Aida Hernández Castillo[1]
CIESAS Ciudad de México
María Elena Martínez Torres[2]
CIESAS Sureste
Lina Rosa Berrio Palomo[3]
CIESAS Pacífico Sur
Visita a uno de los sitios arqueológicos en la «Cuna de la Humanidad» (Sudáfrica) donde fueron encontrados los restos del Australopithecus sediba.
Foto: Lina Berrio (2024).
Del 11 al 16 de noviembre del 2024 tuvo lugar en Sudáfrica el Congreso de la Unión Mundial de Antropología. Esta organización, surgida en 2018 con la unión de la IUAES[4] y la WCAA[5], se ha caracterizado por tener una nutrida participación de antropólogos del sur global, rompiendo con la hegemonía euro-americana que caracteriza a otras organizaciones profesionales. La creación de un espacio de encuentro en el que antropólogos/a de varios países como China, Kenya, Rusia y América Latina, puedan dialogar entre sí en mesas redondas y paneles magistrales, nos permitió tener acceso a una riqueza epistémica y metodológica difícil de encontrar en otros congresos académicos.
Esta vez se eligió como sede del encuentro la reserva natural conocida como La Cuna de la Humanidad, en el Valle Kromdraai, a unos 50 kilómetros de Johannesburgo. Esta reserva de unas 47 mil hectáreas, fue declarada en 1999 como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, por ser el sitio que concentra el mayor número de restos ancestrales de homínidos en el mundo. Algunos de ellos de unos 3.5 millones de años de antigüedad. Paralelamente, se trata de una reserva en la que animales salvajes como elefantes, jirafas, leones, rinocerontes, viven protegidos en su entorno natural, a unos pocos kilómetros del centro de convenciones en el que tuvo lugar el Congreso. El Comité organizador, tomó ventaja de este entorno único para incluir como parte del programa, una serie de talleres o diálogos de saberes nombrados como lekgotlas, término del idioma bantú setswana, para referirse a las asambleas comunitarias encabezadas por ancianos y ancianas de conocimiento.
Paralelamente, a los paneles y mesas redondas, cada día había la posibilidad de participar en un lekgotla con médicos tradicionales, defensores del agua, artistas sudafricanos o con equipos locales de arquéologos/as y paleontólogos/as que trabajan en las excavaciones de lo que se conoce como yacimientos de homínidos primitivos. El tener la oportunidad de aprender, no solo de los saberes antropológicos de quienes participaban en el Congreso, sino también de la diversidad de saberes locales, hizo de este encuentro una experiencia única, de la que podemos aprender para dinamizar los formatos académicos que tienden a aislarnos de las comunidades locales en donde se realizan nuestros encuentros.
En el lekgotla intitulado “Origen de la Humanidad”, visitamos la cueva de Malapa, en donde fue encontrado el Australopithecus sediba un homínido que habitó la tierra hace 1.9 millones de años, descubierto apenas en el 2008 por el paleo-antropólogo sudafricano, Lee Roger Berger, y su hijo de 9 años Mattew Berger. Lo especial de esta visita, fue que en nuestro grupo iba el antropólogo chino-filipino Michael Rivera, de la Universidad de Hong Kong, uno de los ponentes magistrales del Congreso, que ha dedicado su carrera a cuestionar las perspectivas antropocéntricas y coloniales de la evolución humana, y quien ha escrito ampliamente sobre estos hallazgos. Una de las preocupaciones de Michael Rivera ha sido el utilizar las redes sociales para llegar a públicos más amplios[6] por lo que sus perspectivas críticas de la antropología física y biológica son conocidas por mucho del personal que trabaja en las excavaciones de Malapa. Visitar este sitio con Michael y dialogar con el equipo técnico, implicó acercarnos a la historia de la humanidad desde otra mirada y contagiarnos con su pasión y compromiso con narrativas no eurocéntricas en torno a la evolución humana.
Otros lekgotlas como el de “sanadores tradicionales” permitieron el intercambio con curadores, sanadores, médicos y médicas tradicionales de diversos pueblos sudafricanos quienes abrieron simbólicamente los espacios y actividades con cantos y ofrendas; además compartieron parte de sus saberes, acciones de cuidado y procesos locales de donde provienen. En ese lekgotla se dio la primera interacción con Gabriel Gyang Daron, un joven antropólogo sudafricano quien posteriormente abrió nuestra mesa redonda sobre producción de conocimiento y otras metodologías; ofreciendo su canto, el sonido de sus maracas y una bebida tradicional a la tierra como regalo y pedido de sabiduría a los ancestros; en un acto simbólico que nos recordó ceremonias similares en México y América Latina. Gabriel, quien fue elegido presidente de la Asociación Sudafricana de Antropología dos semanas antes del congreso, es doctor en antropología por la Universidad de Kwa Zulu-Natal y profesor de la Universidad de Rodhes en la ciudad de Makhanda, en la provincia del Cabo Oriental . Es un especialista en antropología médica con una fuerte trayectoria de vinculación comunitaria y en el panel sobre antropologías africanas con todos los presidentes de las asociaciones, destacó por ser el más joven de los panelistas.
En su presentación nos llevó a recorrer experiencias de promoción y prevención de la salud desarrolladas, bajo su supervisión, por estudiantes de los últimos semestres de antropología médica de su universidad. Ese amplio abanico de proyectos realizados por los estudiantes incluía organizaciones que trabajan en torno a la discapacidad, el VIH, la salud mental, centros budistas, espacios de trabajo corporal y vinculación estrecha con sanadores tradicionales, algunas de las cuales se encontraban presentes en el evento. Diálogos académicos y activistas entre la universidad y las comunidades, que nos inspiran y recuerdan como la antropología puede contribuir a fortalecer procesos locales de salud integral y sanación. Después del congreso una de nosotras pudo visitar Malamulele, en la provincia de Limpopo, donde la Asociación de Médicos tradicionales de los países de la región del sur de África, liderados por el Prof. Mbaibai Hlati, están construyendo la primera universidad dedicada a la medicina tradicional africana.
Conferencia magistral de Aida Hernández (izquierda) y María Elena Martínez, Michel Rivera, Lina Berrio y Aida Hernández (derecha).
Foto: Lina Berrio (2024).
Dentro del congreso tuvimos la oportunidad de participar en diálogos sur-sur entre antropologías periféricas con las que pocas veces tenemos la posibilidad de conversar directamente o aprender sobre la conformación de las antropologías nacionales en lugares tan distintos como Mozambique, Marruecos, Ghana, Filipinas, Portugal, México, Sudáfrica o India; a través de los paneles orientados a ese intercambio. Nosotras participamos organizando una mesa redonda, el panel 91 y una conferencia magistral impartida por Aida como una de las panelistas centrales invitadas al Congreso. En la misma hizo un recorrido por varias experiencias de investigación antropológica y colaborativa en los cuales ha participado, reivindicando los aportes teóricos y metodológicos que desde América Latina se han realizado a la antropología, así como los desafíos actuales que enfrentamos.
La mesa redonda permitió un diálogo de experiencias sobre las formas de enseñar, aprender y hacer antropología en Brasil, Colombia, México, California y Madagascar. Con una mirada crítica compartimos las metodologías colaborativas que permiten integrar a nuestro quehacer los vínculos afectivos, la corporalidad y las interacciones con nuestro entorno, buscando articular intereses y aportes entre los saberes académicos formales, los saberes populares y los del mundo más que humano, que en conjunto promueven un diálogo de expresiones éticas, poéticas y políticas, reconociendo las diferentes formas de relacionarnos con el mundo como claves para imaginar una academia inspirada en la resistencia y comprometida con principios éticos de solidaridad con las múltiples formas de vida con las que compartimos el planeta.
En el panel sobre diálogos y movilidades afrodiaspóricas, reflexionamos sobre feminismos y colonialismos en África y en Abya Yala e hizo posible escuchar investigaciones sobre Uganda, México, El Caribe y Sudáfrica, con un hilo en común respecto a los aportes teóricos y metológicos realizados desde lugares no hegemónicos de producción de conocimiento disciplinar. Interesante destacar también la perspectiva de jóvenes antropólogas afrobrasileras realizando trabajo de campo en países africanos e indagando temas como las experiencias sexoafectivas de mujeres jóvenes en Ciudad del Cabo, o los viajes de turismo de retorno ancestral hacia los puertos de salida de población esclavizada en África occidental.
El Congreso fue además una oportunidad para comprender los procesos de reconfiguración de Sudáfrica posterior al Apartheid, los espacios de preservación de la memoria en Johanesburgo como el Memorial a Martin Petersen en Soweto, el Museo del Apartheid o la cárcel de Constitution Hill donde estuvieron recluidas miles de personas incluyendo presos políticos como Gandhi y Mandela. Todos ellos espacios duros y que conectan con una historia profundamente dolorosa pero al mismo tiempo son resignificados como parte de una apuesta por la resiliencia y el no olvido.
El próximo Congreso será en Guatemala en noviembre de este año y desde ya se perfila como una oportunidad de continuar o profundizar los diálogos epistémicos sur-sur, esta vez desde nuestra región. Con el lema “Redefiniciones epistémicas críticas y urgentes en las antropologías del mundo” las convocatorias para proponer paneles, mesas redondas, talleres, etc. cierran a partir del 15 de febrero https://www.waucongress2025.org/es/inicio/
- aidaher2005@gmail.com ↑
- artineztorres@ciesas.edu.mx ↑
- linaberrio@gmail.com ↑
- International Union of Anthropological and Ethnological Sciences ↑
- World Council of Anthropological Associations ↑