M. De Irma Gómez Hernández, Miguel López Méndez, Francisco Arcos, Ulrike Keyser y Sandra Ramos
En agradecimiento a nuestra hermana mayor María Bertely Busquets
M. De Irma Gómez Hernández
Educadora comunitaria, Rediin Chiapas
En algún momento de mi vida pensé en mi espíritu y en mi alma, pero no tenía claro si estaba conmigo mi ch´ulel (espíritu). Hacía mucho que no me hablaba y hacía mucho que yo no le hablaba y que yo no le miraba y menos le recordaba. Éramos dos viviendo en un mismo cuerpo, pero no éramos uno. Yo, una maestra bilingüe que trabajaba en una escuela en donde había un cerro lleno de árboles, de arroyos, de animales, que nos alimentaban no sólo el estómago y el cuerpo, también el espíritu y el alma, pero yo seguía dormida.
En algún momento de mi estancia dentro de las paredes frías del aula ladrona de sueños, individualista y despojadora de hermanos había perdido esa conexión sagrada que los abuelos me enseñaron. Pero estaban ahí ocultos en las profundidades de mi ser, tal vez por temor, tal vez por vergüenza, tal vez por cobardía o por el sentimiento de inferioridad, no lo sé. Pero con las enseñanzas y la sabiduría de María y todos los compañeros de Rediin, con la metodología que invita a volver a tocar la tierra, a sentirla, a trabajarla, a hablarle, a mirar a la hermana naturaleza, se puede comenzar a sentir entonces el ch´ulel (espíritu), que se esconde tras cada montaña, cada árbol, cada hoja, cada pájaro que canta, en el arroyo que corre y se abre camino con su canto alegre dador de vida, incluso en la hormiga que me prensa cuando imprudentemente paso por su casa.
Vultalel ti jch´ulele, ochxatal ta jbek´tal ta jtakipal, ta jch´ulel ta canima. Lajxa kilp´e smelol, lajxa jta ta k´elel, jamxa jol, ko´nton, jamxa jchikin, jna´xa stojel ta vokol, jna´xa yi´ch´el ta muk´ti ch´ul te´, ch´ul ak´, ch´ul banamil, ch´ul ixim, ch´ul vo´, ch´ul vi´najel, ch´ul i´k, ch´ul chom bolom, lajxa ka´aybe smelol ti junutik ta ch´uleltik, ta canimatike, chki´ch´bejba kipaltik, jtsatsaltik (mi espíritu ha llegado a mí, ha despertado en mi cuerpo, en mi alma, en mi corazón y en mis pensamientos; entendí, miré, escuché con mi corazón, mi mente y mi alma; ahora sé agradecer, sé respetar al sagrado árbol, al sagrado bejuco, a la sagrada tierra, al sagrado maíz, a las sagradas aguas, al sagrado cielo, al sagrado viento, a los sagrados animales, ahora sé que somos todos y somos uno en espíritu y somos fuertes).
De esta profundidad es la mirada de la otra educación que María Bertely sembró en nuestros corazones. De ésa que nos da vida y no nos la quita, la que nos devuelve el alma y no nos la mata, la que nos orienta y nos conduce, nos anima y nos abraza. Legado de los abuelos y de los hermanos que, sin voz, pero con alma, corazón y espíritu gritan en silencio en las profundidades de su ser, educándonos con su actuar, su vivir, su respirar y su cuidar de su madre tierra. La que, al devolvernos a ella, nos cubre con su manto maravilloso y su eterno amor, mirando con ella la continuidad de la noche y del día y de la vida misma.
La luz encendida jamás se apagará
Miguel López Méndez
Educador comunitario, Rediin Chiapas
Cada uno venimos al mundo con un plan para aprender, para luego ejercerlo armoniosamente. Desde que nos integramos, seguimos integrados y otros irán integrándose con ciertos propósitos. Hemos aprendido a solidarizarnos, a compartir alegría, emociones, sabiduría y tristeza. Sobre todo, nos ha permitido desarrollarnos como persona y como familia. Su partida de nuestra querida María fue dolorosa. Nos hemos acostumbrado con ella a compartir vivencias porque pertenecemos a una misma familia, igual que todos. Iremos superando todo obstáculo, toda prueba, porque nuestra madre se ha ido. Seremos la planta que dará fruto. Aunque ella se ha ido, su voz seguiremos escuchando en nuestros oídos; su sonrisa y su mirada jamás se apagarán en nuestros ojos. Su palabra de aliento y su consejo tan sabio fluirán en nuestro ser. Esperamos hacer un encuentro maravilloso espiritualmente en otro momento, en otro espacio. Sólo nuestro destino sabe dirigirnos, porque si un árbol se derrumba queda al menos la esperanza de que se renuevo, no se marchite.
Recordando a María
Francisco Arcos
Educador comunitario, Rediin Chiapas
María la que se nos adelantó.
Mujer valiente y humilde de corazón
Mujer sencilla y combativa para defender
A los que voz se les ignora.
Mujer que supo escuchar la voz del silencio
La voz que reclama justicia y derecho.
Una mujer que entendió las huellas del caminar
De los pies descalzos y agrietados por el tiempo de su andar.
Una mujer que sembró su corazón
En la humildad y sencillez,
De sus pies le salió la raíz
Su tronco el cuerpo
Sus brazos las ramas
Las hojas sus dedos
Las flores su alegría
Y sus frutos las palabras de sabiduría
Las semillas el viento las esparció en los campos.
Cuidar las semillas es nuestro deber
En las escuelitas germinar la humildad
Para educar a los niños ser activos los pies y las manos,
y sabios de mentes y corazón.
Y su espíritu de María estará siempre acompañándonos.
¡Hasta siempre María!
Las huellas de María Bertely Busquets en la Rediin de Michoacán
Ulrike Keyser
Universidad Pedagógica Nacional
Unidad 162, Zamora, Mich. / REDIIN Michoacán
El primer encuentro que tuve con María Bertely fue en enero de 2009, durante un desayuno “de trabajo” que se convirtió en una amistad de intercambio y convivencia que marcaría personal y profesionalmente mi vida durante los últimos diez años, y que seguiré disfrutando y recordando por el resto de mis días.
Quien propició nuestro encuentro fue Jorge Gasché, que, separadamente, recomendó buscarnos para tratar de formar docentes en el Método Inductivo Intercultural en Michoacán. En ese tiempo me encontraba en las últimas modificaciones a mi tesis y buscaba una oportunidad de formar docentes/estudiantes de la Universidad Pedagógica Nacional (upn, sedes de Zamora y Cherán, Michoacán), con un sentido crítico sobre la interculturalidad. El conocer a María me apoyó en ambas tareas, porque me facilitó un texto suyo sobre el “preguntar etnográfico” que fundamentaría la perspectiva epistemológica de mi tesis y porque abrió camino al diseño y la convocatoria de los diplomados “Sistematización del conocimiento indígena” y “Diseño de materiales educativos interculturales y bilingües” desde la Universidad.
Gracias a la confianza que depositó en mí y en el equipo que se formó, gestionamos junto con ella ante la dirección central de la Universidad Pedagógica Nacional en la Ciudad de México, el acuerdo para iniciar en Cherán la primera generación de diplomados en abril de 2009. Desde los primeros correos que recibí de María aprendí lo que significa colaborar en un equipo con transparencia. Todo era para todos, una responsabilidad compartida y recíproca. Siempre al término de sus mensajes nos daba las gracias por estar y afirmaba tener el corazón abierto para seguir conversando con el equipo.
Concluidos los diplomados, entre 2010 y 2011 tuvimos oportunidad de participar con los autores de las Tarjetas de Autoaprendizaje relativas al pueblo p’urhépecha en el marco del Proyecto Fordecyt: Laboratorio Lengua y Cultura Víctor Franco, Componente 2: Elaboración de materiales educativos interculturales y bilingües.
Fueron días enteros (y partes de noche) de profundo interaprendizaje, entre profesoras y profesores p’urhépechas, educadores tzotziles y tzeltales y diferentes asesores externos. Pero los momentos más intensos los vivimos siempre junto a María, que con su gran corazón e inteligencia nos conducía a nuevas preguntas y caminos abiertos a cuestionamientos múltiples en términos políticos, prácticos y científicos. Nos acompañó a las reuniones que tuvimos en Yunuén, la isla del lago de Pátzcuaro y en el Centro de Cooperación Regional para la Educación de Adultos en América Latina (Crefal), donde, también gracias a su gestión, se nos albergó en varios momentos. El equipo p’urhépecha tuvo también oportunidad de aprender con ella en reuniones en la Ciudad de México, San Cristóbal de Las Casas, Puebla y Huatusco (Veracruz). Su gran capacidad de coordinar y guiar nos permitió viajar y conocer nuevos rumbos de la geografía mexicana, del pensamiento y de prácticas interculturales y ecológicas. Tuvimos oportunidad de intercambiar experiencias no solamente con gente de pueblos originarios de México, sino también con académicos de Brasil y con Jorge Gasché en varios seminarios y congresos internacionales especializados.
Compartimos el gusto por aprender y vivir, porque en palabras de María “donde están los de Michoacán siempre hay alegría”.
En las noches de convivencia entre varios y en ocasiones especiales sólo entre las dos nos contamos nuestras vidas y experiencias tan diferentes, pero intercomprensibles entre corazones hermanados.
Las Tarjetas de Autoaprendizaje fueron publicadas en 2012 y, en noviembre del año siguiente, las presentamos con María en el XII Congreso Nacional de Investigación Educativa que se celebró en Guanajuato. En febrero de 2014, María las entregó a representantes de todas las escuelas de la zona de Cherán.
Los interaprendizajes y las relaciones amistosas resultantes de sus estancias con nosotros aún nos guían y se mantienen sin interrupción en el equipo de educadoras de la tercera generación de diplomados (2012) en Cherán que se dedican hoy al trabajo de las Milpas Educativas.
Gracias, María, por seguir estando en nuestros corazones y mantenerlos abiertos a nuevos interaprendizajes.
Subiendo las gradas de Guadalupe…
Sandra Ramos
Rediin Chiapas
Hace algún tiempo María me narró, con asombro, una experiencia que tuvo en San Cristóbal de Las Casas el 12 de diciembre de 2016, cuando caminaba entre la apretada multitud de fieles que ascendía por la estrecha escalinata del templo de Guadalupe para ofrendar a la Virgen en su día. “Fui poco a poco, abriéndome paso entre la gente, subí las gradas hasta llegar a la iglesia. Entré y quedé frente a la Virgen de Guadalupe y el padre me dio la comunión. ¿Qué significa esto? ¡Estoy sorprendida!”
El andar de María fue siempre el abrir caminos y sortear obstáculos para aprender y comprender la realidad y la diversidad de la gente. Por ello admiró la sabiduría de los pueblos. Pocos entendían su prisa por seguir subiendo, porque no subía para recibir prestigios o premios. Subía para sorprenderse en la comprensión del otro —indígena y no indígena—; subía para hacerse igual entre los sencillos, para comulgar con ellos y mestizarse.
Así fue haciendo su espiritualidad. Subiendo las escaleras, hasta llegar a la cima del Cerro de Guadalupe, hasta encontrarse en el lugar sagrado. Ahí encontró un espacio, donde podía contemplar mejor a la virgen, verla de frente, mirarse mutuamente. ¿Cómo impactó en su corazón, que la acompañó hasta el final? Desde ahí podía contemplar el rostro de los pueblos indígenas, encontrar su dimensión, su sabiduría, su teología, sus experiencias. De forma respetuosa, admiró siempre el saber oculto en los demás. María fue la mujer que para muchos era madre, hermana, amiga y maestra que sabía escuchar y orientar. Era visionaria, nadie la podía anticipar. Era una mujer preparada. Subir las gradas era elevarse a la comprensión de la vida de los pueblos a través de la Metic Guadalupe y sufrir y disculparse por no estar cerca en los momentos difíciles.
Desde arriba nos contempla y acompaña esa espiritualidad silenciosa que expresan sus escritos, y que siempre podía decirnos algo sobre la vida. Gracias, María, por tu tiempo. Por las horas de desvelo y por renunciar a las que te debías a ti y a tu familia para darlas a los pueblos. Gracias por tu compromiso, porque supiste hacer una vida de mujer plena que le cantó a la vida. Acompáñanos desde el cielo y ayúdanos a seguir caminando, a seguir subiendo y a seguir comulgando.