La Berkins: una combatiente de frontera[1]

Julio Antonio García Palermo
Martha Patricia Ponce Jiménez
CIESAS Golfo
julangapa@ciesas.edu.mx
pattyponce@gmail.com


 

Josefina Fernández antropóloga feminista argentina ha teorizado sobre las identidades de género trans y el feminismo, entre sus obras más renombradas encontramos Cuerpos desobedientes. Travestismo e identidad de género (2004) y La gesta del nombre propio (2005). Este año, Josefina Fernández presentó el libro La Berkins: una combatiente de frontera. Actualmente es coordinadora del Programa de Género y Diversidad Sexual del Ministerio Publico de la Defensa de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA).

La Berkins: una combatiente de frontera es un libro biográfico acerca de Lohana Berkins (1965-2016) una mujer trava[2] que avanzó en las fronteras no permitidas a las personas trans al romper las barreras que las excluyen legal, económica, educativa, médica y socialmente. Pero va más allá de ello, Fernández también nos presenta una radiografía social de la situación de las personas travestis en estado de prostitución[3] en Argentina caracterizada por la precariedad, la estigmatización, la discriminación y la criminalización.

El prólogo está escrito por María Moreno –reconocida periodista y feminista argentina– y el libro está organizado en trece capítulos que exponen, además del testimonio de Berkins, una serie de anécdotas sobre las personas que la acompañaron en su lucha por el colectivo travesti, visibilizando su vulnerabilidad. Resalta de manera importante la impunidad con la que actuaron las fuerzas de seguridad pública agrediendo, extorsionando, estigmatizando, discriminando y criminalizando a las mujeres travas dedicadas a la prostitución, sin el más mínimo apego al marco del respeto a los derechos humanos. Sin lugar a dudas, el otro mérito del libro es que hace evidente la vulnerabilidad de este grupo social por la falta de acceso a derechos elementales, como la educación, la salud, la vivienda, en resumen, a la justicia social. Cierra el texto, con una serie de fotografías de Lohana Berkins.

A través del método etnográfico, las entrevistas y la amistad profunda que unían a Lohana y Josefina, esta última nos brinda elementos teóricos y testimoniales para entender el mundo de las personas travestis que ejercen la prostitución y que, al mismo tiempo, han dedicado su vida al activismo por los derechos humanos. En palabras de Fernández (2020: 26) “la voz de Lohana saca del destierro al travestismo y construye un relato no sólo del “estar travesti” en el mundo, sino también uno sobre las historias vitales de quienes tuvimos el privilegio de tenerla cerca.”

Personajes clave como la Pocha Escobar, Gustavo, la Perica, Katiluz, Nadia Echazú, Diana Sacayán y el doctor Emilio Litardo, entre otros, nos permiten conocer el mundo de Berkins, sus gustos, sus pasiones, sus emociones, sus filias, sus fobias, sus apegos, sus batallas, es decir, la esencia de Lohana. Fernández (2020: 25) nos lleva de la mano para conocer la trascendencia de quien durante su lucha “reveló, politizó e hizo pública la situación del colectivo travesti, recluido hasta entonces al peor de los exilios, el de aquellos y aquellas cuya voz no es escuchada.”

En el primer capítulo, “Su propia trava”, se narra la hospitalización de Lohana Berkins y las muestras de afecto y acompañamiento que tuvo por parte de sus amistades y de colectivos de la sociedad civil. En esos momentos difíciles, obtuvo la solidaridad de Paul B. Preciado –reconocido filósofo transgénero-, entre otros, debido a todo el esfuerzo que Lohana dedicó a la despenalización de la prostitución y a la despatologización de las identidades trans. Berkins murió el 5 de febrero de 2016.

Lohana Berkins nació el 15 de junio de 1965 en la ciudad Salvador Mazza –mejor conocida como Pocitos– al norte de Argentina en la provincia de Salta. En su niñez vivió violencia y discriminación por parte de su familia, el padre la echó de la casa y tuvo que refugiarse en la ciudad de Salta donde fue recibida por la Pocha Escobar, quien compartía su pequeña casa alquilada con las travestis que se dedicaban a la prostitución. Esto le significó un espacio de aceptación y el inicio del ejercicio de la prostitución. Lo anterior, se describe en el segundo capítulo titulado “La Pocha”, donde se da muestra de los constantes obstáculos de las mujeres trans, iniciando por la exclusión familiar, el rechazo escolar y la conformación de una estética corporal feminizada. También se vislumbra la violación permanente de sus derechos humanos, tales como el no contar con un sistema integral de salud que garantice el derecho a un trato digno, a la atención médica basada en una perspectiva de despatologización, acompañamiento en su proceso de modificación corporal –rellenos (conocidos como “piu piu” o “colchón”), hormonización o cirugías de modificación corporal–, así como estrategias, prácticas y promoción de la salud sexual y la salud reproductiva y la prevención y atención a enfermedades e infecciones.[4] Además de lo anterior, se expone la ausencia de un sistema de impartición de justicia frente a la violencia policiaca y la negación legal de su identidad dentro del marco de respeto a su autopercepción de género, por mencionar algunos elementos.

Hay dos factores que intervienen en el liderazgo feminista de Berkins: primero, a diferencia de la mayoría de sus compañeras, sabía leer y escribir, lo que le permitió adquirir conocimientos sobre ideas progresistas y reivindicadoras que le sirvieron a la hora de exigir sus derechos, por ejemplo, tener acceso a una llamada telefónica cuando estaba en la cárcel (calabozo) y, segundo, era poseedora de una personalidad fuerte, decidida, aguerrida y leal.[5]

En el tercer capítulo, “¡Con este cuerpito!”, Fernández relata las experiencias de búsqueda de cuerpos feminizados y sus significados, es decir, cómo se construían los cuerpos, los deseos y las expectativas corporales de las mujeres travas, quienes mediante siliconas y aceites industriales lograban obtener. Es importante mencionar que debido a los materiales, procedimientos y falta de personal especializado, existieron constantes complicaciones sanitarias, lo que ocasionó graves infecciones y no pocas muertes de diversas compañeras y amigas de Berkins como fue el caso de Carlita y Agustina. ¿Qué pasaba cuando alguien moría a consecuencia de las prácticas insalubres y de la aplicación de los aceites utilizados? Según se relata en este capítulo, cuando alguna compañera moría se hacía lo siguiente:

conseguir un auto particular, subir el cadáver, encarar hacia el barrio de Núñez, a la zona donde después levantaron la cancha de River, y apretar el acelerador cuando el semáforo se pusiera verde. Cuando el velocímetro marcara 130 o 150 km/h, abrir rápido la puerta del vehículo y arrojar la muerta en plena ruta. Los camiones y autos se encargarían del resto. ¿Quién reconocería el cuerpo? Peor, ¿quién iba a reclamarlo? (Fernández, 2020, 67)

En los capítulos “Clientes, fiolos, rufianes y garrones” y “La Perica, una faraona del Tigre”, –cuarto y quinto respectivamentese analizan, por un lado, los problemas que enfrentan las mujeres travas que se dedican a la prostitución frente al abuso policiaco ejercido a través de la extorsión, el estigma, la discriminación, la criminalización, así como la violación de sus derechos humanos y, por otro, el rezago en materia de salud integral. Asimismo, Fernández nos presenta un código trava respecto a los personajes clave que se mueven alrededor del mismo, tales como son: los fiolos –proxenetas–, la madre de la calle –aquellas que ofrecen “cuidados” a cambio de favores o dinero– y las rufianas –mujeres trans que pasan información a la madre de la calle.

Para comprender a Lohana Berkins es necesario conocer su historia con Gustavo, el gran amor de su vida, con quien tuvo una relación sólida por tres años que la lleno de cariño y seguridad. Fue una de las personas que la hizo sentirse especial y aceptada. Esto se puede leer en el sexto capítulo.

En el séptimo capítulo, “¡No somos mudas!”, Josefina nos detalla la organización y el activismo de las personas travestis en situación de prostitución frente a la impunidad de las fuerzas policiacas, quienes les inventaban delitos y las golpeaban. Por otra parte, se observa el desconocimiento e insensibilidad de ciertos sectores clasemedieros de la sociedad de Buenos Aires que no entienden el rezago institucional en materia de derechos humanos y obliga a las mujeres trans a ejercer la prostitución.

En el capítulo octavo “No pasar por esta vida como un fantasma” se aborda la articulación del Frente Nacional por la Ley de Identidad de Género, que aglutina a once colectivos[6] y activistas por los derechos humanos de las personas lésbico, gay, bisexual y Trans (LGBT). Respecto al proyecto, el corredactor fue el entrañable amigo de Lohana, el doctor Emilio Litardo –activista y miembro de la Asociación de Lucha por la Identidad Travesti Transexual (ALITT) ̶, quien ideó la ley con cuatro “des”: la despatologización, la desjudicialización, la desestigmatización y la descriminalización. Dentro de este proceso, Fernández (2020: 168) precisa: “Lohana fue la gran articuladora de ese magma de organizaciones que disputaban entre sí su condición de clase, de género, sus posiciones políticas e ideológicas”.

En el capítulo noveno, “A cara y cuerpo”, Lohana narra cómo sufrió la violencia familiar desde la infancia por parte de su padre, mientras que en la escuela vivió agresiones, aislamiento y golpes, es decir, violencia. A los 13 años viajó durante más cuatro horas rumbo a Salta. Este cambio de residencia le permitió vivir de forma más fluida su identidad y expresión de género. Dentro del código trava, la frase “A cara y cuerpo, marica” implica la autodeterminación de afrontar sola la vida, de no depender de los demás, de conocerse y amarse.

En el siguiente capítulo, el décimo: “¡Estás fantaseando, marica!”, se aborda la soledad, las violencias, la experiencia de la niñez trans, se explica cómo las fantasías permiten llevar una vivencia menos dolorosa, es decir, una vida habitable en medio de la terrible vulneración enmarcada por la pobreza y la ignorancia. Berkins explica:

Para mí la fantasía […] Es el mundo de lo posible, donde vos podés ser. También es una manera de esquivar tanta crueldad, porque ¡hay que sostenerse cuando de chiquitita sos despreciada, te desvalorizan, te cagan a palos! Y es en ese mundo que tenés que construirte para seguir viviendo. Tanto te hacen creer que sos repugnante que tenés que escapar. ¿Cómo te construís si crecés empapada de rechazo? (Fernández, 2020: 199).

En el capítulo once, “Nos matan por la sexualidad”, se hace evidente la indignación y el horror por el travesticidio de su amiga, la activista por los derechos humanos de las personas trans, Amancay Diana Sacayán (1975-2015). Lo que se analiza en este apartado son cuatro componente: el desprecio a la identidad y expresión de género travesti, la saña desmedida, la exclusión educativa, social, laboral y de salud de las mujeres trans y falta de acceso a la justicia.

Cabe mencionar que con base en el Protocolo para la investigación y litigio de casos de muertes violentas de mujeres (feminicidio) de la Unidad Fiscal Especializada en Violencia contra las Mujeres (UFEM, 2018,19) el crimen de odio de género o por su Orientación Sexual, Identidad o Expresión de Género (OSIEG):

tiene su raíz en la discriminación estructural producto del mandato patriarcal que imponen normas y conductas sociales determinadas y considera desviarte lo que se aparta de ellas, en particular la heteronormatividad […] el ataque de la persona autora enuncia que cualquier otra expresión u orientación sexual debe ser censurada, corregida y castigada.

Sin embargo, debido a la indignación, a la movilización y a la notoriedad del caso de Sacayán, se logró aplicar el Protocolo y recolectar suficiente evidencia para que se sentenciara al asesino a cadena perpetua, siendo el primer caso en donde todo el expediente se utilizó el términos teóricos-políticos de travesticidio.

Uno de los principales problemas que se observa a través la biografía de Berkins es la falta de oportunidades escolares, laborales, médicas y jurídicas para las personas trans producto del estigma, la discriminación, la criminalización y la falta de respeto para con sus derechos humanos. Sin embargo, en el capítulo doce, “El sillón de Patricio”, la autora nos presenta dos experiencias que tuvo Berkins: primero, trabajar como secretaria y asesora en derechos humanos del legislador Patricio Echegaray (1946-2017) y la segunda, terminar la secundaria. Respecto a la primera es necesario resaltar el avance en materia de acceso a trabajos formales desde la integración de Lohana Berkins al cargo mencionado como parte del equipo de Patricio Echegaray en la legislatura argentina, al ser éste un renombrado actor político, líder de izquierda y quien durante más de tres décadas fue Secretario General del Partido Comunista de Argentina. Sobre la segunda, se observa las constantes discriminaciones administrativas y educativas que afrontan las personas trans y que explica las razones del hartazgo y la deserción escolar de este grupo de la población.

La reflexión que desde la antropología y el feminismo hace Josefina Fernández en el último capítulo, gira alrededor de lo que define como combatiente de frontera que considera es la definición misma de Lohana Berkins: una mujer íntegra que supo adaptarse y asimilar los distintos espacios donde puso el alma, sus fuerzas, su historia y su propia vida. Berkins ofrece su testimonio de las distintas formas en que las mujeres travas se organizaron para protegerse de un sistema policiaco que las acosaba, extorsionaba y asesinaba. Y de una sociedad que las invisibilizaba, las estigmatizaba, las discriminaba y las criminalizaba. Hoy, gracias al trabajo de Josefina Fernández podemos leer las vivencias, las experiencias, las luchas y las violencias sufridas por Lohana, así como las tensiones que había entre los grupos de la prostitución y el Frente Nacional por la Ley de Identidad de Género. Pero sobre todo, su texto nos permite conocer y agradecer el liderazgo estratégico de Berkins, dentro del movimiento por los derechos humanos de las mujeres travestis.

Lohana Berkins, una combatiente de frontera, reflexionó acerca del cuerpo, las identidades de género trans, las representaciones del ser travesti, pero también lo hizo respecto a las relaciones afectivas, amorosas, sexuales y eróticas y fue más allá, pues nos dejó un legado importante en la defensa de los derechos humanos de las personas de ese grupo social, mismo que gracias a seres humanos como ella, han logrado ganar espacios importantes en las sociedades latinoamericanas, caracterizadas por ser profundamente moralinas, conservadoras, misóginas y llenas de prejuicios sobre las personas trans femeninas.

Sin duda alguna, una de las herencias más importante de Lohana –gracias a la escritura de Josefina– fue poner en la mesa del debate eso que llamamos el sistema sexo-género, ese que se construye, ese desde donde se reproducen –de manera consciente o inconsciente–, el binomio del ser mujer y hombre, la heterormatividad y el cissexismo –mediante los prejuicios, el estigma, la discriminación, la criminalización y la doble moral que permite y consolida la violencia estructural hacia las personas trans.

Lohana luchó para mostrarnos la internalización de la culpa judeo-cristiana –base de nuestra moral sexual hasta ahora–, el miedo, la exclusión, la discriminación y la criminalización y, por poner ese conjunto de elementos en la mesa por la defensa de los derechos humanos. Es por eso que Lohana Berkins se convierte en el símbolo de la fuerza travesti latinoamericana.

Bibliografía

Berkins, Lohana (1995), Transgeneridad: la construcción/desconstrucción de nuestra identidad, Buenos Aires, Asociación de lucha por la identidad Travesti-Transexual (ALITT).

——-(1997), Construiendo la ciudadania travesti, Buenos Aires, Asociación de lucha por la identidad Travesti-Transexual, (ALITT).

——-(1997), En Argentina la policía tortura a las travestis, Buenos Aires, Asociación de lucha por la identidad Travesti-Transexual (ALITT).

——-(1999), Informe preliminar sobre la situación de las travestis en la ciudad de Buenos Aires, Buenos Aires, Asociación de lucha por la identidad Travesti-Transexual (ALITT).

——-(2003), “El itinerario político del travestismo”, en Sexualidades migrantes. Género y transgénero, compilado por Diana Maffía, pp. 127-137, Buenos Aires, Feminaria.

—–(2013), “Los testimonios interpelan: los existenciarios trans”, en La diferencia desquiciada: géneros y diversidades sexuales, editado por Ana María Fernández, Wiliam Siqueria Peres, pp. s/d, Buenos Aires, Biblos.

y Claudia Korol (comp.) (2007), Diálogo: prostitución-trabajo sexual: las protagonistas hablan, Buenos Aires, Feminaria .

– y Josefina Fernández (coords.), (2005) La gesta del nombre propio: Informe sobre la situación de la comunidad travesti en la Argentina. Buenos Aires, Ediciones Madres de Plaza de Mayo.

– (comp.) (2007), Cumbia, copeteo y lágrimas. Informe nacional sobre la situación de las travestis, transexuales y transgéneros, Buenos Aires, Asociación de Lucha por la Identidad Travesti-Transexual, ALITT).

Borisonik, Diego (2017), Hablar de diversidad sexual y derechos humanos: guía informativa y práctica, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación -Secretaría de Derechos Humanos y Pluralismo Cultural. Recuperado de https://www.argentina.gob.ar/sites/default/files/guia_diversidad.pdf

Fernández, Josefina (2020), La Berkins: una combatiente de frontera, Buenos Aires, Penguin Random House, edición Kindle.

Ley No. 26.743 (2014), Identidad de género, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación-Secretaría de Derechos Humanos. Recuperado de http://www.jus.gob.ar/media/3108867/ley_26743_identidad_de_genero.pdf

Unidad Fiscal Especializada en Violencia contra las Mujeres (2018), Protocolo para la investigación y litigio de casos de muertes violentas de mujeres (feminicidio), Buenos Aires, Ministerio Público Fiscal-Procuraduría General de la Nación, República de Argentina. Recuperado de https://www.mpf.gob.ar/ufem/files/2018/03/UFEM-Protocolo-para-la-investigaci%C3%B3n-y-litigio-de-casos-de-muertes-violentas-de-mujeres-femicidios.pdf

  1. Fernández, Josefina (2020), La Berkins: una combatiente de frontera, Buenos Aires, Penguin Random House, edición Kindle.

  2. El término trava en Argentina se deriva de travesti, fue usado de forma peyorativa y “vulgar” para referirse a ellas, sin embargo, ha sido reposicionado política y culturalmente por la comunidad trans. Borisonik (2017: 24) define a las personas travestis como “persona trans que utiliza ropas ‘socialmente’ a otro género”. En Argentina este término, también, suele reconocerse desde una resignación política en el movimiento de la diversidad sexual. Es común el uso de este término como sinónimo de personas trans sin distinguir el grado de intervención corporal.” A diferencia de México, en Argentina el término travesti es utilizado como un concepto paraguas que incluye diversas identidades y expresiones de género. Al respecto, agradecemos al maestro Manuel Aguilera (director de programa de Impactodigital.org) por su valiosa orientación.

  3. En la presente reseña se utilizará los términos “prostitución” o “estado de prostitución” toda vez que en el texto se habla en esos términos, por otra parte, para las personas abolicionistas argentinas, el término “trabajo sexual” o “trabajadora sexual” implica una ofensa. Específicamente, Lohana Berkins se definía como prostituta y por su postura abolicionista estaba en contra de definirse como trabajadora sexual. Agradecemos a la autora, doctora Fernández, por la orientación sobre este punto.

  4. Desde 2012, la Ley de Identidad de Género (también conocida como Ley 26.743) garantiza un sistema integral de salud para las personas trans, es decir, acompañamiento en los procedimientos de hominización, intervenciones quirúrgicas y reasignación genital (total o parcial), entre muchos otros derechos.

  5. Berkins escribió los siguientes textos: “Los testimonios interpelan: los existenciarios trans”, en 2013; Transgeneridad: la construcción/desconstrucción de nuestra identidad, en 1995; Construiendo la ciudadania travesti, en 1997; En Argentina la policía tortura a las travestis, en 1997; Informe preliminar sobre la situación de las travestis en la ciudad de Buenos Aires, en 1999; por otra parte, coordinó, junto con Josefina Fernández, el libro La gesta del nombre propio. Informe sobre la situación de la comunidad travesti en la Argentina. Participó como copiadora en Cumbia, copeteo y lágrimas. Informe nacional sobre la situación de las travestis, transexuales y transgénero, en 2007; y, en conjunto con Claudia Korol, compiló Diálogo: prostitución/trabajo sexual: las protagonistas hablan, en 2007. Por mencionar algunos de los textos que realizó a lo largo de su trayectoria. Más información en el catálogo de la Biblioteca Nacional “Mariano Moreno”, https://www.bn.gov.ar/.

  6. Participaron la Asociación de Lucha por la Identidad Travesti Transexual (ALITT); la Comunidad Homosexual Argentina (CHA); la Cooperativa Nadia Echazú; el Movimiento Andiscriminatorio de Liberación (MAL); Futuro Transgenérico; Putos Peronistas; Encuentro por la Diversidad-Córdoba; Jóvenes por la Diversidad; Antroposex; Crisálida Tucumán; y Adistar Salta.