Melquiades Martínez Nájera “Mech”[1]
Comunitario, epigrafista, maya tseltal
Mi mamá y mi abuelo en la Universidad Tecnológica de la Selva iniciando el ritual de bienvenida y la petición de sabiduría a los docentes, guías y alumnos(as) en el inicio del Simposium de Toniná y sus alrededores. Archivo personal.
Soy Melquiades, nací el día 10 de diciembre del año 1981 en la comunidad de San Juanito municipio de Ocosingo, Chiapas, México. Hablo el idioma tseltal y, durante el transcurso de los años, aprendí, en la escuela y en el trabajo, el idioma español. Sé también un poco de inglés básico.
Durante mi infancia en mi comunidad accedí a una pequeña escuela donde empecé a aprender español y después, poco a poco, fui conociendo la zona arqueológica de Toniná gracias a que mis abuelos, año tras año, acudían a hacer el ritual de petición de la fertilidad, de la abundancia de los alimentos y de la vida. Por esa razón cada año asistía al sitio sagrado de Toniná.
Cómo fui conociendo nuestro pasado ancestral
Para mí es muy importante Toniná porque es un lugar maravilloso lleno de energía que nos han dejado nuestros ancestros. A una corta edad empecé a trabajar en Toniná con el arqueólogo Juan Yadeun. El arqueólogo es muy amigo de la comunidad y me invitó a que yo me integrara a su equipo de excavación. Yo accedí y mis padres también, y así empecé a aprender sobre cómo hacer las excavaciones, la reestructuración.
El arqueólogo Yadeun me enseñó cómo se restauran los monumentos, así como la iconografía que, en parte, se mantiene viva en Toniná. De esa manera fui aprendiendo poco a poco. Después me enseñó a dibujar y a hacer las réplicas de las esculturas, ahí fue que me nació la idea y me emocioné de querer dibujar las piezas, de manera que el arqueólogo Yadeun me dio la oportunidad de ir dibujando pieza tras pieza que él y su equipo iban encontrando en Toniná.
Luego llegaron otros señores que eran epigrafistas, entonces ahí me nació también el interés de querer aprender a leer los glifos. Llegó el epigrafista Guillermo Bernal y me compartió sus conocimientos. Al igual el epigrafista Carlos Payán, quien me enseñaba epigrafía y yo le enseñaba tseltal. Ambos me dieron muchos materiales de los cuales empecé a aprender, y mucho me animó la doctora Maricela Ayala Falcón cuando llegaba a Toniná. En paz descanse esa doctora, ya falleció.
Más tarde llegaron otros restauradores y conocí al epigrafista Ángel A. Sánchez Gamboa. Con él empecé a trabajar con las piezas que están exhibidas en el museo de sitio de Toniná así como con las que están en la bodega. Así fui aprendiendo cada vez más y más. Yo le transmitía a él los significados en tseltal y él me enseñaba más las escrituras jeroglíficas.
Conocimientos para la comunidad
Toda la información arqueológica y de epigrafía es de suma importancia para la comunidad. Cada vez que yo aprendía algo lo compartía con mi comunidad, así nació en ellos el interés de querer aprender más. Como guía de turistas que soy en el sitio de Toniná cuando llegan los alumnos de diferentes de comunidades les transmito directamente a los pequeños el significado y la importancia de los monumentos que se encuentran albergados en el sitio y en el museo del sitio. A los niños y niñas les encantan saber y conocer de sus ancestros. En la comunidad he impartido talleres de artesanías así como de lengua y escultura; también lo he hecho en el museo de sitio.
Los hallazgos arqueológicos y nuestros saberes mayas
Monumento Altar Circular, nuevo hallazgo en la zona arqueológica de Toniná. Ocosingo, Chiapas, México. Temporada 2019-2020 dirigido por el arqueólogo Juan Yadeun Angulo. Asistente: Melquiades Martínez Nájera “Mech”. Archivo del autor.
Monumento Altar Circular. Nuevo hallazgo en la zona arqueológica de Toniná, Ocosingo, Chiapas México. Temporada 2019-2020 dirigido por el arqueólogo Juan Yadeun Angulo. Dibujo: Melquiades Martínez Nájera “Mech”, asistente de arqueología en Toniná. Archivo del autor.
El nuevo monumento Altar Circular fue hallado durante las temporadas de trabajo de campo, excavación y restauración del Proyecto Arqueológico de Toniná 2019-2020 dirigido por el arqueólogo Juan Yadeun Angulo, en la zona arqueológica de Toniná, perteneciente al municipio de Ocosingo, Chiapas, México.
Este monumento fue hallado en la esquina surponiente en la subestructura del edificio 5 que se localiza en el extremo oriente de la sexta terraza del sitio. Se trata de uno de los edificios más antiguos de Toniná, del periodo Clásico, 300 a 700 d.C., y cuenta con una serie de subestructuras en la parte interior, indicios de su remodelación en varias ocasiones.
El Altar Circular debió ser parte de los marcadores centrales que se ubican en el espacio conocido como Juego de Pelota, correspondientes al periodo Clásico, y posteriormente fue movido para su entierro ritual durante las remodelaciones de varios edificios importantes del sitio. Uno de ellos es el edificio 5, que tiene una base muy profunda y es el lugar donde comenzaron a edificar los primeros altares dedicados al culto de la salida del sol (puesta del sol) y los movimientos de la luna.
El Altar Circular se encuentra en un estado muy erosionado, salvo algunas partes visibles de su contexto general. Cuenta con una imagen central en donde aparece un personaje sentado en su trono muy ricamente ataviado. En lo que se alcanza a ver del personaje, lleva un animal parecido a un jaguar abrazado con su brazo izquierdo, mientras la mano derecha la lleva medio alzada agarrando una vasija con elementos dispuestos a ser entregados; lleva un penacho en la cabeza con la imagen de una de las deidades muy importantes: el dios Kawil, el Dios del Fuego y los Relámpagos, y normalmente estos diseños van asociados al Dios del Maíz. El personaje también lleva cargando una estructura en la parte de atrás con bases y amarres de esteras y borlas de algodón, lleva una faldilla con bordados de trazos diagonales y una tobillera.
Enfrente del personaje aparecen unos textos jeroglíficos bastante deteriorados, pudiendo verse un poco como bahlun ahaw = noveno señor o divino. El personaje se encuentra dentro de una imagen parecida a una luna o a la forma de una U, en la parte de abajo se alcanzan a ver otros cartuchos jeroglíficos de diferentes proporciones en dónde se alcanza a ver la parte final como (u-pitz-na) “u pitzan” que se puede traducir como “en el juego de pelota”. El altar cuenta alrededor con 18 cartuchos jeroglíficos muy erosionados, sólo les queda visible la parte inicial. En el orden de lectura los seis primeros cartuchos se dedican a la cuenta larga del antiguo calendario Maya:
1. Tziik-haab
2. Bahlun pik
3. Chan winik haab
4. Cha lahun haab
5. Wak winiki
6. Huk lahun k’in
7. Buluch k’aban
8. i ?
9. U-tihuunil
10. Ho lahun k’ankin
Que se podría traducir como:
1. La cuenta del tiempo es
2. nueve baktunes
3. cuatro katunes
4. doce años
5. seis meses
6. diecisiete días
7. era once k’aban del Tzolkin
8. luego?
9. en la boca del códice
10. era quince k´ankin del haab
Esta fecha corresponde en el calendario gregoriano al día 29 de diciembre del año 526 d. C. Si continuamos interpretando los glifos más erosionados podríamos tener una propuesta de acuerdo a lo que se puede observar en los cartuchos 11 y 12 que podrían corresponder a una cuenta del calendario lunar del clásico Maya. Así continúan los textos introductorios 13 y 14 sobre el evento que se narra.
Luego los siguientes cartuchos jeroglíficos dicen:
15. Ch’oj ch’aj Aj li. Ch’ojch’aj (se esparció incienso)
16. u bah ah k’ahk’. Ubaj Aj ka’hk’ (en la imagen del señor fuego)
17. Ch’ajom ahaw, u juk haab li. Ch’ajom ahaw?? U juk haab (divino incensador de los siete años).
18. kohkah wi’ts’ Po ahaw (Águila Serpiente de las Brisas. Divino señor de P´o) (hoy Toniná).
En otras palabras lo que parece consagrarse en este Altar Circular es que en la fecha 29 de diciembre del 526 d. C. debió hacerse una gran fiesta en la ciudad para festejar el día y el esparcimiento de incienso sobre la imagen recién tallada en piedra arenisca del gobernante en turno, aunque también se acostumbraba hacer estas actividades después de la muerte de los gobernantes. En este caso al colocar el Altar Circular hubo esparcimiento de incienso en el espacio mismo del Juego de Pelota por parte de uno de sus sacerdotes llamado “Divino incensador de siete años”.
Lo que aún se conoce y se sabe de los ancestros en mi comunidad
Cuenta mi abuelo que hace años, cuando era niño, antes de preparar las tierras para la milpa se tenía que hacer un ritual de petición del espacio en que se iba a sembrar el maíz. Dice que el maíz es un grano que tiene vida y siente como el ser humano, dice que hay pedir permiso donde se va a germinar, donde saldrán los nutrientes que se van a necesitar. Dice mi abuelo que el Ahaw, Dios de la Montaña, es el que cuida el grano del maíz y así también las otras plantas, los insectos, los animales, las aves y todo ser viviente que existe dentro del agua. Dice que cuida al ser humano.
En el ritual se le pide permiso al Ahaw para poder cortar las plantas y los árboles. Una vez preparadas las tierras se procede a seleccionar los granos del maíz y a separar los diferentes colores: el blanco, el amarillo, el negruzco y el rojo. Las abuelas se encargan de bendecir todo lo que se va a sembrar en la milpa: el maíz, el frijol, la calabaza y el chile. En ese ritual también se esparcen todo tipo de semillas de verduras dentro del mismo espacio. Todo esto es algo muy importante para la comunidad y hasta ahora se siguen haciendo los rituales para la petición de los alimentos. Mi abuelo es el Principal de la familia y de la comunidad, es el Mamil Ahaw o “Divino Abuelo”. Como él lo vio desde niño cómo se hacía, lo sigue haciendo hasta el día de hoy.
El ritual comienza con el esparcimiento del incienso, tal como se puede ver en las esculturas de la antigua ciudad Maya tseltal de Pó Ahaw, ahora llamada Toniná. Se esparce el incienso a todas las semillas que se van a sembrar. El abuelo se ciñe la frente con una tela blanca para representar el espíritu transparente del maíz, así como representar el aire que se respira y las blancas nubes donde se guarda el agua para el maíz. Luego se hace tronar un cohete para representar al trueno que va a germinar el maíz y todas las demás semillas. El abuelo es el orador y está a su cargo hacer la petición de las necesidades de la familia y de la comunidad.
Haciéndose el momento en comunión con el Dios Ahaw se le entrega a la Madre Tierra los alimentos y las bebidas preparadas por las mamás y las abuelas. Hay una costumbre que viene desde los ancestros de Toniná: “arrancar la tierra” para hacer un agujero y ahí depositar la ofrenda. Actualmente se sigue haciendo similar. El Dios Ahaw o Ch’ul Ahaw es para nosotros la una unión equilibrada de la Madre Naturaleza, en donde la mitad es vida y la otra mitad es muerte, por eso para nosotros Ahaw es un todo. Es el que nos dio como regalo el primer aliento cuando nacimos, el agua que es nuestra sangre, la tierra por donde comenzamos a caminar buscando nuestros alimentos que necesitamos cada día, y es nuestra luz espiritual que nos ilumina y nos enseña día a día mucha sabiduría.
Para volver a empezar
Ahora ya no es como antes. Ahora en la comunidad está dividido lo político y lo religioso, en tiempos de P’o (hoy Toniná), los dos estaban en una misma persona pero actualmente con nuestra religión sincretizada, con el catolicismo, en la comunidad, el abuelo o la abuela es la máxima autoridad espiritual. Ellos(as) siguen siendo los oradores y los que ayudan a los demás con la petición de la buena salud. Ellos(as) conocen las plantas medicinales ancestrales pero, de la cuestión política organizativa se ocupan los hijos o parientes. Sin embargo cuando es necesario trabajar y reflexionar las ideas para el desarrollo de la familia o la comunidad se toman en cuenta a los Principales, esa decir, se toman en cuenta los conocimientos de los mayores y mayoras, sus experiencias tenidas a lo largo de su vida en los diferentes cargos y actividades que han desempeñado.
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Mech también es guía de turistas en Toniná y dibujante en los proyectos dirigidos por el arqueólogo Dr. Juan Yadeun Angulo| Correo electrónico: meltonina.mm@gmail.com ↑