Teresa Rojas Rabiela
CIESAS Ciudad de México
Hilde, Teresa Rojas Rabiela, J.E. Mendoza, Juan Manuel Pérez Zevallos en Tlaxcala
Fotografía de Teresa Rojas Rabiela. Archivo TRR. (2019)
Hildeberto Isaías Martínez Martínez nació en Naolinco, Veracruz el 18 de diciembre de 1940. Falleció el 2 de diciembre del presente año en la ciudad de Xalapa, Veracruz, al lado de su esposa Keiko Yoneda y de su hijo Yaopain Makoto.
Conocí a Hildeberto en 1973, cuando regresé de una estancia de investigación en Estados Unidos y España, como becaria del CISINAH (hoy CIESAS).
Recuerdo como si fuera ayer cuando Brixi Boehm, entonces secretaria académica cuando Ángel Palerm era director del CISINAH, me dijo: vas a conocer al “alumno estrella” de Pedro Carrasco. Se refería a Hildeberto, por entonces becario en el programa que aquel encabezaba, titulado Estructura social indígena en el siglo XVI (Programa V), para desarrollar su tesis de maestría en Antropología de la Universidad Veracruzana, donde había conocido al maestro Luis Reyes García, académico integrante de este mismo programa, quien dirigía el proyecto Traducción y preparación de documentos.
Posteriormente, Hildeberto participó en el proyecto dirigido por Reyes, orientado a la Publicación de fuentes para la historia económica y social de México, en cuyo contexto continuó su preparación académica como etnohistoriador y adquirió su afición, casi adicción, por los archivos y la lectura de los antiguos documentos novohispanos, por la paleografía.
Desde aquel 1973 trabamos una amistad profunda y afectuosa. En 1977 tuve el privilegio de participar en el sínodo de su examen de grado, al lado de los maestros Luis Reyes García y Jesús Monjarás Ruiz, desarrollado en la Facultad de Antropología de la Universidad Veracruzana. El texto fue discutido en el seno del entonces Programa de Etnohistoria con fines de publicación, recibiendo sugerencias de sus integrantes, a las que se sumó, al decir del propio Martínez, la “presión” alentadora de Guillermo Bonfil, entonces director general de la institución. La obra se publicó con el título Tepeaca en el siglo XVI. Tenencia de la tierra y organización de un señorío (México, Ediciones de la Casa Chata, 1984), que pronto se convirtió en una obra de lectura obligada para los interesados en la historia de las sociedades indígenas del periodo virreinal y que, sumada a la debida a Pedro Carrasco, Reyes García y Mercedes Olivera (Pillis y macehuales. Las formaciones sociales y los modos de producción en Tecali del siglo XII al XVI, Ediciones de la Casa Chata, 1978), representó un avance cualitativo fundamental que cambió el paradigma dominante por entonces sobre la estructura social y política indígena del primer siglo colonial, basado en el calpulli igual a comunidad, uno que trascendió las generalizaciones hechas por otros autores que se basaron en los textos de las obras “tradicionales”, particularmente la del oidor Alonso de Zorita.
Con una sólida formación y con el respaldo de su pericia paleográfica y su incansable labor en archivos en busca de documentos primarios, Hildeberto desarrolló una obra escrita original y novedosa sobre dicha estructura, en especial en torno a la tenencia de la tierra antes y después de la invasión europea, cuyos resultados y conclusiones ampliaron y profundizaron los planteamientos hechos y las brechas abiertas por nuestros maestros Carrasco y Reyes García.
Por aquellos años setenta el maestro Hildeberto dirigió un proyecto colectivo sobre los señoríos de Tecamachalco y Quecholac de las épocas prehispánica y colonial, que formaba parte del proyecto más amplio dirigido por Luis Reyes, Publicación de fuentes para la historia económica y social de México, en el cual participaron dos becarias pasantes de licenciatura, Gabriela Solís Robleda e Hilda Aguirre Beltrán, quienes realizaron sus tesis, la primera sobre el Gobierno indígena colonial de Tecamachalco y Quecholac (ENAH, en 1985) y la segunda sobre La congregación de Tlacotepec (1604-1605), presentada en la UAM, en 1984. Los tres, además de ocuparse de sus propias investigaciones, colaboraron para preparar una colección de documentos siguiendo la tradición académica de la investigación etnohistórica del CISINAH/CIESAS, según la cual éstas deben fundamentarse en información primaria obtenida en los documentos de archivo originados en la región misma de estudio o bien en las instancias de gobierno de la época, o, como lo dijera Pedro Carrasco, basarse en el estudio de casos concretos, con objeto de ir más allá de las generalizaciones contenidas en las “fuentes tradicionales”.
Hildeberto en homenaje a Luis Reyes García en CIESAS Ciudad de México
Fotografía de Teresa Rojas Rabiela. Archivo TRR. (2019)
Hildeberto, fiel seguidor de la tradición de publicar documentos primarios de archivo, plasmó sus quehaceres paleográficos en la Colección de documentos coloniales de Tepeaca (México, INAH, 1984, Colección Científica, 134) y, más tarde, en los dos tomos, en coautoría con Solís Robleda, titulados Colección de documentos para la historia colonial de Tecamachalco y Quecholac, 1542-1656 (México, CIESAS, 2018).
Otro fruto notable de aquel proyecto fue el libro escrito por Hildeberto Martínez, publicado una década después del dedicado a Tepeaca: Codiciaban la tierra. El despojo agrario en los señoríos de Tecamachalco y Quecholac (Puebla, 1520-1650) (México, CIESAS, 1994).
Un breve texto posterior, fruto de la madurez del conocimiento, reflexión y análisis del maestro Martínez sobre la estructura social indígena de origen mesoamericano lo dedicó al polémico “Calpulli ¿Otra acepción de teccalli?” (publicado en 2001, en la Colección Agraria, CIESAS/Archivo General Agrario), en el cual plantea esta inquietante posibilidad que, sin duda, tendríamos que revaluar, pero ha quedado perdido e ignorado en medio de la corriente historiográfica hegemónica sobre el calpulli.
Hildeberto estaba desde hace varios años consagrado a reunir y analizar documentos primarios de la región sur del estado de Puebla, fiel a la tradición de basar sus estudios en este tipo de fuentes. Dejó un libro en proceso que esperamos que pueda publicarse.
En otro orden de cosas está la contribución de Hildeberto a un terreno algo distinto a los anteriores, parte de una tarea que emprendimos hace algunos años, a raíz del fallecimiento del maestro Luis Reyes García (2004), al lado del maestro Juan Manuel Pérez Zevallos, integrados en una comisión para publicar la colección de Obras escogidas de Luis Reyes García, con el patrocinio del CIESAS. Además y dado su conocimiento sobre su maestro y sobre los grupos indígenas de su estado natal, Hildeberto se encargó de escribir la preciosa presentación al tomo 1: Rememorando al amigo, así como las notas de Los diarios de campo en el municipio de Zongolica, Veracruz, 1961 y 1962 (México, CIESAS, 2018). Estos diarios, de inestimable valor, permanecían inéditos, resguardados en el Archivo de la Biblioteca Luis Reyes García, en la casa que habitó en sus últimos años, en el barrio Tetela, La Magdalena Tlatilulco, Tlaxcala.
Como docente, Hildeberto destacó especialmente en materia de paleografía, en cuyo terreno, y como casi nadie, era capaz de desentrañar las letras antiguas más difíciles. Acompañado o estimulado por el también desaparecido maestro Juan Manuel Pérez Zevallos y por la doctora Valentina Garza Martínez, Hildeberto enseñó este oficio a los jóvenes de la ENAH y del posgrado en Historia del CIESAS Peninsular.
Dotado de una inteligencia superior, analítica, creativa y crítica, Hildeberto, siempre tímido, retraído y extremadamente modesto, no gustaba de elogios ni de figurar o ser el centro de la atención. De suave trato, sonriente o enojado según fuera la situación a la que se enfrentaba, lo recordaremos sus amigos, colegas, compañeros y alumnos como una buena persona, honesta y valiente y como un etnohistoriador que no solo continuó sino que amplió y ahondó en las propuestas de sus maestros, haciendo sus propios hallazgos, contribuyendo de manera significativa a dilucidar algunos de los problemas más intrincados del conocimiento científico sobre la complejidad social del México prehispánico, de la Mesoamérica del posclásico tardío.
Siempre lo recordaremos y debemos honrar su legado académico y humano.