Juan López-Sauceda[1]
Investigador por México
Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Lerma
Espacio biocultural ¨Mäcuïli” en los Viveros de Coyoacán
Introducción
Tradicionalmente, la concepción de calidad de vida (CDV) deambula entre una percepción subjetiva del individuo y el uso de ecuaciones que consideran factores más propios del nivel de vida (o estándar económico), cuya naturaleza se basa en índices de ingresos monetarios per cápita o inversión gubernamental. Aunado a lo anterior, las ecuaciones que determinan la CDV adoptan elementos diversos dependiendo de los múltiples índices (Monsteller, F., Falotico-Taylor, J., 1989), del año (https://www.numbeo.com/quality-of-life/indices_explained.jsp), incluso dependiendo de lo que considere la población por región geográfica (https://www.oecdbetterlifeindex.org/). Esto deriva en entender a la CDV más como una propiedad ambigua y basada en apreciaciones subjetivas que en un consenso de la comunidad local, mucho menos en un acuerdo global. De hecho, la unidad perceptora de la CDV es el individuo (OECD, 2020), lo cual se puede apreciar a través de bases de datos, trabajos académicos y compendios informativos que en muchos casos asocian CDV a índices cuantitativos de felicidad o de salud por región geográfica usando métricas estadísticas poblacionales como indicadores netos.
Tabla 1. Factores asociados a 3 índices de calidad de vida y sus similitudes
Fuente: Elaboración propia.
Una comunidad socioecológica está compuesta por el ecosistema regional, el paisaje biótico, el abiótico y todos los elementos subyacentes a la sociedad inmersa en tal espacio, con una temporalidad específica. Dado el panorama anterior se ha asumido que el individuo es el elemento clave para percibir la información de un entorno particular y emitir un mensaje de respuesta sobre el nivel de bienestar que experimenta. Un elemento clave en esta experiencia es la información, ya que esta fluye desde el entorno hacia el individuo (o conjunto de individuos) y a su vez el individuo (o conjunto de individuos) tienen una respuesta ante tal mensaje. En este punto es importante resaltar que la percepción de la CDV puede variar de individuo a individuo aun cuando la información en el exterior sea la misma, estableciendo así a la subjetividad como una propiedad inherente a CDV. Un habitante de un centro urbano con alta densidad poblacional puede estar altamente satisfecho por encontrar personas en todo lugar y en todo momento, y otro habitante en el mismo lugar puede estar en una posición contraria de constante estrés que derive en un trastorno psiquiátrico, por ejemplo. Desde otra perspectiva y en una escala de complejidad mayor (comunitaria), es posible señalar que si bien existen diversos emanadores de información en un ambiente (tabla 2), en términos del perceptor existe solo uno de tal información (el conjunto de individuos denominado comunidad; la comunidad socio ecológica). Una vez que el proceso de emanar y percibir la información ocurre, habrá una serie de indicadores estadísticos que pueden ser registrados en contenedores de información masivos. Si estos contenedores de información masivos son bases de datos se pueden generar análisis exhaustivos sobre la probabilidad de ocurrencia de un indicador (o indicadores) asociado a un emanador específico. Un ejemplo de indicador podría ser la cantidad de personas que recurren a servicios médicos por enfermedades psiquiátricas cuando existe un emanador de información que especifica una alta o baja densidad poblacional (figura 1; caso Viveros de Coyoacán). Otro ejemplo puede ser el mismo indicador, pero asociado a altos decibeles por contaminación sonora. Una encuesta sobre el nivel de satisfacción de vida en una región rural de México, que cuente con un número importante de fiestas patronales durante el año, puede indicar que los individuos tienen una CDV considerablemente buena, aunque los emanadores de información por ruido ambiental por pirotecnia y altos decibeles por música tengan un impacto negativo en la salud de los individuos, del ambiente y por ende de la salud planetaria en general. Es importante resaltar que los emanadores de información en un entorno cualquiera son un crisol de fuentes de información de naturaleza diversa (tabla 2), con una dinámica constante y espacialidad cambiante, pero con posibilidad de ser registradas a través de la entropía informacional.
Figura 1. Densidad poblacional de acuerdo a un modelo de sintaxis espacial del parque Viveros de Coyoacán usando DepthMapX0.5.
El color de la barra en el mapa indica el nivel de tránsito peatonal por determinada zona; muy baja, baja, media, media alta, alta y muy alta (cuadro derecho). El parque es una zona de densidad peatonal media y media alta, lo cual indica que es propicio para encuentros comunitarios sin saturación poblacional y es un lugar propicio para estimular la salud mental al conjugarse la convivencia y el espacio vital.
Fuente: Elaboración propia
Tabla 2. Emanadores de información en una comunidad socioecológica
Fuente: Elaboración propia.
Conceptos clave: Entropía informacional y bits de información.
Dados los desarrollos contemporáneos de la ciencia, la información se ha transformado en algo más que un concepto ambiguo. La información se puede medir y se puede describir cuanta de esta es comunicada entre diferentes elementos de un sistema (Stone, J., 2015). De manera precisa, es posible saber cuánto ruido existe en una señal y cuanta información que sale de un emisor (emanador) llega a un (perceptor) receptor. En este texto decidimos usar la palabra emanador debido a que en estos no existe una intención de emitir un mensaje, ni tampoco los receptores (comunidad socio ecológica) están esperando un mensaje. Sin embargo, las fuentes de información física tales como la información sonora, visual y aromática tienen una emisión constante de información hacia el entorno, aun cuando no haya una intención de intercambio o flujo de información. Es decir, aun cuando hay emanadores de información física hacia la comunidad perceptora estos son casi irreconocibles. Su presencia es evidente, pero se torna cotidiana y eventualmente imperceptible, aunque su impacto es definitivo para establecer la CDV. Además, está información, siendo un elemento intangible pero físico del sistema socio ecológico tiene niveles de orden y desorden que definen la calidad y la cantidad de esta. Estos niveles se pueden cuantificar con la entropía de los sistemas físicos, una vez que se tengan detectadas las frecuencias de las amplitudes de onda del sonido, los niveles de heterogeneidad del espectro de longitud de onda de los paisajes, incluso niveles de desigualdad económica, por ejemplo. Estas cuantificaciones se pueden traducir en bits de información y clasificar a los diferentes emanadores dependiendo de la cercanía que tengan con la información emanada de sistemas biológicos (figura 2).
Figura 2
Fuente: López Sauceda, J., et al., 2017, 2018.
De acuerdo a los datos en la figura se pueden apreciar dos zonas, una aleatoria y otra biológica. El análisis que se ha llevado a cabo en la investigación (López Sauceda, J., et al., 2017, 2018) demuestra que los sistemas biológicos tienen niveles de desorden particulares y son negativos (usando la entropía diferencial; López-Sauceda, J., et al., 2019). Estos valores que van de -1 a -0.4 indican las regiones en donde se encuentran los emanadores con alta calidad de vida. El cuadro del lado derecho representa categorías estadísticas de clasificación (bins), en todas ellas el comportamiento de entropía informacional de los sistemas es semejante.
Desarrollo de la investigación: El caso del espacio biocultural “Mäcuïli” en Víveros de Coyoacán, CDMX.
El trabajo que hemos desarrollado hasta el momento incluye una transformación de elementos fundamentales de la calidad de vida de las comunidades (emanadores de información) en entropía informacional y posteriormente en bits de información. Está perspectiva permite; reconocer, clasificar y ordenar de acuerdo a un criterio de referencia que es la cercanía o lejanía a la entropía biológica. Siendo así, se propone que es posible modificar ambientes en su totalidad a partir de la determinación inicial de los niveles de CDV en zonas diversas. Con lo anterior se pretende hacer propuestas de intervención usando como material de trabajo inicial a los bits de información que especifican un entorno. La delimitación de la zona geográfica en donde se encuentra la comunidad perceptora puede estar dada o no; por los límites políticos, económicos, ambientales y culturales de una región, ya que atiende de manera directa a los bits de información particulares de un entorno. Es decir, la CDV como propiedad física informacional delimita los sistemas socio ecológicos una vez que se tengan detectados los bits de información específicos de todos los emanadores (figura 3). Un aspecto fundamental de esta métrica es que existe un valor de referencia extraído de una serie de análisis exhaustivos del orden biológico desde sus patrones geométricos (figura 2; López-Sauceda, J., 2018, 2019) hasta las propiedades matemáticas de sistemas urbanos complejos adaptativos (Bettencourt, L., West, G., 2007). En el caso del espacio biocultural “Mäcuïli” se hizo un análisis de sintaxis espacial (emanador de organización espacial) con una métrica derivada de la teoría de redes denominada intermediación (betweenness; figura 4). De manera simplificada se puede exponer que en este diseño las regiones con densidad media (líneas verdes figura 4) determinaban valores de 0, en tanto que las regiones de alta densidad (alta probabilidad de flujo peatonal) en donde los individuos convergen indicaban 1. De esta manera es posible obtener un conjunto de dígitos binarios con los cuales se puede ejecutar la ecuación (1). El valor de entropía diferencial del espacio biocultural “Mäcuïli” es de -0.8 indicando un emanador de organización espacial con alta calidad de vida (valores figura 2). Nuestra hipótesis parte de la idea que la CDV es una propiedad física informacional de las entidades socio ecológicas y paisajísticas y no un elemento subjetivo inferior a la escala del colectivo que habita (i.e. escala humana). Al mismo tiempo, proponemos que la guía para el aumento de la CDV sea el desarrollo de métricas matemáticas formales que permitan incorporar singularidades biológicas a los sistemas urbanos, sub-urbanos, rurales y socio-ambientales en general.
Figura 3.
Figura 4.
Fuente: www.oecdbetterlifeindex.org
El sitio www.oecdbetterlifeindex.org permite visualizar la calidad de vida en diferentes zonas del planeta de acuerdo a once factores. En el caso del presente proyecto se propone identificar también la calidad de vida en diferentes regiones socio ecológicas, pero usando a los emanadores identificados como fuente de información. Es importante resaltar que la diferencia entre una zona o región planetaria en el sitio de internet aquí mostrado puede ser diferente en tamaño y complejidad a una región socio ecológica.
Figura 5. Espacio biocultural ¨Mäcuïli” en los Viveros de Coyoacán
Fuente: Elaboración propia
Las líneas se obtuvieron usando el programa DepthMapX0.5. Las líneas verdes indican espacios de densidad media (probabilidad de flujo peatonal) y los pequeños segmentos rojos indican espacios de alta densidad. Los espacios de densidad media se catalogaron como 0 mientras que los espacios de alta densidad se catalogaron como 1. Al hacer uso de la ecuación (1) con estos valores se diseñó un espacio con calidad de vida con un valor de -0.8 usando un emanador de organización espacial. Dentro de los valores de referencia de la figura 2 se puede observar que este valor está dentro de la región denominada como “zona biológica” la cual asumimos como región de alta calidad de vida.
Conclusiones
El proyecto aquí expuesto tiene la posibilidad de aplicarse en cualquier contexto económico. Las comunidades socio ecológicas están presentes en sectores urbanos, sub-urbanos y rurales, asumiendo que un entorno urbano también contiene y puede entenderse como un ecosistema humano particular. El cambio de objeto de percepción de calidad de vida de individuo y su subjetividad a un sistema socio ecológico en un entorno físico informacional es el principal valor practico en el potencial desarrollo de una tecnología. El individuo deja de ser el receptor y el instrumento se centra en la comunidad socio ecológica y las bases de datos que la definen. Estás bases de datos son indicadores sociales, de salud, psicológicos, ambientales y eventualmente económicos, que definen si la física informacional del entorno posee alta calidad de vida o no, en términos de bits de información. Los emanadores de información están presentes en el entorno y pueden ser detectados como paisajes sonoros, visuales, espaciales, incluso aromáticos.
Referencias bibliográficas
Lopez-Sauceda, Juan y Mara D. Rueda-Contreras, (2017), “A method to categorize 2-dimensional patterns using statistics of spatial organization” en Evolutionary Bioinformatics, vol.13. doi:10.1177/1176934317697978
López-Sauceda, Juan, José Gerardo Carrillo González , Carlos Ortega Laurel , Philipp von Bülow , Carmen Mejía (2019), “Shannon Entropy of Epithelium and Five-Fold Morphology: A Fundamental Model to Explain Geometrical Organizations as a Source of Information in Biological Systems” en Preprints 2019, 2019090141 (doi: 10.20944/preprints201909.0141.v1).
López-Sauceda, Juan,, Jorge López-Ortega , Gerardo Abel Laguna Sánchez Jacobo Sandoval Gutiérrez , Ana Paola Rojas Meza, José Luis Aragón (2018), “Spatial Organization of Five-Fold Morphology as a Source of Geometrical Constraint in Biology” en Entropy (Basel), vol. 20, núm. 9, pp. 705. Doi: 10.3390/e20090705. PMID: 33265794
Monsteller, Frederick y Jennifer Falotico-Taylor (eds.) (1989), “Quality of Life and Technology Assessment: Monograph of the Council on Health Care Technology”, Institute of Medicine (US) Council on Health Care Technology, Washington (DC): National Academies Press (US). ISBN-10: 0-309-04098-1.
Stone, James (2015), Information Theory: A tutorial introduction, England, Sebtel Press. ISBN 978-0-9563728-5-7.
Sitios en internet