Culturas, pluralismo de derecho e interculturalidad crítica contra el avance de la globalización


Mtro. Jorge Rafael Ramírez
Doctorante en Ciencias Sociales, Universidad Autónoma de Nayarit
 jorafaelramirez@gmail.com

El transcurso del siglo xx al siglo xxi ha estado cargado de un sinnúmero de cambios estructurales, no solamente sociales, políticos y económicos, sino también científicos y tecnológicos que han permitido un nuevo giro en los retos y desafíos que tenemos como sociedad.

Estos cambios han sido posibles, entre muchas otras causas, por la globalización, lo cual dio mayor importancia al avance de las tecnologías y los medios de comunicación. Lo que permite tener sociedades abiertas al libre mercado, al consumismo y a los procesos de desarrollo, teniendo como modelo a los países considerados del “primer mundo”.

Para acercarnos a la discusión de este fenómeno, Sánchez Mugica  nos proporciona una mayor conceptualización del término.

la globalización se puede entender como un efecto de los procesos de desarrollo científico-tecnológico de la sociedad avanzada del capitalismo de finales del siglo xx, realizada sobre una base socioeconómica particular que dirige los objetivos del conocimiento hacia la productividad, la ganancia y el incremento de la rentabilidad económica (Sánchez Mugica, 2007: 13).

La globalización está vinculada a un modelo de impulso del desarrollo y del progreso, principalmente económico, en donde las sociedades poseen este tipo de modelo aspiracional para tener un futuro mejor y éxito en la vida. Este modelo desdeña las prácticas culturales-tradicionales indígenas y afrodescendientes para promover un salto evolucionista hacia la modernidad.

Sin embargo, para muchos autores como Berger  “La modernidad se caracteriza por un grado muy alto de incertidumbre” (Berger, 1997: 2).

Es por ello que, para poder contrarrestar este grado de prosperidad y plenitud de unos pocos en América Latina y el Caribe, es necesario discutir los conceptos y significados correspondientes a la noción de “cultura”, con el fin de que nos permita tener elementos para entender su situación y caminos para construir sociedades alternativas.

En América Latina y el Caribe, esta noción se vuelve una perspectiva importante para comprender la construcción y el ser-social de las sociedades latinoamericanas y caribeñas, recopilando, en ese sentido, las identidades, las tradiciones y las formas de expresión de las diversas culturas que habitan el continente.

Según Harris , “La cultura consiste en los modos socialmente adquiridos de pensar, sentir y actuar de los miembros de una sociedad correcta. Las culturas mantienen la continuidad mediante el proceso de endoculturación” (Harris, 1997: 181).

A través de la endoculturación las culturas de los pueblos indígenas y afrodescendientes han sobrevivido y pasado de generación en generación sus usos y costumbres. Este concepto propuesto por el autor permite entender cómo las culturas de estos pueblos han resistido ante las amenazas y abusos de la globalización.

Sin embargo, es necesario precisar que, con el avance de nuevas formas cada vez más complejas de globalización, la endoculturación se ha vuelto un proceso de disputa diaria por la preservación de culturas y tradiciones de estos pueblos. Razón por la cual, se vuelve necesario retomar y entender en la actualidad las concepciones sobre la cultura.

Cuando se discute sobre la cultura, es importante plantear su diferencia con el concepto de “sociedad”. De acuerdo con Hoebel, “Una sociedad puede ser cualquier agregado animal, que se mantiene junto con un grupo de interacción y entre los miembros del cual existe una consciencia de pertenecerse mutuamente” (Hoebel, 1993: 235).

Así es, únicamente las sociedades humanas son las poseedoras y las difusoras de lo que se considera como “cultura”, comprendiendo el uso de la razón y los pensamientos conducidos a forjar valores y conductas que trascienden en el tiempo.

No obstante, en estos tiempos, los procesos históricos también tienen un papel importante en las relaciones de desigualdad y dominación entre las culturas; por lo que la cultura no se trasmite de forma automática y sin variaciones. Entonces, para Balandier,

Si la cultura no es algo dado, una herencia que se trasmitiría en tanto tal de generación en generación, quiere decir que es un producto histórico, o sea, una construcción que se inscribe en la historia y precisamente, en la historia de las relaciones de los grupos sociales entre sí. Para analizar un sistema cultural es necesario analizar la situación sociohistórica que la produjo tal como es (Balandier, 1955, en Cuché, 2002: 85).

En las relaciones históricas de los grupos sociales ha habido siempre procesos de diálogo y consenso, pero también ha habido procesos de disputa y dominación; principalmente en nuestra región latinoamericana los procesos coloniales han provocado que esta última vertiente haya sido la que prevalezca, perjudicando de esta manera a las culturas de los pueblos indígenas y afrodescendientes.

Es por esa razón que las políticas culturales de los Estados-Nación latinoamericanos y caribeños han estado dirigidas a promover un pluralismo cultural limitado, donde se han identificado, en alguna medida, la existencia de las diversas culturas, pero reduciéndolas dentro del sistema global de modernización y dominación.

Para Barabas, los esfuerzos estatales de visibilidad cultural no son suficientes, por lo que considera necesaria la atención estatal a dos tipos de pluralismos, por un lado, un pluralismo cultural de hecho, que permita identificar las diferentes culturas existentes en una sociedad y, por otro, un pluralismo cultural de derecho, que permita luchar contra la desigualdad a través del impulso de políticas de reconocimiento, justicia y derechos.

Pluralismo cultural de hecho, para dar cuenta de la mera existencia de la diversidad cultural en un ámbito determinado, y pluralismo cultural de derecho, como la ideología social y política de reconocimiento y respeto a esa diversidad, vinculada con las políticas de derechos humanos de los pueblos autóctonos; esto es una gobernanza de la diversidad (Barabas, 2014: 4).

Es necesario reconocer la condición de desigualdad histórica en que se encuentran las culturas y pueblos indígenas y afrodescendientes. Por lo que esta vertiente apunta a generar acciones que puedan contribuir a reducir los daños y secuelas de los procesos de la globalización.

Pero, en una sociedad cada vez más desigual producto del modelo hegemónico vigente de la globalización, si se quiere generar una verdadera sociedad intercultural, para Walshla interculturalidad debe ir más allá del reconocimiento de las culturas y sus derechos dentro del sistema dominante. Según la autora, lo que se debe promover es “la interculturalidad crítica […] con esta perspectiva, no partimos del problema de la diversidad o diferencia en sí, sino del problema estructural-colonial-racial” (Walsh, 2009: 2).

Es importante discutir y pensar la sociedad y la cultura no en el ámbito singular sino en plural, evidenciando las diversidades que comprenden las realidades latinoamericanas. Al mismo tiempo quiero destacar que nuestras sociedades deben sumarse a la lucha por cambiar las nociones hegemónicas de interculturalidad, esto para impulsar procesos que apunten a promover una pluralidad de derechos y una interculturalidad crítica que cuestione los mecanismos de dominación imperantes producto de la globalización capitalista.

El desafío sigue estando en ir más allá del respeto y la promoción de la lógica actual de los derechos humanos, para construir sociedades alternativas que deconstruyan las estructuras coloniales y raciales vigentes, con la participación activa no solamente de las culturas y pueblos indígenas y afrodescendientes, sino de la sociedad en general, pero dándole a estos pueblos el lugar que les corresponde.

Bibliografía

Barabas, Alicia. M. (2014), “Multiculturalismo, pluralismo cultural e interculturalidad en el contexto de América Latina: la presencia de los pueblos originarios”, en Configurações, vol. 14, pp. 11-24. Recuperado de https://doi.org/10.4000/configuracoes.2219.

Berger, Peter. L. (1997), “El pluralismo y la dialéctica de la incertidumbre”, en Estudios Públicos, núm. 67, pp. 1-18, Santiago de Chile.

Cuché, Denys (2002), La noción de cultura en las ciencias sociales, Buenos Aires, Nueva Visión.

Harris, Marvin (1997), Introducción a la antropología general, Madrid, Alianza Editorial.

Hoebel, E. Adamson (1993), “La naturaleza de la cultura”, en Hombre, Cultura y Sociedad, Harry Shapiro (ed.), México, Fondo de Cultura Económica.

Sánchez Mugica, Alfonso (2007), “Globalización y Cultura en América Latina”, en Latinoamérica. Revista de Estudios Latinoamericanos, México, núm. 45, pp. 9-30.

Walsh, Catherine (2009) “Hacia una comprensión de la interculturalidad”, en Tukari, año 2, núm. 11, pp. 6-7, Guadalajara. Recuperado de https://es.scribd.com/document/204125441/Hacia-una-comprension-de-la-Interculturalidad.