Este número de la revista Ichan Tecolotl ofrece en su sección Puntos de Encuentro una temática vinculada con la migración laboral y la vida cotidiana de centroamericanos en el Soconusco, en la frontera sur de México.[1] En ese marco regional es posible entender la interacción migratoria que se produce en la región fronteriza Guatemala-México, concentrada principalmente en localidades de municipios fronterizos. La ciudad de Tapachula destaca como el lugar central, expandiéndose a los lugares de las plantaciones agrícolas en las que los trabajadores y trabajadoras siguen las trayectorias de los ciclos de las cosechas en el sector agrícola y de mayor estabilidad en el comercio, la construcción y los servicios. Al igual que la dinámica que se presenta entre países centroamericanos, en esta zona fronteriza se reproduce un patrón similar: las personas inmigrantes se concentran en zonas metropolitanas centrales (Tapachula) y en los territorios colindantes. Ese patrón se explica por el hecho de que “los flujos intrarregionales son principalmente transfronterizos y conectan los mercados de trabajo de los países colindantes” (Morales y Pérez, 2012), como se expresa en la interdependencia generada entre Guatemala-México similar a la construida entre México-Estados Unidos aunque en menor medida e impacto. Al mismo tiempo esa interdependencia crea vínculos familiares y comunitarios que traspasan los límites nacionales y da lugar a lo que Andrade-Aekhoff (2005) llama relaciones extra-regionales y transnacionales como lo registrados en los apartados de la revista.
El vínculo, conformado por países del triángulo del norte centroamericano (Guatemala, El Salvador y Honduras) y el sureste mexicano, tiene su origen en las relaciones políticas y económicas entre los estados y particularmente en los mercados laborales que en el caso de la cafeticultura, presente desde el siglo xix, marcó una intensa relación transfronteriza. Entonces la movilidad laboral en esta franja, como en otros espacios de Centroamérica, no es un fenómeno que se da al azar, sino que está atravesado por relaciones históricas, políticas, económicas, sociales y culturales. Allí se produce una especie de “regionalización civil” (tejidos sociales y capacidad de acción regional de actores tanto nacionales como regionales) donde la acción regional de actores adquiere relevancia en los procesos migratorios que se viven entre Centroamérica –con mayor presencia Guatemala- y el sureste de México. El habitat de significado permite concebir a los individuos con capacidad de agencia, más que en la estructura y líneas fronterizas que los vigila o los ataja. Personas comunes, como las que escenifican en Puntos de Encuentro del presente número, son partícipes de los procesos migratorios en los que están inmersos, y hacia quienes también van dirigidas las actuales políticas migratorias de los estados nacionales que las idean para gestionar y administrar los flujos migratorios, pero sobre todo para desincentivarlos. Sin embargo, la movilidad de un lado y otro de las fronteras no se detiene, por el contrario, las estrategias y la inventiva de quienes las cruzan de manera cotidiana nos indican entendimiento de los códigos básicos y gestos de quien les autoriza el cruce. Se trata de los cientos de trabajadores que tienen estancias laborales cortas, de horas, de cada día, trabajadores que diariamente cruzan la frontera, pero también de quienes las prolongan. Algunas de estas personas portan su Tarjeta Migratoria de Visitante Regional[2] y simplemente con mostrarla pasan el torniquete, pero también lo franquean personas sin portar documento alguno. Es así porque, según el agente migratorio, “son conocidos” que mantienen un flujo constante e incluso los identifica por su rostro y tiene la certeza que son guatemaltecos que no demorarán en México “son de los que cruzan a cada rato”. De la misma experiencia participa una cantidad notoria de jóvenes y chicas, incluidos niños y niñas que cruzan cotidianamente de un lado y otro sin tarjeta migratoria de ninguna índole. Empleadas del hogar, cocineras; niños y jovencitos vendedores ambulantes de dulces, chicles y cigarrillos (llamados canguros por portar sobre el pecho una cajita con la mercancía), aseadores de calzado (boleros), estudiantes o simplemente quienes van a la ciudad de Tapachula o Ciudad Hidalgo a comprar mercancía por “ser más barata que el otro lado”.
Los trabajos aquí presentados dan cuenta del dinamismo de la frontera sur de México en su vínculo con los países de Centroamérica; con ello pretendemos enfatizar que los estudios de fronteras en México no se circunscriben exclusivamente a la frontera norte del país donde la inmensa mayoría de trabajos opacan a lo que ocurre en su frontera sur. Afortunadamente durante los últimos años la atención ha ganado terreno y los vínculos y proximidades que México tiene con Centroamérica se han advertido y son de tal relevancia que no los podemos obviar y mucho menos simplificar.
Las autoras y autores que colaboran en este volumen tienen un background desde donde insertan su discusión conceptual en tradiciones de la antropología, la sociológica y la demográfica, que entienden el capital global en un marco de complejos procesos de movilidad transnacional en los que la migración laboral se adecua de distintos modos al proceso, moldeando patrones, direcciones y formas. En esa lógica se comprende el desplazamiento de población centroamericana que se dirige al Soconusco. Éste, tiene un carácter multicausal afectado por distintas variables que responden principalmente a las brechas del desarrollo económico entre las regiones y países. La reciente dinámica migratoria se asocia a la reestructuración económica global y a reacomodos en los mercados de trabajo, tanto en los sitios de origen como en el destino, promoviendo, aunque sea de manera precaria y flexible, oportunidades laborales, formales e informales, que atraen gran cantidad de trabajadores.
Si bien predomina la presencia de guatemaltecos, también nos interesamos por las trayectorias migratorias de inmigrantes salvadoreños y hondureños que se han quedado a vivir en estas localidades. La precariedad que define muchas de estas trayectorias obedece, en buena medida, a las graves fracturas que caracterizan a las sociedades de origen, mismas que se incrustan en las experiencias de los migrantes. Los estudios nos indican que la ausencia de recursos sociales y económicos permite la entrada en escena de elementos emergentes y contingenciales, estrechando los márgenes de acción de los inmigrantes en su vida en el Soconusco.
Esperamos que las reflexiones aquí expuestas contribuyan al entendimiento y discusión de los complejos procesos de migración intrarregional y su vínculo con los mercados de trabajo regionales y la transnacionalización de la fuerza de trabajo. Debido a ello se precisa de políticas y acuerdos bilaterales y multilaterales entre países que gestionen y regulen la movilidad laboral. Más que ver a centroamericanos como ajenos en territorio mexicano mejor sería considerarlos dentro de marcos incluyentes y de integración regional que contemple la normatividad internacional en materia de derechos laborales para todos los trabajadores y las trabajadoras migratorios y sus familiares.
Bibliografía citada
Andrade-Eekhoff, Katharine E.
2005 “Las dinámicas laborales y la migración en la región: entre la inclusión y la exclusión” en Flacso El Salvador, La transnacionalización de la sociedad centroamericana: visiones a partir de la migración, El Salvador, Ministerio de Relaciones Exteriores República de El Salvador y Flacso El Salvador, pp.1-37.
Morales, Abelardo y Gilma Pérez (coords.)
2012 “El sistema de migraciones regionales y las características de la población migrante” [versión electrónica] Boletín Migración y Derechos Laborales en Centroamérica, Flacso Costa Rica, IDHUCA (Instituto de Derechos Humanos de la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas” y Ford Foundation, pp. 2-7, consultada el 8 de julio de 2013, disponible en http://www.flacso.or.cr/index.php/areas-de-trabajo/2012-12-13-17-10-42/migraciones-y-derechos-laborales.
[1] La mayoría de los trabajos expuestos en este número son partes resumidas de los capítulos del libro Trabajo, empleo y vida cotidiana de centroamericanos en la frontera suroccidental de México (2014) México, CIESAS, coordinado por Carolina Rivera Farfán; los demás son de colegas de otras instituciones que aportaron sus valiosos ejercicios para enriquecer este número de la revista.
[2] Documento que tiene vigencia por cinco años y que simplifica la internación de guatemaltecos y beliceños que residen de manera permanente en esos países y que quieran visitar poblaciones fronterizas de México hasta por tres días (inm, México, 2013).
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