La mediana minería en el México colonial.
Un ejercicio de aproximación

David Navarrete Gómez[1]
CIESAS Ciudad de México

Real del Monte en la actualidad. Foto: David Navarrete.

Este texto trata acerca de la mediana minería en el México colonial ¿Fue un sector reconocible y, por lo tanto, distinto de la gran y pequeña minería? ¿Qué importancia tuvo dentro de la minería novohispana? ¿Qué tipo de empresas y unidades de producción y refinación de minerales integraron al segmento de medianas explotaciones? ¿Qué individuos y grupos participaron en ellas? ¿Es útil concebir y estudiar a la mediana minería como una entidad separada?

Estas y otras preguntas, así como mi interés más amplio en el tema, tienen su origen en la primera investigación monográfica detallada que hice hace ya varios años y cuyos resultados principales vertí en la tesis con la que me gradué como licenciado en historia.[2] Aquella investigación fue sobre el distrito de Pachuca-Real del Monte en la segunda mitad del siglo XVIII y principios del XIX, un espacio y época que continúan siendo medulares en mis investigaciones. Conviene hacer una aclaración: mi encuentro con la mediana (y pequeña) minería no fue un objetivo que yo persiguiera. Vino a mí, y de manera contundente, en la forma de múltiples datos y referencias que fui encontrando en los documentos de archivo acerca de personajes, compañías mineras y eventos que no eran mencionados en las publicaciones sobre la historia minera de Pachuca-Real del Monte en el periodo tardío colonial. Así se abrió paso el capítulo “Los medianos propietarios” en el manuscrito final, inexistente en mi proyecto inicial de investigación. En este punto quedó mi primer encuentro y relación con la mediana minería. Aunque no dejé de pensar en ella y tomar nota cuando leía algo al respecto, en los años siguientes mi atención académica se dirigió a otros horizontes.

En 2015 inicié un proyecto mayor sobre mediana y pequeña minería que, con algunas interrupciones, continúo a la fecha. Una de mis motivaciones principales es contribuir a ampliar y descentrar la lectura e interpretación de la historia minera de México, atendiendo a grupos sociales, unidades de producción y espacios geográficos que han sido considerados de rango inferior o periféricos. La información y consideraciones que vierto en este texto se desprenden de esta línea de investigación.

Qué sabemos

Hablando de la minería colonial, nuestro conocimiento y comprensión de las estructuras productivas, sistemas y conflictos de trabajo, desarrollo tecnológico, suministro de materias primas, mecanismos y estrategias de financiamiento y dinámicas de comercialización de la plata, descansan primordialmente en estudios hechos sobre grandes empresas y empresarios y acerca de los principales centros y distritos mineros. Esto se ha traducido en la identificación parcial de los actores sociales y espacios económicos de la industria minera y, por ende, en un conocimiento inacabado de la composición, organización y funcionamiento de este importante sector de la economía y la sociedad del México colonial.

En un examen reciente de los principales trabajos publicados sobre la minería novohispana en los últimos 50 años, encontré que la existencia de unidades productoras y dueños de minas de mediana magnitud es reconocida por los historiadores y han sido tratadas en estudios sobre varias regiones mineras. Sin embargo, no han sido investigados de manera sistemática ni con la profundidad que ameritan.[3] En relación con la época que me ocupa en este texto, el notable auge minero del periodo de las reformas borbónicas ha sido estudiado y explicado sin prestar mayor atención a las empresas y zonas productoras situadas en los márgenes de la gran minería o refiriéndose a ellas de manera tangencial. Los investigadores han priorizado otros aspectos sin reparar en la relevancia de este sector. Fuera de un grupo reducido de especialistas, continúa predominando una idea imprecisa y desarticulada sobre la composición, funcionamiento y contribución de los dueños de minas y unidades productivas de mediana magnitud.

¿Cómo avanzar? De los vacíos a las propuestas

La realización de estudios de caso es una de las principales vías para avanzar en el frente de investigación al que me refiero. Sirva como ejemplo el caso el distrito de Pachuca y Real del Monte en la segunda mitad del siglo XVIII.

Esta destacada y antigua zona productora de plata, ubicada en la parte central de México, es un escenario muy propicio para abordar el tema que planteo. Desde el inicio de la explotación de sus yacimientos de plata a mediados del siglo XVI y hasta el fin del periodo colonial, existieron explotaciones de mediana magnitud. En otras palabras, fueron un componente permanente y estructural de la industria minera local. Pese a ello, no existen estudios monográficos al respecto. De mediados del siglo XVIII a principios del XIX, la minería en la Sierra de Pachuca estuvo dominada por la empresa de la Vizcaína —una de las más grandes de su tiempo— y sus dueños (el primer conde de Regla y sus descendientes), oscureciendo a la vista de los contemporáneos y, posteriormente y hasta nuestros días, de los historiadores, la existencia de otras unidades de producción y dueños de minas y haciendas de refinación que operaron en aquella comarca minera.

Podemos hacer extensivo este panorama historiográfico a otros distritos principales como Guanajuato, Zacatecas, Sombrerete, Bolaños y Taxco.[4] Es por ello que, además de contribuir al mejor conocimiento del caso específico de Pachuca-Real del Monte, me anima el propósito de estimular indagaciones similares sobre otras zonas mineras y animar un diálogo colectivo a partir de los hallazgos que vayamos encontrando y de las nuevas preguntas que surjan. Esta debe ser una agenda de investigación colectiva, dada la amplitud y complejidad del fenómeno a estudiar.

Una de las razones que explican el relativo abandono de la mediana minería en la investigación histórica es la menor disponibilidad y calidad de fuentes documentales. A diferencia de las grandes empresas y empresarios, los de rango mediano generaron menos registros escritos, y, con frecuencia, estos se encuentran dispersos en distintos archivos. Además, la información sobre ellos suele ser fragmentaria, lo que dificulta reconstruir su perfil y actividades durante periodos de varios años continuos. Se requiere, pues, de mayor tiempo para realizar estas investigaciones, condición que no favorecen las actuales políticas ni criterios de evaluación del trabajo académico en México, que priorizan la productividad en el corto plazo.

Antes de proseguir, es importante hacer la siguiente precisión terminológica. En este texto, utilizo el término de mediana minería para referirme al sector compuesto por los propietarios de minas y empresas (unidades de producción) distintos al conde de Regla y la empresa Vizcaína. Tanto en la historiografía minera sobre la Nueva España como en los estudios acerca de Pachuca y Real del Monte, el conde de Regla y la Vizcaína son considerados como arquetipos de la gran minería. Ningún dueño de minas ni empresa del distrito se les equiparó. Se trata, a todas luces, de una definición elemental y laxa, que iré afinando conforme avance en la reconstrucción y análisis de variables clave como los niveles de producción de plata, capacidad financiera, infraestructura y cantidad de trabajadores empleados por los “medianos mineros”. No obstante, en la etapa actual de mi investigación es una herramienta útil para hacer una primera clasificación del grupo y avanzar en su identificación y caracterización.

La participación de la mediana minería en la producción de Pachuca-Real del Monte

Para mi estudio en curso de la mediana minería en este distrito minero tomé dos preguntas principales como punto de partida: primera, cuál fue su peso/contribución en la producción de plata (una línea de análisis cuantitativo); segunda, cómo estaba compuesto el segmento, por un lado en términos numéricos (cuántos propietarios y empresas lo integraban), y, por otro, quiénes eran (caracterización cualitativa). A continuación, expongo algunos datos y reflexiones derivadas de mis avances de investigación para responder ambas cuestiones.

Entre 1701 y 1810 el distrito de Pachuca-Real del Monte produjo 6% de toda la plata novohispana, situándose como el séptimo más productivo del virreinato. Como en el resto de los campos mineros novohispanos, su producción de plata fue oscilante, alternando momentos de auge y descenso. En la segunda mitad del siglo XVIII este comportamiento estuvo enmarcado dentro de una tendencia productiva a la baja. A partir de los registros anuales de plata —uno de los indicadores sobre la producción más utilizados por los historiadores— se distinguen tres periodos principales: 1) De 1750 a 1770 se vivió en la comarca la mayor bonanza del siglo, con un promedio de 116,000 marcos anuales; 2) a continuación, 1780-1795, hubo un fuerte descenso, promediando sólo 64,519 marcos anuales; y 3) en los últimos años del siglo XVIII, 1796-1800, se experimentó un sensible repunte, pero muy breve, cuando la producción promedió 100 mil marcos anuales. Después siguió un agudo descenso y crisis de muy bajos niveles de producción de plata que se extendió a lo largo del primer cuarto del siglo XIX.

¿Cuál fue la participación de las medianas empresas en la producción de plata? El intento de responder a esta pregunta enfrenta varias dificultades informativas y metodológicas cuya exposición requiere de mayor espacio del que dispongo para este texto. Es posible hacer un ejercicio exploratorio a partir de los resúmenes de la plata quintada anualmente en la Caja Real de Pachuca desde 1761 a 1781 (Canterlá, 1975). Esta información permite agrupar y distinguir la producción del conde de Regla de la del resto de productores del distrito, entre quienes dominaron los que operaron a mediana escala. Con base en este procedimiento, se obtiene que la plata presentada por medianos (y pequeños) productores varió de un mínimo de 34% en 1763 a un máximo de 74% en 1768. El promedio atribuible a este sector durante 1761-1781 fue un significativo 50%.

Este panorama no refuta el poderío de la enorme empresa de la Vizcaína (que incluyó varias minas, haciendas de beneficio, ranchos y haciendas agrícolas). Los mayores niveles de producción de plata en un solo año durante el periodo examinado correspondieron al conde de Regla. De igual forma, y de acuerdo con lo que se ha sostenido acerca del dominio de la gran minería en el comportamiento de la producción de plata de la Nueva España en la segunda mitad del XVIII, la trayectoria productiva y ciclos económicos de Pachuca-Real del Monte estuvieron estrechamente articulados con los de dicho emporio minero. Los picos y crisis productivas de la Vizcaína impactaron en todos los órdenes de la vida del distrito.

No obstante, estamos ante un claro indicio de que, considerados como grupo, el resto de los productores que coexistieron con los Regla tuvieron un nivel de participación en la producción de plata que no habíamos imaginado. Si, además, traemos a la mente que, además, sus negociaciones mineras requerían de trabajadores, materias primas y productos elaborados, y de los servicios de comerciantes, arrieros, artesanos y varios trabajadores más en actividades ligadas a la producción de plata, debemos verlas también como uno de los pilares del sostenimiento y desarrollo de la economía y sociedad de aquellos pueblos mineros del distrito y de los asentamientos rurales de los alrededores.

Estos datos deben ser analizados a mayor profundidad, completarse y contrastarse con información de otras fuentes documentales. Es necesario, por ejemplo, considerar el subregistro en las cuentas de la Caja de Pachuca por la exención del pago de impuestos de la plata que tuvieron algunos dueños de minas, y tenemos también noticia de envíos directos de plata a la Caja de México, con lo que no aparecen en los registros de la caja de Pachuca.Hay que indagar también la incidencia de factores coyunturales como los conflictos de trabajo, problemas en el suministro de azogue, inundación de minas, crisis agrícolas y de subsistencia, etc.

Para cerrar, me refiero de manera resumida y esquemática a la composición del segmento de productores medianos. El primer apunte es sobre su cantidad. Un informe de 1772 acerca del estado de la minería en la región contabilizó, además del conde de Regla, 21 propietarios de minas en actividad: 10 en Real del Monte, siete en el Chico y cuatro en Pachuca. Veinte años después, en 1791, en la noticia introductoria que acompaña al Padrón de Población realizado ese año, el Subdelegado de Pachuca consignó 30 dueños de minas “principales”.

Estos documentos aluden a dos características importantes de este grupo de propietarios: el primero son diferencias significativas en su capacidad financiera. El informe de 1772 indica que sólo la mitad de los 21 propietarios tenían recursos suficientes para la operación de sus minas y otros debían acudir a préstamos de distinta procedencia. Por información contenida en otros documentos, sabemos que fueron frecuentes los embargos de bienes por deudas no liquidadas e incluso hubo casos en que los deudores acabaron en la cárcel.

La inversión requerida para sostener una mina activa (pagos a trabajadores, compra de materias primas e insumos de importación, etc.) no estaba al alcance de la mayoría de quienes obtenían el permiso legal para explotarla. Quizá por ello sólo un puñado de ellos logró extender sus operaciones durante periodos largos. Esto explica en parte que, con excepción del conde de Regla, prácticamente ninguno de los dueños de minas anotados en 1772 aparece en la relación del subdelegado de 1792. Para sortear la falta de capitales, los propietarios de este tipo recurrieron a estrategias diversificadas, combinando, por ejemplo, un capital semilla propio con préstamos de comerciantes o de otros mineros prestamistas. También fue frecuente la formación de compañías de varios socios, incluyendo comerciantes locales o de la Ciudad de México, que actuaban generalmente como los principales inversionistas. Quienes además de una mina tuvieron haciendas de beneficio, obtenían ingresos adicionales maquilando mineral de otros productores y el que compraban a los trabajadores calificados (el llamado “partido”). Este es otro capítulo de la historia de Pachuca-Real del Monte que estoy reconstruyendo y que relataré en otra oportunidad.

Reflexión final

Concluyo reiterando mi propósito y deseo de que, como los demás autores que participan en el dossier, este texto sirva para atraer la atención y aportar datos concretos sobre la mediana y pequeña minería en la historia de México, un sector relevante del que resta mucho por saber e investigar. Necesitamos avanzar en la identificación, reconstrucción y análisis de la amplia y variada composición y participación de este sector en las distintas regiones mineras coloniales, así como sus relaciones con la gran minería. El estudio de estos y otros aspectos que iremos identificando conforme avancen nuestras investigaciones conducirá, por un lado, a destacar su condición de agentes importantes de la industria minera, rebatiendo la condición marginal a la que se les ha relegado.

El caso de Pachuca y Real del Monte referido en estas páginas ilustra algunas de las vías por las que podemos avanzar y los frutos que se pueden cosechar. El estudio de la minería de mediana y pequeña escala permite observar y entender con una perspectiva más amplia la estructura y desarrollo de las regiones donde se desarrollaron desde perspectivas más amplias e integrales y, dada la importancia que tuvo la minería en la Nueva España, a construir un relato histórico más inclusivo de la sociedad y economía colonial y, por lo tanto, con mayor poder explicativo.

Referencias

Canterlá y Martín de Tovar, F. (1975). Vida y obra del primer Conde de Regla. Escuela de Estudios Hispano Americanos.

Navarrete G., D. (2007). Propietarios y trabajadores en el distrito minero de Pachuca, 1750-1810. Servicio Geológico Mexicano.

Navarrete G., D., y Povea Moreno, I. M. (2023). Introducción: ¿Minería marginal? Espacios, minerales y productores no hegemónicos en México y Argentina, siglos XVI-XIX. Naveg@mérica. Revista electrónica editada por la Asociación Española de Americanistas (31). https://doi.org/10.6018/nav.585971


  1. hyrco@ciesas.edu.mx

  2. Años después, la tesis fue publicada como libro: Navarrete, 2007.

  3. Estas impresiones están tomadas de Navarrete, 2018. El panorama general que encontré entonces continúa vigente, pero en años más recientes se han producido cambios alentadores. Uno de ellos es el avance de una agenda de investigación sobre la minería no hegemónica en México y otros países de América Latina, que está animada por un diálogo alrededor de preguntas y planteamientos conceptuales y metodológicos que comparten varios investigadores, lo que potencialmente conducirá a rebasar el alcance de los estudios individuales, desconectados entre sí. No con ello demerito el gran valor de este segundo tipo de investigaciones, pues los estudios de caso son y seguirán siendo un pilar de la naciente agenda colectiva a la que me refiero. Véase Navarrete y Povea, 2023.

  4. Por ejemplo en Guanajuato con el dominio de Antonio de Obregón, el conde de Rayas y la empresa de la Valenciana; en Taxco con Borda y su mina Chontalpa; Zacatecas con las compañías de Vetagrande y Quebradilla; Sombrerete con la Veta Negra de los Fagoaga; Bolaños con las minas del marqués de Vivanco.