 de septiembre de 2020 dejó un saldo superior a los 700 damnificados. Además de que el desborde de los dos ríos adyacentes a esa ciudad potosina tuvo lugar durante la madrugada. No obstante que las autoridades locales y estatales habían sido advertidas por la CFE y la Conagua varias horas antes del desfogue de la presa Zimapán, a la gran mayoría de las familias que habitan las partes más vulnerables de la localidad nadie les avisó. Como tampoco hubo quien alertara a los habitantes de las pequeñas poblaciones y rancherías asentadas en las proximidades de esos cauces, ni en San Luis Potosí ni en Querétaro e Hidalgo. Quienes primero reaccionaron ante la emergencia fueron los militares y el personal de la Secretaría de Seguridad Pública, mientras que los responsables de Protección Civil entraron en acción muchas horas después. Por fortuna no hubo pérdida de vidas humanas, pero el daño material sufrido por un número considerable de viviendas fue casi total y algunas quedaron irreparables (La Jornada, 2021: 19). Lo mismo la serie de modestos negocios u otras pequeñas fuentes de actividad económica de los habitantes afectados, algunos de los cuales perdieron la totalidad de sus instrumentos de trabajo e instalaciones a causa de la inundación.
Un año más tarde, en la segunda semana de septiembre de 2021 la Coordinación Nacional de Protección Civil, junto con la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, establecieron contacto con autoridades de Tamazunchale, a fin de proceder a la evacuación de los habitantes asentados en los barrios aledaños a los ríos Amajac y Moctezuma que cruzan esa ciudad. Otra vez, como 12 meses atrás, se volvió a presentar un muy alto riesgo de inundación a causa de la apertura de las compuertas de la presa Zimapán. Y en efecto, unas horas después del desalojo de los pobladores, las inundaciones volvieron a anegar durante varios días las partes bajas de esa localidad potosina (La Jornada, 2021). De igual forma, entre muchos otros desalojados, más de 25 familias habitantes del llamado Callejón Tatiano en las cercanías de Tamazunchale fueron reubicadas por personal de Protección Civil, ante la envergadura de la creciente que se desató a raíz de este nuevo desfogue de la presa de Zimapán.
Figura 6. Descarga por el desfogue de la presa de Zimapán sobre el cañón del Infiernillo. Foto: CFE
De igual forma, la Comisión Nacional del Agua, junto con la CFE, habían solicitado al ayuntamiento de Tamazunchale que tomara las providencias requeridas, dado que el desfogue la presa era inminente. Ya desde el día 6 de septiembre, el volumen contenido por el embalse se estaba incrementando en una cifra que oscilaba entre 350 y 500 metros cúbicos por segundo y rebasaba el 102% de su capacidad. El descomunal torrente que se produjo cuando se abrieron las compuertas al día siguiente resulta por demás impresionante. Esto lo pone de manifiesto la imagen de la figura 6 que nos permite ver la enorme cantidad de agua que permaneció arrojando el túnel de desagüe durante los días 8 y 9 de septiembre de 2021. Para darse una idea de la cantidad de líquido que se estaba desalojando del embalse, cabe señalar que el diámetro del túnel de desfogue que se muestra en el ángulo superior izquierdo de la figura 6, es ligeramente superior a los 10 metros. Y este corresponde sólo a una de las dos compuertas de desagüe de la presa.
Cuerpos policiacos de Seguridad Pública del Estado participaron en el rescate de varias familias en Tamazunchale, que se quedaron atrapadas dentro de sus viviendas, no pudiendo salir por la altura del agua, que en algunas partes de esa localidad llegó a alcanzar hasta los dos metros. Los elementos estatales ayudaron a evacuar a las familias. Esto fue en la madrugada del lunes 21 de septiembre, cuando los uniformados realizaban un recorrido de seguridad y monitoreo del río sobre la colonia La Estrella en Tamazunchale: Entre otros llamados de auxilio recibieron un reporte de la línea de emergencias, sobre una familia atrapada en el interior de su domicilio (Monroy, 2021: 6). Este fue sólo uno de los muchos eventos ocasionados por el desmesurado incremento del cauce del río Moctezuma. Este nuevo anegamiento no sólo se extendió por las zonas bajas de aquella localidad potosina, sino que las aguas también invadieron otros barrios, como lo deja ver con elocuencia la figura 7.
Figura 7. Tamazunchale el 11 de septiembre de 2021. Foto: H. Ayuntamiento de Tamazunchale 2018-2021
Apenas transcurridos tres meses, hacia la tercera semana de diciembre de 2021, de nueva cuenta más de 100 familias resultaron damnificadas en el municipio de Tamazunchale, y otras rancherías cercanas en la zona de la Huasteca potosina, a causa de un nuevo desbordamiento de los ríos Amajac y Moctezuma. Aunque la principal causa de la esa inundación fue una nueva descomunal creciente de este último, otro desbordante torrente producido de nueva cuenta por el desfogue de la presa de Zimapán, que rebasó su capacidad máxima a causa de las intensas lluvias que trajo consigo el frente frío número 2, lo que obligó a abrir las compuertas del embalse, ocasionando inundaciones en calles, viviendas, negocios y vehículos dañados, como se puede apreciar en la figura 8.
Figura 8. Tamazunchale el 11 de septiembre de 2021. Foto: H. Ayuntamiento de Tamazunchale 2018-2021
Por su parte, la Coordinación Nacional de Protección Civil en comunicación con las respectivas unidades de Protección Civil estatales, emitieron anuncios preventivos a través de los medios radiofónicos y televisivos dirigidos a los habitantes de las principales localidades del área. Especialmente se enfatizó la urgencia de desplazarse hacia lugares más seguros, a quienes se encuentran asentados en los alrededores de Tamazunchale. Se habilitó un refugio temporal para 200 personas en el edificio de la escuela primaria Macedonio Acosta. Asimismo, se informó que todos los integrantes del Sistema Nacional de Protección Civil se encontraban listos para coadyuvar en la mitigación de riesgos en las zonas de mayor alerta. Aunque lo cierto es que, ante la cantidad de agua descargada por el desfogue, fueron muy limitadas las posibilidades de mitigación, salvo en lo que se refiere a reubicar a un importante número de pobladores de las zonas más expuestas, llevándolos a sitios seguros.
Reflexiones finales
Es de llamar la atención que desde los primeros meses de 2013 la Comisión Nacional del Agua había elaborado un Programa para Contingencias Hidráulicas en la Zona Urbana de Tamazunchale, S.L.P. (Conagua, 2013) En éste se estableció todo un conjunto de medidas preventivas, a fin de proteger a las personas y su patrimonio en esa ciudad potosina, situada a ambos márgenes de los ríos Moctezuma y Amajac y su región cercana. Empero, los desfogues propiciados por las intensas lluvias tanto de septiembre de 2020, como los de septiembre y octubre de 2021, además de la excepcional precipitación ocurrida en diciembre de ese mismo año, dejaron ver que dicho programa resultó rebasado por completo. En virtud de la muy amplia zona que abarcaron las inundaciones señaladas, sobre todo por los cuantiosos daños que asolaron buena parte de aquella localidad potosina, donde, como vimos, decenas de familias padecieron serias afectaciones en sus viviendas y negocios por las crecientes. Además de que las anegaciones de las partes bajas se prolongaron durante varias semanas en algunas colonias de Tamazunchale.
Todo parece indicar que las inundaciones en la cuenca del río Moctezuma seguirán ocurriendo, en la medida en se produzcan lluvias convectivas en la Ciudad de México, así como en los estados de México, Hidalgo y Querétaro. En tales circunstancias, en el embalse de Zimapán se continuarán realizando desfogues, sobre todo a fines del verano, cada vez que la cortina se encuentre amenazada de colapsar cuando, como ya hemos visto, los niveles del agua alcancen una altura que amenace con echar abajo esa infraestructura. Empero, las medidas preventivas que las diferentes instancias gubernamentales tienen contempladas solo atienden a movilizar a los habitantes fuera de las zonas de riesgo durante las emergencias, trasladándolos a refugios en lugares elevados. Pero sus viviendas, sus talleres, sus tierras de labor, así como la de sus aves y su ganado, permanecerán desprotegidos. En especial los de aquellas personas que habitan en rancherías cercanas a las riberas del río Moctezuma y que son quienes están más expuestos a esos eventos extremos hidrometeorológicos.
Más aún, lo más probable es que el alto riesgo propiciado por avenidas extremas del río Moctezuma, así como de sus afluentes, se vaya incrementando en los años venideros, toda vez que las descargas de aguas provenientes sobre todo del valle de México se irán acrecentando. La causa primordial de este aumento responde a dos factores. El primero se debe a el crecimiento de la población asentada en la cuenca de México, con el consecuente aumento en el consumo de agua, traída de otras cuencas, como las de Lerma y Cutzamala. Mientras que el segundo tiene que ver con la cada vez menor capacidad de infiltración al subsuelo de las aguas de lluvia, por la creciente edificación y también la creciente superficie pavimentada de la zona metropolitana de la Ciudad de México. Ambos factores derivan en el aumento de la descarga de aguas residuales, sobre todo pluviales, que se suman a las aguas negras en el sistema de drenaje de la cuenca.
Fuentes bibliohemerográficas
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