Cuerpos enfermos e (in)justicia ambiental: los casos de Poncitlán, El Salto y Juanacatlán
a través de una mirada documental

Humberto de Jesús Aceves Núñez[1]
Universidad de Guadalajara
César Padilla Altamira[2]
CIESAS Occidente

Ilustración Ichan Tecololt con imagen de YouTube de «Un salto de vida»

Aguas contaminadas, vidas amenazadas

La añoranza por un medio ambiente sano quedó atrás, desde hace décadas, para los pobladores de las comunidades ribereñas de Agua Caliente, San Pedro Itzicán y Mezcala en el lago de Chapala, así como para los habitantes de El Salto y Juanacatlán, vecinos del río Santiago. Hoy, sólo permanecen sus recuerdos de lo que alguna vez consideraron un paraíso. Actualmente estas comunidades enfrentan una cruda realidad: los cuerpos de agua contaminados comprometen gravemente los suyos. Una serie de manifestaciones, movilizaciones sociales, reportajes y estudios publicados en revistas científicas, que datan por lo menos de las últimas dos décadas, advierten que tanto el lago como el río, que antes dotaban de agua a estas comunidades, ahora contienen altos niveles de sustancias químicas, y agentes patógenos, procedentes de descargas industriales y de aguas residuales urbanas, que comprometen la salud humana y la vida acuífera. La exposición a esta contaminación en ambos cuerpos de agua ha sido asociada a problemas de salud graves, como cáncer, insuficiencia renal y problemas neurológicos.

A pesar de las circunstancias de salud ambiental descritas, las acciones adoptadas por parte de los tomadores de decisiones en las diferentes áreas gubernamentales han sido deficientes e incluso inexistentes. De hecho, algunos de los pobladores, conscientes de su vulnerabilidad y del daño a su salud, son los que se han organizado para exigir justicia ambiental a las autoridades (Kierans y Padilla-Altamira, 2024; McCulligh et al., 2012). Desde la demanda de acceso al agua potable, al reclamo de atención a sus enfermos y el exhorto a mantener un medio ambiente sano —todos derechos humanos indispensables—, los habitantes de estas comunidades se han movilizado para que se reconozca la urgencia de sus problemáticas y se trabaje de manera inmediata y conjunta con ellos para atenderlas.

Los documentales Agua Caliente (2018) y Un salto de vida (2013) aparecen en este contexto como poderosos testimonios audiovisuales que resaltan la lucha de estas comunidades. El propósito de este ensayo es analizar y describir cómo estas crónicas audiovisuales evidencian la relación entre cuerpos de agua contaminados y cuerpos enfermos, y cómo la (in)justicia ambiental se manifiesta a través de las condiciones adversas para la salud de las personas que habitan en estas áreas contaminadas. Ambos documentales se centran en las experiencias cotidianas de los habitantes de las localidades afectadas, mostrando cómo la crisis ambiental y de salud afecta drásticamente sus vidas.

Agua Caliente revela la desesperación y resiliencia de los habitantes del pueblo a través de testimonios de pobladores, enfermos, cuidadoras y líderes comunitarios locales, mientras que Un salto de vida subraya la lucha de un colectivo que ha trabajado incansablemente por los habitantes de los municipios de El Salto y Juanacatlán, destacando su movilización frente a la inacción del estado. Estas propuestas documentan una cruda realidad a través de las voces que la violencia estructural y ambiental[3] han tratado de silenciar.

Entre el esplendor y la angustia: retrato del sufrimiento ambiental en Agua Caliente, San Pedro Itzicán y Mezcala

Agua Caliente, San Pedro Itzicán y Mezcala son localidades situadas al sur del municipio de Poncitlán, Jalisco. Por colindar con el lago de Chapala, el lago más grande de México, la situación de estos sitios presenta una gran paradoja. Por un lado, la ubicación geográfica proporciona a los visitantes espectaculares puestas de sol gracias a su proximidad con el lago. Pero, por otro lado, sus habitantes sufren las consecuencias de la contaminación de Chapala (Aceves Núñez, Padilla Altamira y Magaña, 2022; Padilla Altamira y Aceves Núñez, 2022). El documental Agua Caliente, dirigido y producido por el Laboratorio Audiovisual del Centro Universitario de la Ciénega, busca, a través de la imagen del paisaje contaminado y del testimonio compartido, plasmar el sufrimiento ambiental de quienes viven en estas comunidades. Juan Díaz, líder comunitario retratado en el documental, no vacila en relacionar el origen de los problemas de salud renal existentes en su poblado con la contaminación del lago más grande de México, del cual siempre han dependido para el sostenimiento de sus familias. Señala que este embalse ha servido de reservorio durante años a las industrias de diferentes ramos que vierten sus desechos al río Lerma, el cual nace en el estado de México y atraviesa los estados de Querétaro, Guanajuato, Michoacán y Jalisco. Por su parte, Rocío Moreno, líder comunitaria de Mezcala, concuerda con él, y añade que la crisis sanitaria que padecen estas comunidades «es un problema generado por el capitalismo (…) porque son los empresarios los que están utilizando los lagos para aventar todos sus deshechos».

Los primeros casos diagnosticados con enfermedad renal crónica en estos tres poblados, hasta ese momento una enfermedad inédita para sus pobladores, surgieron a principios de la década del 2000. La primera defunción documentada en el registro civil fue de una menor de doce años de edad y se registró en el 2003. Después de esto, y de manera súbita, decenas de niños y jóvenes de entre diez y veinticinco años fueron diagnosticados sin aparentes causas que pudieran haber detonado la enfermedad. Ya para el 2007 esta enfermedad inusual cobraba la vida de una decena de personas, con un número similar de casos padecidos al interior de estas localidades, lo que rápidamente alertó a los habitantes, y ellos a su vez informaron a diversos medios de comunicación. No obstante, los reclamos no tuvieron eco en la prensa local y nacional sino hasta 2016, cuando varios activistas se involucraron en la causa, como se puede apreciar en Agua Caliente, con las múltiples notas periodísticas que saltan a colación para poner en contexto al espectador: «Poncitlán y sus enfermos renales», «San Pedro y Agua Caliente: los pueblos de enfermos renales», «Salud Jalisco, rezagada en atención de enfermos renales de Poncitlán», «Insuficiencia renal la epidemia silenciosa en Poncitlán» (y otras tantas notas que no aparecen en la película, como «Gente en Agua Caliente es víctima del líquido»). Estos titulares parecerían incluso salidos de diarios amarillistas para aquellas personas que desconocen la situación. Pero la realidad es que ni siquiera terminan de hacerle justicia, y se quedan cortos respecto a lo que, incluso hoy en día, acontece en estos parajes ribereños. Así, y con la ayuda de los medios de comunicación y el trabajo incansable de los activistas fue que se visibilizó las problemáticas de estas localidades rurales.

La inclusión en este documental de Jesús Salvador, un enfermo renal de la localidad de Agua Caliente, y de su madre María Trinidad, es muy significativa, pues ellos relatan lo complicado y tortuoso que es llegar al diagnóstico certero de la enfermedad renal cuando se carece de seguridad social y se vive en zonas rurales. Jesús Salvador y su madre hablan de su trayectoria como enfermo renal, de los síntomas y de su pasó por los tres tipos de tratamiento: diálisis peritoneal, hemodiálisis y trasplante. De hecho, Jesús Salvador es uno de los pocos afortunados por haber tenido acceso a esta terapia, la mayoría de los enfermos en su comunidad no tienen la misma suerte —la mayoría de los fallecidos a causa de esta enfermedad murieron cuando todavía estaban en tratamiento—. Al final del documental los protagonistas sentencian que los problemas de salud y contaminación que afectan a sus comunidades los debe resolver el Estado mexicano.

La muerte de un río: el impacto de la contaminación industrial en El Salto y Juanacatlán

El Salto y Juanacatlán son municipios que se ubican al sureste del Área Metropolitana de Guadalajara, divididos por el río Santiago, a lo largo del cual se encuentra uno de los corredores industriales más importantes de nuestro país. El crecimiento vertiginoso, tanto industrial como poblacional, en las últimas cinco décadas, ha tenido como consecuencia el deterioro de este río y de su territorio. Ambos municipios comparten una problemática ecológica y de salud relacionada, precisamente, con la contaminación industrial, derivada de la gestión inadecuada de los residuos de las empresas ahí ubicadas (McCulligh, 2022). A consecuencia de esto, se ha reportado una alta incidencia de enfermedades respiratorias, cutáneas, cáncer e insuficiencia renal, denunciada principalmente por sus propios pobladores, y también en informes de colectivos y asociaciones civiles, recomendaciones de derechos humanos, así como decenas de reportajes a lo largo de las últimas dos décadas (CEDHJ, 2009; CNDH, 2022; McCulligh et al., 2007; Montes Rubio et al., 2021). Existe una famosa fotografía, que proviene de un informe sobre la contaminación de ríos en México, que captura a un par de activistas en un kayak navegando el río Santiago. La escena es inconfundible: la caída de la famosa cascada de El Salto-Juanacatlán se encuentra al fondo, y una vez que el agua cae, se convierte en espuma, por efecto de la contaminación industrial. Esta imagen revela, según lo expresado por los propios activistas, el estado tóxico del río (Greenpeace, 2018). La fuerza visual de la fotografía evidencia, sin duda y de manera impactante, la grave situación ambiental que enfrentan estas localidades.

Un salto de vida es un documental dirigido por Eugenio Polgovsky, que coloca como centro de reflexión el tema de la contaminación industrial y su impacto en el medio ambiente, la salud humana y el territorio. El documental se centra en el trabajo y la lucha del colectivo Un Salto de Vida, que desde 2007 ha realizado diversas acciones comunitarias, protestas públicas, demandas al estado y, en particular, el registro de los afectados por la contaminación: los muertos y enfermos renales, de cáncer y otras enfermedades crónicas muy probablemente asociadas por la contaminación del río. A medida que los minutos discurren, los grandes planos generales exhiben a pobladores de los municipios de El Salto y Juanacatlán desarrollando su vida cotidiana junto a un río degradado, interfecto por los desechos tóxicos que vierten las industrias.

Testimonios conmovedores e imágenes de la devastación del río, son una combinación creativa con la que el director pone de manifiesto la urgente necesidad de atender la crisis ambiental en la que estos dos municipios se encuentran inmersos. El documental hace un uso efectivo de las voces de hombres y mujeres que han atestiguado “la muerte del río”, desde la desaparición de las aves migratorias, la mortandad masiva de peces y la extinción de especies endógenas, la imposibilidad de cultivar a las orillas y de tomar de sus aguas. En una escena un adolescente pregunta “¿ya vieron nuestro río?” y la secuencia cambia a las imágenes de la cascada de El Salto, que hace décadas fue elogiada por su belleza natural, donde las aguas contaminadas caen acompañadas de espuma, y la mirada triste de Graciela —una de las participantes en el documental— al ver el desastre ecológico que el “desarrollo económico” ha traído. Un salto de vida es un urgente llamado a hacer frente a la contaminación ambiental y la inacción del estado. Nos interpela, como espectadores, para comprometernos desde nuestra responsabilidad social. Pero, además nos insta a no ser espectadores pasivos ante la destrucción de nuestros territorios y a sumarnos a las luchas por un medio ambiente sano. El documental finaliza, precisamente, con escenas en donde se muestra el poder de convocatoria de Un Salto de Vida y la esperanza puesta en la lucha por el río y el territorio.

El llamado a la acción: justicia ambiental en Agua Caliente y Un salto de vida

Ambos documentales resaltan la dimensión de la (in)justicia ambiental al mostrarnos cómo las personas que viven en áreas contaminadas enfrentan obstáculos adicionales para acceder a servicios de salud adecuados y para obtener reparación por los daños sufridos. Tanto Agua Caliente como Un salto de vida ofrecen una mirada reflexiva y estremecedora sobre la intersección entre la contaminación ambiental, la salud humana y la lucha por la justicia ambiental en el estado de Jalisco. En ambos sitios se aprecian procesos de despojo por contaminación, es decir, cómo el capitalismo industrial, representado por la acción conjunta del Estado y las empresas bajo la narrativa del desarrollo económico, ha destruido ecosistemas lacustres y con ello los medios de vida con los que se sostenían sus habitantes (Greene y Morvant-Roux, 2020). Esto lleva a la creación de ejércitos de reserva de personas que habitan en las comunidades cercanas al río Santiago y al lago de Chapala, a quienes solo les queda emplearse en las mismas industrias que paradójicamente han destruido sus hábitats.

Este tipo de documentales sobre problemas y luchas socioambientales son importantes en varios sentidos. Por un lado, al recurrir al testimonio de afectados y luchadores, contribuyen a alcanzar la justicia ambiental al dar voz a las comunidades marginadas y defender sus derechos a un ambiente sano y sostenible. Al mismo tiempo, al exponer las malas prácticas de industria y gobierno, cuyas consecuencias se experimentan corporalmente, contribuyen a identificar responsables y exigirles que asuman su responsabilidad y tomen medidas. Documentales como Agua Caliente y Un salto de vida, disponibles sin costo en YouTube, incluso contribuyen a la creación y socialización del conocimiento, al poner en el centro las voces de los actores comprometidos, fomentando el pensamiento crítico y la búsqueda de soluciones conjuntas.

Fichas técnicas de las películas

Fernando Melgoza, Adriana Hernández y Modesto Hernández, directores
Agua Caliente, 2018
Televisión Universitaria de la Ciénega, Centro Universitario de la Ciénega, Universidad de Guadalajara
14 min.
https://youtu.be/5EvB17nXZIg?si=lLs_gv-8hz-jjw-i

Eugenio Polgovsky, director
Un salto de vida, 2013
Tecolote Films
21 min.
https://youtu.be/tvYHNOvEPDw?si=RaKhD1C2_lBApEs0

Bibliografía

Aceves-Núñez, H. J., Padilla-Altamira, C., y Magaña-Virgen, M. E. (2022). Diagnóstico socioambiental y propuesta de una estrategia integral de educación ambiental no formal para Agua Caliente, Poncitlán. En L. Mares Ortega (ed.), Trazos de la educación ambiental desde la acción social (pp. 276-375). Universidad de Guadalajara.

Comisión Estatal de Derecho Humanos de Jalisco (CEDHJ) (2009). Recomendación 1/2009. http://historico.cedhj.org.mx/recomendacion01_09.asp

Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) (2022). Recomendación 134/2022. https://www.cndh.org.mx/documento/recomendacion-1342022

Farmer, P. (2004). An Anthropology of Structural Violence. Current Anthropology, 45(3), 305-325.

Greene, J., y Morvant-Roux. S. (2020). Social Reproduction, Ecological Dispossession and Dependency: Life Beside the Río Santiago in Mexico. Development and Change, 51(6), 1481-1510.

Greenpeace (2018). Ríos tóxicos. https://www.greenpeace.org/static/planet4-mexico-stateless/2018/11/93c3b859-93c3b859-rios_toxicos.pdf

Kierans, C., y Padilla Altamira, C. (2023). Failing Kidneys: Hotspots, Blind Spots and Biopolitics of Indifference. Medical Anthropology Quarterly, 38(1), 24-39.

McCulligh, C., Tetreault, D., y Martínez González, P. (2012). Conflicto y contaminación: el movimiento socioecológico en torno al Río Santiago. En H. Ochoa-García y H.-J. Bürkner (eds.), Gobernanza y gestión del agua en el Occidente de México (pp. 129-172). ITESO.

McCulligh, C. (2022). Sewer of Progress. Corporations, Institutionalized Corruption, and the Struggle for the Santiago River. MIT Press.

McCulligh, C., Páez-Vieyra, J. C., y Moya-García, G. (2007). Mártires del Río Santiago: informe sobre las violaciones al derecho a la salud y a un medio ambiente sano en Juanacatlán y El Salto, Jalisco, México. Instituto Mexicano para el Desarrollo Comunitario / Instituto de Valores Integrales y Desarrollo Ambiental. https://rei.iteso.mx/handle/11117/5338

Montes Rubio, P. Y., Aguilar Castro, N., Ávila Domínguez, R., Macbani Olvera, P., Raygoza Anaya, M., Garnica Guerrero, B., Reynoso Vázquez, J., y Ruvalcaba-Ledezma, J. C. (2021), “Contaminación del Río Santiago: Un problema epidemiológico ambiental persistente de Salud Pública en Jalisco, México. Journal of Negative and No Positive Results, 6(9), 1222-1236.

Padilla Altamira, C., y Aceves Núñez, H. J. (2021). A la orilla: degradación ambiental, violencia estructural y enfermedad renal de causa (des)conocida en el Lago de Chapala. En E. Hernández Ibarra (ed.), Avatares en la enfermedad renal crónica. Las respuestas de quienes la padecen y los actores sociales implicados (pp. 65-92).Universidad Autónoma de San Luis Potosí.

Perreault, T. (2018). Mining, Meaning and Memory in the Andes. The Geographical Journal, 184(3), 229-241.


  1. humberto.acevesn@academicos.udg.mx

  2. posdocc5@ciesas.edu.mx

  3. La violencia estructural se refiere a los procesos sociales, culturales, económicos y políticos que obstaculizan de forma sistemática que grupos sociales puedan satisfacer sus necesidades básicas, como el acceso a un medio ambiente sano, a la salud física y mental y a vivir una vida fuera de la pobreza (Farmer, 2001). Los procesos de contaminación están fuertemente ligados a la violencia estructural, en el sentido de que la contaminación de los ecosistemas tiene efectos físicos en las comunidades afectadas, que frecuentemente son minorías étnicas o poblaciones marginadas (Perreault, 2018).