Bilingüismo interno en México: asignatura pendiente

Dora Pellicer
Escuela Nacional de Antropología e Historia | dorapellicer@gmail.com


Fuente: Imagen tomada de Internet.


La intención en este artículo es justificar una propuesta un tanto utópica sobre el bilingüismo en nuestro territorio nacional. A partir de datos cuantitativos que informan de manera un tanto voluble sobre las realidades de la vida y uso de nuestras lenguas originales (Valiñas, 2020)[1] me he permitido aceptar que nuestro territorio, cercano a los 2 millones de km2 aloja 68 lenguas originales cuya diversidad tipológica da lugar a 364 variantes (INALI, 2005). Sus usuarios han sido contabilizados en 7 millones 364 645 de los cuales 6 423 548 son bilingües con el español (INEGI, 2021).[2]

Bilingüismo de los unos y de los otros

El bilingüismo que resulta del contacto prolongado de dos lenguas no es por sí mismo desfavorable al desarrollo de una comunicación multilingüe fructífera y estable. No obstante, cuando este contacto se acompaña de desigualdad social y discriminación lingüística da lugar a un bilingüismo efímero que termina por inclinar la balanza hacia la lengua de Estado.[3] En nuestro país, este bilingüismo ha favorecido una vuelta de tuerca hacia el español mexicano y sus variantes de fuente indígena y ha dado lugar a un marcado desplazamiento de las lenguas originales (Martínez Casas, 2014).

En estas páginas trato de explicar esta realidad lingüística con una incipiente tipología que, de entrada, propone la distinción entre bilingüismo interno, que toma en cuenta el conocimiento y uso de una lengua materna y del español y bilingüismo externo, que contempla el conocimiento y uso del español y de una lengua extranjera. En el caso específico de México los hablantes de lenguas originarias que también usan el español son bilingües internos, en tanto que los hablantes nativos de español que han aprendido una lengua extranjera son bilingües externos pero monolingües internos dado su desconocimiento de las lenguas originales. Otra distinción la proporcionan las causas de acceso al bilingüismo externo. Éstas pueden reconocerse como: bilingüismo voluntario y bilingüismo obligado. El primero se asocia con la decisión propia de ampliar escenarios culturales o relaciones sociales así como con intereses de inversión económica, entre otros. El segundo acompaña las migraciones que conducen, entre otros cambios, al uso de una lengua no materna. Otras causas provienen de la actividad laboral o de la educación formal.

Me detengo en la educación formal por ser un ejemplo donde se hacen presentes tanto el bilingüismo externo como el obligado. En México, desde 1868, el francés fue la lengua extranjera que formó parte de los estudios en la recién inaugurada Escuela Nacional Preparatoria. En el siglo XX esta lengua fue sustituida progresivamente por el inglés en las escuelas de enseñanza secundaria (Saavedra, 1997 y Castañeda, 2009). En el presente, el apelativo “escuela bilingüe” califica a las instituciones privadas que introducen el inglés desde el nivel elemental.[4] Esta concepción estrecha del bilingüismo se ha integrado a los programas oficiales de la educación pública como muestra el siguiente comunicado oficial:

Para el caso del Programa Nacional de Inglés se consideran participantes las escuelas públicas de educación básica de preescolar, primarias regulares, secundarias generales y técnicas, así como los servicios de organización completa, multigrado, indígenas de jornada regular y/o tiempo completo. (México: Diario Oficial de la Federación. Secretaría de Educación Pública. Lunes 11 de marzo de 2019, Primera Sección ( s.n.p.)

Llama la atención esta generalización a ultranza de la enseñanza del idioma inglés, que deja en el olvido la importancia que se acordó, en el decenio de los ochenta a la posibilidad de un bilingüismo interno que planteaba, además del estudio del español, el de una lengua vernácula, denominación que se otorgaba a las lenguas originales. Encontramos que en esa década se justificó el conocimiento de estas lenguas y hubo el propósito de incorporarlo al marco de la educación pública. Con esta finalidad se presentó una modificación al Acuerdo 66 de la Ley Federal de Educación el cual postuló:

Que el aprendizaje de una lengua además del español reviste significado en el proceso educativo por las posibilidades de transferencia cultural que aporta al educando.

Que los propósitos pedagógicos que se persiguen a través de la enseñanza de una lengua extranjera pueden cumplirse íntegramente con la enseñanza de una lengua adicional al español, tanto si se trata de una lengua vernácula como de una lengua extranjera.

Artículo Primero:

Se modifica el Acuerdo no. 16363 para ser aplicado en todo el sistema educativo nacional […] en lo relativo al área y asignatura “lengua extranjera” sustituyéndola por “lengua adicional al español” en todos los grados que comprende el referido Plan.

Artículo Segundo: La lengua adicional al español podrá ser vernácula o extranjera[5] (Diario Oficial de la Federación, 26, III. 1982: 11).

No hubo confrontación abierta a la modificación aquí expuesta, pero tampoco se le dio seguimiento en los programas escolares. Catorce años más tarde surgió otra propuesta de bilingüismo para hablantes de español, que tomó forma de un pronunciamiento conjunto del gobierno federal y el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN): “Incluir en la educación de la población no hablante de lenguas indígenas elementos básicos de lenguas indígenas característicos de sus regiones”.[6] Ni la modificación ni el pronunciamiento descartan la contribución lingüística y cultural del bilingüismo externo, pero prestan atención a la reivindicación de lo propio que, por ende, favorece en igual medida el conocimiento plural de lenguas y culturas. Lamentablemente estos llamados de atención han permanecido como letra muerta y, en la actualidad, lo que priva en la educación pública es un decreto arbitrario del bilingüismo externo encapsulado en el anglicismo.

Bilingüe, bilingüismo

Los diccionarios son parcos en su definición de bilingüismo. En algunos de los más reconocidos se ofrecen unas cuantas líneas al adjetivo y eventualmente al sustantivo:

  • Bilingüe el que habla con facilidad dos idiomas;[7]
  • Bilingüe. Que habla o escribe dos idiomas o lenguas;[8]

Bilingüismo, bilingüe. Uso habitual de dos lenguas en una misma región o por una misma persona[9]

El bilingüismo que puede tener efectos educativos y sociales para evitar la discriminación entre los mexicanos es más complejo del que se define en los diccionarios. No es un singular sino un plural. Es una práctica de comunicación social incluyente de todos los mexicanos, tanto los hablantes de lenguas originales que, en un 88%, se han apropiado del español mexicano convirtiéndose en bilingües internos o bilingües efímeros, como los hablantes del español como lengua primera que han permanecido como monolingües internos.[10]

El interés en estas páginas es hacer un llamado a la expansión de un bilingüismo interno el cual supone una contribución al diálogo multiétnico y reclama que todo hablante de español pueda acceder a intercambios lingüísticos de diverso orden con hablantes de una o varias lenguas originales de manera comunicativa y pragmática.

Adherirse a este quehacer requiere de una actitud académica militante que podemos encontrar en dos revisiones teóricas de la sociolingüística y en una compilación de artículos sobre diversidad lingüística. La primera, reconoce y enfrenta la complejidad ecológica, socio-cognitiva y multidimensional de la disciplina, proponiendo un diálogo plural que permita entender los ecosistemas sociolingüísticos (Bastardas, 2013). Una tarea científica polifacética ha conducido a este autor, tanto a la antropología como a las ciencias físicas, y le ha permitido explicar con mayor precisión cómo se manifiesta el comportamiento lingüístico en sus contextos de interacción. Bastardas Boada nos ofrece a partir de sus observaciones y conclusiones un camino sociolingüístico optimista: la posibilidad de mantener lenguas diversas y al mismo tiempo impulsar la intercomunicación.

Blommaert (2010) por su parte, muestra el vínculo de la sociolingüística con la globalización del mundo actual y rechaza críticamente que las categorías variacionistas puedan explicar las estrategias empleadas en las interacciones entre hablantes de lenguas diferentes. La superdiversidad lingüística que él postula se acerca más a las formulaciones etnográficas que propuso Hymes (1974) al vincular la sociolingüística con la diversidad cultural que se hace presente en las comunidades, en sus eventos comunicativos y en la variedad de sus contextos. La globalización da lugar a que tanto las lenguas como sus hablantes estén en constante movimiento y se comuniquen en contextos de interacción inestables distribuidos en comunidades dispares. En los contextos globalizados participan hablantes de lenguas diversas y Blommaert, en su militancia académica, ha registrado las estrategias transculturales y translingüísticas con las que logran comunicaciones afortunadas. La presencia de migrantes indígenas es pan de cada día en nuestros centros urbanos y con ella su segregación. La aproximación a sus lenguas por parte de los monolingües internos podría colaborar, en cierta medida, al reconocimiento respetuoso de nuestra pluralidad y a comunicaciones más igualitarias.

Ese respeto y esa igualdad son los que caracterizan la militancia lingüística de Yásnaya Aguilar Gil (2020),[11] quien ofrece de entrada una reflexión profunda sobre el bilingüismo de los unos y el de los otros (p. 31).[12] Ella es mixe y habla con soltura su lengua materna en una amplia gama de estilos, pero también hace uso, tanto coloquial como literario, de su segunda lengua, el español. Yásnaya está satisfecha de su bilingüismo, sin embargo, siendo una académica, sabe tomar distancia de su actuación personal y anclar sus reflexiones sobre ejemplos vividos a propósito del bilingüismo en México.

Entre otras observaciones ofrece sus testimonios sobre la ignorancia de la población hablante de español a propósito de las lenguas originales del territorio nacional, ignorancia que nutre la discriminación que reciben sus hablantes por parte de la sociedad mestiza (pp. 31, 54, 57).

Yásnaya llama la atención por la ausencia de resultados de las denominadas “políticas lingüísticas” que desde el Estado se han propuesto para promover las lenguas originales (p. 121). Ella concibe la revitalización del mixe, no como lengua objeto, sino como lengua viva cuyos hablantes deben ser estimulados para disfrutarla, haciendo uso de ella cuando cantan y bailan hip hop o reggae, cuando aprenden karate o cuando reciben instrucciones sobre cómo jugar ajedrez (p. 125). Paralelamente ofrece ejemplos puntuales de la creatividad literaria de un buen número de las lenguas originales (p. 155), así como de su adaptabilidad a la modernidad (p. 158). En suma, las estrategias que propone para los hablantes nativos aportan una serie de ideas precisas para ir integrando a niños, jóvenes y adultos al bilingüismo interno.

Bilingüismo interno para monolingües internos

El bilingüismo que planteo en este texto no es de hechura escolar, aunque encuentra en la escuela amplia posibilidad de desarrollo porque en ella se reúnen sin dificultad amplios grupos de población cautiva –alumnos, maestros y padres de familia, entre otros‒ que interactúan cotidianamente haciendo uso de la lengua. Este escenario social no es el único, pero es un punto de partida al que haré referencia porque me interesa colocar un acento de insistencia en la posibilidad de que la escuela promueva usos comunicativos y conversacionales en las lenguas originales.

El primer paso es la presencia necesaria y obligada de hablantes nativos de estas lenguas que tendrán en sus manos la planeación de quehaceres bilingües. No se trata de introducir una clase de lengua indígena sino de planear, organizar y llevar a cabo actividades extraescolares que introduzcan su uso comunicativo.

La intención primera es la socialización con la lengua. La tarea consiste en aproximar a la población escolar y a la que se relaciona con ella maestros, asistentes, directivos y padres de familia, al uso e intercambio de ciertas expresiones de cortesía y formas de tratamiento. Una costumbre generalizada en las escuelas bilingües es saludar diariamente, a los escolares y a los adultos que los acompañan, en inglés. No veo por qué no podría hacerse lo mismo en náhuatl en la ciudad de México; mazahua en Toluca, otomí en Querétaro; tsotsil o tseltal en Chiapas; yaqui en Sonora; maya en Yucatán, chontal en Tabasco y etc.[13]

El bilingüismo interno que se introduciría en las escuelas responde a una concepción mutable de la lengua, que permite a sus usuarios innovar constantemente nuevas formas de interacción lingüística. La globalización de las nuevas tecnologías digitales como el celular puede ser un espacio comunicativo donde los monolingües internos y los bilinguës externos satisfagan su curiosidad por conocer algo nuevo “¿Cómo se dice?” (nombre de una fruta, un objeto, una frase adjetival como “ está sabroso” y etc.) En estos términos ser bilingüe no implica “tener dominio de dos lenguas”. La competencia comunicativa del bilingüe radica en el deseo de lograr los intercambios que le interesan.

Las actividades y los materiales

Este texto no tiene la intención de proponer un programa de actividades bilingües extraescolares pero sí interesa que su planeación tome en cuenta: a) iniciar con un número reducido de programas piloto que puedan ser programados con rigor y evaluados regularmente; b) llevar a cabo las adecuaciones que aconseje su puesta en práctica y sus resultados c) iniciar toda actividad en forma oral (acudir a materiales acompañados de grabaciones o solicitar que la actividad sea grabada por un hablante nativo; d) introducir varias lenguas originales a la vez. Se puede jugar al intercambio de saludos o jugar lotería de figuras en otomí, o lotería de números en maya o de colores en matlatzinca o en cora. (Yásnaya: 158 y 168)

La etapa inicial debe insistir en la apropiación de las formas orales. El segundo momento es el de la introducción de la escritura, relacionada en todo momento con las actividades orales y con la lectura en voz alta y orientada por hablantes nativos, ya sea personalmente o por medio de grabaciones.

Se cuenta en estos momentos con una amplia variedad de materiales bilingües elaborados para el uso de los escolares hablantes de lenguas originarias. A partir de una cuidada selección y adaptación pueden ser utilizados para introducir a los hablantes de español al contexto comunicativo de estas lenguas. Progresivamente se puede ir ampliando el contexto conversacional bilingüe: lengua indígena – español, con desafíos mayores como su escritura y, posteriormente, con reflexiones comparadas sobre las formas particulares de decir y expresar ideas en la lengua original que se introduce.[14]

No hay suficiente espacio, en este escrito, para hacer mención a los investigadores militantes que han ofrecido la materia prima requerida para fomentar el uso de las lenguas originales. A guisa de ejemplo, hago solamente mención tres de ellos. El Centro de Investigación y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS) brinda una colección bilingüe de cuentos, adivinanzas y leyendas que se acompaña del material oral correspondiente (Flores, 2019). Esta colección da lugar a la memorización oral, a la reflexión escrita y al conocimiento de otras formas culturales de concebir, de pensar y de decir. Hago mención igualmente de los materiales educativos innovadores para niños y jóvenes purépechas, trabajados por Frida Villavicencio Zarza. Éstos podrían ser una fuente de actividades diversas para acercar a los monolingües internos a la lengua y la cultura purépecha.

En la colección Lengua y escritura indígena de la ENAH, los Cuadernos del Tlacuache acaban de sacar a la luz un Pequeño diccionario ilustrado del nawat de Pajapàn Veracruz elaborado por Valentín Peralta Ramírez. La intención del autor es la introducción de la escritura a hablantes nativos a partir del léxico de animales, plantas, personas y objetos varios ordenados por conjuntos y dibujos que evitan la traducción. El mismo material puede ser utilizado oralmente para hablantes de español a manera de lotería para fomentar lúdicamente el conocimiento del léxico náhuatl y posteriormente su escritura.

Música y poesía en lenguas originarias

Los contactos musicales electrónicos dan lugar a la innovación y contribuyen al diálogo bilingüe igualitario entre hablantes originales y hablantes de español. Ya hemos visto más arriba que música como el hip hop o el reggae ha cribado las manifestaciones culturales de nuestros pueblos originarios, sin por ello desplazar sus tradiciones musicales y lingüísticas (Yásnaya, 2020). Los eventos musicales en sus lenguas, que se hacen presentes cada vez con más frecuencia en escenarios públicos, son otro componente susceptible de ser incorporado a las prácticas extraescolares. Crear una rola en alguna de nuestras lenguas originales es una forma festiva de invitar a su uso y de reforzar el bilingüismo interno de los hablantes de español. Centenares de monolingües y bilingües internos asistieron al Festival de Hip Hop en lengua indígena en la Ciudad Universitaria de la Ciudad de México (2019). Tanto los hablantes de lenguas originales como los hablantes de español participaron, con igual entusiasmo, del bilingüismo musical y del diálogo transcultural.

En el espacio de la literatura, tanto oral como escrita, se pueden organizar innumerables actividades, las cuales favorecen la reflexión metalingüística que surge frente a lenguas diferentes. El encuentro con la función poética de difrasismos, paralelismos y otros recursos literarios es una tarea placentera. Tengo en mis manos un ejemplo para leer y releer, que igualmente puede formar parte de las bibliotecas escolares bilingües. Se trata de la publicación del V Festival de poesía. Las lenguas de América, de Carlos Montemayor (2012). A este evento acudieron cientos de hablantes de lenguas originales y de español ‒bilingües internos y monolingües internos‒ deseosos de escuchar los acentos, los ritmos y las entonaciones de la poesía en lenguas originales: el mazateco, el náhuatl y el tzotzil, entre otras. Esta muestra de transculturalidad eliminó la palabra discriminación cambiándola por poesía.

Ndakjuéna (fragmento)
Ndakjuéna, kijanga koótí yojoó
nixtjien ch’an, nixtjien sien, kojotsa
kjianga kjitxió botindsa’a ndusub ’ ueji
ko ts ’ en bua’a yojoó, ndakjuéna.

Llámame (fragmento)
Llámame, cuando sientas que el susurro
de la noche fría y solitaria te desnuda
o cuando el silencio bese tu boca
llenándola de inquietud, llámame.

Juan Gregorio Regino (mazateco)

Bibliografía

Bastardas Boada, Albert (2012), “Sociolinguistics: toward a Complex Ecological View”. Complexity Perspectives on Language Communication and Society, Berlín, Spinger Berlín Heidelberg, pp. 15-34

Blommaert Jan (2010), The Sociolinguistics of Globalization, Cambridge University Press.

Castañeda Martínez Adriana (2009), La enseñanza del inglés en México, México, Universidad Pedagógica Nacional.

Diario Oficial de la Federación (11 de marzo de 2019), “Lengua Extranjera Inglés”, México, Secretaría de Educación Pública, Primera Sección (s. n. p.).

Flores Farfán José Antonio (coord. (2019), Adivinanzas multilingües, México, Conacyt-CIESAS-Lingua Pax-Ediciones del lirio.

Gil, Yásnaya Elena (2020), Ää: manifiestos sobre la diversidad lingüística. A. Aguilar, J. Bravo G. Ogarrio, V. Quaresma Guevara (comps.), México, Almadía.

Instituto Nacional de Estadística y Geografía (2020), México, Censo de Población y Vivienda 220.

Lara, Luis Fernando (1996), Diccionario del español usual en México, México, El Colegio de México, p. 174.

Martínez Casas, Regina. (2014), “De la resistencia al desplazamiento de las lenguas indígenas en situaciones de migración”, en R. Barriga Villanueva y P. M. Martín Butragueño (dirs.), Historia sociolingüística de México, vol. 3, México, El Colegio de México, pp. 1409-1455.

Moliner, María (1988), Diccionario de uso del español, Madrid, Gredos, p. 378.

Nunca más sin nosotros (1996), Acuerdos de la Mesa de Derechos y Cultura Indígenas entre el Ejército Zapatista de Liberación Nacional y el Gobierno Federal, San Andrés Sacam Ch’en de los Pobres, Juan Pablos Ed.

Peralta Ramírez, Valentín (2019), Pequeño diccionario ilustrado del nawat de Pajapan, Veracruz, México, Cultura-INAH-ENAH.

Real Academia Española (2020), Diccionario de la lengua española, Edición del Tricentenario https://dle.rae.es/bilingüismo

Saavedra Medina, Huri (1997), La enseñanza del francés en México, México, Escuela Nacional de Antropología e Historia.

Villavicencio Zarza, Frida (coord. gral.) (2015-2017), Juguetes y tangibles educativos para el aprendizaje y valoración de las lenguas indígenas mexicanas, LLCVF-CIESAS-Laboratorio de robótica, INAOE.

  1. Ver Valiñas Coalla 2020 p. 27-28
  2. Preciso: Los niveles de uso del español pueden variar desde el incipiente hasta el equilibrado
  3. El español, lengua que se usa los actos de gobierno del Estado es idioma materno de 112 497 368 mexicanos. (poner fuente)
  4. El adjetivo bilingüe señala la instrucción en dos lenguas de la familia indoeuropea, en instituciones como el liceo francés y el colegio alemán, como también en una lengua cuyo origen genético oscila entre la familia altaica y la austronésica, la que se imparte en el liceo japonés.
  5. Las negrillas de todas las menciones son mías.
  6. Nunca más sin nosotros, 1996, pp. 37-67.
  7. Moliner, María (1988), Diccionario de uso del español., p. 378.
  8. Lara, Luis Fernando (dir.) (1996), Diccionario del español usual en México, p. 174.
  9. El diccionario de la lengua española de la RAE, edición del tricentenario, (2020), introduce brevemente el sustantivo. https://dle.rae.es/bilingüismo
  10. INEGI (2020): “Condición de habla española: “112, millones 497 368 de hablantes. Son monolingües internos en razón de su desconocimiento de alguna lengua original- “Condición de habla indígena” 7 millones 364 645 de hablantes. 6 millones 423 548 hablan español. Son bilingües internos en razón del uso de dos lenguas del territorio mexicano.
  11. La citaré en adelante por su primer nombre, Yásnaya, porque su composición sonora es a mis oídos un claro ejemplo de la función “poética” del lenguaje.
  12. El libro de Yásnaya reúne artículos publicados por la autora en la revista Este País. Ante la imposibilidad, por razones de espacio, de citar el título de cada artículo señalo únicamente la página que corresponde al que hago referencia.
  13. Una actividad extraescolar podría ser aprender las denominaciones originales de las lenguas o algo más divertido como jugar al intercambio de saludos en varias lenguas.
  14. Comparar “formas de decir” constituye un apoyo al conocimiento gramatical de la lengua materna.