Entre apátridas y ciudadanos de segunda. Desnacionalización de personas dominicanas de ascendencia haitiana y nuestra lucha por el derecho a la ciudadanía

Elena Lorac[1]
Movimiento Reconoci.do

Entrevista por Lina Berrio

Foto tomada de la página de Facebook Movimiento Reconoci.do

Imagínate que somos personas que estamos en una llanura y tenemos que subir una loma. Sabemos que para subirla se hace difícil, pero que hay que subir. Entonces nosotros estamos subiendo esa loma con piedra, sin zapatos, sin vitaminas que nos permite tener esa musculatura, para poder llegar; con todas estas realidades y estos paquetes de toda la lucha, la discriminación, la xenofobia, la pobreza, la marginalidad, la falta de educación. Y cuando llegamos a la cima, pues ¿sabes qué? Encontramos la puerta cerrada. Entonces ahí no podemos seguir adelante, nos tenemos que quedar, empezar a tocar puertas, empezar a llamar, o muchas veces tener que volver hacia abajo para poder subir de nuevo y volver a tocar la puerta y decir: “Aquí estamos, tenemos derecho a cruzar”. Y que vamos poniendo un hipotético caso, empieza el aguacero y viene un río, entonces tenemos que salir corriendo, pero las puertas están cerradas. Quizás otros logran cruzar por otros lugares y encuentran el camino abierto, pero la puerta donde en realidad tenemos que entrar está cerrada y quien debe abrirla es el Estado dominicano, pero es quien tiene la puerta cerrada. Entonces, es como un ejemplo para poder imaginar las realidades que vive la población dominicana de ascendencia haitiana aquí en el país.

Elena Lorac

Lina Berrio: Esta frase de Elena resume con claridad su sentir y el de tantas otras personas dominicanas de ascendencia haitiana que fueron desnacionalizados por el estado dominicano a partir de la sentencia T168-13. Personas nacidas en República Dominicana pero que, por su ascendencia y color de piel, cotidianamente enfrentan el riesgo de ser deportados a Haití aunque nunca antes hayan pisado ese país. Esta situación, que actualmente tiene a alrededor de 250,000 personas en condición de apátridas o suspendidos sus derechos básicos, dio origen al movimiento Reconoci.do que lucha por el derecho a la ciudadanía de este enorme grupo de población.

Para comprender mejor la situación y las luchas por el derecho a la identidad y la ciudadanía que desarrollan organizaciones como ésta, conversamos con Elena Lorac, activista afrodominicana co-coordinadora del movimiento Reconoci.do. Le pido para empezar que nos comparta un poco sobre ella y luego sobre la situación en su país.

Elena Lorac. Foto:  Facebook Movimiento Reconoci.do

Elena Lorac: Yo soy Elena Lorac, soy activista y defensora de los derechos humanos, especialmente de las personas dominicanas de ascendencia haitiana. Logré terminar mi licenciatura con gran esfuerzo en Trabajo Social, por la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Lideresa del movimiento Reconoci.do. Cofundadora de la iniciativa Muñecas Negras, y actualmente estudiante de la maestría sobre Políticas Migratorias y Desarrollo en el Caribe (en el Instituto Nacional de Migración y la Universidad Iberoamericana (UNIBE), República Dominicana).

Vivir en un país que se imagina como blanco

E. L.: Nuestro movimiento surge por el derecho al reconocimiento de la nacionalidad de todas las personas que, como yo, somos nacidos en República Dominicana, hijos de padre y madre migrantes haitianos. La mayoría de quienes estamos en esa situación somos descendientes de haitianos que emigraron a República Dominicana desde principios de siglo, sobre todo para trabajar en la industria cañera. Pero para entender esta situación necesitamos preguntarnos ¿qué es Haití? Haití es un país que fue producto de ese sistema colonial, que ha tenido que resistir y que aún lo sigue haciendo hasta ahora, y está sumergido en una crisis estructural marcada por el tema de la pobreza y las desigualdades. Entonces, República Dominicana comparte la isla Hipaniola con Haití, que es el país vecino. Actualmente República Dominicana se encuentra entre los países del Caribe con una economía en crecimiento según el BID, y se piensa en contraste con Haití, es decir, se imagina como un país blanco o un país no negro. Todos esos elementos hacen que la población tenga un negacionismo, es decir, no solamente no aceptarse como negra y negro, sino también rechazar abiertamente al que se considera negro y negra.

Muchos consideran que no somos dominicanos porque somos haitianos. ¿Pero por qué? porque somos negros y negras, porque provenimos de una población que económicamente no es tan poderosa, porque nuestros rasgos se conciben desde ahí. Entonces, hay una negación a nuestro derecho como ciudadanos y ciudadanas dominicanas que nacimos en la República Dominicana y que tenemos ese derecho porque la Constitución misma lo decía. Pero también hay una negación en cuanto a lo que es nuestra identidad, nuestra identidad dominicana, nuestra identidad haitiana, nuestra identidad afro, por nacer en la República Dominicana y ser hija de padres migrantes.

Ese racismo incluye hasta la lengua. Hay un pastor que él tiene como lema el imponer que se prohíba en las escuelas que las personas hablen el creole. Para ponerte un ejemplo: en 2022, una de nuestras compañeras escribió un libro sobre un proceso que llevamos en una de las comunidades donde trabajamos con niñas y niños, y esa iniciativa se llama Muñecas Negras. Y nuestra lideresa, Ana María, hizo un cuento para niños muy pedagógico, y lo hizo bilingüe entre español y creole. Y ese cuento, una de la editorial que lo publicó, fue invitada a participar en la feria del libro de nuestro país en el 2022. Pues resulta que los grupos de antiderechos y ultranacionalistas que han aumentado en nuestro país denunciaron e intimidaron a las compañeras que iban a presentar ese libro en la feria y tuvieron que quitarlo por todas esas denuncias porque esos grupos consideran que esto es una forma de haitianizar la literatura dominicana, y por eso la excluyeron de la programación en la feria internacional del libro de la República Dominicana, se canceló la presentación. Con esto te digo cómo va la realidad.

El camino jurídico para el despojo de la nacionalidad

L. B.: Resulta un desafío explicar en pocas líneas la compleja ruta jurídica, administrativa y política que se ha puesto en marcha en República Dominicana desde 2007, cuando la Junta Central Electoral (JCE), aprobó la R12, en la cual decidió suspender la expedición de Actas del Estado Civil, que a juicio de la JCE eran viciadas o instrumentadas de manera irregular. Entre ellas se incluían todas las actas de personas nacidas entre 1929 y hasta el momento de la resolución, cuyos padres o madres extranjeros no hubieran documentado su estancia regular al momento de inscribirlos. Esta situación de suspensión de las Actas del Estado Civil dejó a miles de personas en un limbo jurídico, hasta que la comisión de inspectoría revisara individualmente cada caso y decidiera mantener o suspender la anulación.

Sin embargo, no había un tiempo establecido para ello por lo que las personas duraban años sin resolución, y se ha mostrado la discrecionalidad de las decisiones y los prejuicios racistas involucrados en los funcionarios responsables de definirlo. Vale decir que la Constitución de República Dominicana reconocía desde 1965, el Ius Soli, es decir el derecho a la nacionalidad por haber nacido en el territorio, que sería modificado después en la Constitución de 2010. Después de ello, Juliana Deguis Pierre, una dominicana hija de haitianos, colocó una demanda exigiendo su derecho a ser reconocida como dominicana, y cuando el caso fue llevado a la Suprema Corte de Justicia, el tribunal ratificó la decisión de la Junta Central Electoral, emitiendo la sentencia 168 de 2013, la cual despojó por completo a Juliana de su nacionalidad y la consideró una extranjera en el país. La sentencia fue el golpe mortal para más de 200,000 descendientes de haitianos que, como Juliana, se quedaban así en condición de apátridas, tal como lo ha analizado ampliamente la antropóloga y activista afrodominicana Ochy Curiel (2019). Así narra Elena parte de este recorrido:

E. L.: La sentencia (168-2013) se da luego de varias leyes y disposiciones legales. Primero inició con todo un proceso de la extranjerización del registro civil, y luego también de decir que las personas migrantes haitianas eran personas en tránsito. Luego empezó en la Junta Central Electoral, que es el órgano rector, la cual tutela todos los registros civiles de las personas dominicanas nacidas en territorio dominicano, y organiza las elecciones nacionales y congresuales del país. Esa junta es también la que custodia todos los registros civiles de todos los ciudadanos, y extranjeros también. Entonces esa misma junta inicia todo un proceso administrativo de suspender y no darle la documentación a los hijos e hijas de padres y madres migrantes haitianos de una manera muy racista, a través de una circular 017, la cual empezaba con tachar todas las personas nacidas en la República Dominicana como “H. H.”, que antes era Hijo de Haitianos.

Dentro de la Junta, entre sus direcciones están las oficialías de las provincias, son las que instrumentan todas las declaraciones de los niños que nacen en el país. Después que los niños nacen, van ante un oficial civil, los cuales te registran ese acto de declaración. Esas oficialías ahí custodian tus registros, o sea, cuando tú necesitas un documento, en tu oficialía tiene que estar. Para tu poder estudiar, casarte o sacar el pasaporte, debes tener un extracto de tu acta de nacimiento que está asentado en la oficialía civil de tu provincia o municipio.

Para las personas que nacimos aquí, en la República Dominicana, nacimos bajo la Constitución que establecía el Ius Soli, que es el derecho al suelo. La constitución fue reformada en enero de 2010, y en esa reforma, fue cambiada esa figura del Ius Soli y queda la figura del Ius Sanguinis, creando así el hecho de que, si una persona extranjera o migrante da a luz en la República Dominicana, ya sus hijos no pueden ser dominicanos, porque fue cambiada esa figura.

Sin embargo, personas que nacimos en la República Dominicana, antes del 2010, pues nacimos bajo esa figura del Ius Soli. ¿Pero qué pasa? a partir 2004 y del 2007 empiezan a desconocer ese derecho, a no darles actas a hijos nacidos, en República Dominicana, de padres extranjeros (haitianos), pese que hubo una sentencia de la CIDH. Entonces, si no te dan las actas tú no puedes tener derechos a tener la cédula, ni ir a la escuela, ni sacar pasaporte, ni trabajar, ni hacer nada. En mi caso yo me di cuenta esta situación de la negación de las actas, cuando acabé mis estudios (secundarios) y no podía continuar con la universidad, porque por esa resolución, la Junta no me permitía tener el acta.

Dentro de las respuestas, hubo una acción de amparo que se le presentó al Tribunal Constitucional de Juliana Deguis Pierre,[2] que fue a pedirle al Tribunal una acción de amparo para que sus actas fueran liberadas por la Junta Central Electoral. Sin embargo, el Tribunal, en vez de decirle a la Junta “Oye, entrégales sus actas y dale la nacionalidad a esta joven porque tú estás operando bajo la ilegalidad”, lo que hizo el Tribunal Constitucional fue legitimar las prácticas que venía haciendo administrativamente la Junta Central Electoral. Y lo que dice el fallo del Tribunal Constitucional, es que Juliana Deguis no es dominicana.

Por consiguiente, todas las personas que están en la misma condición que ella, que nacieran en el país desde 1929, porque fue retroactivo, sí, de manera retroactiva no son dominicanos ni dominicanas porque sus padres son haitianos. Lo que hace el Tribunal Constitucional es desconocer y desnacionalizar a Juliana Deguis como dominicana, y al igual que a ella, a todos los que nacimos en el país en ese entonces. Y luego, tres años después, ¿qué hizo el país? Dictó la sentencia 168-13. Es como una cronología, una línea del tiempo que va mostrando cómo se van desconociendo esos derechos de la población y al mismo tiempo parte de nuestras vidas.

Reconoci.do y la lucha por el derecho a la identidad

L. B.: Y en ese contexto, ¿cómo surgen ustedes como organización?

E. L.: Reconoci.do surge a raíz de todas estas políticas de desnacionalización y de la resolución 012. Entonces, cuando iniciamos, en su gran mayoría éramos jóvenes que ya íbamos a la universidad. En mi caso, yo me di cuenta porque en 2009 yo me tenía que inscribir en la universidad. Pero cuando yo llego a la oficialía donde yo me crie, me dicen que no me pueden entregar mi acta por la disposición de la Junta Central Electoral, de que no le pueden emitir acta a hijos de padres extranjeros.

Hasta ahí yo no tengo ningún contacto con organización social, no sé nada de lo que me están hablando. A partir de ahí es que yo empiezo a entender porque yo no sabía qué era eso. Yo toda mi vida lo que hacía desde niña era ir a la iglesia y más nada, adorar a Dios y dar escuela bíblica en la iglesia, pero temas sociales nunca me había metido. Y a partir de ahí empecé a buscar cómo salir adelante y buscando respuestas llego nuevamente a donde hice el bachillerato y ahí me dice el director: “¿qué estás estudiando?” “No me he podido inscribir en la universidad aquí”. Y a partir de ahí es que el director me lleva a un centro que se llama Centro Montalvo, anteriormente era el Centro Bono, un centro de acción social jesuita que trabajaba en ese entonces con poblaciones y acompañamiento a migrantes y refugiados en el país. En ese entonces creí que era yo sola, y cuando llegué había cientos de muchachos con la misma situación.

Entonces, este movimiento inicia como una campaña, haciendo investigación y levantamiento. Llegábamos jóvenes de diferentes partes del país, principalmente de los Bateyes, en la misma situación: el tema de la negación de la documentación. Reconoci.do inicia como una campaña, porque éramos personas que ya nacimos en la República Dominicana, y en su gran mayoría también tenían cédula y pasaporte, y habían hasta viajado. Entonces, el 28 de noviembre del 2011 es que surge el movimiento como una organización: articulación de jóvenes dominicanos y dominicanas de ascendencia haitiana que luchan por la reivindicación de sus derechos, y la promoción de los derechos humanos y a la nacionalidad dominicana.

Este 28 de noviembre cumplimos 13 años en esta lucha, en la cual hemos venido descubriéndonos como personas que hemos nacido dominicanas, pero con esa ascendencia, si no nos reconocemos nuestras raíces, nuestros padres, entonces al final no tendría sentido el tema de luchar por una nacionalidad. Entonces, así es como surge Reconoci.do: primero como una campaña, y luego como un movimiento que luchamos por todo el derecho y la reivindicación de la población afrodescendiente dominicana de ascendencia haitiana aquí, en el país. Y a partir de ahí, inicia todo un proceso de formación en cuanto a los derechos de la identidad, la negritud, sobre liderazgo, desarrollo de liderazgo comunitario, y hace ya más de cuatro años venimos desarrollando un espacio y formamos una escuela de formación crítica para dominicanos y dominicanas de ascendencia haitiana, hablando sobre nuestros valores y el tema de la negritud y nuestra identidad, como un elemento fundamental para nuestra lucha como personas dominicanas y dominicanos afro que vivimos aquí en el país.

Reconoci.do se organiza estructuralmente a nivel regional, estamos en seis provincias del país, y en un primer momento pues en su base habremos más de 600 personas dentro del movimiento El movimiento tiene diferentes dimensiones. Está la parte jurídica, que también es una parte importante. Todo el tema de los litigios, las denuncias ante la Corte Interamericana y diferentes procesos. Hemos denunciado tanto a nivel nacional como internacional las situaciones que han pasado.

En el 2014 fue promulgada la ley 169-14, que supuestamente buscaba subsanar la consecuencia de la sentencia 168-3 en la vida de las personas impactadas. Esa ley lo que hizo fue que nos segregó aún más, vino a hacer una separación. La ley nos divide en dos grupos: Grupo A y Grupo B. Las personas del grupo A éramos personas que, en el momento de la resolución teníamos un acta de nacimiento. Y el grupo B son personas que, por ejemplo, por las mismas situaciones restrictivas del Estado, los padres no lo pudieron inscribir o por situaciones de desastres naturales, que perdieran sus nacidos vivos, nacieran en casa… O porque antes la persona no se preocupaba por declarar a los hijos. Esos niños que no tenían registro, se denominan grupo B.

Para las personas del literal A, la ley manda que se nos entregue la cédula y todo. Sin embargo, la Junta Central Electoral lo que hizo fue una transcripción, pero las transcripciones jurídicamente no están sustentadas en la ley de la República Dominicana. Sin embargo, lo hicieron así. Entonces yo tengo la cédula, aunque con vulnerabilidad, porque a pesar de que la tengo, yo soy una dominicana de segunda categoría. Cuando yo voy a hacer cualquier trámite, ellos me dicen, ah, “pero tú eres de la ley”. Eso también te limita, que incluso si tú quisieras ser presidente o asumir cargo, eso te limita. Entonces, al final, la ley tiene su vulnerabilidad a pesar de que tengo una cédula y por eso pude tener un pasaporte y he podido viajar y terminar la uni.

Para las personas del grupo B, la ley los obligó a someterse a un plan de naturalización. Las personas del grupo B son jóvenes que nacieron en la República Dominicana, que no pudieron tener un registro civil. Y estos jóvenes tuvieron que ser procesados en un plan que implementó el país en el 2014, el cual duró 90 días, solamente tres meses, para más de un universo de 133 mil personas que en el 2013 tenían que someterse a ese plan, en el cual solamente 8,745 personas fueron las que pudieron entrar.

Y todo esto hace que, a pesar de que yo tenga una cédula u otros jóvenes del movimiento tengan, la lucha siga. Porque mientras haya una sola persona sin sus derechos humanos garantizados, pues tenemos que seguir luchando. ¿Por qué? ¿Qué pasa? Estos jóvenes que no tienen una cédula no pueden trabajar, no pueden cotizar, y no pueden ni siquiera comprar un chip de un teléfono, que es ahora lo básico que la gente tiene. Sin eso no se puede hacer nada. La gente está muerta civilmente. Esa es la realidad que está pasando. Y eso genera todo un tema de un racismo estructural, de la segregación de los jóvenes y la exclusión en todo el ámbito social y jurídico, lo cual limita también sus ejercicios civiles, políticos, sociales, en todos los ámbitos que puede haber.

Además de los riesgos que también conlleva todo esto. El riesgo de las expulsiones, las detenciones, los apresamientos. Incluso el hecho de ni siquiera poder recibir atenciones médicas por no tener una documentación. Eso está pasando. Porque si tú no tienes cédula, pues lo que te piden es un pasaporte. Si no tienes pasaporte, lo que te piden es que pagues. ¿Pero qué pasa si la gente del grupo B no tiene dinero para pagar, no tiene acceso para trabajar? No va a tener recursos para pagarse una clínica o pagarse 700 pesos, que equivale incluso a dos días de trabajo.

Entonces, son sumamente difíciles las situaciones que vivimos, y las organizaciones de la sociedad civil que trabajamos en el tema, pues es muy complejo porque estamos tratando con un estado que no está en la postura de dialogar y de buscar una solución real y efectiva a esta situación en la que está viviendo la población dominicana de ascendencia haitiana. Aun así, seguimos esta resistencia para poder llegar a la meta y seguir sobreviviendo, pues creo que es la lucha de nuestros ancestros y antepasados por luchar y resistir a todo un sistema esclavista que se mantiene hasta ahora.

Bibliografía

Castillo, B. (2023, 27 de junio). Juliana Deguis en un nuevo capítulo de su vida; sin documentos sus hijos no pueden estudiar, ni trabajar “y andan con miedo en la calle”. Proceso (República Dominicana). https://proceso.com.do/2023/06/27/juliana-deguis-en-un-nuevo-capitulo-de-su-vida-sin-documentos-sus-hijos-no-pueden-estudiar-ni-trabajar-y-andan-con-miedo-en-la-calle/

Curiel Pichardo, R. I. (Ochy) (2019). Un golpe de estado. La sentencia 168-13. Continuidades y discontinuidades del racismo en la República Dominicana [Tesis de doctorado en Antropología]. Facultad de Ciencias Humanas. Universidad Nacional de Colombia, Bogotá.


  1. Activista afrodominicana de ascendencia haitiana. Co-coordinadora del movimiento Reconoci.do
  2. https://proceso.com.do/2023/06/27/juliana-deguis-en-un-nuevo-capitulo-de-su-vida-sin-documentos-sus-hijos-no-pueden-estudiar-ni-trabajar-y-andan-con-miedo-en-la-calle/