Nahayeilli Juárez Huet[1]
CIESAS Peninsular
Este año, 2024, concluye el Decenio Internacional para los Afrodescendientes (2015-2024) con el tema “Afrodescendientes: reconocimiento, justicia y desarrollo”, proclamado en diciembre de 2014 por la Asamblea General de la ONU en su resolución 68/237. Liderado por el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, se propuso como objetivo central promover el respeto, la protección y el cumplimiento pleno de los derechos económicos, sociales, culturales, civiles y políticos de los afrodescendientes, así como su reconocimiento, desarrollo integral y participación plena y equitativa en la sociedad.
Durante el Decenio, parte de las acciones sobre el Reconocimiento, uno de sus tres pilares, implicó visibilizar las contribuciones de estas poblaciones a la sociedad, entre ellas, su acervo cultural. Sin lugar a duda una de las herencias más emblemáticas de esta diáspora son las expresiones religiosas nacidas en suelo americano. Desde su institucionalización en el siglo XIX, varias religiones afrolatinoamericanas, luego de largas luchas, han sido reconocidas y promovidas como parte integral del patrimonio cultural de las distintas naciones en donde emergieron, como Cuba y Brasil, y desde donde se desplazaron a prácticamente todo el continente, incluyendo México.
Cabe resaltar que no todos los reconocimientos de las religiones afrolatinoamericanas fueron consecuencia directa del Decenio aunque éste sin duda ha contribuido a que tengan una valoración más positiva, pues como parte de sus acciones para el fortalecimiento cultural se han diseñado políticas culturales en diversos países de América Latina en los que se promueve la recuperación de la herencia africana, con festivales y programas artísticos que celebran las tradiciones y expresiones culturales afrodescendientes, entre ellas las religiosas, y sus símbolos.
Como antecedente y coyuntura de los procesos de patrimonialización de las religiones afro se encuentra el papel que jugó la UNESCO durante el último cuarto del siglo XX, al forjar y promover a la cultura como un derecho universal (Bustamante, 2015: 157-158). Asimismo, a partir de la década de los años noventa, se intensificaron los debates en torno a la patrimonialización cultural y, a la par, se dio una mayor visibilidad y circulación de las expresiones culturales afrodescendientes. En 1993 se crea el programa La Ruta del Esclavo, y después se celebran las convenciones sobre el reconocimiento del patrimonio material e inmaterial. Un punto de inflexión fue la Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia, celebrada en Sudáfrica en 2001. Organizada por la ONU, esta conferencia reconoció a la esclavitud y comercio trasatlántico de personas esclavizadas como crímenes contra la humanidad. También enfatizó el impacto continuo del racismo y colonialismo y la necesidad de fortalecer el discurso internacional sobre igualdad y derechos humanos. La conferencia también subrayó la importancia de promover las expresiones culturales de las poblaciones afrodescendientes y de reconocer su aportación a la diversidad cultural global, instando a los Estados a reconocer su patrimonio cultural.
En este amplio marco, las religiones afroamericanas (afrobrasileñas, afrocubanas, afrocaribeñas, afrolatinoamericanas, etc.) han sido revaloradas culturalmente en tanto legado y herencia afrodescendiente, pero no ha sucedido lo mismo con su dimensión propiamente religiosa. Desde su nacimiento fueron perseguidas y criminalizadas y todavía hoy son víctimas de múltiples discriminaciones basadas en imaginarios coloniales que las demonizan y las asocian con canibalismos, brujería y superstición. Desde muy temprano estas religiones fueron practicadas también por personas no afrodescendientes y se han desplazado de manera prolífica en varios países continente. De hecho, parte de las estrategias de legitimación de sus practicantes es recalcar el carácter no necesariamente étnico de las mismas, sino en todo caso universal, y al mismo tiempo subrayar su inscripción a una herencia hoy considerada parte de patrimonios nacionales y de la humanidad (Frigerio, Juárez Huet y Sampaio, 2022).
De esta manera, uno de los aspectos que caracterizan a estas religiones en Latinoamérica es su desarrollo y expansión dentro de una tensión entre patrimonialización y estigmatización. Por un lado, varios de sus símbolos y parafernalia, músicas, danzas, y deidades, circulan ampliamente y más allá de las matrices religiosas respectivas y valoradas por su dimensión cultural. Un caso emblemático es Yemayá (orisha que en América es dueña del Mar), celebrada en varias ciudades en el espacio público como Montevideo, Buenos Aires, Porto Alegre, Rio de Janeiro, Veracruz, Sisal (México), Regla (Cuba), y no solamente por iniciados en la santería afrocubana, la umbanda o candomblé afrobrasileño, religiones en la que es venerada. (Juárez Huet, 2012; Frigerio 2012; Oro, 2012; Bahia, 2023).
Toque de tambor a Yemayá en playa de Yucatán (septiembre, 2017). Foto: Nahayeilli Juárez Huet
Por otro lado, estas religiones se enfrentan a una estigmatización histórica debido a que en ellas se proyectan desde la colonia imaginarios y representaciones que las consideran falsas religiones. Son víctimas también de un racismo religioso que inferioriza su origen, de discursos de odio, intolerancia religiosa y ataques materiales y físicos, como lo ejemplifica de manera muy emblemática Brasil, en donde son comunes los incendios de templos y diversas violencias ejercidas a sus practicantes por parte de grupos evangélicos (Santos, 2021). Los sacrificios de animales y su imaginada extensión a posibles sacrificios humanos, además de las ofrendas colocadas en espacios públicos, han sido materia de polémicas y motivo de rechazo social. Su criminalización sigue vigente y son referencia común de las secciones policiales y nota roja (Frigerio, Juárez Huet y Sampaio, 2012).
Elaboración de la autora.
A pesar de la discriminación, racismo y violencia, estas religiones siguen vitales y en expansión. Tan solo en México, representan —después de los judíos— la segunda minoría religiosa con más adeptos en el país. Su visibilización en el último censo puede obedecer a dos razones. La primera, a la más reciente reagrupación de categorías censales en las que las religiones afro no figuraban de manera independiente. La segunda, como un efecto indirecto del reconocimiento reciente de las poblaciones afromexicanas que desde 2019 son reconocidas constitucionalmente como parte de la nación mexicana, y de la valoración de sus diversas expresiones culturales, sin duda impulsadas a partir del Decenio Internacional para los Afrodescendientes. Es interesante destacar que hasta hace unas décadas la variable “etnicidad” y “religión afrodescendenciente” en México no se entrecruzaban. Hoy, sin embargo, símbolos de la religión orisha (santería) son reapropiados dentro del movimiento etnopolítico afromexicano, y, al mismo tiempo, varios afromexicanos declaran practicar religiones afro.
Fuente: INEGI. Censos de Población y Vivienda 2010-2020.
Bibliografía
Bahia, J. (2023). O Rio de Iemanjá. Um olhar sobre cidade e a devocão. Editorial Telha.
Bustamante, M. (2015). Les politiques culturelles dans le monde. Comparaisons et circulations de modèles nationaux d’action culturelle dans les annés 1980. Actes de la Recherche en Sciences Sociales, (206-207), 156-173. https://shs.cairn.info/article/ARSS_206_0156?lang=fr&ID_ARTICLE=ARSS_206_0156
Frigerio, A., Juárez Huet, N., Sampaio, D. (coords.) (2022). Religiones afrolatinoamericanas: reivindicaciones de etnicidad, espiritualidad y género en la tradición orisha. Perspectivas Afro, 2(1), 12-17. https://doi.org/10.32997/pa-2022-4112
Frigerio, A. (2012). Fiesta de Iemanjá en Argentina. En Renée de la Torre (coord.), El don de la ubicuidad. Rituales étnicos multisituados (pp. 215-229). CIESAS.
Juárez Huet, N. (2012). Yémọjá/Yemayá/Iemanjá: rutas transnacionales y avatares relocalizados. En Renée de la Torre (coord.), El don de la ubicuidad. Rituales étnicos multisituados (pp. 116-122). CIESAS.
Oro, A. (2005). O Sacrifício de animais nas religiões afro-brasileiras: análise de uma polêmica recente no Rio Grande do Sul. Religião e Sociedade, 25(2), 11-31. https://religiaoesociedade.org.br/revistas/v-25-no-02
Oro, A. (2012). Fiesta de Iemanjá en Porto Alegre. En Renée de la Torre (coord.), El don de la ubicuidad. Rituales étnicos multisituados (pp. 201-212). CIESAS.
Santos, M. C. (2021). Dimensiones discursivas del racismo religioso brasileño. Aisthesis, (70), 411-437. https://revistaaisthesis.uc.cl/index.php/RAIT/article/view/43877