José Guadalupe Rivera González
Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades
Universidad Autónoma de San Luis Potosí
joserivera@uaslp.mx
Fotografía tomada de internet.
Introducción
El escenario mundial y local de la pandemia generado por el Covid-19 han traído como consecuencia otros daños colaterales. Uno de ellos ha sido el confinamiento en casa como una estrategia para contener los contagios y con ello evitar la saturación de hospitales y a la larga evitar un incremento en el número de muertes. La estrategia del confinamiento dio inicio hace casi un año, a partir del 17 de marzo de 2020. A partir de que las autoridades del sector salud y del sector educativo tomaron la decisión de cancelar las clases presenciales, millones de estudiantes y de profesores de todos los niveles recibieron la indicación de quedarse en casa y desde ahí estarían retomando las actividades educativas, con los medios virtuales disponibles tanto para el docente como para el estudiante. En este trabajo presento algunos resultados de un proyecto al que titulé: “La otra pandemia. Estudiando desde casa”. La información de este proyecto se logró obtener a partir de un cuestionario y una serie de entrevistas (utilizando para ello el correo electrónico y la plataforma de Teams) que apliqué a un grupo de estudiantes universitarios. Con las respuestas a estos ejercicios, los participantes nos ayudan a conocer cuáles han sido las estrategias con las que han enfrentado esta experiencia de llevar las clases a su casa y compartir la casa y el confinamiento con el resto de los miembros de la familia.
Covid-19: Una pandemia global[1]
Las primeras noticias que se tuvieron del Covid-19, como fue denominado el nuevo coronavirus que tuvo su origen en la ciudad China de Wuhan, provincia de Hubei, se tuvieron a mediados del mes de diciembre de 2019. En ese entonces, surgió un brote infeccioso de tipo respiratorio causando neumonía. Dicha enfermedad fue provocada en aquel entonces por un agente desconocido para los médicos y científicos chinos. Fue hasta el 7 de enero del 2020 cuando después de arduas investigaciones fue posible identificar el agente causal de aquel brote, siendo un nuevo tipo de coronavirus. El coronavirus que surgió en la ciudad de Wuhan, China, pertenece a la familia de los betacoronavirus, a la cual pertenece el virus que ocasiona el Síndrome Respiratorio Agudo (SARS) y también el Síndrome Respiratorio de Medio Oriente y otros 4 coronavirus más, todos ellos vinculados a la gripe común. Una característica de este nuevo virus fue su rápida expansión al resto de mundo. Por ejemplo, a mediados de enero, el virus había llegado a Japón, Corea del Sur y Tailandia. El rápido avance en los contagios llevó a que el 23 de enero la ciudad de Wuhan iniciara una drástica cuarentena, con la intención de frenar el rápido avance en los contagios. Para el 31 de enero los contagios estaban ya en países europeos (Francia, Italia y Alemania), pero también estaban ya los primeros casos reportados en América (Estados Unidos y Canadá). Ya para el mes de febrero, en China se presentaban niveles de más de 3 000 contagios por día. Ante esto, aquel país tuvo que poner en marcha una estricta política de confinamiento social, con la intención de detener los contagios (Cedillo-Barrón, Leticia, Verónica López Perrusquilla, Julio García Cordero y Giovani Visososo Carvajal, 2020).
La llegada del Covid-19 a México
En México el primer caso reportado fue el 28 de febrero, un varón de 35 años, quien días antes había estado en el norte de Italia. Mientras que la Secretaría de Salud del Gobierno Federal informó el 19 de marzo de la primera víctima fatal de Covid-19. La víctima no había salido del país, y se cree que se contagió al asistir a un concierto en el Palacio de los Deportes el pasado 3 de marzo (https://www.eluniversal.com.mx/nacion/coronavirus-como-llega-mexico-al-pico-maximo-de-contagios-por-covid-19).
A partir de que el virus llegó a México, pocos días pasaron para que éste empezara a transmitirse y el número de contagios poco a poco fue creciendo. En un primer momento estos contagios estuvieron asociados a viajeros que regresaban de estar en países en donde el número de contagios se había incrementado (Italia y los Estados Unidos). Para evitar que un mayor número de personas fueran expuestas a un posible contagio de Covid-19, fue que las autoridades federales del sector salud y educativo, tomaron la decisión de adelantar el periodo vacacional de semana santa. En un primer momento la instrucción fue que las vacaciones darían inició a partir del 20 de marzo y terminarían el 20 de abril de 2020. Ante el avance de contagios y de muertes que se estaban registrando en diferentes países (China, España, Italia y los Estados Unidos), fue que en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP), así como otras instituciones de educación superior del país decidieron que las clases fueran suspendidas a partir del 17 de marzo y no el 20 de marzo, como originalmente se había informado. No sólo los estudiantes de la UASLP fueron notificados de la suspensión de las actividades escolares, lo mismo sucedió también con otras instituciones educativas de diferentes niveles educativos. La medida afectó a 250 000 escuelas públicas y privadas de nivel básico, 18 000 escuelas de nivel medio superior y a 4 000 universidades. Por lo tanto, de un día para otro, más de 33 millones de estudiantes de todos los niveles educativos (preescolar, primaria, secundaria, preparatoria, licenciatura y posgrado), además de miles de maestros, administrativos y autoridades tuvieron que modificar sus rutinas y tuvieron que pasar a resguardarse en sus casas y limitar las salidas y el contacto con el medio exterior (Foro Consultivo Científico y Tecnológico, 2020). Días después, el 23 de marzo desde el Gobierno Federal se inició la jornada de “sana distancia”, ejercicio que sería recordado con la siguiente frase: “Quédate en casa”.
“Quédate en casa”: la pandemia del confinamiento
Ante este escenario, fue que me planteé como objetivo generar un cuestionario para circularlo por medio del correo electrónico entre un reducido número de estudiantes de diferentes facultades de la UASLP y con base en sus respuestas conocer y documentar cómo transcurría el encierro y cómo este encierro estaría siendo el generador de nuevas dinámicas de vida y de comportamiento derivada de la suspensión de actividades escolares presenciales y de la suspensión gradual de actividades laborales para los padres y madres de los estudiantes.[2] La experiencia del confinamiento se presentaba como una oportunidad de generar información de cómo sería la experiencia escolar y de convivencia desde casa. Ya en otros trabajos anteriores de mi autoría, he documentado los problemas y retos (falta de recursos económicos, trabajar y estudiar de manera paralela, volverse padre o madre al tiempo que se estudia, problemas de depresión y adicciones) que tenían que sortear los jóvenes universitarios para mantenerse en el aula en tiempos de normalidad (Rivera González, 2013; 2014). Además, en la obra de otros autores se han identificado otros problemas que enfrentan las juventudes mexicanas; situaciones que los han llevado a insertarse y llevar acciones al límite y también situaciones que han colocado la vida de jóvenes en la paralegalidad. A esta situación Nateras la denomina como condición de jóvenes situados y sitiados, debido a las condiciones desfavorables en las que transcurren la trayectoria de vida de una gran parte de las juventudes en el México del siglo XXI, debido al derrumbe de lo que fueron los llamados modelos de identidad, las constantes crisis económicas y que contribuyeron a perjudicar la condición juvenil en lo que se refiere a sus prácticas sociales, en sus agencias económicas y en muchos de los aspectos de su vida cotidiana (Nateras, 2019). Por lo tanto; ahora en el contexto de una crisis sanitaria y de los efectos que esta situación estaría generando en otras ramas de la sociedad a nivel global y a nivel local, es que me di a la tarea de trabajar en un proyecto al que titulé: “La otra pandemia. Estudiando desde casa”. El primer paso fue estructurar una herramienta cuantitativa para poder tener información de los estudiantes. Una vez que se circuló el cuestionario entre un primer grupo de estudiantes de la Licenciatura en Antropología de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades de la UASLP, utilizando para ello el correo electrónico y la plataforma Tems, éstos, a su vez, se dieron a la tarea de circularlo entre otros compañeros de la facultad y de otras facultades de la misma universidad. Finalmente se logró recuperar la información de 80 cuestionarios. Los cuestionarios fueron contestados entre el 4 y el 6 de junio. Para los jóvenes que contestaron a partir de 4 de abril, éstos habían pasado ya 19 días de confinamiento en casa; mientras que para los últimos en contestar habían ya pasado 82 días de confinamiento en su hogar.
Perfil de los estudiantes que respondieron el cuestionario
Tabla 1
Sexo de los participantes
Hombres | 19 | 23.75% |
Mujeres | 61 | 76.25% |
Total | 80 | 100% |
Fuente: Cuestionario contestado entre el 4 y el 6 de junio de 2020.
Tabla 2
Edades de los jóvenes
17 años | 2 | 2.5% |
18 años | 16 | 20% |
19 años | 20 | 25% |
20 años | 18 | 22.5% |
21 años | 9 | 11.25% |
22 años | 5 | 6.25% |
23 años | 5 | 6.25% |
24 años | 4 | 5% |
26 años | 1 | 1.25% |
Total | 80 | 100% |
Fuente: Cuestionario contestado entre el 4 de abril y el 6 de junio de 2020.
La totalidad de los jóvenes que respondieron el cuestionario manifestaron ser estudiantes de nivel superior y expresaron estar cursando diferentes semestres de sus respectivas carreras. Según el cuestionario, las carreras que estudian los jóvenes fueron las siguientes:
Tabla 3
Licenciatura que estudian los jóvenes que respondieron el cuestionario:
Antropología | 38 |
Geografía | 12 |
Lengua y Literatura | 10 |
Estomatología | 15 |
Psicología | 5 |
Fuente: Cuestionario contestado entre el 4 de abril y el 6 de junio de 2020.
Cuando se toman clases en el hogar, se estudia, se hacen tareas y se convive con el resto de la familia
Al preguntar a los estudiantes si habían continuado con los cursos que se estaban llevando en su facultad, un total de 75 estudiantes (93.75%) respondieron afirmativamente que las clases se mantuvieron a distancia. Para ello, los estudiantes tuvieron que verse en la necesidad de desarrollar una gama de actividades escolares en respuesta a lo que les era solicitado por sus profesores. Las actividades desarrolladas por estudiantes y profesores fueron las siguientes: envío de lecturas, cuestionarios y videos a los estudiantes por medio del correo electrónico. Además, algunos profesores establecieron clases virtuales por medio de las videollamadas utilizando aplicaciones como: Skype, Zoom, Teams, ClassRoom, Moodle, Didactic, Kast, Google Duo. En algunos casos, los jóvenes también señalaron que para sus clases de inglés se apoyaron en la plataforma ClassRoom. Además, algunos profesores también utilizaron el WhatsApp para establecer contacto con sus estudiantes. Otros más recurrieron a Dropbox para alojar lecturas y actividades y ahí mismo el estudiante subía las tareas en las fechas indicadas por el docente. También las clases virtuales podían ser grabadas y luego esos mismos videos eran y son redistribuidos a los demás miembros del grupo, quienes no tenían acceso a las clases virtuales o simplemente eran resguardados por los estudiantes que se conectaban a la clase. Además, en las respuestas de los jóvenes se pudo saber que hubo docentes que en este periodo de confinamiento únicamente enviaban a sus estudiantes las instrucciones de las actividades académicas por medio del correo electrónico y no recurrieron al formato de las clases virtuales. En esta opción señalan los jóvenes, no permitía que hubiera una retroalimentación alumno-profesor, como ocurre de manera normal en el salón de clases. También hubo algunos casos en los que los profesores se coordinaron con los jefes de grupo y por medio de ellos circulaban las diferentes actividades y las tareas que se encargaban a los estudiantes. También es importante destacar que no todos los docentes de los estudiantes que respondieron el cuestionario han mantenido las clases virtuales con sus estudiantes, ya que hay estudiantes quienes no tienen acceso a una computadora o un teléfono que les permita acceder a este nuevo tipo de interacción entre el estudiante y el profesor. Muy pocos fueron los profesores que dieron clases virtuales diarias o de acuerdo con los horarios establecidos; y también es de llamar la atención la constante afirmación hecha por los estudiantes al señalar que la discusión-debate sólo se dio en aquellas clases virtuales. Otros profesores ayudaron a sus estudiantes compartiendo direcciones electrónicas para complementar la información o temas que eran abordados en las lecturas o en las clases virtuales. Además, les recomendaban checar videos como una manera de complementar la información proporcionada por los profesores. Como podemos ver, las actividades académicas no se detuvieron, sin embargo, es de llamar la atención la variedad de estrategias a las que tuvieron que recurrir tanto los profesores como los estudiantes para poder continuar llevando plan de trabajo que establece cada uno de los programas de cada una de las materias que los jóvenes estaban cursando y que los profesores estaban impartiendo antes de que se declarara la cuarentena por el Covid-19. Además, para algunos jóvenes estas nuevas formas de estudiar representaron un reto, ya que hubo quienes señalaron lo difícil o lo imposible que les resultaba estar conectados, o simplemente tener una computadora o teléfono de reciente generación o también la imposibilidad de tener acceso a la red, porque se carecía del recurso para pagar una recarga o un plan.
Fotografía tomada de internet.
Los jóvenes y su contacto con el exterior
Al preguntar ¿Cómo fue que se mantuvo durante este periodo de cuarentena el contacto con compañeros, amigos de la facultad? todos los estudiantes que respondieron el cuestionario dijeron haber mantenido contacto con algunos de sus compañeros de clase. Al respecto, los estudiantes respondieron que la comunicación que se mantuvo con sus compañeros y amigos fue principalmente por medio de las redes sociales (Facebook, WhatsApp y Messenger). Aunque también hicieron uso de plataformas como Skype, Zoom, el correo electrónico, y en menor medida las llamadas de celular. Los jóvenes se contactaban con sus compañeros de clase para hacer tareas, para estudiar, para compartir información de sus materias y resolver dudas. Además, entre ellos mismo se circulan información proporcionada por los docentes.
Hubo estudiantes que en esta etapa de pandemia y cuarentena siguieron trabajando (ver información de la tabla 20) y por ello no podían estar en las videollamadas y eran sus compañeros quienes las grababan y las circulaban con sus demás compañeros. Muchos estudiantes antes del encierro ya habían habilitado grupos de WhatsApp y por medio de ellos se han mantenido en una interacción constante. Trabajos y tareas fueron el motivo principal para mantener esta comunicación; aunque también se circulaba información que era generada por las autoridades de la UASLP o por autoridades de sus respectivas facultades. Al preguntar ¿cuáles fueron las plataformas digitales mayormente utilizadas por usted durante la cuarentena para mantenerse informado, comunicarse, interactuar con las personas allegadas a usted? las respuestas quedan agrupadas en la siguiente tabla:
Tabla 4
¿Plataformas o redes sociales digitales mayormente utilizadas por usted durante la cuarentena para mantenerse informado, comunicarse, interactuar con las personas allegadas a usted?
Messenger |
Youtube |
Skype |
Zoom |
Correo electrónico |
Netflix |
Claro video |
Facetime |
Didactic |
Google Meet |
Moodle |
Schology |
Microsoft Teams |
Kast |
Discord |
Fuente: Cuestionario contestado entre el 4 de abril y el 6 de junio de 2020.
Los jóvenes, el Covid-19 y el confinamiento en el hogar
Esta fue la parte más amplía de preguntas contenidas en el cuestionario y me interesaba recuperar la información en diferentes frentes. La primera pregunta fue la siguiente:
¿Durante el periodo que llevamos de cuarentena has sentido miedo ante la crisis derivada por el Covid-19? y las respuestas fueron las siguientes:
Tabla 5
¿Durante el periodo que llevamos de cuarentena has sentido miedo ante la crisis derivada por el Covid-19?
SÍ | 45 | 56.25% |
No | 35 | 43.75% |
Total | 80 | 100% |
Fuente: Cuestionario contestado entre el 4 de abril y el 6 de junio de 2020.
En las respuestas dadas por los jóvenes al cuestionario se hace evidente que el miedo no sólo lo genera el virus y sus efectos de provocar contagio y muerte. A continuación presento algunas de las otras causantes de este miedo experimentado por ellos. El miedo también lo genera el incremento en los precios de los artículos de consumo, la pérdida de empleo que se estará generando derivado de la pandemia (tan sólo en México en el mes de abril se perdieron 555 247 empleos por Covid-19). El miedo entre los jóvenes estudiantes se genera por el hecho de que en las familias hay algunos miembros que no creían en lo que estaba sucediendo con el virus y, por lo tanto, seguían saliendo de casa sin tomar precauciones y eso generaba miedo entre los que sí se resguardaban en casa. El miedo también se generó por el incremento en los contagios y en el número de muertos que el virus ha generado entre la población en México y en el resto del mundo. Otra razón para tener miedo es la presencia en el hogar de familiares que son de alto riesgo. La desinformación también causa miedo y eso hace que se genere pánico entre la población antes de tiempo. El hecho de que haya gente que no acate las normas y las recomendaciones para prevenir y el hecho de que no se sigan las recomendaciones para prevenir hace quien salgan a la calle se vea expuesto a posibles contagios. Además, cuando no se acatan las recomendaciones hace que la emergencia pueda durar mucho más tiempo, y, claro, eso genera miedo. Otra razón para tener miedo no es el virus, es la incertidumbre y la preocupación por lo que sucederá en las clases de la universidad. No saber cuándo y cómo será el regreso a las clases y no tener certeza sobre cómo se van a calificar esos cursos. Otra causante de miedo es el hecho de que en las familias en donde viven los jóvenes hay miembros de esas mismas familias que siguen viéndose en la necesidad de salir a trabajar y ello los expone al posible contagio del virus, un contagio que crece y un virus que avanza muy rápido en el organismo. El miedo lo genera el no saber cuándo se acabará el encierro, el miedo lo genera el pensar que alguien en casa pueda perder el empleo y ello traería problemas y carencias para la familia.
Hay negocios familiares que la están pasando mal y que seguramente tendrán que cerrar sus puertas, ello genera miedo entre los jóvenes. Es decir, el miedo lo genera la descomposición que se está generando en el entorno socioeconómico inmediato para la vida cotidiana de los jóvenes. Una de las razones más citadas y que les genera mucho miedo a los jóvenes es no saber cuándo acabara la cuarentena y no tener certeza de cómo será lo que vendrá una vez que esto termine. La irresponsabilidad de muchos ciudadanos también genera miedo, ya que hay gente que se comporta como si estuviera de vacaciones. También las compras de pánico, la escasez de productos y el hecho de que crezca la posibilidad de que la gente joven pueda morir de Covid-19 genera miedo. Hay jóvenes que son de otros municipios y ahora en la cuarentena regresaron a vivir a sus lugares de origen, por lo tanto, el hecho de regresar a la capital también les genera miedo. Genera miedo el hecho de estar también encerrado todo el día en casa. Genera miedo pensar que se vayan a cerrar muchos negocios y que en vacaciones muchos jóvenes no tendrán la oportunidad de trabajar para generarse ellos mismo un ingreso económico. Genera miedo el hecho de ver que no hay todavía una vacuna para enfrentar el virus.[3] Genera miedo creer o pensar que el virus ya está adentro de los jóvenes, ello hace que haya quienes vivan con ese miedo y vivan tomándose la temperatura todos los días. Hay gente que vive con los jóvenes y algunas de esas personas no les gusta o se les dificulta estar encerradas, por lo tanto, no saben quedarse en casa. Al salir se exponen a un posible contagio y ello genera el miedo entre aquellos que sí se quedan en casa.
Comentarios finales
La experiencia del confinamiento ha sido complicada para la mayoría de los estudiantes que nos compartieron sus experiencias. La escuela presencial ofrece a los jóvenes no sólo la experiencia de estudiar, es un hecho que para los jóvenes acudir a la escuela significa interactuar con sus compañeros de clase, sus profesores, sus parejas y significa también divertirse. El espacio de la escuela es en donde se construye su rutina y cobra sentido ser joven. Al decretarse el confinamiento, las clases presenciales se cancelaron y ello representó que los jóvenes llevaran la escuela a su hogar y empezar a experimentar cambios drásticos en sus estilos de aprendizaje, en sus estilos de vida y en su manera de relacionarse con sus familiares, sus compañeros y profesores. Estar en casa se volvería todo un reto, el cual no ha estado ausente de complicaciones y de sobresaltos. Las desigualdades económicas han sido también generadoras de que las experiencias de aprendizaje no sean iguales para todos, ya que contar con un teléfono celular, una computadora o una tableta y tener acceso a internet no ha sido posible para todos. Los problemas no sólo han sido de orden económico y técnico, también había que acostumbrarse a la nueva dinámica de tomar clases en línea y poner atención en lo que se trataba en la sesión teniendo al resto de los miembros de la familia en el mismo espacio. Muchos de los jóvenes destacaron lo anterior como uno de sus verdaderos problemas de estar en casa; es decir, la facilidad con la que perdían el interés en lo que se trataba en la clase o lo difícil que les resultaba concentrarse y lo complicado que resultaba pasar muchas horas en la computadora oyendo a sus profesores hablar. Pero las tecnologías no sólo ayudaron a que los jóvenes pudieran conectarse a una amplia gama de plataformas para poder seguir con las clases. También los jóvenes echaron mano de la telefonía celular, las computadoras, las tabletas y las consolas de video juego, las redes sociales y de todo un arsenal de plataformas y aplicaciones para entretenerse, divertirse, informarse e interactuar con sus amigos, sus compañeros de escuela, sus parejas, sus familiares y también fueron herramientas clave para poder consumir productos y servicios. La pandemia del confinamiento aún está lejos de concluir. Mientras escribo estas líneas se está por cumplir un año de encierro y de llevar las clases en casa; los problemas para muchos estudiantes se han agravado y en muchos casos la alternativa ha sido abandonar de manera temporal o definitiva las aulas; con los efectos que esta acción tendrá en su vida en el mediano y largo plazo. Para los jóvenes la pandemia los orilló al confinamiento en casa y para otros la pandemia terminó sacándolos de las aulas virtuales. La condición de jóvenes sitiados y situados descrita por Nateras, se hace presente en la vida de muchos jóvenes universitarios y para otros tanto que ya dejaron de serlo. Las desgracias no sólo se viven en los hospitales y en los espacios que brindan atención a los enfermos de Covid-19, las desgracias también se hacen presentes en miles de hogares en donde los jóvenes se han refugiado para enfrentar esta pandemia de la que aún no se sabe cuándo terminará y qué otros daños colaterales dejará a su paso, cuáles serán esos daños y efectos para el mundo de las juventudes.
Bibliografía
Cedillo-Barrón, Leticia, Verónica López Perrusquilla, Julio García Cordero y Giovani Visososo Carvajal (2020), “ Covid-19. La enfermedad viral que se diseminó en el mundo”, en Revista Avance y Perspectiva, Cinvestav, s.p.
Comisión Económica para América Latina y el Caribe (2020), El desafío social en tiempos del COVID-19, Informe especial No. 3
Foro Consultivo Científico y Tecnológico, A.C. (2020), Reflexiones acerca del Coronavirus (COVID-19).
Ledermann W. (2003), “El hombre y sus epidemias a través de la historia”, en Revista Chilena de Infectología. Edición de aniversario, 13-17. Disponible en: https://scielo.conicyt.cl/pdf/rci/v20snotashist/art03.pdf
Nateras Domínguez, Alfredo (2019), Juventudes sitiadas y resistencias afectivas, México, Gedisa-UAMI.
Rivera González, José Guadalupe (2013), “Estudio mi carrera pero también trabajo, me embarazo y me deprimo. Algunas consideraciones sobre el abandono temporal de las aulas entre jóvenes universitarios en San Luis Potosí, México”, en Revista Interdisciplinaria de Estudios Sociales, núm. 8, pp. 139-160.
…………………………………. (2014), Las juventudes potosinas del siglo XXI. Miradas etnográficas sobre las exclusiones/inclusiones en la era de la globalización, México, Universidad Autónoma de San Luis Potosí, Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades.
Páginas de internet
https://www.who.int/csr/disease/swineflu/frequently_asked_questions/pandemic/en/
- Según la Organización Mundial de la Salud, una pandemia es la propagación de una enfermedad nueva a escala mundial (https://www.who.int/csr/disease/swineflu/frequently_asked_questions/pandemic/en/) ↑
- A los estudiantes se les informó desde un inicio que su identidad estaría siendo resguardada, ya que no se estaría revelando sus nombres. Además de informarles que esta información formaba parte de un proyecto con fines estrictamente académicos; por lo que se les solicito su autorización para poder hacer uso de su información en los productos que se derivaran de este ejercicio. ↑
- Es importante señalar, que para las fechas en que aplicó el cuestionario a los jóvenes (4 de abril y 6 de junio de 2020), aún no se tenía vacuna para atender la pandemia de Covid-19. ↑