El panteón político.

Cisma y fragmentación de un proyecto candidateable

Fernando Vargas Olvera[1]
Maestrante en Antropología Social, CIESAS Ciudad de México


Un grupo de personas de pie

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Fuente: Panteón municipal. Primera piedra, imagen tomada de la página de Facebook de Mario Calzada Mercado. 28 de marzo de 2018
https://www.facebook.com/MarioCalzadaPresidente/photos/pcb.1509352269187067/1509351362520491/ )


¡Así es, en política! o ¡Así es la política! Frases contundentes cuyos emisores invocan para identificar un campo de disputa electoral local. Observo que este tipo de política constituye un ámbito de prácticas y relaciones ambiguas, que fluyen entre formas locales de organización política, los periodos electorales jurídicamente sancionados y las estrategias provenientes de una concepción tecnificada del actuar político. Desde el comportamiento de los proyectos políticos partidistas, la política electoral no se circunscribe exclusivamente a los periodos y jornadas electorales, sino que forma parte de procesos de mayor amplitud. Principalmente, observo que los proyectos y campañas políticas actuales están basadas en un entendimiento de la política, como dividida en dos dimensiones armónicas y que aseguran la victoria en las casillas: la organización social y las estrategias políticas. La primera habla de que los proyectos políticos, entendidos como empresas impulsadas por un grupo de personajes adscritos ‒en este caso a un partido político o independiente‒, están basados en relaciones sociales de tipo local, comunitario y familiar. La arista de la estrategia política está sustentada en las acciones del proyecto político, caracterizadas por una visión tecnificada de la política, es decir, sustentadas en comprensiones cuantitativas del electorado y en flujos y negociaciones entre élites.

Pero ¿qué ocurre cuando este tipo de política, dualista, es fragmentada por un acontecimiento rapaz que impacta en las relaciones y en las prácticas políticas aparentemente naturalizadas? Este es el problema principal que desarrollo en este artículo: la forma en que un conjunto de actuaciones y relaciones políticas, naturalizadas, son vulneradas mediante un proceso penal que derivó en la fragmentación de un proyecto político de oposición partidista. El objetivo del artículo, por tanto, es explicar cómo un proceso judicial fue el eje de inició de un proceso de fragmentación en la arena electoral, para dividir un proyecto político rumbo a la obtención de una candidatura al ayuntamiento.

La visión de Victor Turner (1996) sobre los dramas sociales será de apoyo para analizar el proceso penal como la brecha inicial que vulneró el sistema de normas sociales. Desde la propuesta de Turner, después de la brecha seguiría el periodo de crisis donde se visibilizan las relaciones conflictivas y es un momento de ambivalencia social. Luego, los mecanismos de una acción reparadora, de tipo ritual, buscan reintegrar al grupo social vulnerado ‒o bien‒ fragmentarlo (1996: 93-94). Si la reintegración asegura la continuidad del grupo, la fragmentación remite a su cisma; la escisión definitiva del grupo vulnerado que trascendió la acción reparadora, en forma de una separación rapaz del grupo social. En este trabajo propongo que el juicio penal fue un inicio del drama social, sí, pero a partir de un cisma [fase final del drama social] en las alianzas políticas basadas en el parentesco, que llevó a la fragmentación de un proyecto partidista. La fase final de cisma se articuló como brecha ‒inicio de un segundo drama social‒, observado durante el periodo electoral del 2021, en el municipio de El Marqués, en el estado de Querétaro.

Querétaro: el preludio al proceso electoral 2021.

El 22 de octubre de 2020 inició el proceso electoral local, inaugurado por el Instituto Electoral del Estado de Querétaro (IEEQ) (IEEQ, 2021). Meses antes, en agosto, tres acontecimientos tuvieron lugar en la escena política estatal. El 14 de agosto, la Fiscalía General de Querétaro aprehendió al presidente panista del municipio de Colón,[2] por presuntos actos de corrupción en el presupuesto del erario municipal (Diario de Querétaro, 2020; Plaza de Armas, 2020). El 18 de agosto, varios medios de comunicación exhibieron un video del secretario particular del gobernador del estado recibiendo dinero en efectivo, en varias maletas (Plaza de Armas, 2020). El video fue interpretado como un acto flagrante de corrupción, que relacionaba a la gubernatura con el próximo proyecto candidateable panista. Posteriormente el 20 de agosto, en el municipio de El Marqués, la Fiscalía General detuvo al regidor El Gavilán (de aquí en adelante Gavilán) debido a una carpeta de investigación referente a presuntos actos de desvío de dinero, por la compra de un terreno para la construcción de un cementerio, en la subdelegación municipal de San Miguel Amazcala.[3]

Los tres escenarios descritos están relacionados con formas similares de interpretación e imputación: supuestos actos de corrupción, específicamente de desvío de recursos y sobornos monetarios. Por un lado, en estos acontecimientos se encuentra la Entidad Superior de Fiscalización del Estado (ESFE), quien inició las indagaciones del regidor de El Marqués y el presidente de Colón. Por el otro, la Fiscalía Especializada en el Combate contra la Corrupción, encabezada por el queretano Santiago Nieto, ha sido el caballo de batalla de AMLO en contra del gobierno panista local. El contexto estatal muestra los vaivenes mediáticos de la política gubernamental trasladada al ámbito electoral, y las presiones del gobierno federal sobre los movimientos de la gubernatura rumbo al proceso electoral. En el contexto municipal la presión fue interpretada como una práctica de coerción estatal y aplacamiento de la oposición municipal mediante juicios penales relacionados con actos de corrupción. Enfocaré este contexto con el caso de El Marqués, desde la aprehensión de Gavilán, comprendido como un cisma que modificó un proyecto político de unificación partidaria rumbo al proceso electoral de 2021.[4]

El Gavilán y las esperanzas priistas por recuperar El Marqués

El municipio de El Marqués ‒parte de la zona metropolitana de la ciudad de Querétaro y colindante con la capital‒ es políticamente representativo porque, hasta antes de la aprobación de la reforma electoral que permitió la reelección en los cargos de ayuntamientos, el presidente municipal había gobernado el municipio en varios periodos intermitentes, desde el año 2006. El panismo local se ha congregado alrededor del actual presidente municipal, quien ha mantenido este puesto en las administraciones de 2006-2009, 2012-2015, 2018-2021. Actualmente, y mediante el proceso electoral de 2021, gobernará por cuarta ocasión hasta el año de 2024. Pero no he de adelantarme a los acontecimientos.

Desde el 2012, Gavilán ha construido su proyecto político acumulando un capital de votantes, mediante relaciones clientelares establecidas desde la circulación de un conjunto de dadivas, pagos y un mecanismo de sueldos informales tomados de un porcentaje de los salarios de los militantes que trabajaban en la administración municipal. Gavilán ha instrumentalizado su posición económica privilegiada ‒obtenida mediante negocios de bienes raíces, prestamos monetarios (agiotismo) y contratos de servicios con el gobierno municipal‒ en un capital político, tanto en influencia dentro del gobierno como de recursos movidos estratégicamente hacia su electorado. Su posición económica instrumentalizada hacia la política partidista sugiere una mediación (brokerage) de recursos que construyeron su capital político y un prestigio [de figura patriarcal] a nivel municipal. Podría establecer ‒en principio‒ que Gavilán construyó su proyecto político desde una posición de intermediario político, rumbo a su consolidación como cacique (De la Peña en Padua y Vanneph, 1986), es decir, una figura de mediación entre los electores y el gobierno, caracterizada por relaciones de clientelismo entre los beneficiados y el político.

En el año 2019, la mayoría de las fracciones priistas del municipio se conjuntaron alrededor de la figura política de El Gavilán, quien había participado desde 2012 y hasta el 2018 como candidato abanderado del Partido de la Revolución Democrática (PRD); para ese entonces, el PRD era la cuarta fuerza política en el municipio. Con la perspectiva del siguiente proceso electoral, la mayoría de los grupos del Revolucionario Institucional dieron cuenta de que estaban por convertirse en una fuerza política vulnerable en el estado, sin ningún líder político viable para postular a la candidatura municipal, por lo que ofrecieron el liderazgo del PRI a Gavilán. Por tanto, desde marzo de 2019, Gavilán y la mayoría de las facciones priistas de la cabecera municipal empezaron a construir un proyecto político de unificación, rumbo al proceso electoral del 2021. Sin embargo, hay una cuestión que considerar: si el Gavilán resultó como la cuarta fuerza política en el proceso electoral de 2018 ¿Por qué las facciones priistas consideraron que podría ser el candidato más viable para encabezar al PRI en las candidaturas del 2021?

Es importante considerar la composición de la estructura política del PRI en El Marqués. Esta estructura está dividida entre los grupos de la cabecera municipal y de las comunidades (las subdelegaciones y delegaciones del municipio). Los grupos priistas de la cabecera y de las comunidades están estructurados principalmente en relaciones de parentesco. Cada grupo está compuesto por un conjunto de facciones, estructurados por linajes de sucesión patrilineal. Una facción familiar tiene un líder ‒el jefe o jefa de familia‒ que representa a su grupo nuclear y a un electorado territorialmente identificado y reducido cuantitativamente.[5] Como si de un comportamiento de linaje se tratara, el liderazgo se transmite por medio de la sucesión, por vía patrilineal, a la primogénita o primogénito directo. Por tanto, el denominado liderazgo está formado por una correlación entre un determinado linaje destacado dentro del PRI municipal, la localidad que representa y la cuantificación de sus votantes. A diferencia del grupo de comunidades, el grupo de la cabecera ha mantenido una predominancia en las candidaturas priistas, así como en la coordinación de proyectos políticos. En este sentido, la figura de Gavilán fue el nudo articulador de las facciones en el grupo de la cabecera, aliados mediante acuerdos y negociaciones de capitales cuantitativos de votantes. Desde los lideres priistas de la cabecera, Gavilán era el político viable, con una base de votantes más sólida que el total de cada facción reunida y con la capacidad monetaria para financiar el proyecto. Desde el grupo de las comunidades, era el principal antagonista de sus intereses por ocupar las candidaturas.

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Genealogía 1: PRI municipal de El Marqués, antes del cisma. Elaboración de Fernando Vargas Olvera (2021).


Como podemos observar en la genealogía anterior, esta era la composición fraccional del PRI con Gavilán, antes del cisma del juicio penal. Gavilán [EGO] ha establecido relaciones políticas desde el parentesco de consanguinidad, con varios líderes políticos [en gris] del grupo cabecera: hermanos y primos hermanos por línea materna. Por la parte de las relaciones de hermanos, la facción Isabel[6] ha estado presente en otros proyectos políticos de Gavilán desde diversas coordinaciones de campañas, pero ahora fue cortada la relación en favor de otros coordinadores políticos. La otra parte de sus relaciones políticas es con los primos maternos ‒facciones Pepe, Juan y Javier‒[7] que sumaron sus liderazgos con Gavilán, y tomaron parte importante en la toma de decisiones de la organización del proyecto. Una tercera vía de relaciones políticas basadas en el parentesco se encuentra establecida por alianzas expresadas en los grupos de la línea patrilineal de la esposa de Gavilán (la facción Aristeo). Por último, entre estas relaciones de consanguinidad y alianza se encuentran otros líderes políticos que no tienen relaciones de parentesco directo con Gavilán, pero que tienen simpatías o antagonismos con las demás facciones, así como antecedentes de militancia partidista y gobierno municipal bajo el PRI, aproximadamente desde la década de los ochenta y noventa (facción Guadalupe).[8]

Cisma y fragmentación del PRI municipal. El proceso electoral 2021

Para agosto de 2020, y tras un año de reuniones, eventos políticos y alianzas en todo el municipio, Gavilán había consolidado una relevancia como el siguiente presidente municipal, símbolo de la unificación priista municipal. Sin embargo, las resoluciones institucionales del PRI municipal ‒sobre las próximas candidaturas‒ pintaban otro panorama, pues se encontraban divididas por el grupo antagónico de las comunidades, quienes hacían presión desde el comité municipal y estatal del partido, para situarse en las próximas candidaturas, en vez de las facciones de la cabecera.

El meollo del cisma fue la detención del Gavilán, que se sustentó en el supuesto desvío de recursos por la venta de un predio, que iba a fungir como cementerio. El presunto agravio de corrupción, y el proceso penal, transitaron a la arena político-electoral para convertirse en el panteón donde agonizó y pereció un proyecto candidateable, proyectable, mas no concretado. La detención llevó a una retención penal de ocho meses (agosto 2020-marzo 2021), por el cual Gavilán estuvo en la cárcel de San José el Alto, como medida cautelar establecida por el juez encargado de su caso. No abundaré en las especificaciones judiciales del proceso penal de Gavilán, pues no es la intención del artículo. Más bien describiré la fragmentación del grupo de la cabecera, como un drama social sustentado en los 8 meses de la medida cautelar, paralelo al proceso electoral 2021.

En los meses que Gavilán estuvo en la cárcel ocurrió la etapa de procesos internos de los partidos ‒precandidaturas‒ y de registros de candidaturas del proceso electoral 2021. Para sus opositores, en otros partidos y al interior del PRI, la medida cautelar fue la más conveniente circunstancia para impulsar sus agendas políticas, colocar a sus candidatos y debilitar su proyecto. Tras el encierro de Gavilán, el Partido Acción Nacional emprendió una política de engullir a los líderes políticos que habían quedado abandonados del proyecto político priista. Sin la presencia del líder principal y con la incertidumbre del proceso judicial, los líderes políticos que habían generado acuerdos voltearon hacia Acción Nacional, para establecer negociaciones certeras con el candidato/presidente municipal. Al interior del PRI municipal, el grupo de las comunidades utilizó su influencia en el comité estatal y municipal, para colocar a sus abanderados principales en las candidaturas a la presidencia municipal (facción Cárdenas), a la diputación local (facción Galicia) y a regidurías plurinominales (facción Martínez). La facción Román negoció con el proyecto panista, y llevó consigo a muchos líderes priistas del grupo comunidades, opositores a las facciones Cárdenas y Galicia.

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Genealogía 2: Fragmentación política, después del cisma. Elaboración de Fernando Vargas Olvera (2021)


Desde el exterior, el proyecto Gavilán transitó por la fase de crisis, concretada en la cooptación de sus líderes por otros partidos y la intervención de sus antagonistas en las candidaturas. Esta etapa también fue extensiva al interior del PRI. La facción Juan negoció separadamente con el comité estatal, para posicionar a su hija en la candidatura a la diputación federal, lo que significó una separación de Gavilán y su grupo/familia nuclear. La facción Javier también se separó para buscar su propia candidatura bajo el partido de Fuerza México, lo que también implicó una separación tajante con el proyecto. La facción Isabel, cuya relación política ya era vulnerable, se separó completamente al adscribirse con el proyecto político panista. Aquellas facciones que permanecieron con Gavilán y su grupo nuclear fueron la de Aristeo y la de Guadalupe, quienes reintegraron sus liderazgos bajo un nuevo proyecto con la hija de Gavilán. La incapacidad de los grupos restantes[9] de Gavilán por negociar como continuadores del proyecto priista, y los desplazamientos causados por el grupo de «comunidades», fueron condicionantes para que la fragmentación se consolidara y reintegraran su proyecto con Morena. Puedo comprender que esta táctica, observada como una acción reparadora, permitió que el grupo nuclear Gavilán y sus facciones aliadas pudieran obtener candidaturas a diputaciones locales y regidurías (mas no la presidencia municipal) por mayoría relativa, pero a su vez término de dividir su base de votantes, ya que no todas las alianzas y liderazgos establecidos en el proyecto priista (facción Pepe) se trasladaron a las filas morenistas, y más bien tuvieron un papel ambiguo en cuanto a la participación política directa.

Conclusiones

El drama social turneriano, durante la medida cautelar, comenzó en un cisma como eje de la brecha: la irrupción de una situación rapaz que tambaleó la estructura social ‒naturalizada‒ de los proyectos priistas, en este caso, causada por un proceso penal. El cisma llevó a una crisis y fragmentación en la estructura del proyecto político Gavilán, el cual pudo ser medianamente reintegrado, mediante candidaturas en Morena. Este primer drama social reculó en un segundo drama, establecido por el proceso electoral 2021. Las campañas y la jornada electoral fueron las arenas de disputa de las facciones, ya ubicadas en cada partido. Gavilán y lo que restaba de su grupo apostaron fuertemente a la candidatura de la diputación local, más que en el candidato morenista al ayuntamiento.[10] No obstante, los resultados de la jornada electoral consolidaron al PAN como la primera fuerza política en el municipio, seguido del PRI y después Morena y el PT.

En términos procesuales del drama social, la fragmentación del proyecto priista, después del cisma del proceso penal, influyó favorablemente en sus opositores priistas y en la estrategia abarcativa panista. Sin embargo, en términos estructurales, hubo un elemento más importante. Observando minuciosamente el proyecto Gavilán, damos cuenta de que la composición del PRI fue vulnerada por una inadecuación entre la organización política basada en el parentesco (la negociación exclusiva entre los linajes políticos y la sucesión parental de las candidaturas) y las estrategias de tecnificación del electorado, objetivado como números y despojados de agencia como capitales adscritos a un líder, pero que también estaban basados en el parentesco y establecían negociaciones ocultas con otros partidos. El proyecto panista, por su parte, basó su estrategia en una tecnificación integradora, correspondiente a su organización política. En este partido el parentesco es constantemente desarticulado hacia relaciones de interés individualizado, concretadas en formas neoliberales, acumulación territorial, monetaria y de ejercicio del poder político. Concluyo que la política partidista, en el caso Gavilán, presentó una contradicción inherente a su estructuración naturalizada. Mediante la irrupción del cisma, las actuales prácticas políticas tecnificadas del priismo entraron en conflicto e inadecuación con su tradicional formación corporativa, clientelar y parental. Y es que, para el PRI nacional, el proceso electoral 2021 también fue un panteón político que podemos observar en sus diversos proyectos políticos, desde su escala municipal y submunicipal.


Bibliografía

  1. Maestrante en Antropología, en el CIESAS-unidad CDMX. Correo electrónico: f.vargas@ciesas.edu.mx
  2. El discurso oculto de la oposición partidista, y de las bases del panismo queretano, declararon politizada esta detención, por diversas razones entre las que se encontraban intenciones de candidatura del presidente de Colón, para la gubernatura del Estado.
  3. Este supuesto desvío tuvo lugar en la administración municipal priista 2015-2018, por lo que ‒además del regidor‒ estaban implicados el secretario de Servicios Municipales, la regidora síndico y el presidente municipal. Dichas autoridades están implicadas porque formaban parte de una comisión de adquisiciones en el ayuntamiento municipal. De todos los implicados los únicos detenidos fueron el regidor y el secretario de servicios municipales, quienes son hermanos.
  4. Escribo en clave etnográfica esta descripción, con información observada y documentada durante todo el proceso electoral y el juicio penal.
  5. Cada líder negocia con cifras de un electorado supuestamente inherente al líder y a su familia. Este electorado cuantitativo está basado en dos elementos: en los registros de votantes por líder ‒llamados redes- y en los resultados históricos de procesos electorales pasados, desde una media de votación por partido. Cada líder de facción lleva a las negociaciones su cuantificación de votantes para posicionarse en el proyecto y obtener las candidaturas principales, de representación proporcional después y por ultimo las de mayoría relativa y puestos proyectados, una vez obtenida la victoria electoral.
  6. Isabel ha tenido diversos puestos administrativos en el municipio de El Marqués. Ha sido regidora en la administración 2009-2012 y candidata a la diputación local por el PRI en el proceso electoral de 2015. A la par, ha apoyado a Gavilán con la coordinación de sus campañas, en 2012 y 2018.
  7. Mientras Pepe y Javier han sido presidentes municipales, en la década de los noventa, Juan ha amasado su capital político mediante la dirección de Obras Públicas y de ubicar a su familia directa en regidurías y presidencias interinas.
  8. Las facciones Aristeo y Guadalupe están relacionadas políticamente, ya que ambas familias participan de la mano en coordinaciones de campaña, política gubernamental y emprendimientos partidistas. Ambos líderes participaron en candidaturas independientes al ayuntamiento y a la diputación local, en el proceso electoral 2018.
  9. Tras el encierro de Gavilán, su hija primogénita fue colocada por las facciones todavía aliadas, como la continuadora del proyecto priista. Sin embargo, se enfrentó a un conjunto de obstáculos, como la predominancia de relaciones y prácticas políticas patriarcales, es decir, “no hacer acuerdos con mujeres, y sí con el Gavilán”. Otro obstáculo fueron las negociaciones ocultas entre líderes políticos con otros partidos o facciones antagónicas, que se hicieron visibles durante la aprehensión y literalmente forzaron al proyecto político a salir del PRI municipal. Con las candidaturas en MORENA, la hija de Gavilán obtuvo la de diputación local, mientras que la facción Aristeo obtuvo una candidatura a regidor, por mayoría relativa.
  10. Esto puede interpretarse mediante el resultado de las votaciones entre el candidato al ayuntamiento (10 mil votos aproximadamente) frente a la candidata a la diputación local (16 mil votos aproximadamente). Visto en https://prep2021queretaro.eluniversal.com.mx/home/dip/entidad-map