Laura Machuca Gallegos[1]
CIESAS Peninsular
La palabra “resistencia” no nos es ajena, la conocemos y la vivimos. Sobre todo, sabemos de los movimientos de la sociedad civil que han sido capaces de desmantelar varios proyectos considerados perniciosos. También el concepto se ha relacionado con la lucha indígena en la larga duración (Baschet, 2019), y se le ha asociado con los oprimidos y sus prácticas cotidianas (Scott, 2004). Es una palabra muy antigua, la encontramos desde uno de los primeros diccionarios de la lengua española, el de Covarrubias de 1611: “la fuerza y contradicción que hacemos a alguna cosa”.
Desde el campo de la historia ha habido esfuerzos importantes por entender toda la carga de este concepto. Uno de ellos ha sido el realizado por el proyecto RESISTANCE,[2] cuyo objetivo ha sido analizar la resistencia de grupos sociales subordinados en el marco de los imperios ibéricos del pasado, desde una perspectiva que va de lo micro a lo macro. Uno de sus aportes ha sido desarrollar el vocabulario relacionado a la resistencia, como “atrevimiento”, “bruja”, “desafuero”, “grito”, “lágrimas”, “pelea”, “suplicar”, entre muchas otras palabras. En ese sentido Mafalda Cuhna, Ângela Barreto, Graça Almeida y Miguel Dantas nos comparten su experiencia y en general nos hacen una invitación a conocer la página web del proyecto.
Los artículos restantes se dividen en dos grandes rubros; 1) los que retratan las diferentes resistencias desde el periodo borbónico (fines del siglo XVIII hasta el siglo XXI) y 2) quienes se abocaron a las rebeliones indígenas. Las rebeliones son importantes quizá porque son el punto máximo de resistencia: son descritas la del Mixtón (1540-1541), la de Tehuantepec (1160), la de Canek (1761), la de Jegua (1804) y la de Nohcacab (1843) a las que se abocan Laura Machuca, Pilar Gutiérrez, David Hernández y Hugues Sánchez. Que abarcan cuatro siglos, pero con algunos patrones similares, como la preferencia de realizarlas durante las fiestas religiosas.
El lector seguro ha oído hablar de las reformas borbónicas y los cambios que éstas implicaron. Su objetivo en el siglo XVIII fue recaudar más recursos, pero en realidad se trató de poner orden no solo en lo económico sino hasta en ámbitos de la vida cotidiana, como el matrimonio. Generalmente la Independencia es el proceso más conocido de rebelión contra la corona española, pero antes hubo varios movimientos locales para mostrar disconformidad, sobre todo a partir de la Real Ordenanza de Intendentes de 1786 y la instalación de subdelegados, funcionarios menores (pero claves) instalados en jurisdicciones territoriales llamadas subdelegaciones y encargados de las poblaciones indígenas. Como explican Graciela Bernal y Martín Escobedo en sus respectivos textos, existió incertidumbre al establecerse un nuevo orden normativo y contar con otros funcionarios, sobre todo entre los miembros de las instituciones ya existentes, como el cabildo (el ayuntamiento) que temían perder poder. Ambos autores se abocan a desarrollar estas historias de competencia entre intendentes, subdelegados y cabildos, y resulta muy interesante descubrir las tensiones y odios entre los diferentes actores sociales.
En los trabajos hay varios puntos de convergencia: nos damos cuenta que el factor religioso tiene un fuerte peso, como el caso que presenta Iván Franco de los partidarios de la virgen de Guadalupe frente a los de la virgen de los Remedios, o el cura conservador de Ciudad Real (San Cristóbal de las Casas) que se vale en 1859 de una inundación sucedida en 1651 y referida en ese entonces como castigo divino, para anatemizar a los liberales, quienes querían prenderlo, caso documentado por Ana Parrilla. Y no menos sobresaliente es la conmoción causada por la expulsión de los jesuitas de todos los territorios de la monarquía española en 1777; Pilar Gutiérrez y David Hernández nos cuentan la conmoción que causó en Guadalajara y las medidas represivas para que el hecho no trascendiera.
Ya en pleno siglo XXI y en la actualidad Ana Vázquez muestra que en varios pueblos del distrito de Etla, en Oaxaca, se niegan a acatar la orden de la iglesia de ya no llevar a cabo las procesiones, en particular una llamada el “Encuentro de los Santos”, pues consideran que son necesarias para su reproducción social y cultural. Un patrón muy interesante que sale a relucir durante las rebeliones es que se realizan de preferencia en Semana Santa, quizá porque se pensaba que la gente estaría congregada y ocupada y solo preocupada en sus celebraciones. El mejor momento para explotar.
La población indígena también es muy importante, casi todas las rebeliones suceden en el marco de pueblos indios, salvo el suceso de 1692 en Guadalajara (descrito por Gutiérrez y Hernández), que fue un movimiento estudiantil. Lidia Gómez, por ejemplo, analiza la respuesta de los pueblos indios a los nuevos requerimientos dentro del orden borbónico: algo tan sencillo como proveer los servicios en la reparación de caminos se volvió difícil de gestionar para las autoridades locales. Estas se negaron cada vez más a aceptar estos puestos, antes prestigiosos, pues no podían con la presión fiscal y sentían que ya no gozaban los mismos privilegios, por esa razón empezaron a trasladarse al ámbito de la iglesia y quizá de ahí se explica también toda esa estructura eclesial que perdura hasta nuestros días. Lucrecia Enríquez, por otro lado, se centra en la formación de clero indígena, en particular en la Araucania (territorio mapuche),[3] describiendo todos los intereses y prejuicios ante el hecho de que los indios llegaran a ser curas.
Para cerrar, en Antropovisual, Xochitl Leyva nos reseña el contexto en que fue exhibida la muestra fotográfica de la Red de Investigaciones Audiovisuales del CIESAS (RIAV) en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, ahora que la ciudad vive una creciente violencia; y en Cinemantropos, Agustín Enrique Ortiz Montalvo nos comparte sus impresiones de la película Joker y qué sucede cuando la resistencia deriva en violencia y maldad.
Como el lector podrá leer, la resistencia es inherente a la naturaleza humana y mucho más cuando se lucha contra un mundo adverso y con muchas injusticias, tanto en el pasado como en el presente, pero para todos los que queremos un mundo mejor, más justo, de paz y equidad, no queda más que seguir resistiendo.
Bibliografía
Baschet, Jérôme
2019 “Resistencia, rebelión, insurrección”, en Conceptos y fenómenos fundamentales de nuestro tiempo, Ciudad de México, Instituto de Investigaciones Sociales – UNAM, https://conceptos.sociales.unam.mx/inicio.php.
Covarrubias Orozco, Sebastián
1611 Tesoro de la lengua castellana o española, Madrid, Luis Sánchez.
Scott, James C.
2004 Los dominados y el arte de la resistencia. Discursos ocultos, México, D. F., Era.
-
Directora de la Unidad Peninsular del CIESAS | Correo: laurama@ciesas.edu.mx. ↑
-
Este número resulta de una colaboración de la Red de Estudios del Régimen de Subdelegaciones en la América Borbónica (RERSAB) con el Proyecto “RESISTANCE. Rebellion and Resistance in the Iberian Empires, 16th-19th centuries”, https://www.resistance.uevora.pt. ↑
-
A propósito, ver el diccionario de léxicos del proyecto resistencia: “Mapuche es el nombre con el que se identifican personas y pueblos indígenas presentes en el área central y meridional de los actuales territorios de Chile y Argentina (…) Hasta 1850 la palabra mapuche no figuraba en el diccionario ni en español ni en portugués mientras que, el concepto araucano, aparece de forma temprana en la literatura colonial”, https://www.resistance.uevora.pt/lexiconwords/mapuche-(es)-or-mapuche-(pt)/ ↑