El PEBA 1973. Un primer escalón en la investigación etnohistórica en el ciesas

Carlos Salvador Paredes Martínez
ciesas Ciudad de México
casapama@gmail.com


En el mes de enero de 1973 tuvo lugar una reunión de un pequeño grupo de egresados de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, eran quienes iniciaban la dirección de un equipo de trabajo que se abocaría a la etnohistoria de Michoacán en el siglo XVI. La anécdota que tengo muy presente hasta la fecha, es que una vez terminada la reunión y estando afuera del edificio donde tuvo lugar la reunión, nos alcanzó Victoria Chávez, para decirnos que mandaba decir la maestra María Eugenia Vargas Delgadillo, coordinadora del proyecto tarasco, que nos invitaba a partir una rosca de reyes que ya tenían preparada. Se trataba nada menos que del día 5 de enero de dicho año, por lo cual volvimos al departamento 301 del edificio de Avenida Universidad número 1903 en la ciudad de México, para departir en un ambiente cordial tanto el personal como invitados.

El Programa de Estudios Básicos en Antropología (PEBA) del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), había surgido por iniciativa de su entonces director general Guillermo Bonfil Batalla, con el fin de reforzar las investigaciones en el campo de la antropología social, atendiendo a los problemas sociales más apremiantes, con base en trabajo de campo participativo, así como con documentos de archivos en el caso de los trabajos enfocados a la etnohistoria. Este programa contaba con el apoyo del INAH como institución “incubadora”, impulsando a investigadores dedicados de tiempo completo a sus proyectos, entre los que se encontraban investigadores, becarios egresados quienes trabajarían en sus tesis de grado “que serían la semilla para la formación de nuevos investigadores”.[1] El PEBA ya venía funcionando como programa desde la segunda mitad de 1972 y en enero del siguiente año, como ya se ha relatado, se formó el grupo que trabajaría la etnohistoria de Michoacán, bajo la conducción de Agustín García Alcaraz (1943-1995).

Sacerdote, historiador, antropólogo y con profundo compromiso con los pueblos indígenas, Agustín García Alcaraz tenía todos los atributos para conducir el proyecto colectivo sobre los pueblos indígenas de Michoacán. Se había formado en el Seminario de Morelia donde se ordenó el 25 de junio de 1967. En dicha institución eclesiástica se interesó en la historia y en el trabajo en los archivos, estuvo muy cercano a la etnóloga María Teresa Martínez Peñaloza, el historiador Carlos Herrejón Peredo y el presbítero Ramón López Lara (también historiador). A partir de 1970 se inscribió como oyente en la Universidad Iberoamericana, donde cursó la Licenciatura y la Maestría en Antropología. En esta institución educativa tuvo contacto académico con Arturo Warman, Ángel Palerm y varios estudiantes de la misma generación que después serían fundadores del CIS-INAH, en septiembre de 1973.[2] Con estos antecedentes formativos Agustín García tomaba las riendas del equipo de estudiantes egresados de la carrera de Historia, integrado por Iraís Piñón Flores, Trinidad Pulido Solís y el que esto escribe, en enero de 1973. A este equipo se integraría días después Víctor Manuel Cárdenas Morales, quien también estudiaba la carrera de Historia en la Universidad Iberoamericana, invitado por el propio Agustín.

Bajo el nombre de Proyecto Tarasco, tenía por objetivo el rescate del patrimonio cultural de México en términos amplios y el título de las investigaciones etnohistóricas era: “Los tarascos bajo la dominación española en el siglo XVI”. El título general evocaba con el mismo nombre un amplio proyecto antropológico pionero, llevado a cabo en los años cuarenta y cuya trascendencia fue importante en este campo.[3] En cuanto a las investigaciones etnohistóricas, en una primera etapa trabajamos el ramo de Indios del Archivo General de la Nación en la Ciudad de México, y en un segundo momento acudimos a Michoacán a hacer un sondeo y búsqueda de documentación en archivos municipales y eclesiásticos locales, centrando nuestra atención finalmente en el Archivo Municipal de Pátzcuaro, de los pocos que aún conservaban y conservan valiosa documentación del siglo XVI. Grande fue nuestra sorpresa y de imborrable memoria al encontramos en el edificio municipal con los documentos de esa época en una habitación con piso de tierra, sin techo, al lado de basura, adornos navideños de la ciudad y demás objetos inservibles, lo que nos llevó literalmente a un primer levantamiento de las joyas documentales, su depósito en cajas de cartón con apoyo de la directora del Museo de Artes y Oficios de Pátzcuaro, Teresa Dávalos de Luft y su resguardo seguro en el mismo recinto. El proyecto de investigación se vio enriquecido, no sólo con el seminario de discusión que teníamos periódicamente en el equipo con Agustín sobre temas metodológicos, de paleografía, lecturas sobre historia colonial y teóricas a fin de enfilar los proyectos particulares sino, además, con los otros proyectos que se iniciaban en otras disciplinas referidas a Michoacán. Entre ellas se encontraban en etnología: María Eugenia Vargas Delgadillo (coordinadora general del Proyecto Tarasco), Carlos García Mora, quien fue el colega que nos invitó al proyecto y Catalina Rodríguez; en arqueología Otto Schöndube Baumbach; y en lingüística Simone Bencheikh.

Si bien es cierto el nombramiento de becarios fue renovado al cumplir el primer semestre de labores en el proyecto, al momento de crearse el Centro de Investigaciones Superiores del INAH, el 19 de septiembre de 1973, por decreto presidencial, este centro retomó el Proyecto Tarasco en su totalidad, permitiendo la continuidad del mismo, así como enriqueciéndose en su estructura y funcionamiento institucional, al incorporarse a un programa más amplio bajo el título Estructura Social Indígena en el siglo XVI, dirigido por el doctor Pedro Carrasco Pizana, reconocido etnohistoriador del México antiguo y quien llevó a cabo investigaciones etnográficas pioneras en Michoacán en la década de los años cuarenta dentro del Proyecto Tarasco de ese entonces y referido antes. Tres grandes programas se formaron en ese momento: Etnohistoria del Valle de México, Publicación de Fuentes para la Historia Social y Económica de México y el ya mencionado de Estructura Social Indígena en el Siglo XVI dirigido por Carrasco. Sólo por mencionar algunos proyectos que se integraron a dichos programas, estuvieron por ejemplo el de Teresa Rojas Rabiela sobre las obras hidráulicas en el Valle de México; Luis Reyes García con documentos nahuas, traducción y edición; Johanna Broda con el tema del tributo ceremonial mexica; Estructura socioeconómica de la Provincia de Tepeaca por Mercedes Olivera y con Hildeberto Martínez y Keiko Yoneda; Conflicto agrario y conservatismo tradicional en la sierra tarasca llevado a cabo por Carlos García Mora; y los propios de Carrasco sobre el Grupo Tlaxcala, con Marina Anguiano y Matilde Chapa, así como el referido a Michoacán. La reestructuración institucional bajo el recién constituido CIS-INAH incluyó en su artículo 8 el apartado siguiente: “El personal del Centro quedará incorporado al régimen de la ley del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado,[4] con lo cual los entonces becarios nos vimos favorecidos con mejores condiciones de seguridad social y sería uno de los pilares fundamentales para obtener con posterioridad la estabilidad laboral.

Los nueve meses en los que permanecimos los becarios bajo el PEBA, sin duda no fueron suficientes para terminar nuestras tesis de Licenciatura en Historia, literalmente periodo de gestación, sin embargo, ya bajo el cobijo del CIS-INAH y los apoyos institucionales e intelectuales que respaldaron a los proyectos, varios fueron los productos y publicaciones que resultaron años después. En primer lugar, desde luego, las tesis de licenciatura en la UNAM, Facultad de Filosofía y Letras, Colegio de Historia, presentadas en el año de 1976 (Paredes, Flores y Pulido). Recuerdo otra anécdota cuando en el transcurso de la investigación, el doctor Ángel Palerm, primer director general del CIS-INAH, nos convocó en la Casa Chata a una reunión a todos los becarios y entre otras cosas nos preguntó a cada uno: ¿Cuándo calcula recibirse y quién es el director de su tesis? La pregunta era directa y así debíamos responder. La mayoría obtuvimos la licenciatura en un plazo razonable y fue el inicio de nuestra carrera académica en el CIS-INAH, CIESAS o en el departamento de etnohistoria del INAH. Años después se publicaron dos de los productos básicos de las investigaciones, tituladas: Michoacán en el siglo XVI y la colección de documentos sobre Michoacán en el siglo XVI: Y por mí visto… Por su parte, Agustín García Alcaraz y varios de los fundadores del CIS-INAH, así como invitados extranjeros y nacionales participaron en un simposio del XLI Congreso Internacional de Americanistas, celebrado en la Ciudad de México en septiembre de 1974, convocado por Pedro Carrasco, del cual se publicó dos años después el que sería un libro clásico en el tema de la estratificación social indígena en la Mesoamérica prehispánica y cuya coordinación estuvo a cargo del mismo Carrasco y de Johana Broda. En la primera nota al pie de la colaboración de Agustín García, dice lo siguiente: “Las investigaciones etnohistóricas en Michoacán se encuentran en un estado incipiente. Sobre el tema de la estratificación social prehispánica no se ha escrito nada”, en seguida se refería a la participación de los cuatro becarios del equipo inicial, así como al marco institucional en donde se desarrolló el Proyecto Tarasco a partir del CIS-INAH y la conducción académica de Pedro Carrasco.[5]

  1. CIESAS (2003), Historia del CIESAS y plan de desarrollo institucional 2003-2010, México, CIESAS, p. 23.

  2. Rojas Rabiela, Teresa (2002), “Tata Agustinu Garsía: sembrador. Agustín García Alcaraz (1943-1995)”, en Crecer sobre las raíces. Historiadores de Michoacán en el siglo XX, Gerardo Sánchez Díaz y Ricardo León Alanís (coords.), Morelia, UMSNH, p. 97.

  3. Ojeda Dávila, Lorena (ed.) (2018), Pioneros de la antropología en Michoacán. Mexicanos y estadounidenses en la región tarasca/purépecha, México, UMSNH-El Colegio de Michoacán-Conacyt.

  4. Miret, Victoria y Miguel Ángel Guzmán (eds.) (1975), Centro de Investigaciones Superiores del INAH, , México, CIS-INAH (Ediciones de la Casa Chata: 1), p. 16.

  5. Paredes Martínez, Carlos S., Marcela Iraís Piñón Flores, Armando M. Escobar Olmedo y María Trinidad Pulido Solís (1984), Michoacán en el siglo XVI, Morelia, Fimax Publicistas; Víctor Cárdenas Morales, Iraís Piñón Flores y Trinidad Pulido Solís (1994), Y por mí visto… Mandamientos, ordenanzas, licencias y otras disposiciones virreinales sobre Michoacán en el siglo XVI, Carlos Paredes Martínez (ed.), México, CIESAS, UMSNH; Agustín García Alcaraz (1976), “Estratificación social entre los tarascos prehispánicos”, en Estratificación social en la Mesoamérica prehispánica, Pedro Carrasco, Johanna Broda et al. (eds.), México, CIS-INAH, pp. 221-244.