Andrés Fábregas Puig[1]
CIESAS Occidente
Meche
El wasap de Agustín Escobar Latapí, escuetamente, con dolor, anunciaba el jueves 1 de febrero de 2024 la muerte de su compañera de toda la vida: la antropóloga Mercedes González de la Rocha. Los wasaps de los amigos y familiares empezaron a llegar en cascada. Mensajes de dolor, incredulidad, sorpresa. Mensajes de una atribulación colectiva por el deceso de la amiga y, en mi caso, además, alumna y colega. Mercedes González de la Rocha perteneció a los y las antropólogas que se formaron en el contexto inmediato del Movimiento Estudiantil de 1968, en el Departamento de Antropología Social de la Universidad Iberoamericana de la Ciudad de México. Reestructurado por Ángel Palerm y su esposa Carmen Viqueira en el año de 1966, el Departamento de Antropología Social de la Ibero se convirtió en el refugio y punto de congregación de varios de quienes militamos en 1968, y de muy variados personajes que buscaban apoyarse en la antropología para hacer una carrera académica. Así que Mercedes González de la Rocha, Meche, como le decíamos familiarmente, se formó intelectualmente a través de las lecciones que provenían de maestros consagrados como Ángel Palerm y Carmen Viqueira, al lado de quienes estábamos en tránsito de terminar nuestra formación como académicos. Varios provenían de luchas sociales en Centroamérica, otros habían pasado por el tamiz jesuítico, no faltaba el militante de izquierdas partidarias, en fin, un verdadero collage difícil de volver a reunir. Palerm y su esposa fundaron además lo que llamaron la Escuela de Graduados para preparar la salida a estudiar los doctorados de varios de quienes fuimos sus alumnos. Algunos se fueron a Europa, sobre todo a Inglaterra, otros a los Estados Unidos, y regresamos para fungir como maestros de esas generaciones a las que perteneció Meche, que desde sus días de estudiante en la Ibero mostró su capacidad para la vida académica, su culto por la disciplina y su vocación por crear conocimiento que nos llevara al entendimiento de lo que es México y América Latina. En sus días de estudiante en la Ibero le tocó a Meche la apertura de los Proyectos de Investigación del Centro de Investigaciones Superiores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (CIS-INAH), institución que después se transformó en el actual Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS). Aquella primera institución bajo la tutela del INAH fue dirigida por Ángel Palerm y había sido instituida por el liderazgo tripartito de Gonzalo Aguirre Beltrán, Guillermo Bonfil Batalla y el propio Ángel Palerm, quien fungió como su primer y único Director General. Fue en aquel CIS-INAH que surgieron los proyectos de estudios regionales, entre los que estaban los Altos de Jalisco, en cuya región me tocó trabajar y llevar a una serie de estudiantes en formación, y el Sur de Jalisco, que fue estudiado por Guillermo de la Peña, con quien Meche y su compañero y esposo Agustín Escobar Latapí trabajaron. Pero la inquietud intelectual de Meche la llevó a estudiar el Doctorado en Antropología en la Universidad de Manchester, cuna de la antropología social británica, y allí obtuvo el máximo grado que se obtenía en aquella época anterior a los postdoctorados de hoy. En el contexto de sus estudios de doctorado, Meche literalmente se empapó de la teoría económica que manejan los antropólogos, misma que articuló con su interés en la historia social y en los procesos de globalización. Retornó a México para estudiar el país y contribuir así a los cambios y transformaciones de una sociedad desigual como la nuestra. Fue parte de quienes fundaron el CIESAS-Occidente, en cuyo proceso de instalación tuvo un importante papel Agustín Escobar y, por supuesto, Guillermo de la Peña, Jorge Alonso, Luisa Gabayet, Carmen Castañeda y varios colegas más. Meche se convirtió en uno de los pilares del CIESAS-Occidente, no sólo a través de los proyectos de investigación en los que participaba sino también como docente, sobre todo, de seminarios sobre métodos antropológicos de investigación. A lo largo de los años mantuvimos una amistad muy agradable. En una ocasión que regresábamos de un viaje desde Brasil, Meche al despedirnos en el aeropuerto de Guadalajara para dirigirnos a nuestras casas, me dijo: “Andrés, tu eres uno de mis maestros”, lo que me conmovió y apenas pude responder: “es un honor, Meche”. Las contribuciones de Meche se centran en el estudio de la pobreza, la migración, y los jornaleros. Pero sobre todo, sus trabajos sobre la pobreza en México han repercutido ampliamente y seguirán como una referencia obligada para los estudiosos del tema. Su bibliografía es amplia y varios de sus textos fueron escritos junto con su compañero y esposo Agustín Escobar Latapí. Qué difícil es aceptar la ausencia de una persona a la que se estima profundamente, que además ha sido colega y compañera de trabajo. Estoy seguro de que quienes han sido alumnos y alumnas de Meche, colegas y amigos en general, la recordaremos largo tiempo. Meche fue una persona que hablaba en directo, decía lo que pensaba, y las diferencias de opinión o de visones de las situaciones sociales nunca le impidieron compartir la amistad, el don más preciado de lo seres humanos. Descanse en paz allí en donde esté Mercedes González de la Rocha, Meche, alumna, amiga, colega.
Ajijic. Ribera del Lago de Chapala. A 5 de febrero de 2024.
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