Cristina V. Masferrer León[1]
Dirección de Etnohistoria, INAH
La educación es crucial para combatir el racismo y para favorecer el conocimiento sobre el pasado y el presente de las poblaciones afrodescendientes. Paradójicamente, cuando los contenidos escolares omiten información al respecto o reproducen estereotipos, se corre el riesgo de alimentar el racismo y profundizar la ignorancia. Con toda razón, Michael Billig (1985: 593) afirmó que “en una sociedad cuya ideología oficial es racista, las personas más instruidas podrían convertirse en los guardianes de esta ideología”. Cuando los silencios y los estereotipos se enseñan desde la educación básica, el problema se arrastra irremediablemente hacia los demás niveles educativos, generando un efecto de cascada que se reproduce generación tras generación.
El objetivo de este artículo es identificar los avances que ha habido en México en materia de educación en el marco del Decenio Internacional de los Afrodescendientes 2015-2024, así como señalar los retos y tareas que quedan pendientes. Primero enuncio los objetivos de dicha declaración relacionados con la educación. Posteriormente describo en qué situación nos encontrábamos al inicio del decenio y analizo qué se ha logrado hasta el momento, es decir, a unos meses de terminar este Decenio. Finalmente, señalo los retos pendientes.
El tema del Decenio Internacional para los Afrodescendientes 2015-2024 proclamado por la ONU fue “Afrodescendientes: reconocimiento, justicia y desarrollo”, y tuvo como objetivo principal “promover el respeto, la protección y la realización de todos los derechos humanos y libertades fundamentales de los afrodescendientes, como se reconoce en la Declaración Universal de Derechos Humanos”. De lo anterior se derivaron objetivos específicos, uno de los cuales estuvo relacionado directamente con la educación, ya que indicaba la necesidad de “promover un mayor conocimiento y respeto de la diversidad de la herencia y la cultura de los afrodescendientes y de su contribución al desarrollo de las sociedades” (ONU, 2014).
Este objetivo específico se complementó con los propuestos en el marco del decenio, como las necesidades de: a) “Reforzar la adopción de medidas y la cooperación a nivel nacional, regional e internacional para lograr que los afrodescendientes disfruten a plenitud de sus derechos económicos, sociales, culturales, civiles y políticos y participen plenamente y en igualdad de condiciones en todos los ámbitos de la sociedad”, y b) “Aprobar y fortalecer marcos jurídicos nacionales, regionales e internacionales de conformidad con la Declaración y el Programa de Acción de Durban y la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial, y asegurar su aplicación plena y efectiva” (ONU, 2014).
Además de ello, se enunciaron doce actividades relacionadas directamente con lo educativo, centradas en la promoción de un mayor conocimiento y respeto de la historia, el presente y el patrimonio de las personas afrodescendientes, reconociendo su valor, a través de la organización de eventos, el favorecimiento de la investigación, la comunicación en medios masivos, y la inclusión en planes de estudio y materiales educativos. También se insistió en la importancia de garantizar el acceso a la educación de niñas, niños y jóvenes afrodescendientes, velando por su calidad y accesibilidad incluso en comunidades rurales y marginadas, así como asegurando un espacio libre de racismo, discriminación, exclusión, estigmatización, estereotipos y violencia (ONU, 2014).
De acuerdo con lo expuesto, puede comprenderse por qué fue tan importante la insistencia por el reconocimiento de los pueblos y comunidades afromexicanas en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, lo cual se logró apenas en el año 2019. A ello siguió el reclamo de la armonización legislativa requerida para acompañar dicho marco, lo cual fue posible entre 2022 y 2023, pero sobre todo en 2024. Por supuesto, hace falta la subsecuente creación y ejecución de políticas públicas (tema que se discute en otro artículo de este dossier), lo que se podrá lograr gracias a haber alcanzado los pasos jurídicos y legislativos previos que acaban de mencionarse.
Educación y afrodescendencia en México: cambios y continuidades entre 2015 y 2024
El Decenio inició con un importante paso hacia la visibilidad estadística de las personas afrodescendientes en México, con la inclusión de una pregunta para identificar su autoadscripción en la Encuesta Intercensal 2015 del INEGI (Véase Iturralde, 2018). Ello, por ejemplo, resultó en datos sobre analfabetismo, acceso a la educación y asistencia escolar, entre otros. Se informó que el porcentaje de analfabetismo de las personas afrodescendientes era de 6.9%, más alto que el nacional, que fue de 5.5% (INEGI, 2015). Este porcentaje fue notablemente más crítico en los municipios con una concentración de diez por ciento o más de población afrodescendiente, en donde el nivel de analfabetismo casi triplicó al nacional, pues alcanzó 15.7% (INEGI, 2017).
El promedio de escolaridad de las personas afrodescendientes a nivel nacional (8.9 años) no fue tan diferente del promedio nacional (9.1 años), sin embargo, cuando se consideraron los municipios con diez por ciento o más de población afromexicana, este nivel bajó dramáticamente a 7 años (INEGI, 2017), lo que en términos concretos marca la diferencia entre tener, o no, secundaria. Esto se complementa con la información sobre inasistencia escolar que, en el caso de las personas afrodescendientes con edad de 6 a 24 años, fue de 33.4%, lo que superó al porcentaje nacional (30.5%), mientras que en los municipios con más concentración de esta población, ascendió a 35.6% (INEGI, 2017).
Los posteriores datos del Censo Nacional de Población y Vivienda (INEGI, 2020) indicaron una ligera reducción en el analfabetismo de las personas afrodescendientes (de 6.9% a 5.3%), no obstante, no tenemos los datos específicos para los municipios con mayor concentración de esta población (INEGI, 2021). Los años de escolaridad también mejoraron a 9.8 para las personas afrodescendientes, lo cual implicó alcanzar el nivel nacional y, aunque no contamos con información sobre los municipios con diez por ciento o más de población afromexicana, se sabe que Oaxaca fue una de las entidades con menor promedio de escolaridad para la población afrodescendiente, donde fue de 8.3 años (INEGI, 2021). Además, los porcentajes de asistencia escolar muestran niveles ligeramente superiores en niñas, niños y adolescentes afrodescendientes de 3 a 14 años, y tan solo sutilmente inferiores en jóvenes de 15 a 24 años (INEGI, 2021), en comparación con el resultado nacional. Por supuesto, el objetivo no es alcanzar los niveles nacionales, sino garantizar de manera amplia los derechos de las personas afrodescendientes en materia de educación.
Estos resultados todavía deben analizarse más, pues se trata apenas de la primera Encuesta y el primer Censo Nacional que incluyen una pregunta de autoadscripción afrodescendiente en México y, además, el CONAPO (2022) publicó cifras sobre educación diferentes a lo expuesto arriba por el criterio de selección etaria utilizado. Sobra decir que los ejercicios realizados son diferentes entre sí y que una multiplicidad de factores afectó la implementación del Censo, entre ellos el inicio de la pandemia por COVID-19. También, es necesario contar con datos por medio del Formato 911 de la Dirección General de Planeación, Programación y Estadística Educativa de la SEP, que hasta el momento no ha logrado identificar a estudiantes afromexicanos o afrodescendientes. En 2025 se realizará la Encuesta Intercensal, cuyos datos se aguardan con mucho interés, pues serán importantes para establecer comparaciones a diez años de la Encuesta Intercensal 2015.
En todo caso, considero que será clave la posibilidad de tener datos específicos sobre aquellos municipios con mayor concentración de población afromexicana, pues ello permitirá orientar políticas públicas específicas en materia de educación en las zonas donde más se requiere. También quisiera subrayar la necesidad e importancia de mantener preguntas sobre las personas, pueblos y comunidades afrodescendientes en encuestas y censos nacionales, así como en formatos específicos de estadística educativa. Esta información debe basarse en la autoadscripción —por más compleja que esta sea—, y debe marcar distancia de las ideas tramposas que incorporan miradas racializantes a estos instrumentos.
Por otro lado, al principio del Decenio ya contábamos con investigaciones que subrayaban la urgencia de revisar los libros de texto de la Secretaría de Educación Pública (SEP), así como otros materiales educativos, pues presentaban escasa información sobre la historia y el presente de la población de origen africano en México, e incluso reproducían ideas estereotipadas o abiertamente equivocadas sobre ellas (Masferrer, 2011 y 2014; Gallardo, 2014). A partir de la revisión de los planes, programas, libros de texto y otros materiales, identifiqué que sus principales problemas eran los siguientes: a) se invisibilizaban y minimizaban las contribuciones históricas de africanos y afrodescendientes, así como su importancia actual en México; b) se extranjerizaba a los afromexicanos, presentando a los afrodescendientes como externos a la nación; c) se presentaba a los afrodescendientes como un ingrediente poco significativo del mestizaje; d) se les reducía a la esclavitud y lo negro, como si éstos fueran sus elementos sociales centrales o únicos; e) se reconocía a las poblaciones de origen africano como personas que históricamente han vivido discriminación y racismo, pero en lugares diferentes a México; y f) la historia de África se negaba, ya que en los libros de historia eran escasas las menciones a este continente, con excepción de cuando se presenta información sobre la esclavización (Masferrer, 2023a). Ello se traducía en un desconocimiento generalizado, así como en la reproducción de ideas estereotipadas sobre África y las personas afromexicanas, lo que además dificultaba la práctica docente cotidiana (Masferrer, 2019). A lo anterior hay que agregar el bullying racista hacia niñas, niños, adolescentes y jóvenes afrodescendientes, casos que también se documentaron en diversos estudios y cuyas consecuencias obstaculizan severamente el derecho a la educación (Masferrer, 2016 y 2023a; Quecha, 2021).
Vale la pena mencionar que desde los primeros Encuentros de Pueblos Negros organizados por México Negro, A. C., y otras asociaciones de la sociedad civil, a finales de la década de 1990, se había insistido en la importancia de revisar los contenidos escolares. También, en 2012, 2013, 2014 y 2015, investigadoras del INAH, como María Elisa Velázquez, Gabriela Iturralde y quien escribe este texto, mantuvimos reuniones con autoridades de la SEP en las cuales expusimos y entregamos una revisión de los contenidos con sugerencias específicas para los mismos. A pesar de ello, los cambios no se veían reflejados y únicamente algunos detalles mínimos se corrigieron para 2016 (Masferrer, 2019).
Dicha situación persistió hasta que en el ciclo escolar 2023-2024 se introdujeron nuevos libros de texto como parte de la Nueva Escuela Mexicana. Explicaré en breves líneas parte del proceso que contribuyó a que esto ocurriera. En 2021 se conformó el Colectivo Afroeduca, coordinado por Rosa María Castro, con representantes de numerosas organizaciones de la sociedad civil, personas afromexicanas y no afromexicanas, especialistas en la historia y el presente de estos pueblos y comunidades, algunas de ellas docentes o investigadores de instituciones públicas. Se enviaron múltiples oficios a las autoridades educativas insistiendo en repetidas ocasiones en la necesidad de que se escuchara al Colectivo para mejorar los contenidos educativos y evitar errores o ideas estereotipadas, fundamentándonos tanto en el reconocimiento constitucional y en las décadas de lucha del movimiento afromexicano, como en las cuantiosas investigaciones serias sobre la materia.
Luego de insistir por diversos medios, se inició un conjunto de reuniones con la Dirección de Desarrollo del Currículum Intercultural de la SEP que derivaron en la posibilidad de que el Colectivo Afroeduca revisara el Marco curricular y Plan de Estudios 2022 de la Educación Básica Mexicana, así como todos los programas de estudio de las fases de primaria y secundaria, y la Estrategia nacional para la enseñanza de las lenguas y culturas indígenas y afromexicanas. Realizamos numerosas sugerencias y, en su mayoría, éstas fueron contempladas, con el resultado de que en los programas de todos los grados de primaria y secundaria se cuenta con contenidos relacionados con la población afrodescendiente. La SEP también organizó foros con personas de diversas comunidades indígenas y afromexicanas, llamados Diálogos para el Análisis del Plan y Programas de Estudio para la Educación Básica.
Dicho intercambio demuestra una voluntad política que hay que valorar y reconocer, pues abrió la puerta a un diálogo, así como a la posibilidad de incidir realmente en los cambios educativos. Una vez publicados los libros de texto del ciclo escolar 2023-2024 —más allá de las múltiples controversias que éstos generaron—, fue una grata sorpresa constatar que en todos los grados educativos de primaria y de secundaria se incluyó información sobre la población de origen africano en México (véase tabla anexa). Dicha información, además, es mucho más cercana al contexto de nuestro país y presenta sugerencias de actividades para acercar a los estudiantes a la diversidad afromexicana y afrodescendiente tanto en un plano histórico como en la actualidad. A pesar de ello, es necesario mantener el diálogo para corregir detalles que enriquecerían estos contenidos y actividades. También vale la pena mencionar que la Dirección de Investigación y Evaluación está realizando esfuerzos para favorecer la identificación de estudiantes afrodescendientes, así como para generar insumos que faciliten la implementación de los contenidos escolares en la práctica de las y los docentes.
Todo es perfectible y seguirán las insistencias de mejorar y ampliar los proyectos propuestos en los libros de texto, pero sin duda se deben celebrar la apertura y la voluntad que sin éxito se habían exigido durante décadas, y que hoy podemos decir que son una realidad. En particular, una tarea pendiente es realizar una campaña masiva con supervisores, directores y docentes, tanto de escuelas públicas como privadas, sobre la afrodescendencia y sobre cómo lograr una educación antirracista. Otros retos pendientes tienen que ver con la Nueva Escuela Mexicana en general y no solo con el caso de la población afrodescendiente. Asimismo, como menciono en el último apartado del artículo, también persisten retos relacionados con el nivel medio superior.
En cuanto a la educación superior, una demanda de las organizaciones de la sociedad civil que se señalaba al inicio del Decenio era la necesidad de tener una “Universidad Afromexicana” que atendiera a las comunidades de la región Costa Chica de Guerrero y Oaxaca. Luego de un arduo trabajo, en 2024 se logró la fundación de la Afrouniversidad Politécnica Intercultural en la costa de Oaxaca, la cual amplía la oferta de educación superior para las y los jóvenes de las comunidades afromexicanas e indígenas de la zona. Por supuesto, con ello no se cubren todas las necesidades en relación con la educación superior, pero se trata de un avance significativo.
A manera de conclusión: ¿cuáles son los retos y tareas pendientes?
En el apartado anterior señalé algunas tareas pendientes que retomo en este espacio. El principal reto pendiente es lograr que los contenidos que atinadamente se incluyeron en el Plan de Estudios y los Programas de las fases educativas de primaria y secundaria se materialicen en la vida escolar cotidiana mediante actividades y proyectos que informen y concienticen a estudiantes y comunidades sobre la importancia histórica y actual de la población afrodescendiente y afromexicana. Es decir, tenemos que insistir en que estos contenidos se lleven del papel a la práctica docente cotidiana, dentro y fuera de las aulas. Asimismo, aún falta la inclusión de contenidos en programas y materiales educativos de preescolar, acordes a dicho nivel, la revisión de los contenidos de nivel medio superior y la inclusión de contenidos en las carreras de educación superior, particularmente en aquellas de formación docente y en otras donde sea pertinente.
También tenemos el reto de que, tanto en escuelas públicas como privadas, los contenidos escolares se conviertan en oportunidades antirracistas y no en simples detonadores del racismo histórico y estructural. Para ello, se requiere de campañas de información y concientización con docentes y autoridades educativas, así como con las familias. A lo anterior sumaría la revisión de todos los materiales de editoriales privadas y la generación de recursos digitales que puedan consultarse en sitios web y redes sociales. Un recurso útil podría ser el cuento infantil y juvenil Las preguntas viajan en autobús. Un cuento sobre la afrodescendencia en México, acompañado del material lúdico Lotería Afromexicana publicados por el CONAPRED y el INAH, disponibles en línea de manera gratuita.
Considero que la inclusión de contenidos relacionados con la afrodescendencia en todos los niveles educativos implicaría cambios en la sociedad en su conjunto. No obstante, por supuesto que otra tarea urgente es garantizar el acceso a la educación y la continuidad de los estudios de niñas, niños, adolescentes y jóvenes afrodescendientes en México, tanto quienes nacieron o residen en México, como quienes se encuentran en nuestro país por una situación de movilidad o migración temporal. Como vimos, sobre todo se requiere asegurar la escolaridad en la secundaria, el nivel medio superior y superior.
Erradicar las violencias, incluyendo el bullying racista y otras formas de discriminación, de los espacios escolares representa otro reto fundamental. Es impostergable impartir talleres en instituciones educativas para combatir todas las manifestaciones de racismo y así romper el círculo vicioso en el que el racismo y la ignorancia se nutren entre sí. Es decir, el racismo obstaculiza el aprendizaje de los contenidos educativos sobre población de origen africano y la falta de dichos contenidos coadyuva a reproducir estereotipos, prejuicios y prácticas racistas. Bien decía Nelson Mandela que la educación era el arma más poderosa para cambiar al mundo: “Nadie nace odiando a otra persona por el color de su piel, su procedencia o su religión. Las personas deben aprender a odiar, y si es posible aprender a odiar, se les puede enseñar a amar, ya que el amor surge con mayor naturalidad en el corazón que su opuesto” (En Ratcliffe, 2017. traducción libre).
Tabla 1. Contenidos sobre afrodescendencia en la NEM (programas y libros de texto)
Fase | Grado | Contenidos y procesos | Libro de texto |
2 | 1°
Preescolar |
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2°
Preescolar |
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3°
Preescolar |
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3 | 1° Primaria |
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2° Primaria |
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4 | 3° Primaria |
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4° Primaria |
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5 | 5° Primaria |
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6° Primaria |
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6 | 1° Secundaria |
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2° Secundaria |
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3° Secundaria |
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Fuente: Elaboración propia a partir de los Programas de Estudio de preescolar, primaria y secundaria (programas sintéticos) y de todos los libros de texto de la SEP de cada grado. Nota: no se incluye el libro cuando únicamente se trata de una mención mínima. *Se incluyó a pesar de que debe ampliarse la información en dicho libro.
Referencias
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Gallardo Gutiérrez, A. L. (2014). Racismo y discriminación en el sistema educativo mexicano: claves desde las reformas a la educación básica nacional en Siglo XXI (2006 y 2011). UNAM.
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Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) (2021). Presentación de resultados. Población Afromexicana o Afrodescendiente. En Censo de Población y Vivienda, 2020. INEGI.
Iturralde, G. (2018). Dossier: Nombrar y contar. Visibilidad estadística de las poblaciones afromexicanas. Diario de Campo, (5). https://revistas.inah.gob.mx/index.php/diariodecampo/issue/view/1227
Ratcliffe, S. (Ed.) (2017). Nelson Mandela. En S. Ratcliffe (Ed.), Oxford Essential Quotations. Oxford University Press. https://www.oxfordreference.com/view/10.1093/acref/9780191843730.001.0001/q-oro-ed5-00007046.
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Masferrer León, C. (2014). Racismo, ignorancia y olvido. La esclavitud y las personas de origen africano en la educación primaria y secundaria de México. En J. Serna y F. Cruz (comps.), Afroindoamérica. Resistencia, visibilidad y respeto a la diferencia (pp. 141-158). UNAM.
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Masferrer León, C. (2019). Racismo y afrodescendencia en la educación primaria de México: libros de texto nacionales y prácticas docentes locales. En M. E. Velázquez (coord.), Estudiar el racismo: afrodescendientes en México. INAH.
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Masferrer León, C. (2023b). Las preguntas viajan en autobús. Un cuento sobre la afrodescendencia en México y Lotería Afromexicana. CONAPRED / INAH.
Organización de las Naciones Unidas (ONU) (2014). Programa de actividades del Decenio Internacional para los Afrodescendientes. https://documents.un.org/doc/undoc/gen/n14/635/83/pdf/n1463583.pdf
Quecha Reyna, C. (2021). Sociabilidad y racialización en la escuela: experiencias de niños y niñas afromexicanos. En O. Gall (coord.), Educación primaria, racismo y xenofobia en México: historia, narrativas, representaciones y prácticas (pp.271-302). UNAM.
Secretaría de Educación Pública (SEP) (2023a). Plan de estudio para la educación preescolar, primaria y secundaria. SEP.
Secretaría de Educación Pública (SEP) (2023b). Programas de estudio para la educación preescolar, primaria y secundaria: programas sintéticos de las fases 2 a 6. SEP.
Secretaría de Educación Pública (SEP) (2023/2024). Libros de texto 2023-2024/2024-2025. https://libros.conaliteg.gob.mx/