Rodolfo Rosas Salinas[1]
Posgrado en Historia-UNAM
Don Amando Gutiérrez se dirige desde las ocho de la mañana del centro de Tlaxcuapan, donde vive con su esposa, hacia la barranca de Coatecotzingo donde están sus fincas salineras en el paraje llamado Texcale. Es tiempo de secas, no hay cosechas, y por ello puede dedicarse de tiempo completo a la extracción de sal bajo el sol abrazador. Él, como sus antepasados, aún extrae del pozo la salmuera por medio de unos cántaros de barro de más de veinte litros que se atan y sujetan con un mecapal en su cabeza. Entra descalzo al pozo con el peligro que esto conlleva y sale de nuevo por la pequeña escalinata adosada a la pared, en la cual en cada escalón sólo cabe un pie. Él, al igual que sus abuelos, deposita el agua salada en piletas previamente reparadas con cal; ahí remueve el agua durante algunos días hasta que se va evaporando, se trasvasan de cajetes más grandes a otros más pequeños y finalmente queda asentada, blanca, cristalina, únicamente la sal (figura 1).
Figura 1. Fincas salineras en Tlaxcuapan, Puebla. Foto: Rodolfo Rosas Salinas/Proyecto Geografía histórica de la Mixteca Baja-ENAH.
La técnica de extracción de sal que utiliza don Amando en las salinas de Tlaxcuapan es la misma que en el pueblo vecino de Tecuautitlán, ambos pertenecientes al expartido de Piaxtla, Puebla, y fue compartida con otros pueblos nahuas del norte –Chiautla, Ocotlán, Chila y Xicotlán–, y con los mixtecos del noroeste de Oaxaca, de Igualtepec-Atoyac (Ewald, 1997; Doesburg y Spores, 2015) (mapa 1). Durante poco más de cinco siglos, la región de la Mixteca Baja poblana se ha caracterizado por la extracción de sal de pozos de salmuera de manera constante. Esta característica le valió el apelativo, durante el periodo virreinal, de “de la sal”, nombrando así a algunos pueblos de la región, como Chiautla de la Sal o Chila de la Sal. Piaxtla y Acatlán, la entrada a la Mixteca –según Motolinía (1568: cap. I: 127)–, eran los centros más importantes de distribución de este mineral. Según las Relaciones geográficas de 1581, Piaxtla: “tiene unas salinas en su comarca, en cuatro o cinco partes y suertes, de que sacan gran cantidad de sal […] no tienen los naturales más granjerías ni aprovechamientos más de los dichos que es la sal”, en tanto que en Acatlán: “Hácese la sal de cierta agua salada que mana, y ésta echan en unas piletas encaladas que tienen para tal efecto, donde el sol cuaja esta agua y se hace sal” (Relación de Acatlán y su partido, 1581: [¶30] 60, 41).
Mapa 1. Salineras en la Mixteca Baja poblana. Elaboró: Rodolfo Rosas Salinas.
Sin embargo, ahora la producción y venta de sal ha decaído en demasía. Atrás quedaron las épocas de abundancia. Durante la época colonial, y principalmente durante el auge de los centros mineros de Taxco, Huautla y Ayoteco en el siglo XVIII, la sal fue uno de los productos más importantes en el comercio interregional ya que era utilizada en la producción argentífera por medio de la técnica de azogue, en la cual este mineral se utiliza junto con el azogue para la separación de la plata. Después, durante el México independiente, con la incorporación de otras técnicas de refinado de los metales, así como con la industrialización de la sal de mar, la sal de tierra –como la producida en la Mixteca Baja poblana– perdió fuerza como producto de comercio.
Don Amando, sin embargo, espera que la técnica tradicional utilizada para la extracción sea un valor agregado para el mercado exterior. Así, por ejemplo, ha logrado que algunos de los migrantes nativos de Tlaxcuapan que viven en Estados Unidos prefieran llevar un poco de esta sal, más como producto suntuario que como parte de la dieta. Es también por ello que don Amando se niega a abandonar las técnicas tradicionales de extracción de sal.
La producción de sal en la Mixteca Baja poblana realmente no se diferencia mucho de lo que sucede en otras salinas del sur de Puebla y que han sido bien documentadas por, entre otros, Castellón Huerta (2016, 2008). La temporada de extracción comienza cuando terminan las lluvias, por agosto, aunque dependiendo del clima puede ser hasta finales de noviembre o incluso diciembre, pero, para don Amando, enero es el mes ideal. Durante los primeros meses de trabajo se hace limpieza y arreglo de los cajetes para el primer vaciado. La producción continúa durante toda la temporada de secas, hasta finales de abril o mediados de mayo –de nuevo depende del clima–, pues con las primeras lluvias ya será imposible un secado óptimo y entonces se opta por otras actividades, principalmente las agrícolas o bien el comercio de la sal acumulada durante la temporada. El proceso de vaciado comienza con la extracción de salmuera de uno de los varios pozos que en las cañadas se han excavado; el agua se deposita en los cajetes de yeso de diferentes tamaños según la cantidad de agua: pilas, pilancones, atotolineros y finalmente en los salineros, último lugar para que “cuaje”; en cada uno de ellos se menea o “voltea” para acelerar el proceso de evaporación (figura 2). Después, depositan la sal aún húmeda en chiquihuites, donde terminará de secarse y será más fácil de transportar hacia la casa en el centro de la población, donde terminará vendiéndose en cuarterones, litros, maquilas o cargas –80 kilos, aproximadamente–, por 200 o 300 pesos. Antes se hacían los panes de sal, que eran conglomerados generados a partir de cántaros de barro de pocos litros –5 en promedio– en los que se depositaba la sal para finalizar el secado. Ya no se ocupa de ello por el costo que representaban los barros y las facilidades que ofrecen las camionetas o cualquier transporte de motor.
Figura 2. Depósitos de la salmuera según el paso del proceso de secado. Foto y edición: Rodolfo Rosas Salinas/Proyecto Geografía histórica de la Mixteca Baja-ENAH.
Ya lista la sal para la venta hay dos vías principales de su comercio. Por un lado, los compradores por lo general son revendedores, quienes doblarán el precio duplicando con ello la ganancia llevando la sal a los mercados de las cercanías. En tanto que, por otro lado, en el mismo Tlaxcuapan, don Amando vende la sal en su tienda por cuarterones –un bote pequeño de un litro, aproximadamente–, a 15 o 20 pesos, además de la “sal sucia” para ganado, a un poco menos (figura 3).
Figura 3. Formas de venta de sal, por mayoreo y menudeo. Foto y edición: Rodolfo Rosas Salinas/Proyecto Geografía histórica de la Mixteca Baja-ENAH.
Esta forma de trabajo se viene replicando desde, por lo menos, mediados del siglo XVI, cuando la Corona de Castilla declaró que las salinas les pertenecían por derecho real, pero se dejó en manos de los pueblos salineros –encabezados por sus caciques– la explotación y comercialización. Su importancia quedó manifiesta, por ejemplo, en las varias ordenanzas virreinales que se dispusieron específicamente para estos pueblos de la Mixteca Baja poblana, así como otros del sur de Puebla. En ellas se protegía, por ejemplo, de que no hubiera “regatones” o revendedores, que no se tomara la sal por la fuerza sino que se pagara el precio justo, o bien que los pueblos que extraían la sal no dieran personas de servicio para otras labores, como la minería (Recopilación sumaria, 1677-I: 106-110).
Pero don Amando y sus colegas saben que ha cambiado la extracción de sal. Ahora, en lugar de cargar el cántaro de barro con el mecapal (figura 4), utilizan bombas de gasolina para extraer mayor cantidad de salmuera directa a los cajetes. En lugar de remover con escobilla lo hacen con escobas de plástico. También, durante el secado, ya no ocupan los chiquihuites para depositar y terminar de secar la sal, han sido sustituidos por grandes botes de plástico a los cuales les hacen algunos agujeros para que evapore el agua restante (figura 5). Esto ha alterado también el comercio regional, pues ya no se compran los cántaros de barro de Tecomatlán o Chinantla, o los Chiquihuites de Alchipini (mapa 2). Pero también esto conlleva a un más rápido secado de los pozos. Si bien antes trabajaban de ocho a veinte días para extraer la salmuera, y esto permitía un pausado pero seguro relleno del pozo, ahora el proceso puede hacerse hasta en un día, pero no permite sacar inmediatamente más agua salobre para acrecentar la producción.
Mapa 2. Comercio regional de la producción de sal. Elaboró: Rodolfo Rosas Salinas.
Figura 4. Cántaro que se usaba para la extracción de sal. Foto: Proyecto Geografía histórica de la Mixteca Baja-ENAH.
Figura 5. Cambio en el uso de chiquihuites por botes de plástico para el secado. Foto: Rodolfo Rosas Salinas/Proyecto Geografía histórica de la Mixteca Baja-ENAH.
A los cambios enunciados hay otros que se avecinan, más silenciosos y quizá más impactantes. El litio es un mineral que en los últimos años se ha vuelto el foco de atención debido a su uso en los sistemas de energía limpia, principalmente en las baterías de vehículos como coches o bicicletas, pero también en otros varios productos de diversas industrias –para cerámicas y automotriz–. El litio se halla en salares, campos geotérmicos, arcillas, entre otros varios lugares, y es identificado por ser blanco plateado, aunque su oxidación es rápida en el ambiente; es el metal más ligero de todos (GeoComunes, REMA, MiningWatch Canadá 2021; Saavedra 2019). Y precisamente en la región del Suroeste de Puebla existen al parecer algunos yacimientos de litio (Llaven, 2021). Y si bien aún no existe una intención directa por parte de empresas o gobierno, si ha llamado la atención de los productores el que sus lugares de extracción puedan ser en algún momento de interés para inversores. Así, don Amando dice que para él no existe problema alguno, que si lo que quieren es la piedra y el polvo que se lo lleven, pero que el agua es lo que le preocupa, pues finalmente es su recurso principal para la actividad salinera la cual, si se la llevan, se perderá la técnica tradicional.
Queda aún mucho por saber en torno a la producción de sal, quizá ya no tanto de las técnicas y la producción, pues cada vez más investigadores –entre ellos se cuenta con la importante labor de los cronistas locales– las han documentado de forma fehaciente y, asimismo, gracias a las nuevas tecnologías y medios es que pueden llegar al público académico así como al general; pero de las formas de organización, de la transmisión de saberes, de los rituales que se hacían y de las narrativas entorno a la extracción de la sal aún tenemos algunas lagunas. De nuestra parte, y como ejemplo, en San Juan Xicotlán se recopiló una narración sobre la creación de la sal:
la reina de Xicotlán con su esposo y su hijo pasearon por las salinas de Xicotlán y que ahí al niño le dio hambre y ella le dio de amamantar y se le cayó la leche, por eso surgieron las salinas, y su sal es muy rica pues son de la leche materna de la reina; luego pasearon por las salinas de Chila y ahí el niño lloró mucho y muy fuerte y todas las lágrimas hicieron que el agua de Chila fuera salada; continuaron paseando y llegaron a Ocotlán y ahí el niño se hizo pipí y por eso las salinas de allá huelen muy fuerte (doña Rosita Herrera, San Juan Xicotlán, 2018).
Aquí entonces se tiene la noción de que la sal mana de los fluidos de la reina de Xicotlán, mientras que la de los vecinos de otros fluidos del niño, denotando con ello una clara diferenciación y exaltación de su producto a raíz de un mítico suceso. Semejantes narrativas se hallan con otros pueblos de Mesoamérica, como mixes, coras o huicholes (Osorio, 2008). Falta, pues, averiguar las raíces simbólicas que unen al producto con las narrativas de su origen en la Mixteca Baja poblana y comparar con otros pueblos vecinos, nahuas del norte y mixtecos del sur.
Finalmente, la producción tradicional de sal se sigue haciendo pues también representa identidad, es parte del patrimonio biocultural y refleja el cúmulo de conocimientos generados y transmitidos durante generaciones; representa, pues, el cómo se definen estos pueblos salineros de la Mixteca Baja poblana.
Figura 6. Fincas salineras de Tlaxcuapan. Foto: Rodolfo Rosas Salinas/Proyecto Geografía histórica de la Mixteca Baja-ENAH.
Agradecimientos
Las temporadas de campo en que se ha recopilado información sobre la extracción tradicional de sal en la Mixteca Baja poblana ha contado con la colaboración de Alejandro Pantaleón Calixto, cronista de Acatlán y Chinantla del Consejo de la Crónica del Estado de Puebla y don Amando Gutiérrez, salinero de Tlaxcuapan, quien ha buscado continuar con la extracción tradicional de sal. También ha contado con la colaboración de Gerardo Carrera, cronista de Piaxtla. A diversos pobladores de Tlaxcuapan y Tecuautitlán, de Acatlán y Piaxtla, así como de otros pueblos salineros del ex-distrito de Chiautla de la Sal, como doña Rosita Herrera y don Moisés Flores de San Juan Xicotlán. Finalmente, a la doctora Laura Rodríguez Cano, profesora-investigadora de la ENAH, quien me ha permitido colaborar en su proyecto Geografía histórica de la Mixteca Baja y me ha compartido materiales de las salineras de Xicotlán, Tecuautitlán y Tlaxcuapan, en Puebla, e Igualtepec en Oaxaca, así como colegas y alumnos de la ENAH.
Bibliografía
Castellón Huerta, Blas Román (2016), Cuando la sal era una joya. Antropología, arqueología y tecnología de la sal durante el Posclásico en Zapotitlán Salinas, Puebla, México, INAH.
Castellón Huerta, Blas Román [coord.] (2008), Diario de Campo, suplemento núm. 51, Sal y salinas: un gusto ancestral, noviembre-diciembre.
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Ewald, Ursula (1997), La industria salinera de México. 1560-1994, FCE, México.
GeoComunes, REMA, MiningWatch Canadá (2021), Informe. El litio: la nueva disputa comercial dinamizada por el falso mercado verde, Colectivo GeoComunes, Red Mexicana de Afectadas por la Minería, MiningWatch Canadá, [en línea: https://geocomunes.org/Analisis_PDF/Litio_Informe_Final_Enero2021.pdf]
Llaven Anzures, Yadira (2021), “Servicio Geológico Mexicano explora posible explotación de litio u oro blanco en Piaxtla”, en La Jornada de Oriente, sección Puebla, 30 de marzo [en línea: https://www.lajornadadeoriente.com.mx/puebla/servicio-geologico-mexicano-explora-posible-explotacion-de-litio-u-oro-blanco-en-piaxtla/, consultado por última vez el 19 de marzo de 2022].
«Motolinía», Toribio de Benavente (1568 [1996]), Memoriales, edición crítica, introducción, notas y apéndice de Nancy Joe Dyer, México, El Colegio de México.
Osorio Ogarrio, Víctor (2008), “El recinto de las esculturas y su posible vínculo con un ritual salinero”, en Diario de Campo, suplemento núm. 51, Sal y salinas: un gusto ancestral, noviembre-diciembre, pp. 51-57.
Recopilación sumaria (1677 [1991]), Recopilación sumaria de todos los autos acordados de la Real Audiencia y Sala del Crimen de esta Nueva España, 2 ts., Eusebio Ventura Beleña (comp.), estudio introductorio de María del Refugio González, México, IIJ-UNAM.
«Relación de Acatlán y su partido» (1581 [1984]), en René Acuña (ed.), Relaciones geográficas del siglo XVI: Tlaxcala, t. segundo, México, IIA-UNAM, México.
Saavedra, Diana (2019), “Litio, elemento clave para las nuevas tecnologías”, en Gaceta UNAM, núm. 5102, 2 de diciembre, pp. 8-9.
[1] raz.fari@gmail.com