Nieri es un joven wixárica que vive en el territorio sagrado de Wirikuta y es hijo de un mara’akame, sanador del cuerpo y el alma. Como lo dicta la tradición (y el entendimiento del soñador sobre el destino de su hijo), Nieri debe seguir los pasos del padre y convertirse también en mara’akame, posibilidad a la que se resiste con tozudez. Él quiere ser vocalista de la jocosa banda que han formado sus amigos, quienes pronto se presentarán en un concierto en la Ciudad de México.
Con el dilema de su herencia cultural versus sus deseos a cuestas y en pleno despertar a la vida adulta, Nieri comienza a tener revelaciones, ¿qué significan esas visiones que lo acompañan en los sueños y en la vigilia?, ¿hacia dónde lo conducirán estos seres?, ¿atenderá el llamado a tiempo para salvar a quienes necesitan su ayuda? Son algunas interrogantes que la película nos plantea.
Este proyecto de Federico Cecchetti y Antonio Parra Haka Temai, el segundo mara’akame y coprotagonista de la cinta, es notable por varias razones. Primero, muestra un viaje territorial y espiritual a lo largo del cual los espectadores podrán familiarizarse con la idiosincracia wixárica y algunas de sus manifestaciones (el ritual del venadito azul, las sanaciones, los cánticos, el estrecho vínculo con el mundo onírico, la permanente amenaza de los mestizos, la música contemporánea, los rituales “vainilla”, entre otros); segundo, la historia es bella y Luciano Bautista, el actor que interpreta a Nieri, destella por su carisma.
Ambas películas resultaron de una poderosa conexión entre los realizadores y los protagonistas, abriéndonos un mundo, colocando contundentes denuncias y ofreciéndonos grandes oportunidades para reflexionar.
Podrán encontrar tanto Cochochi como El sueño del Mara’akame en Filminlatino.mx.
Karla Paniagua
kpaniagua@centro.edu.mx