Jesús Ruvalcaba Mercado. In Memoriam

Liliana Arellanos Mares
CIESAS Ciudad de México

Tan solo un día antes de concluir el año 2023 nos tomó por sorpresa la noticia de la partida de Jesús “Chuy”, “el profe” o “Ruval”. Fue triste y lamentable recibir el 2024 con tan lamentable pérdida.

Jesús Ruvalcaba Mercado, oriundo de Teocaltiche, Jalisco, fue agrónomo, antropólogo y fanático de las Chivas del Guadalajara. Además, le gustaba la literatura, el huapango, Manzanita, vestir con huaraches de suela de llanta y correas de piel, amén de tener un gusto extremo por el picante.

Ingresó al CISINAH-CIESAS como becario en 1976, y un año después de manera oficial: en 1977 pasó a ser investigador asociado. Su vasta labor como académico se concentra en un curriculum próspero que refleja su gusto y responsabilidad por el trabajo, lleno de vocación científica por la vida social y agricultura campesina, la historia de los pueblos, la violencia estructural y la ética y compromiso ante la labor académica, el gusto por el trabajo de campo, la historia y la antropología de la Huasteca, en sus diferentes porciones geográficas de Hidalgo, Tamaulipas, Veracruz, Querétaro, Puebla y San Luís Potosí.

Sin enfocarnos en una numeralia extensa, solo traeremos a colación algunos cuantos datos que muestran el origen de sus inquietudes, sus perspectivas analíticas y sus temas de interés. Solo para testificar su vocación docente, diremos que a los 32 años comenzó a impartir sus primeras clases de Etnohistoria, Etnología y Antropología. Impartió más de 50 cursos a nivel licenciatura y posgrado. La ENAH fue primordialmente su espacio de formación, desde 1982 y de manera más intensa e ininterrumpida de 1996 hasta 2022. También fue docente en los programas de posgrado en el CIESAS, en las sedes de Ciudad de México y Yucatán. Dirigió 26 tesis de licenciatura y en otras 10 fungió como director o miembro de un comité tutorial de posgrado. Dictó más de 150 ponencias a lo largo de su fructífera carrera como académico en escenarios nacionales y extranjeros. Además de dirigir trabajo de campo, siendo asesor de estudiantes o investigadores huéspedes de Japón, Estados Unidos, Hungría, Polonia, Canadá y Francia, fue partícipe de varias comisiones internas y colegios académicos.

Además de su múltiple producción en libros, artículos, memorias, entrevistas, y discos compactos de la Colección Huasteca, fue también un impulsor de eventos académicos, mesas redondas y coloquios, desarrollando su labor más importante y representativa en el Encuentro de Investigadores de la Huasteca que en noviembre pasado cumplió 22 ediciones.

En cuanto a su personalidad, podemos decir que su semblante rudo a menudo contrastaba con su trato afable, interesado y comprensivo. Es posible pensar que dos características que lo definieron fueron su generosidad —en el más amplio sentido de la palabra— y su apoyo a la formación de estudiantes. Jesús era bueno y presto para la escucha, no solo tratándose de temas académicos, sino para todos aquellos devenires que tenían que ver con la vida cotidiana y personal de sus estudiantes.

Su férreo compromiso con una rigurosa revisión de textos académicos de estudiantes de licenciatura y posgrado no solo mejoraba la escritura y sintaxis de los escritos, sino que inculcaba la imperiosa necesidad de crear escritos serios, responsables y éticos. Los textos aquí integrados son testimonios amenos que ilustran su huella marcada en la vida de colegas, estudiantes y familia.

Quienes estuvimos cerca de él agradecemos la oportunidad que nos dio la vida de haber conocido a uno de los más grandes pilares de los estudios de la Huasteca en México. Con el vacío que nos ha dejado es menester interrogarnos sobre la continuidad o clausura de las investigaciones de las comunidades nahuas, otomíes, teenek, tepehuas y totonacas de la Huasteca en el CIESAS.

Con su partida, la Huasteca pierde a uno de los pioneros en visibilizar las grandes problemáticas de ese territorio, culturalmente heterogéneo y diverso. Ya Jesús descansa a lado de Juan Manuel, Lorenzo Ochoa y Pancho Lartigue. Cuatro grandes impulsores de huastecólogos y amantes de esa región rica en calidez humana, como ellos.

Querido Jesús: le queremos y le extrañamos. Le colocaremos su zacahuil junto con cafecito negro y un buen aguardiente de Colatlán en el próximo Xantolo.

Descanse en Paz.