Ignacio J. March Mifsut
Biólogo
Ilustración Ichan Tecolotl
Ronald Nigh fue un amigo y colega del mayor valor para el desarrollo de la agroecología, el aprovechamiento de los conocimientos indígenas para el desarrollo sustentable y para la conservación de la biodiversidad en la región maya del sureste de México, Guatemala y Belice.
En un principio conocí a Ron cuando leí el artículo científico de mayor importancia sobre la agricultura de los mayas lacandones, los hach winik de Chiapas (Nations y Nigh, 1980). Este artículo clásico sobre la agrosilvicultura de los mayas lacandones demuestra como este pueblo indígena desarrolló un profundo conocimiento con enfoque ecológico sobre el aprovechamiento integral de los recursos para la subsistencia que ofrecen un complejo mosaico de milpas con elevada riqueza en agrobiodiversidad, entremezcladas con selvas tropicales en distintos grados de sucesión. Pienso que este famoso trabajo desarrollado por Ron en colaboración con Jim Nations, un amigo mutuo, determinó buena parte del rumbo que siguió Ron como investigador y como impulsor y practicante de métodos de producción sustentable en la región maya.
Ron formó parte del grupo de expertos en ecología y conservación que durante la década de los años noventa del siglo XX procuraron importantes fondos internacionales y apoyaron proyectos que favorecieran el desarrollo sustentable de los pueblos indígenas mayas, siempre con la gran meta de lograr conservar la enorme riqueza biológica y ecosistémica de la gran selva maya compartida por México, Guatemala y Belice.
Con la arqueóloga mayista de gran prestigio, Anabel Ford, Ron participó en el desarrollo del “jardín forestal maya”, un concepto de desarrollo agrosilvícola basado en el profundo conocimiento indígena de los mayas del pasado y del presente, y combinado con las prácticas agroecológicas mejor adaptadas a los recursos naturales de la región maya. Con este modelo, Ron y Anabel buscaron recrear y explicar la agrosilvicultura practicada por los antiguos mayas en la Reserva Agroecológica El Pilar, en la frontera entre Guatemala y Belice.
Sin temor a equivocarme, puedo mencionar que Ron se convirtió en uno de los etnobiólogos de mayor renombre en Mesoamérica, que con sus publicaciones, talleres y participaciones en eventos académicos formó a muchas personas que se han dedicado a buscar el desarrollo y aprovechamiento inteligente de los recursos naturales de esta región.
Tuve la fortuna de tener largas conversaciones con Ron acerca de numerosos temas académicos, pero todos vinculados con la gran meta que muchos hemos perseguido desde distintas trincheras: conservar y aprovechar los conocimientos y recursos naturales de la selva maya.
Tristemente Ron nos ha dejado, pero sus valiosas enseñanzas y recuerdos siempre permanecerán entre nosotros. Se fue un gran humanista, un gran científico y un gran amigo que nunca podremos olvidar.
Bibliografía
Nations, J. D. y Nigh, R. B. (1980). The Evolutionary Potential of Lacandon Maya Sustained-Yield Tropical Forest Agriculture. Journal of Anthropological Research, 36(1), 1-30. https://doi.org/10.1086/jar.36.1.3629550