Etnicidades, culturalismo y la etnogénesis han en China

Ivonne Virginia Campos Rico[1]
El Colegio de Tlaxcala, A.C.

Edificio del Centro de rónicas y Genealogías de la Biblioteca Nacional de China, Beijing, China. Foto: Ivonne Campos


China es un universo conformado por una gran diversidad de pueblos, que en conjunto forman un complejo entramado de expresiones culturales de gran riqueza. La etnicidad en el territorio chino también tiene una historia profunda, que está vinculada a las formas en las que la población han 汉, hoy en día considerada como el grupo etnonacional mayoritario, fue configurando su dominio, y, con él, las definiciones de la diversidad étnica y cultural presente en la población china, la imagen con la cual el grupo mayoritario se presentaba ante los otros, y las formas en que entendía y traducía a los demás grupos mediante el cristal culturalista han.

Hoy en día existen 55 minorías nacionales en el territorio chino y una etnia mayoritaria, los han. En las tradiciones historiográficas dominantes en el territorio chino, se considera a los han como una etnia —que hoy suma casi 1300 millones de integrantes—, y es hasta entrado el siglo XXI que se cuestiona la validez de esta afirmación. Los han son considerados como los creadores y detentores de la densa estructura que conforma hoy en día la identidad cultural china, y que, históricamente, ha convivido con las diversidades habitantes de los alrededores del “Reino del Medio”.

Para comprender los mecanismos que permitieron el sostenimiento del dominio cultural han y su actual consideración como una etnia, durante mis estudios de doctorado en el Centro de Estudios de Asia y África de El Colegio de México, me enfoqué en realizar una aproximación etnohistórica a la identidad han, con la intención de deconstruirla y encontrar los elementos que la definen étnicamente, construyendo una interpretación alternativa a la convencional, que los circunscribe a una identidad definida por premisas culturales (Campos, 2012). El objetivo fue precisar y analizar los elementos que intervinieron en el proceso de etnogénesis han durante la dinastía Qing (1644-1911), mediante la observación de su interacción en un escenario social en el que prevalecieron las relaciones sociales de tipo interétnico, y en el cual el sistema militar de Ocho Banderas fue fundamental para entender la lógica de gobierno manchú, un gobierno de “soberanía étnica” (Elliot, 2001).

Portadilla de la revista Dong Fang Za Zhi, Vol. 1 No. 1, 1904. Foro de uso libre

El discurso predominante en las publicaciones chinas sobre etnicidad e historia de las minorías étnicas, hasta la década de 1990, refiere con insistencia al origen multiétnico y la unidad poblacional y territorial como un hecho fundamental para el pueblo chino. Un texto representativo de esta construcción historiográfica es el del historiador Ho Ping-ti (1967), quien mediante la hipótesis de la “sinización”, afirmaba que el poder cultural del pueblo chino (en particular, de los han) fue la principal fuerza impulsora de la maquinaria que logró el dominio han durante más de veinte siglos de historia china. Es decir, que la aculturación masiva de las poblaciones que entraban en contacto con los han, produjo la ampliación de los dominios del imperio, y que pueblos como los mongoles, o los manchúes, que lograron fundar dinastías en el territorio chino, tuvieron tal logro en virtud de la sinización a la que se sometieron.

La hipótesis de la sinización es problemática porque invisibiliza la diversidad cultural tanto al exterior del pueblo han como al interior mismo del enorme conglomerado poblacional, además de pasar por alto la importancia de la etnicidad en el proceso de implementación de las relaciones sociales y políticas en el enorme territorio chino. La discusión de tal dominio cultural durante la dinastía Qing, un periodo de gobierno de más de dos siglos en el que el grupo dominante no era han, sino manchú, pone de relevancia la necesidad de indagar más allá en las formas de dominio manchú ejercidas en el periodo. Hacia la década de 1990, estudiosos norteamericanos cuestionaron la validez de la sinización como única posibilidad explicativa del dominio manchú. El señalamiento más agudo acerca de las deficiencias de la hipótesis de la sinización es el del artículo de Evelyn S. Rawski publicado en 1996, en donde, refiriéndose al texto de Ho Ping-ti mencionado arriba, indica que no fue la sinización, sino la habilidad para usar sus vínculos culturales con los pueblos no-han de Asia interior, lo que permitió a los manchús consolidar su gobierno y permanecer en él durante más de 250 años (Rawski, 1996).

En los años posteriores se fortaleció esta postura, creándose la corriente New Qing History, a la que contribuyeron estudiosos como Pamela Crossley, Mark Elliot y Johanna Waley-Cohen. El punto central de los estudios de la New Qing History fue la referencia a las fuentes en manchú y en otras lenguas (no sólo en mandarín), y la observación de las formas en que el gobierno de la dinastía Qing amplió el territorio imperial, no sólo mediante tácticas de guerra eficientes sino a través de una serie de reconocimientos étnicos con las poblaciones antes tributarias: la “soberanía étnica” que explica Elliot (2001: 13) significó el reconocimiento de las identidades étnicas de todos los pueblos —comenzando por el propio pueblo manchú—, y también, por supuesto, del pueblo han. Una vez que los manchús lograron dominar las formas políticas neoconfucianas y legitimarse como gobernantes, usaron el reconocimiento de las etnicidades de todos los pueblos que conformaban el Gran Qing para dominar su imperio.

Este mecanismo implicó para los han, por primera vez en su historia, ser identificados en términos étnicos y no culturales. Durante la dinastía Qing, no fueron vistos como el pueblo dominante, como el poderoso pueblo de cultura arrasadora, sino que fueron colocados, en nivel de igualdad, con el resto de los pueblos que conformaban el imperio chino.

La identidad étnica han

Pueden mencionarse al menos tres aspectos en donde es posible observar, desde una perspectiva etnohistórica, la conformación de la identidad étnica de los han, consolidada durante el tiempo de la dinastía Qing. El primero es la creación de espacios de legitimación del gobierno, uno de ellos, el Sistema de Ocho Banderas. La convivencia entre manchús y han fue una de las principales preocupaciones del gobierno manchú, ya que era muy importante gestionar con éxito la conquista, pues aunque tenían el control político eran minoría numérica. Llevar a los han a sus filas fue importante en términos estratégicos. Un espacio de observación de estas estrategias es el Sistema de Ocho Banderas, un cuerpo militar de élite conformado por soldados de cinco grupos étnicos diferentes: manchús, mongoles, tibetanos, hui y han. Los destacamentos del Sistema contaban con espacios habitacionales diferenciados étnicamente, y sus contingentes luchaban identificados a partir de su pertenencia étnica. Así, los han se vieron en la obligación de autoidentificarse como uno más en el cuerpo militar de la dinastía, y ser identificados como tales desde fuera, tanto por sus pares en el Sistema, como por la población civil, han en su mayoría (con todas las diversidades en el enorme territorio, entre ellos los hakka y los cantoneses).

El segundo elemento es el parentesco. A partir del abordaje de la identidad étnica que elabora Fredrik Barth (1969), se identifica al parentesco como frontera étnica en el contexto de las relaciones interétnicas durante la dinastía Qing. Las relaciones familiares entre los han se configuran en el marco de la ritualidad confuciana, presente al menos desde el siglo II a. C. entre la población han. Si bien la ritualidad confuciana del parentesco fue una práctica que los gobernantes manchú hubieron de adoptar como parte de su legitimación como gobernantes, las definiciones del parentesco han contenidas en el llamado zongzu 宗族 —el grupo de descendencia patrilineal iniciado a partir de un ancestro común y conformado por varios jia 家 o núcleos familiares básicos—, que incluían templos ancestrales, genealogías (zupu 族谱 y jiapu 家谱), tierras de propiedad grupal familiar, y el derecho a la asignación de un sitio en el templo común del grupo (Chang, 1991), definían claramente la pertenencia a un linaje han, y con ello, marcaban una frontera étnica frente a otros grupos.

El último elemento de identidad étnica han que mencionaremos, y que surgió en las postrimerías del siglo XIX en el fragor del surgimiento del movimiento nacionalista que dio paso a la revolución de 1911, es la adopción de hanzu 汉族 como etnónimo para referirse a ellos mismos, un hecho sin precedentes en la historia de China. Los intelectuales han rechazaron la presencia manchú resaltando los elementos étnicos que los hicieron diferentes, y, de hecho, aprovechando las lógicas del gobierno de soberanía étnica instaurado por los propios manchús. Los intelectuales revolucionarios han defendieron vehementemente su identidad de grupo en un sentido de pertenencia étnica, utilizando las discusiones sobre raza entonces en su apogeo, propias del darwinismo social y del nacionalismo. Fundamentada en su memoria y elementos culturales ancestrales, la identidad étnica han fue construyéndose mediante un proceso de etnogénesis (Navarrete, 2004; Hill, 1996), que se nutrió de los discursos intelectuales de los revolucionarios han.

Edificio de la Biblioteca de Humanidades y la Hemeroteca de la Universidad Fudan, Shanghai, China. Foto: Ivonne Campos


Zhang Binglin (1869-1936), uno de los principales autores de los mencionados discursos revolucionarios, fue quien acuñó por primera vez el término hanzu, que sería usado a partir de entonces como etnónimo del grupo, siempre con un enfoque anti-manchú, que enfatizaba la frontera entre uno y otro grupo. Reconquistar el dominio de China era parte de su lucha, por lo que también resaltaron elementos culturales como la agricultura y el sedentarismo para diferenciarse de los seminómadas manchús, argumento utilizado como mecanismo revolucionario en contra del grupo gobernante.

Etnohistoria para entender a China

Jonathan Hill (1996) define la etnogénesis como “la síntesis de las luchas culturales y políticas de un pueblo por su existencia, así como su conciencia histórica de esas luchas”. A diez años de haber finalizado la tesis de doctorado, encuentro aún evidente el argumento elaborado respecto de la construcción de la identidad étnica han durante la dinastía Qing. Si bien los elementos que la definieron en ese momento procedían de la muy larga historia del conglomerado han —a quienes se conoció con diversos nombres a lo largo de su historia—, el punto crucial del surgimiento de los han como grupo étnico, en el momento de la transición a la etapa moderna de la historia de China, se halla en las luchas revolucionarias impulsadas por los intelectuales del grupo, así como por los campesinos en las tierras agrícolas, y los estudiantes en las conflictivas metrópolis invadidas por potencias extranjeras. Los postulados de la New Qing History han sido objeto de controversia en años recientes (Guo, 2016; Cams, 2016), y en definitiva, como toda corriente historiográfica, sus afirmaciones no constituyen una verdad absoluta.

No obstante, aún encuentro factibilidad analítica en el proceso de etnogénesis han de fines del siglo XIX, en tanto permite reconocer la agencia de los han en la construcción no sólo de su identidad moderna, sino también en la búsqueda de la unidad del pueblo chino para lograr la construcción de la nueva nación, a partir de un discurso que inició siendo anti-manchú y que finalmente reconoció el valor de la integración de una sola China en el momento de transición (todo esto expresado en los Tres Principios del Pueblo).

Los procesos de ruptura y reunificación se produjeron en diversos momentos de la historia de China, y el surgimiento de la nación china no es la excepción. Finalmente, no debe perderse de vista que este análisis tiene sus bases en la perspectiva etnohistórica latinoamericana en la que me he formado, y que mediante el abordaje de la etnogénesis —procedente de los análisis de los procesos sociales vividos por los pueblos mesoamericanos y andinos en respuesta a la conquista y colonización española—, reconoce en la dinámica sociohistórica de la dinastía Qing la participación de diversos pueblos y etnicidades en la construcción de la nación china.

El posterior desarrollo de los han como grupo etnonacional, responde a las construcciones políticas de la joven nación china, tanto las propuestas en 1912 por Sun Yat-sen (los Tres Principios del Pueblo), como las definidas por Mao Zedong y el Partido Comunista Chino a partir de 1949. La lucha por evitar el dominio han —el chovinismo de Gran Han, como lo definía Mao— ha sido permanente, y es un objetivo complejo considerando la avasalladora diferencia numérica entre los han y las minorías nacionales, además del enorme peso que implica ser los herederos de la milenaria cultura china han. Observar las dinámicas sociales del pueblo chino a través de la mirada etnohistórica permite visibilizar las complejidades, diversidades y resistencias de los grupos que lo componen.

Referencias

Barth, Fredrik
1969 Ethnic groups and boundaries: the social organization of culture difference, Londres, Allen and Unwin.

Campos Rico, Ivonne Virginia
2012 Los Han en la sociedad multiétnica de la dinastía Qing: mecanismos de construcción-reconstrucción de la identidad étnica Han en el siglo XIX, tesis de doctorado en Estudios de Asia y África, especialidad China, El Colegio de México, Ciudad de México.

Cams, Mario
2016 “Recent additions to the New Qing History debate”, Contemporary Chinese Thought, vol. 47, pp. 1-4, https://doi.org/10.1080/10971467.2016.1215094

Chang Jianhua
1991 “El sistema zongzu de piedad filial y su implementación política en la dinastía Qing”, en Ming Qing shi lun ji, vol. 2, Tianjin, Tianjin guji chubanshe.

Elliot, Mark
2001 The Manchu Way: the Eight Banners and Ethnic Identity in Late Imperial China, Stanford, California, Stanford University Press.

Guo Wu
2016 “New Qing History: Dispute, Dialog, and Influence”, The Chinese Historical Review, vol. 23, pp. 47-69, https://doi.org/10.1080/1547402X.2016.1168180.

Hill, Jonathan
1996 History, power and identity. Ethnogenesis in the Americas, 1492-1992, Iowa City, University of Iowa Press.

Ho Ping-ti
1967 “The Significance of the Ch’ing Period in Chinese History”, The Journal of Asia Studies, vol. 26, pp. 189-195, https://doi.org/10.2307/2051924.

Navarrete, Federico
2004 Las relaciones interétnicas en México, Ciudad de México, UNAM.

Rawsky, Evelyn S.
1996 “Presidential Address. Reenvisioning the Qing: The Significance of the Qing Period in Chinese History”, The Journal of Asian Studies vol. 55, pp. 829-849, https://doi.org/10.2307/2646525.


  1. ivonnecampos@coltlax.edu.mx.