María de Lourdes Sánchez Velázquez[1]
Universidad Pedagógica Nacional, Unidad 097 Sur
Introducción
El presente análisis es un avance de las actividades realizadas en el proyecto “Salud, cuidado y trabajo” con profesoras de educación básica, durante la pandemia de Covid-19, quienes estudiaban licenciatura y maestría en la Universidad Pedagógica Nacional, Unidad 097 de la Ciudad de México. Son profesoras con las cuales se tuvo contacto como asesora en algunos momentos y durante la investigación ya eran egresadas o estaban por titularse. El objetivo es develar cómo se entreteje su situación de mujeres como mecanismo de opresión en la división sexual del trabajo y su impacto en el trabajo público remunerado y, en el ámbito de lo íntimo, en la actividad de cuidado no remunerada, acciones diferenciadas que impactan en la salud de las mujeres docentes en educación básica.
El problema de investigación se aborda desde los ejes de salud, precarización de su trabajo y detrimento de su desarrollo profesional docente. El trabajo de cuidado vinculado a la salud es un fenómeno que está relacionado con la situación que viven las mujeres (maestras-jefas de familia) que trabajan en educación básica en ámbitos urbanos de clase media-baja, considerando sus salarios percibidos como maestras, y tomando en cuenta que en un alto porcentaje han sido despedidas de su centro de trabajo a raíz de la pandemia de Covid-19. Asimismo, sus funciones se han intensificado, sobre todo en colegios particulares de educación preescolar. Este problema de investigación se sitúa en un sistema social de género que divide el trabajo a partir del sexo: la mayor carga de cuidado y crianza hacia hijas e hijos la lleva la mujer. Interesa identificar sobre todo a aquellas mujeres maestras con hijos e hijas menores que cursan nivel básico, para los cuales ellas invierten un gran porcentaje de tiempo en actividades de cuidado, lo que puede traer como resultado un detrimento en su desarrollo profesional, considerando su situación particular social y económica como mujeres durante la pandemia.
El enfoque de análisis es el de la interseccionalidad de la perspectiva de género, y desde el punto de vista metodológico se trata de un estudio cualitativo de corte narrativo (Chase, 2015) que recupera vivencias personales y de grupo social. Se aplicaron cuestionarios y se realizaron reuniones de discusión e intercambio grupal en línea con 15 participantes en varias etapas desde el año 2022, y se eligieron muestras. En primer lugar se aborda la situación laboral de las estudiantes-profesoras. Enseguida se exponen sus concepciones sobre la salud, tal cual las piensan como representaciones de sentido común e individuales, ligadas a sus primeras vivencias durante la etapa del surgimiento del Covid-19. En el siguiente apartado, estas dos categorías se enlazan a la de los cuidados en el hogar, trabajo no remunerado que realizan estas mujeres de manera cruzada, abarcando un tiempo considerable de su vida cotidiana que les resta tiempo de su desarrollo profesional como profesoras y como parte de la profesionalización exigida por las instituciones educativas para permanecer en el medio laboral. Las preguntas que guían la investigación son: ¿el trabajo remunerado y no remunerado de cuidado que realizan las profesoras a raíz de la pandemia repercutió en la continuidad de su desarrollo profesional?, y ¿las profesoras toman conciencia de que la división del trabajo por los roles sexuales que asumen en el ámbito familiar y escolar reproduce desigualdades sociales?
Salud y precarización del trabajo
Las tareas de cuidado se intensificaron en extremo a raíz de la pandemia del Covid-19. Esta situación tuvo graves repercusiones en la permanencia de los trabajos de las entrevistadas, ya que muchas escuelas privadas cerraron sus servicios por la falta de pagos de las familias.[2]
A su vez esto sucedió por la pérdida de empleos durante ese mismo periodo. Aunado a lo anterior, presenciamos un incremento en las tareas de cuidado que por tradición cultural patriarcal se ha recargado del lado de las mujeres al interior de las familias.
Estas mujeres quedaron a cargo del cuidado de hijos y familiares cercanos en procesos de convalecencia o muerte de familiares por el Covid-19. Observamos el incremento de sus actividades laborales en diversos espacios. A raíz del trabajo en línea y después híbrido, se exacerbaron las demandas de trabajo, al mismo tiempo que se diversificaron las tareas para rescatar a la porción del estudiantado que abandonó los estudios por no poder conectarse, por falta de recursos, de equipos tecnológicos y espacios adecuados para realizar su trabajo académico. Para comprender estos fenómenos partimos de diversas posturas desde el enfoque de crítica al constructo de género y del feminismo y sus diversas tendencias. Por ejemplo, el planteamiento de Lagarde (1996: 19) de que las mujeres se proponen conformar a su género como un sujeto social y político.
Las maestras realizan un trabajo feminizado ubicado en el sector terciario, de bajo monto salarial, (incluso con una plaza ganada, ya sea por examen o escalafón, su lugar en el espacio público hoy en día no es seguro y se deben evaluar periódicamente de acuerdo con ciertos criterios establecidos institucionalmente, acordes con el servicio civil de carrera). La mujer en ocasiones asume la posición de jefa de familia, aunque continúa en una sumisión por debajo del hombre. No ha logrado independizarse de esa figura dominante. Existe un trabajo doméstico invisible realizado principalmente por mujeres que no es reconocido ni pagado por el sistema. Es necesario considerar que frente al discurso de la naturalización de la diferencia sexual, esta misma se traduce en desigualdad y explotación del trabajo invisible que realizan miles de mujeres en casa.
Acerca del problema de la salud, se identificó estrés laboral en la mayoría de las docentes, particularmente como jefas de familia. A partir de la crisis, y ya antes de ella, gran cantidad de docentes estaban afectadas en su salud integral, con padecimientos que van desde reumatismos hasta cáncer y afectaciones en varios de sus sistemas y órganos. Sin embargo, han continuado con sus labores aún a costa de poner en juego su salud y los estudios. No hay un espacio de atención integral para su salud preventiva.
Detrimento del desarrollo profesional docente
Del total de las participantes, once pertenecen al nivel preescolar. Cinco tienen base en la SEP, una de primaria, una de preescolar y tres de secundaria. Cinco laboran en colegios privados, aunque también hay tres que han incursionado en la atención en primaria por cambios hechos por sus directivos y según necesidades del servicio, y tres están en el nivel de secundaria, dos en pública diurna y la otra en secundaria que ofrece servicios a jóvenes adolescentes trabajadores. Cinco pertenecen a escuelas privadas de preescolar y una continúa su desarrollo profesional en nivel superior en centro privado. De este modo, la mayoría se ubica en los tres niveles de educación básica. En otras etapas de su trayectoria han trabajado también en el nivel inicial con niñas y niños maternales. Una de ellas ha trabajado también como promotora cultural en una alcaldía del poniente de la Ciudad de México.
Tres se encuentran sin estabilidad laboral. Su trabajo es inestable y sin seguridad social por no estar tituladas. Otras brindan sus servicios particulares a familias, en trabajo de acompañamiento a sus hijos; es trabajo por su cuenta, independiente. Combinan este trabajo con apoyos varios a otras familias. Dos presentaron examen en la SEP, ya con su título. Las edades de las participantes van de 31 a 55 años, con dos hijos en promedio; 11 son casadas, hay otras solteras, separadas, con hijos o sin hijos, viviendo con sus padres y también en unión libre. En cuestión de salud sólo tres no se enfermaron de Covid-19, y los contagios fueron intensos en la primera etapa de la enfermedad. En el proceso tres profesoras perdieron a un familiar cercano: la madre, el padre y la suegra.
Por cuestión de espacio, sólo vamos a resumir una parte de los relatos de las entrevistadas e incluir algunos ejemplos. Acerca de la salud refirieron experimentar procesos físicos y emocionales difíciles, y cómo ello tuvo repercusiones negativas en lo familiar, en el trabajo, en sus alumnos y en sus compañeros. Por ejemplo, la maestra Tania señaló que “ahora al saltar mucho con los niños ya no me siento al cien como antes o en actividades que son de fuerza siento ya menos fuerza [y] tengo problemas para respirar”. Otra repercusión fue la reducción de salario. También señalaron el aumento del nivel de estrés relacionado con una crisis de salud (maestra Liz), y por el miedo y la angustia que les quedó de la pandemia (maestra Raquel).
Se hizo un taller de salud en diciembre, unos días después de sus vacaciones, y ahí las que asistieron pudieron, con más confianza ya que sólo íbamos cinco, desahogase de situaciones emocionales, como un proceso de divorcio y custodia de hijo. La participación de algunas otras y el apoyo de las que ya habían pasado por ese proceso les ayudó para no sentirse tan solas.
Discusión
En los relatos se observa una discusión permanente en lo que toca a las funciones y roles asignados a las mujeres en la sociedad. Tienen conciencia de su papel familiar ante el dilema y el reto que significó para ellas luchar contra la enfermedad, porque saben, y sus hijos se lo confirman, que son el pilar que sostiene a la familia y a sus miembros. Para el trabajo de cuidado de los hijos, el esposo, el padre o la madre, las horas se identificaron y cuantificaron en una bitácora. En promedio fueron más de 36 horas a la semana, aunque hubo dos profesoras que contabilizaban más de 40. Para hacer una clasificación de esta caracterización las divido en tres grandes grupos:
1. Las que tienen trabajo de base y sueldo estable en la SEP servicio público (sólo cuatro de ellas y una posiblemente renuncie a la secundaria para ingresar al ISSSTE en un trabajo administrativo). Este último caso es el más sorprendente, ya que padece enfermedad crónica y se ha podido reestablecer para integrarse a otro trabajo, aunque sin renunciar a la SEP. Cuatro son basificadas en la SEP, una de ella es jubilada, y cuentan con servicio médico público ISSTE y del IMSS.
2. Las que trabajan en escuelas privadas brindando servicio, ya sea en nivel preescolar o en primaria. Su situación puede ser relativamente estable, ya que ahora con su título están menos vulnerables en su estabilidad laboral (en este grupo hay cuatro que se logró que se titularan de licenciatura en Educación PLAN 08, y dos presentaron examen en la SEP en 2023). Cinco no cuentan con seguridad laboral, trabajan en escuelas particulares y por su cuenta apoyando a otras familias con sus hijos. Esta situación se comentaba reiteradamente en las sesiones, especialmente sobre ocho que se hallaban en proceso de titulación. En este sentido, su estabilidad social es muy fluctuante y de incertidumbre, ya que las escuelas les pueden cancelar el contrato por no estar tituladas.
3. La mayoría, caracterizada por su situación de vulnerabilidad laboral y de salud, ya sea emocional o no. Ahí están las que no se han titulado y siguen en la escuela privada o bien brindando servicios de manera autogestiva a familias que se lo solicitan. Este trabajo puede estar combinado con el privado, o incluso otros servicios no educativos. Por ejemplo, ayudantes de salón de fiestas, o apoyo y acompañamiento a personas de tercera edad (aquí se ubican cinco de las participantes).
En los relatos se reproduce su papel de cuidadoras y su trabajo asistencial. Y, a la vez, se confirma la necesidad de que sea un trabajo valorado y reconocido, pagado por el gobierno, tal vez como las ayudas a los adultos mayores. Es una demanda de justicia de reconocimiento social y de justicia distributiva para ellas. Esto viene acompañado de un elemento afectivo, un vínculo emocional que las sostiene en relación con los hijos, el cual podría ser semejante con los padres pero no se sostiene de este lado. El caso de la maestra abuela que sostiene a su nieto en cualquier circunstancia lo ejemplifica la situación que vivió una mañana acompañada solamente por su nieto, un malestar del corazón que la llevó días después a internarse en el hospital de Cardiología. La consecuencia no fue un cambio radical en sus tareas de cuidado, siguieron recayendo en ella. Los roles de cuidadoras se deben a procesos más profundos en la relación madres e hijas, y con los nietos de forma transgeneracional.
Del mismo modo, en otra circunstancia, el compromiso moral de otra profesora participante con su hijo que enfrenta el diagnóstico de síndrome Down la lleva a enfrentar prácticamente sola el problema. El tratamiento que le han asignado como TDH ha impactado mucho en su sensibilidad, haciéndolo más impulsivo, situación que ella vive a diario con su hijo, al que ha llevado a la universidad en estas condiciones. Ella lo vive, lo enfrenta y se angustia junto con él y, aun así, está en proceso de culminar con su meta de titulación. Esto nos lleva a preguntarnos si existen suficientes ayudas para las madres jefas de familia que enfrentan esta situación. No se trata de apoyos sólo económicos sino éticos y pedagógicos. Hay otras profesoras enfrentando la depresión de algunos miembros de su familia. En el grupo hay profesoras con enfermedades crónicas, aunque estables. Son tres casos.
Es relevante el dato de que algunas realizan trabajos diversos para equilibrar sus ingresos económicos como jefas de familia. El trabajo y el salario es muy fluctuante para las de los centros privados y comunitarios, ya que depende del tipo de escuela y de su plaza. Los salarios fijos más bajos son de $2.000 a $4,500 a la quincena, y cuando no pagan las familias, el ingreso se vuelve mensual. Por lo anterior, deben realizar otros trabajos extras como cuidadoras de pacientes de tercera edad o vendiendo productos.
El avance que han tenido las integrantes de este grupo ha sido muy relativo, distinto para cada quien, ya que cada una de las participantes tiene condiciones muy particulares de trabajo.
Varias siguen haciendo trabajos de manera autogestiva y con mucha inestabilidad, ya que es una situación que implica altos y bajos en intensidad de la actividad, y ambigüedad sobre lo que puede suceder en el futuro inmediato, por sus propias decisiones o las de la institución donde laboran o de sus superiores. Una tal vez inicie un juicio laboral por falta de pagos, hasta de su aguinaldo del 2022. En las reuniones y discusiones el tema más comentado fue el del trabajo, la formación y la inestabilidad laboral.
Para el eje de cuidado se les envió un video sobre el libro de Bathyany (2020) sobre el cuidado. Se contemplaron definiciones de la OMS y otras alternativas que se comentan en minutas. Sobre la salud, las profesoras en situación crítica de salud son cuidadas por familiares cercanos. Dos cuentan con el invaluable apoyo de hermanos médicos, uno homeópata y otra alópata, quienes les dan seguimiento aparte de sus estudios en el ISSSTE, y compartieron que en cuestiones de salud hay dos tendencias: una que sigue la tradición de cuidados para erradicar la enfermedad desde la medicina alópata y otra que combina ésta con la naturista y homeópata. Hubo demostraciones de diversas epistemologías de los enfoques sobre la salud y el cuerpo y sus implicaciones culturales, en las emociones y actitudes para sobrellevar la enfermedad dependiendo de las tradiciones, ya que algunas se inclinaban por alternativas holistas, y con ello se observó cómo la mente influye sobremanera en los estados y respuestas corporales, que finalmente pueden repercutir en los estados de conciencia que producen ansiedad. Se habló también de cómo vivieron el miedo en carne propia varias de las participantes desde las primeras sesiones, que coincidieron con el repunte de una de las olas de Covid-19 en octubre del 2022, lo que impactó en el estado de ánimo de algunas de ellas en las que se produjo nuevamente, como un rebrote o shock, el miedo a pasar por el trauma de una enfermedad que paraliza el cuerpo.
Las experiencias compartidas fueron un botón de muestra del impacto que causó la pandemia. Se reflejan aprendizajes duros de la vida y tal vez de la conciencia de nuestro lugar en el mundo, tan diminuto comparado con lo que pueden imponer las grandes potencias a nivel mundial y en diferentes esferas de la vida cotidiana como la que aquí se muestra. La idea de crear reflexión constante de nuestro hacer en el mundo, de las cicatrices que ha dejado este trabajo invisible, centrado principalmente en las mujeres, en el cuerpo, se logró medianamente. El mismo trabajo enajenante de todos los días es un impedimento para lograr un mayor nivel de conciencia crítica que nos podría llevar a más demandas, más conciencia y transformación para otra forma de vida más justa e igualitaria para mujeres y la relación con los otros, otras, otres.
Hubo una crisis por temor a volver al contagio. Una participante pidió un mes de tiempo para revisar sus pulmones ya que sentía que le faltaba aire. Le preocupa su titulación y tener que ausentarse del grupo que atiende. Además, está al cuidado de una hija con una enfermedad crónica. Hay otra participante, otra estudiante, con un hijo con una situación educativa catalogada como discapacidad: se trata de un niño de seis años con síndrome de Down al que asiste prácticamente de tiempo completo, con relativa ayuda de su padre, que trabaja de tiempo completo. Una más fue operada por cáncer: “primero yo platiqué con mis autoridades del cáncer de mama y la mastectomía a la que me sometí, la quimioterapia y medicamento oncológico. Mi última quimio fue en julio del 2022 y aún tengo algo en mi cuerpo” (esto lo expresó a todas las integrantes presentes en la sesión de enero). Se enfatizó la idea del cuidado y el sistema de dominación económico siguiendo el análisis de Bathyany, que se había presentado como video de YouTube, y se les había enviado a todas en un WhatsApp colectivo. Para el sistema capitalista es esencial que el nexo entre producción y reproducción se mantenga oculto, de forma que se desplacen los costos de la producción capitalista a la esfera doméstica.
Conclusiones
Se observó durante varios años un deterioro en la salud de las estudiantes de los dos niveles y lo que enfrentaban en situaciones críticas ante el estudio, el trabajo, la salud y la atención a sus familias. Aún en estas condiciones continuaron estudiando y trabajando. Se evidenció la heterogeneidad de situaciones; por lo menos dos de ellas tienen una carga fuerte de más de 26 horas a la semana en trabajos de cuidado, no sólo de sus hijos y familias sino también en apoyo de otras familias a las que les ofrecen sus servicios para equilibrar sus sueldos, precarios e inciertos como los de las que trabajan en servicios a la comunidad en las estancias comunitarias.
Para las profesoras el trabajo tiene una variedad de significados, ya que la situación laboral de cada una es diversa: para las que tienen una relativa seguridad el trabajo representa satisfacción y es un espacio de generación de creatividad con el alumnado, pero para las que no se han titulado y no consiguen aún un lugar en escuela para trabajar y percibir un salario regular, implica todavía tensión e incertidumbre, y preocupación por el tiempo que pasan sin lograrlo, lo que se conjuga con un proceso de titulación que también, para cinco de ellas, provoca tensión por no saber si lo lograrán en los tiempos establecidos.
En cuanto al cuidado, al parecer varias reparten el trabajo doméstico con sus parejas y algunas con hijos. Sin embargo, sí hubo quien no pudo entrar a alguna sesión por tener que hacer la comida antes de cualquier reunión. En cuanto a salud y enfermedad, intentamos desarrollar la idea de que es un proceso de adaptación del cuerpo y un momento para aprender algo de la vida, al que se tiene que ajustar la persona que lo está viviendo, sin por ello dejar de sentir dolor, o sufrimiento y en algunos momentos desesperación, por lo largo y pesado de los tratamientos que reciben.
Referencias
Bathyany Dighiero, K. (2020). Miradas latinoamericanas a los cuidados. Siglo XXI / CLACSO.
Chase, S. (2015). Investigación narrativa. Multiplicidad de enfoques, perspectivas y voces. En N. K. Denzin e Y. S. Lincoln (coords.), Manual de investigación cualitativa. Volumen IV. Métodos de recolección y análisis de datos (pp. 59-97). Gedisa.
Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) e Instituto Nacional de las Mujeres (INMUJERES) (2020, 8 de octubre). Comunicado de prensa núm. 458/20. Se presentan resultados de la Encuesta nacional sobre uso del tiempo (ENUT) 2019. https://www.inegi.org.mx/contenidos/saladeprensa/boletines/2020/ENUT/Enut_Nal20.pdf
Comisión Económica para América Latina (CEPAL) (s/f). Sobre el cuidado y las políticas de cuidado. https://www.cepal.org/es/sobre-el-cuidado-y-las-politicas-de-cuidado
Lagarde, M. (1996). Género y feminismo. Desarrollo humano y democracia. Horas y Horas. [Disponible en https://repositorio.ciem.ucr.ac.cr/jspui/handle/123456789/259 ]
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El trabajo de cuidado comprende actividades destinadas al bienestar cotidiano de las personas, en diversos planos: material, económico, moral y emocional. Incluye desde la provisión de bienes esenciales para la vida, como la alimentación, el abrigo, la limpieza, la salud y el acompañamiento, hasta el apoyo y la transmisión de conocimientos, valores sociales y prácticas mediante procesos relacionados con la crianza. ↑