Edith Kauffer[1]
CIESAS Sureste
Ilustración: Ichan Tecolotl con foto de Edith Kauffer.
Antes de adentrarme en el corazón de este texto que busca abordar las implicaciones académicas, políticas y personales de la investigación sobre, desde y en cuencas transfronterizas, es fundamental empezar por definir y delimitar lo que entiendo por cuencas transfronterizas. El acercamiento a la noción que propongo debe partir del cruce entre dos realidades, cuenca y frontera.
El primer significado, ampliamente descriptivo, refiere a los aspectos fisiográficos y ecológicos, donde “cuenca“ alude a un espacio considerado como “natural” delimitado por un parteaguas y organizado en torno a una confluencia de aguas que fluyen y convergen hacia un punto común, como un lago, un mar, o incluso hacia un punto de salida subterráneo, donde “desaparecen” en el subsuelo. Cuando este espacio está interrumpido por delimitaciones políticas internacionales, la cuenca adquiere un carácter trans-fronterizo debido a que está atravesada por una frontera internacional,[2] la rebasa y se extiende más allá de ésta.
Desde una perspectiva de ciencia política que propone mirar a las cuencas transfronterizas como escenarios políticos de interacción social (Kauffer, 2018: 18), hablar de éstas remite a ubicarse frente a objetos sumamente dinámicos, en constante transformación. Así, en las últimas décadas hemos observado un importante crecimiento numérico de las cuencas transfronterizas en el mundo debido a la formación de nuevos Estados, a la aparición contemporánea de fronteras internacionales y a una mayor sofisticación de los sistemas de información geográfica y de los programas computacionales especializados en delimitación de cuencas (McCracken y Wolf, 2019). Finalmente, lo que resulta fundamental en la propuesta de definición crítica de cuenca transfronteriza anclada en lo político que propongo, consiste en adoptar una visión que supere el reto del nacionalismo metodológico, transgrediendo de alguna manera las fronteras de los Estados nacionales (Kauffer, 2018: 22-27).
Partiendo de esta perspectiva, esta reflexión alimentada de mi experiencia propia propone un recorrido en tres tiempos en torno a las cuencas transfronterizas: su génesis en una serie de encuentros, su relevancia académica y política, y sus desafíos asociados con una suma de desencuentros develados a lo largo de dos décadas de investigación en cuencas transfronterizas de diferentes partes del mundo.
Orígenes: una historia de encuentros
Mi interés y fascinación por las fronteras se inscribe en una larga historia familiar de migraciones entre diversos países europeos y de América del Norte. Éstos se entrecruzan con más de dos décadas de vida en una ciudad históricamente sediente en la ribera del Mediterráneo y una infancia marcada por la gran sequía de 1976 —aunque permaneció olvidada en la profundidad de mi memoria hasta hace unos años—.
Mis encuentros con las fronteras y las aguas se han concretado en investigaciones realizadas en diversos escenarios de campo. Iniciaron en la frontera que separa a México de Guatemala y de Belice, donde nació mi interés de estudiar algo que hace 20 años no existía: las otras cuencas transfronterizas de México, es decir, aquellas no localizadas en la frontera con Estados Unidos. Cuando me refiero a esta inexistencia, debe entenderse a las cuencas no como espacios biofísicos considerados como “naturales”, sino a escenarios políticos de interacción social. Tal era así que parte del trabajo que emprendí junto con colegas de otras instituciones consistió en proponer varias propuestas de delimitación de las cuencas transfronterizas mexicano-centroamericanas, las cuales hemos sofisticado a lo largo de los años después de numerosas discusiones y de confrontaciones con las realidades del campo.
Este olvido, desinterés o falta de toma en cuenta de la existencia de las cuencas transfronterizas procede de un proceso de despolitización que se ha repetido en diversas partes del mundo. Por ejemplo, el principal texto de derecho internacional sobre cuencas transfronterizas no se atreve a nombrarlas: la Convención de Nueva York de 1997 o Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho de los usos de los cursos de agua internacionales para fines distintos de la navegación, la cual tardó 17 años en ser ratificada por los 35 Estados requeridos para su entrada en vigor en 2014. Otro caso notable fue el comentario que me hizo un funcionario de Marruecos en 2017 acerca de las cuencas transfronterizas con Argelia, negando su existencia: sin embargo, según las bases de datos internacionales (TWAP, 2016), ambos países comparten cuatro cuencas transfronterizas.
Relevancia académica y política: de la diversidad nace la expertise
El número más actualizado de cuencas transfronterizas en el mundo alcanza 310 donde vive actualmente el 52% de la población mundial en una extensión que representa 47.1% de la superficie terrestre (McCracken y Wolf, 2019: 11). Este dato en sí habla de la relevancia de la investigación en esta temática. Sin embargo, la literatura internacional se ha centrado en el estudio de las grandes cuencas, que generalmente corresponden con los principales ríos: principales por su extensión como el Nilo, el Mekong, el Indo, el Okavango, el Ganges-Bramaputra, el Danubio, el Amazonas, los ríos Paraná-de La Plata; principales por su importancia económica como el Colorado, el río Grande o Bravo; principales porque sus cuencas representan áreas conflictivas como el Tigris-Éufrates o el Jordán, o incluso principales por sus procesos de cooperación internacional como las cuencas transfronterizas entre Portugal y España, el río Senegal en África o la pequeña cuenca del Drin en los Balcanes. Cabe subrayar que en estos últimos casos, también la literatura existente incluye fuentes de la cooperación internacional y de agencias financiadoras que hoy en día contribuyen a fomentar acciones transfronterizas de cooperación.
Mis investigaciones desde 2003 y en el CIESAS desde el 2007 me permitieron transitar por cuencas transfronterizas de diferentes partes del mundo como las seis que comparten México, Guatemala y Belice, otras diez cuencas localizadas entre esta doble frontera y el norte de Panamá, de un total de 24 cuencas transfronterizas de Centro América, la cuenca del río Senegal en África occidental, las 34 cuencas transfronterizas del Mediterráneo y más recientemente, en 2023, la cuenca transfronteriza del Alto Ródano entre Suiza y Francia. Si sumo algunas subcuencas estudiadas con mucha precisión, mis investigaciones han abarcado un total de 51 cuencas transfronterizas a lo largo de los últimos 20 años.
Mis tránsitos en contextos políticos, geográficos y culturales tan distintos donde las fronteras políticas se entrelazan con otras modalidades de fronteras —culturales, religiosas, étnicas, “raciales”— me han permitido entender dinámicas cruzadas, relacionar, comparar y avanzar en mi reflexión académica, además de participar en interesantes procesos de capacitación y de reflexión con actores de distintas procedencias. Por ejemplo, fue clave mi trabajo en Senegal, en un escenario muy reconocido a escala internacional por sus acciones de cooperación desde los años 70, y el encontrarme con un conflicto diplomático mayor provocado por dicha cooperación —que las personas entrevistadas intentaban eludir—, para entender las dinámicas cruzadas de conflictos y cooperación en cuencas transfronterizas de Centro América, tomando en cuenta las escalas y los diversos actores involucrados (Kauffer, 2014).
Mi aparente dispersión en cuencas transfronterizas me ha permitido conocer cuencas aisladas y de bastante difícil acceso —como el Usumacinta y sus numerosos tributarios en México y en Guatemala—, con dinámicas actuales de fronteras de expansión y colonización y caracterizadas por pocas intervenciones hidráulicas. Me ha llevado también a observar y estudiar paisajes industrializados y modificados desde hace siglos por la ingeniería, donde los ríos se han convertido en reconocidos artífices del desarrollo como en el Ródano.
Hoy en día, la pesadilla del Ródano, resultante de decenas de décadas de intervenciones para controlar, modificar y explotar sus recursos, busca ser revertida debido a los impactos ambientales y a una legislación europea estricta, mientras esta misma realidad sigue siendo el gran sueño de los ingenieros que han buscado domar el Usumacinta, principalmente en México. En ambos casos, los desafíos de gestión son gigantescos, los conflictos velados entre Estados han predominado históricamente y la amenaza de los impactos del cambio climático llevan a anticipar impactantes escenarios que podrían ser atractivos guiones de películas de ciencia ficción.
Desafíos, desencuentros y aprendizajes
El trabajo de investigación social y política en, desde, y sobre cuencas transfronterizas se convierte en una aventura compleja en algunos países, en la medida en que es interpretado como un atentado a la soberanía de los Estados. Miedos, amenazas, imposibilidad de conseguir información de manera convencional, acusaciones, y desconfianza, forman parte del recorrido que he experimentado, principalmente cuando quien investiga no posee la ciudadanía de los países estudiados, sobre todo en América Latina y África. Distintos colegas han subrayado las mismas dificultades en otras partes del mundo.
Presiones, mandatos de la autoridad, y censura figuran entre las técnicas utilizadas por quienes ostentan el poder del Estado para limitar, controlar, u obligar a revelar fuentes y a entregar información de otros países, cuando visualizan que la investigación académica permite ir más allá de la formalidad diplomática.
El pasado y la historia del establecimiento de las fronteras, sobre todo cuando la configuración de la cuenca transfronteriza incluye un río internacional, el presente y futuro de las aguas “compartidas” en función de los usos, en un contexto de amenazas de los efectos del cambio climático, hacen compleja la cooperación internacional, aunque en algunos casos, son justamente las amenazas las que obligan al trabajo conjunto.
Desafiando fronteras y disciplinas, la investigación en, desde, y sobre cuencas transfronterizas no permanece anclada en los territorios estudiados. Posee esta fluidez del agua, este dinamismo que permite moverse a través y a pesar de las fronteras. Inagotable, llena de expectativas y de desafíos, pero también de descubrimientos en el camino, permite entender las relaciones locales transfronterizas entre grupos, a veces separados artificialmente por un río, y otras veces en que este río se convierte en el epifenómeno de una frontera que separa, aunque ésta exista realmente.
Así, lo fundamental de la investigación política en torno a las cuencas transfronterizas consiste en rebasar, cuestionar y criticar la visión hegemónica centrada en los Estados (Kauffer, 2018; Zeitoun y Mirumachi, 2008) para mirar a los procesos, dinámicas y fenómenos en distintas escalas y con una perspectiva incluyente hacia los diversos actores involucrados.
Referencias
Kauffer, Edith
2014 “Conflits et coopération dans les bassins versants transfrontaliers en Amérique Centrale et au sud du Mexique: du Lempa à l’Usumacinta“, Regions and Cohesion, vol. 4, núm. 2, pp. 30-53. https://doi.org/10.3167/reco.2014.040203.
Kauffer, Edith
2018 “Introducción: cuencas transfronterizas en la encrucijada de los conflictos y la cooperación: lo político más allá del nacionalismo metodológico”, en Edith F. Kauffer Michel (coord.), Cuencas transfronterizas: la apertura de la presa del nacionalismo metodológico, Ciudad de México, CIESAS (Biblioteca del Agua), pp. 15-44.
Kauffer, Edith
2019 “Entre territorio nacional y soberanía estatal: la compleja labor de delimitar cuencas transfronterizas” en Edith F. Kauffer Michel (coord.), Las dimensiones políticas de los recursos hídricos: miradas cruzadas en torno a aguas turbulentas, Ciudad de México, CIESAS (Biblioteca del Agua), pp. 97-133.
McCracken, Melissa, y Aaron T. Wolf
2019, “Updating the Register of International River Basins of the world“, International Journal of Water Resources Development, vol. 35, pp. 732-782. https://doi.org/10.1080/07900627.2019.1572497.
The Transboundary Water Assessment Programme (TWAP)
2016 River basin component. http://twap-rivers.org.
Zeitoun, Mark, y Naho Mirumachi
2008 “Transboundary water interaction I: Reconsidering conflict and cooperation“, International Environmental Agreements: Politics, Law and Economics, vol. 8, pp. 297-316. https://doi.org/10.1007/s10784-008-9083-5.