Chiapas, en donde la lucha habla

Gerardo Alberto González Figueroa[1]
El Colegio de la Frontera Sur

Foto: Archivo de las FLN


En 1974 se dio un hecho que, con el tiempo, ha tenido un profundo impacto en la vida de Chiapas: la presencia del Núcleo Guerrillero Emiliano Zapata (NGEZ), el cual era una iniciativa de la organización político-militar llamada Fuerzas de Liberación Nacional (FLN). Dicho núcleo fue virtualmente eliminado entre 1974 y 1975, y sus integrantes están, hasta ahora, en la lista de desaparecidos. Ese mismo 1974, la diócesis de San Cristóbal de Las Casas celebró el Congreso Indígena que movilizó, desde 1973, a decenas de personas para organizarlo con motivo del festejo del V centenario del natalicio de Fray Bartolomé de Las Casas, primer obispo de la Provincia de Chiapas.

Con el pasar de los años, la diócesis de San Cristóbal ha acompañado el proceso organizativo de varias regiones de Chiapas: la catequesis con su tiwanej (animador) y, en la estructura con los tuhuneles (servidores), marcan el camino y el destino de la teología de la liberación, que sigue teniendo vigencia ya sea por medio del Pueblo Creyente o por las organizaciones que son el corazón de la vida comunitaria (el Movimiento en defensa de la vida y el territorio-Modevite, el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas, por mencionar a algunos). En el camino, la diócesis primero se encontró con las FLN y posteriormente, en 1983, con la creación del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). En Chiapas la lucha por la tierra movilizó a activistas, científicas y científicos sociales y una amplia gama ideológica de las izquierdas del país.

De los años setenta a la de los noventa del siglo XX el eje de lucha fue el movimiento indígena y el magisterial. Luego se dio un viraje a las luchas cívicas de participación política y, en 1994, con la aparición del EZLN y su levantamiento armado, se dio una lucha mucho más intensa y con nuevos paradigmas que convirtieron al EZLN en un movimiento antisistémico con amplio respaldo de colectivos y de organizaciones de la sociedad civil. Para llegar a lo que hoy son los 30 años del levantamiento zapatista hay que detenernos en hechos importantes de la vida de la entidad y sin duda del país. El EZLN debe explicarse desde antes de su propio nacimiento.

Un previo

Este 6 de agosto de 2024 las FLN, fundadas en 1969, cumplieron 55 años. ¿Por qué empezamos este artículo con esta referencia? Las FLN son quienes pudieron llevar a cabo la construcción del EZLN. Este no se puede entender sin ese hecho histórico. Una construcción colectiva como la de las FLN no se puede explicar sin las personas, cualquiera que sea su condición, así sean “vanguardias”, “movimiento popular” o como se les nombre.

En este breve artículo presento y analizo el período de 1974 a 1993 porque son los años intensos de la organización en Chiapas. La presencia de las FLN en Chiapas se dio en un contexto de luchas campesinas e indígenas y de diversos actores, en particular la de la Iglesia Católica que, en la década de los años sesenta, influenciada por el Concilio Vaticano que dio inicio en octubre del año de 1962 y la 2ª Conferencia Episcopal de Medellín en Colombia en 1968, contribuyó a crear una diócesis comprometida con la opción por los más pobres; en el caso de Chiapas, los indígenas y campesinos.

Mencionar la Laguna de Ocotal es un homenaje a los militantes de las FLN que siguen desaparecidos, algunos fueron ahí capturados vivos, pero aún hoy no se sabe qué pasó con ellos. En la narrativa de las FLN, en la laguna, encontraron avionetas de “gringos” a las cuales intentaron correr. Posteriormente, se hizo ese un lugar estratégico para el posible reencuentro con probables sobrevivientes. Ahora sabemos que las avionetas las usaban los de Instituto Lingüístico de Verano (ILV) y que es muy probable que las usara el ejército de los Estados Unidos con la intención de detener la insurgencia en Guatemala.

El año de 1993 fue un año crucial en esta historia y en la fundación del Partido de las FLN. En enero de 1993, éste le declara la guerra al Estado mexicano, un hecho histórico. Lo que sucedió después es ya ampliamente conocido.

Pero ¿las FLN de dónde vienen?

Las FLN tuvieron un antecedente singular. Varios de sus fundadores, en 1965, fueron invitados por el periodista yucateco Renato Menéndez Rodríguez, director de la Revista ¿Por qué?, para que, en la Selva Lacandona, fundaran el Ejército Insurgente Mexicano (EIM). Cuentan que los aprendices de guerrilleros “llegaron con traje, velices de ropa. Sin embargo, fueron más los problemas posteriores de lo que realmente lograron hacer por esos territorios” (ex militante de las FLN, 2016).

Las FLN se fundaron, como es sabido, en la ciudad de Monterrey (Nuevo León). Los nombres (de guerra) de sus fundadores eran: Pedro, Salvador, Ricardo, Alfredo, Manolo, Gonzalo y Alfonso. Algunos de ellos nos “platican”[2] que estuvieron como testigos dos más: Leo y Murcia, a quienes les dieron el papel de dedicarse a juntar recursos, en particular monetarios, para el sostenimiento de la organización.

Se basaron en una estrategia poco común en los grupos armados de esa época: acumular fuerzas en silencio la cual significó fortalecer a los Estudiantes y Obreros en Lucha (EYOL) y, por supuesto, al que llamaron Núcleo Guerrillero Emiliano Zapata (NGEZ).

Para pasar a reconocer la zona de combate, los guerrilleros no lo hicieron atacando a las fuerzas militares o policiales. Es muy importante decir que a la organización le dieron como punto de partida un sentido ético del trabajo, incansables en su desempeño y aprendizaje. De todo ello dan cuenta los comunicados internos que fueron parte de la preparación:

En estos momentos, estar conscientes de que el deber del ahora es hacer la revolución […] somos soldados por conciencia y como tales debemos comprender las órdenes de nuestra clase que, en estos momentos, para nosotros, es la Dirección de las Fuerzas de Liberación Nacional.

Entendiendo nuestro papel y el sistema de organización, siempre estaremos en posibilidades de recibir, comunicar y dar órdenes […] debe ser un orgullo en el buen desempeño de la comisión, al comunicarlas con estricta fidelidad, si fuera posible con las mismas palabras recibidas, y al darla, pensar que son nuestros hermanos de clase y lucha y con ellos la Revolución.[3]

En la región…

Dos años después de su fundación los miembros del NGEZ compraron un rancho en Ocosingo, y desde ahí, tejiendo una red urbana, y ya con más recursos, usaron todas sus capacidades para tener radios, vehículos y, sobre todo, armas, para que, desde las redes urbanas, el NGEZ pasara de ser un foco ¿insurreccional? a un proceso de liberación.

Las FLN tuvieron una retaguardia rural en el norte de Chiapas y en el vecino estado de Tabasco, lograron el apoyo de una familia comprometida con la revolución, como lo fueron los Guichard, y crearon, en la llamada “Casa Grande”, en Nepantla (estado de México), el lugar desde donde saldrían los cuadros que harían crecer el sueño revolucionario.

El NGEZ fue la primera célula guerrillera formal fundada por las FLN en el estado de Chiapas, en 1972. Lo que es real es que el NGEZ se establece justo en el año del decreto de tierras que hace el gobierno federal a la comunidad lacandona, expedido el 26 de noviembre de 1971.

Por hallazgos de documentos en la Casa Grande, sabemos que el ejército llegó al rancho El Chilar, donde fue emboscado por los propios guerrilleros del NGEZ. Eso no impidió la persecución del grupo que, como se ha comentado, terminó hacia 1975.

Las FLN, ante el golpe, se reorganizaron y, en 1975, volvieron a la montaña y durante dos años se prepararon de nueva cuenta. En Chiapas las FLN aprendieron de lo vivido y reconocieron el territorio. Por desgracia el primer responsable, Alfredo, murió en 1977, por lo que los planes guerrilleros tuvieron que volver a empezar.

Los años de 1974 a 1977 fueron de reensamblaje. No pocos militantes huyeron ante la persecución, pero gracias a la visión de Mario Sáenz (Alfredo), se regresó al campo de operaciones en octubre de 1975. Ello junto con ocho personas, entre las que estaban los que fueron parte de la fundación del EZLN (La Casa de Todas y Todos, 2016).

La organización creció a nivel nacional. Su estrategia fue acumular fuerzas en silencio, ello le dio los criterios y principios revolucionarios y los llevó a encontrarse, en Chiapas, con otras personas y experiencia de lucha y contar con lo básico para llegar a la meta de formar el llamado “ejército del pueblo”.

A partir de 1980, las FLN se dieron a la tarea de formar cuadros y militantes provenientes de pueblos de la Selva y de Los Altos, gozando de una extensa red familiar y de personas allegadas a la diócesis,[4] lo que Neil Harvey (2018) ha llamado el encuentro del mundo indígena con la organización político-militar como un cruce de caminos. Y es así porque los caminos de las organizaciones en Chiapas, de la Iglesia Católica y de los activistas han sido la lucha por la tierra y por la liberación. No se puede explicar la lucha en Chiapas sin todo eso, y menos en la década de los años ochenta del siglo XX, cuando se agudizaron tanto las políticas neoliberales que terminaron afectando a la comunidad campesina e indígena, como la represión de los gobiernos del partido de Estado, el PRI.

La creciente organización clandestina provocó que los mismos pueblos decidieran ser parte del proceso, por eso cuando las FLN decidieron dar el paso hacia la constitución del EZLN, fue gracias a que los pueblos podían sostener tal travesía.

Debemos valorar a los compañeros y compañeras de las comunidades y pueblos de la selva, reclutados desde las mismas FLN en Chiapas desde los años ochenta, con un circuito muy importante que fue del norte hacia la selva, y de la selva a la montaña y que se conoce como la toma de pueblos, que acompañaron y que tejieron la red de apoyo para que desde los pueblos no faltara lo básico para alimentar al pequeño núcleo. El crecimiento en Chiapas fue de la mano del crecimiento en varias regiones del país. Las FLN/EZLN se volvieron, en la década de los años ochenta, una organización con profundas raíces populares.

El EZLN se fue fortaleciendo gracias a los pueblos y con el trabajo de organizaciones llamadas intermedias tales como la Alianza Nacional Campesina Independiente Emiliano Zapata (ANCIEZ). Con una teoría y práctica revolucionaria fincada en el marxismo-leninismo, y lo aprendido en la teología de la liberación de no pocos cuadros políticos —indígenas—, la organización avanzó. Su salto a la “fama”, se dio en 1992 —el 12 de octubre— con la marcha en la ciudad de San Cristóbal de Las Casas de cara a la Celebración del V Centenario. Más de 10 mil indígenas y campesinos protestaron contra el racismo, la mayoría de la ANCIEZ, y derribaron lo que se considera algo más que un símbolo de la conquista: la estatua de Diego de Mazariegos.

La preparación y la situación en la entidad y el país obligó a que la organización madre tomara la decisión de formarse como partido y, desde 1989 inició los trabajos de preparación, de nuevos estatutos para hacer crecer los llamados frentes de combate en el norte, centro y suroriente del país.

El avance del frente Suroriental demandó que el inicio de hostilidades se diera a la brevedad, por lo que la dirección de las FLN convocó a un congreso fundacional del Partido Fuerzas de Liberación Nacional (PFLN) en Chiapas en 1993. Ahí se aprueba la declaración de guerra: ¡El Congreso de las FLN le declara la guerra al Estado Mexicano el 26 de enero de 1993! Y se dio el plazo de no más de un año para el inicio de las hostilidades. En la voz del subcomandante se escuchó:

Entonces la primera propuesta es que los que estén de acuerdo que este Congreso declare la guerra en contra de los enemigos del pueblo mexicano, los que estén de acuerdo que este Congreso declare la guerra ¡levanten su voto!

¡Bájenlo! […] Entonces por decisión unánime, este Congreso ordena a la Comandancia General, que inicie las hostilidades, este año de 1993, en el día y la hora que consideren conveniente. (La Casa de Todas y Todos, 2021: 346)

Presencia territorial de las FLN desde 1969 a 1992.
Mapa compartido por Juan N. Archivo personal del autor.

Una idea más

El año de 1993 fue complejo e intenso, no sólo por la declaración de guerra, sino porque justo entre enero y febrero de ese año desaparecieron dos jóvenes militares en la zona sur de San Cristóbal. El ejército acusó a una comunidad de estar detrás del asunto y los reprimió. Era una comunidad zapatista y ya el ejército sabía que eran parte de la guerrilla en Chiapas. Después se dio el descubrimiento del cuartel Calabazas, en mayo de ese año. Ahí se da el primer choque como tal del EZLN con el ejército mexicano. En diciembre de ese mismo año, vimos cómo desde la Selva Lacandona se movilizaban “civiles”, para que, en los últimos minutos de ese lejano año, las tropas del EZLN conmovieran y movilizaran a un país que parecía que sería otro. Este hecho ha provocado una larga travesía de los pueblos y su gente, de México y el mundo. Es una larga historia de más de 55 años…

Bibliografía

La Casa de Todas y Todos (comp.) (2015). Cuadernos de trabajo. Dignificar la historia. Primera etapa (1969-1974).

La Casa de Todas y Todos (comp.) (2016). Cuadernos de trabajo. Dignificar la historia II. Las Fuerzas de Liberación Nacional y los combates por la memoria (1974-1977).

La Casa de Todas y Todos (comp.) (2018). Cuadernos de trabajo. Dignificar la historia III. Cruce de caminos: luchas indígenas y las Fuerzas de Liberación Nacional (1977-1983).

La Casa de Todas y Todos (comp.) (2021). Cuadernos de trabajo. Dignificar la historia IV. Toma de pueblos (1983-1993).

Harvey, N. (2018). “Cruce de caminos: luchas indígenas y las Fuerzas de Liberación Nacional (1977-1983)”, En La Casa de Todas y Todos (comp.), Cuadernos de trabajo. Dignificar la historia III. Cruce de caminos: luchas indígenas y las Fuerzas de Liberación Nacional (1977-1983) (pp. 14-49).


  1. Investigador del Departamento de Salud de El Colegio de la Frontera Sur, Unidad San Cristóbal| Correo electrónico: ggonzalez@ecosur.mx
  2. Durante más de 30 años he sido testigo de parte de esta historia y tengo la fortuna de conocer a ex militantes de las FLN/EZLN y haber tenido muchas horas de conversaciones y aprendizajes.
  3. Primer comunicado. Compañero Pedro por la Dirección de las FLN (La Casa de Todas y Todos, 2015: 25).
  4. Tengo un relato de un compañero indígena sobre el encuentro con las FLN. En el norte de Chiapas, Ismael, un querido cuadro de las FLN, se reunía con varias personas durante las noches, en maizales alumbrados con velas. Un joven, casi niño, seguía a su papá que salía casi todas las noches. Al descubrirlo su papá quiso darle algo más que nalgadas. Ismael defendió al pequeño, y le preguntó ¿quieres ser parte? Con el correr de los años, le tocó defender en 1993 el cuartel Calabazas y en 1994, la plaza de Ocosingo.