Archivo municipal, recorridos, etnohistoria y otros temas. Los aportes académicos de Hildeberto Martínez

Keiko Yoneda[1]
CIESAS Golfo

Reunión en Tepeaca (Puebla): Cronistas e historiadores del estado de Puebla, Hildeberto y Keiko. Fotografía: Yao Martínez Yoneda, 2010.

El día 19 de abril de 2024 se realizó el homenaje sobre los aportes académicos de Hildeberto Martínez. El Dr. Carlos Macías, Director General del CIESAS, inauguró el evento, iniciando con un minuto de silencio. Mencionó a Juan Manel Pérez-Zevallos, Jesús Ruvalcaba, e Hildeberto Martínez, que fallecieron entre 2020 y 2023, todos investigadores del área de etnohistoria. Alentó a que las nuevas generaciones siguieran con las investigaciones sobre Tepeaca, Tecamachalco y Quecholac, en el estado de Puebla. La Dra. Georgina Rojas García, Directora de la Unidad Ciudad de México del CIESAS, y la Antropóloga Ludka de Gortari, investigadora del CIESAS Ciudad de México, organizaron el evento y moderaron la primera parte, con los investigadores de etnohistoria del CIESAS Valentina Garza, Teresa Rojas Rabiela, Gabriela Solís y Carlos Paredes. La segunda parte, en torno a la publicación de la “Historia tolteca chichimeca” (de aquí en adelante, HTCh), en la revista Arqueología Mexicana, en 2023, contó con Norma del Castillo (UAM-I), Carmen Herrera (INAH, Lingüística), Tomás Jalpa (INAH), Margarita Menegus (UNAM, IISUE).

Después de asistir al evento por medio de videoconferencia, me dio la impresión de que muchas pláticas presentadas en el evento deberían ser publicadas en Ichan Tecolotl porque la información dada en estas exposiciones no se incluye generalmente en las publicaciones académicas, pero es importante toda vez que explica cómo se gestaron las primeras ideas para trabajar sobre determinados temas y qué cursos tomaron hasta que finalmente culminaron en obras editadas. Por medio de estas reflexiones podemos comprender los procesos que median entre la concepción de un plan sobre un estudio hasta la generación de un resultado, y la manera en que se encamina —como podemos observar en las pláticas que dieron los ponentes— a realizar de hecho estas indagaciones.

Voy a escribir sobre algunos trabajos que realizó Hildeberto en el campo de etnohistoria y otros temas o actividades relacionadas a sus trabajos académicos, como recorridos y visitas a comunidades indígenas, entre otros. Muchas de ellas las realizamos juntos y nos acompañó Yaopain, nuestro hijo. Varias actividades no eran proyectos planeados como investigación formal, aunque de alguna manera aportaron conocimientos para nuestras indagaciones.

Municipio Los Reyes de Juárez (Puebla, recorrido por las cuevas: cronistas e historiadores del estado de Puebla, Hildeberto y Keiko. Fotografía: Yao Martínez Yoneda, 2015.

1974: Archivo Municipal de Cuauhtinchan

Cuando Luis Reyes García nos llevó a los becarios de su proyecto sobre la “Historia Antigua de México” a trabajar en el Archivo Municipal de Cuauhtinchan, invitó a Hildeberto a que participara, seguramente porque ya tenía experiencias en este tipo de actividad. Nosotros, los becarios novatos, revisamos los documentos y organizamos el “archivo” que se encontraba en una casa donde había murciélagos, enfrente del amplio espacio central del pueblo. Los documentos del siglo XVI y de los siglos posteriores se encontraban en las cajas de cartón. En la casa no había luz eléctrica, por lo cual trabajamos con la luz de día. En esta ocasión, nos quedamos cinco días en Cuauhtinchan para realizar el reconocimiento y clasificación de los documentos. Participamos como becarios Eustaquio Celestino, Daniel Nieto, Armando Valencia y yo. Dormíamos en el sleeping bag que llevamos, en la misma casa donde estaban las cajas de los documentos, y desayunábamos en la casa de doña Silvina Arellano Ruiz, en el patio junto al área donde tenía animales. Cuando estábamos desayunando, muchas veces encontrábamos a Cecilia, una de las hijas de doña Silvina, que partía para pastorear. Iba montada en un caballo o en una yegua, con sombrero en la cabeza. Tenía una escopeta y demás utensilios que iba a necesitar en el campo. La acompañaban unos tres perros. Más adelante, el resultado de nuestro trabajo en el archivo municipal salió publicado como Guía del archivo municipal de Cuauhtinchan, Puebla. Años 1546-1900 (1979). Citaré enseguida la Introducción del trabajo (1979: 2):

“El año de 1974, del 21 al 25 de mayo, Eustaquio Celestino, Hildeberto Martínez, Daniel Nieto, Luis Reyes, Armando Valencia y Keiko Yoneda nos dedicamos a ordenar y clasificar cronológicamente, en 82 paquetes, los documentos producidos entre los años 1546 y 1900. Los dos primeros paquetes que contienen documentos coloniales son los que están catalogados, debido a intereses de esos momentos; de los demás paquetes sólo hicimos una guía, que a pesar de sus deficiencias, esperamos sea útil a otros investigadores.”

1976-1977: Baño de Netzahualcóyotl

Ángel Palerm nos llevó a un recorrido a los investigadores y becarios de etnohistoria del CISINAH y a los investigadores de la Dirección de Etnohistoria del INAH (me acuerdo de que fueron Jesús Monjaraz-Ruiz, Perla Valle y Emma Pérez Rocha), para conocer el baño de Netzahualcóyotl hacia la parte alta de un cerro, de donde se dominaba el paisaje de alrededor. Observamos cómo estaba construido el baño y los canales.

1976-77: Recorridos arqueológicos en las ruinas en el río Atoyac

Patricio Dávila y Diana Zaragoza Ocaña, los arqueólogos del INAH, estaban realizando el reconocimiento de superficie en el estado de Puebla en las inmediaciones de la sierra Amozoc-Tepeaca y de la sierra del Tentzon. Luis Reyes e Hildeberto visitaron con ellos una ruina en el río Atoyac conocida como Matlactzinco, el sitio que en la HTCh aparece como lugar de refugio en el siglo XV cuando un grupo étnico fuera atacado en las guerras por el otro grupo enemigo. La HTCh (en su edición de 1976, párrafo 368) menciona, por ejemplo: “Año 5 tochtli [1458]. En él se metieron a Matlactzinco: […] Se metieron a Matlactzinco cuando vinieron a destruirnos los tepeyecactlaca. Primero nosotros iniciamos la guerra, los quauhtinchantlaca, con nuestro complemento totomiuaque” (Martínez, 1994: 31; 50, nota 22).

1979-80. Los años 1980: Recorridos en Puebla-Tlaxcala

Hicimos algunos recorridos por Puebla-Tlaxcala, como parte de las actividades del proyecto colectivo sobre los documentos pictográficos que co-coordinábamos Joaquín Galarza y yo en el CISINAH, en los cuales participaron, además, Jesús Manuel Macías (geógrafo), Marcos Matías Alonso (nahuatlato), Jorge Pedraza y Lilianne Taboada (pintores) e Hildeberto. El objetivo de los recorridos para mí era reconocer los accidentes geográficos dibujados en los mapas de Cuauhtinchan. Hildeberto no formaba parte del proyecto colectivo, pero le interesaba conocer estos mismos espacios que aparecen registrados en los documentos de los siglos XVI y XVII. Los lugares visitados fueron: Cuauhtinchan, Tepeaca, Tecalli, Techimalli, Oztotipan, Tentzon, Acatzitzimitla, Tepeji de Rodríguez, Molcaxac, Tecamachalco, entre otros.

En la década de los años ochenta, Hildeberto, Yaopain y yo seguimos visitando la misma zona en Puebla-Tlaxcala. Conocimos las estribaciones del Popocatépetl, el Iztaccíhuatl y la Matlalcueye (La Malinche) y los hermosos lagos de Atexcac, Mina y Quecholac.

1976 en adelante. Los años 1980: Visitas a las comunidades indígenas en el estado de Guerrero

Visitamos Xalitla, Chilapa, Chilpancingo, Acatlán y Zitlala del estado de Guerrero porque nos invitaban Eustaquio Celestino, Constantino Medina, Marcos Matías y Gregorio Guerrero, sobre todo para asistir a los eventos festivos y rituales que celebraban en sus comunidades. En Chilpancingo conocimos el mercado al aire libre muy grande que se ponía en la ciudad. Asistimos a la celebración de una boda, el ritual de petición de lluvia en el cerro de Acatlán, donde se formaban un altar con flores rojas de cactáceos, y la pelea con golpes que organizaban entre los hombres disfrazados de tigres con máscara y vestimenta (estos últimos eventos en mayo). Participamos en estas visitas Luis Reyes, Teresa Rojas, Johana Broda, Hildeberto y yo, entre otros.

Los años 1980 y 1990: Coscomates[2] en el estado de Morelos

Visitas a los pueblos del estado de Morelos en los fines de semana. El propósito de las exploraciones de Hildeberto fue fotografiar los coscomates (cuescomatl) tradicionales en blanco y negro. Participamos Hildeberto, Yaopain y yo.

Los años 2000 en adelante, hasta la década de 2020: Visitas a Tepeaca, Tecamachalco, Quecholac, Molcaxac, Ixcaquixtla y Los Reyes de Juárez (estado de Puebla)

Los objetivos fueron realizar recorridos en la zona, reunirnos con los cronistas e historiadores del estado de Puebla, conocer archivos locales, dar pláticas y conferencias y participar en los eventos organizados por los gobiernos de la localidad.

Años 1980 en adelante: aportes de Hildeberto sobre la estructura sociopolítica en los siglos XV-XVII (estado de Puebla)

En mis indagaciones sobre los documentos pictográficos, para analizar los glifos de personajes que aparecen en las pinturas y para reflexionar acerca de los motivos de elaboración de las mismas fuentes, fue necesario conocer la estructura sociopolítica de la región donde se desarrollaron los acontecimientos registrados en las pinturas a partir del periodo postclásico y hasta la época colonial temprana. De esta manera investigué acerca de la configuración sociopolítica del centro de México, y en esta búsqueda me informé sobre el significado de los términos en náhuatl como altépetl, tlatoani, tlatocayotl, hueytlatoani, calpulli, tlaxilacalli, tecpan y tecalli, entre otros que utilizan los investigadores sobre el tema. En este marco de estudio me informé lo siguiente (Yoneda, 2017: 102-103):

Menciona Pedro Carrasco (1996: 585) acerca de la estructura político-territorial: El altépetl era una unidad política gobernada por un rey, o tlatoani; como tal era un tlatocayotl, el gobierno del tlatoani el reino. A veces el altépetl era una entidad independiente, pero por lo general varios altepeme [plural de altépetl][3] se unían en entidades políticas superiores de variable grado de complejidad, aunque cada una de ellas mantenía su gobierno propio.”

Las ciudades eran la sede principal de la nobleza y de los artesanos especializados (Ibid.: 588). Cada uno de los reinos componentes de la Alianza tenía territorios para su abastecimiento dentro de la zona nuclear. Las comunidades de campesinos, organizadas en “calpicaxgos” a cargo de mayordomos o calpixque, suministraban las provisiones para los palacios o daban otros servicios especializados como el cuidado de bosques y jardines (Ibid.: 588). Kobayashi (1993: 53) aclara que de acuerdo con las obligaciones que tenían los pueblos a los hueytlatoque (plural de hueytlatoani [huey: grande + tlatoani: rey, señor, gobernante]) la forma de dependencia variaba, ya que estas obligaciones pueden ser de las siguientes índoles: servicio militar, servicio de trabajo en los palacios reales u obras públicas, tributo en especie, trabajo como terrazguero, y otras formas de servicios.

Acerca de la organización político-territorial, los estudiosos utilizan los siguientes términos extraídos de las fuentes coloniales, ya sean de los cronistas o de los documentos de los archivos: altépetl (pueblo o ciudad), tlahtocayotl, calpulli, tlaxilacalli, para México-Tenochtitlan (Gibson, 1967; Lockhart, 1996; Carrasco, 1996);[4] tlahtocayo y tecpan, para Cuauhtinchan y Tepeaca, edo. de Puebla (Reyes, 1978; Martínez, 2000: 196, Nota 4) y tecalli, para Tlaxcala (Rojas, 1987).[5]

Por lo demás la definición de calpulli fue motivo de discusión entre los académicos desde el trabajo que presentó Bandelier (1878, 1966) hasta la fecha. Gibson (1967) se refiere en diferentes partes de su obra a calpulli. Menciona, por ejemplo: “El calpulli (llamado también chinancalli y Tlaxilacalli), grupo en el que se asociaban varias familias indígenas, persistió en la mayoría de regiones a través de los tiempos coloniales” (Gibson 1967: 154).[6] Luis Reyes (1996) e Hildeberto Martínez (2000) aportan otras reflexiones para precisar la definición en el sentido de que calpulli no representa una comunidad autosuficiente e igualitaria de los macehualli que existía en la época prehispánica, y que más bien debe reconocer como sinónimo de tlaxilacalli, tecalli, tecpan o tlahtocayo.

René García Castro en su obra “Los pueblos indios en el México colonial. Una propuesta vigente” (2005: 159) discute los trabajos de los autores que analizan el tema. Menciona en su parte introductoria:

Los debates disciplinarios sobre los antecedentes prehispánicos de los llamados «pueblos de indios» han estado marcados por el sello de las corrientes teóricas y los conceptos empleados, así como por los avances logrados en el conocimiento de este tema. Hasta la década de 1940, las discusiones se centraban, por un lado, en el nivel más alto de la organización política indígena: la caracterización del Estado Mexica o Imperio Azteca; y por el otro, en los niveles más bajos de la organización social: la caracterización de los calpulli. No obstante, ni unos ni otros fueron los antecedentes sobre los que se formaron los pueblos de indios. Como veremos más adelante habrían de pasar por lo menos tres décadas más de discusión y debate historiográfico para mostrar plenamente que fueron los llamados «reinos» y «señoríos» indígenas, de niveles intermedios o subimperiales, los que de alguna manera habían servido como el elemento clave para la formación colonial de los citados pueblos de indios.

El mismo autor concluye su estudio con las palabras que se refiere a la controversia en torno de la definición de calpulli (2005: 167):

“A pesar de la polisemia de las categorías indígenas, hoy día el calpulli es visto como una subdivisión del altépetl, más parecido al funcionamiento de las casas señoriales denominadas como tecali o tecpani. También vamos tomando nuestras precauciones acerca del supuesto dominio de la vida igualitaria y democrática dentro del calpulli.[7] Necesitamos establecer con más claridad, la diferencia entre régimen comunitario o comunal y régimen corporativo. Parece posible que lo segundo explicase mejor la situación indígena antes y después de la conquista”.

En conclusión, considero que uno de los aportes de Hildeberto en el campo de etnohistoria forma parte de esta discusión en torno a la configuración sociopolítica prehispánica (en las vísperas de la llegada de los españoles) y colonial temprana. En seguida se citan los resúmenes que aparecen en la parte introductoria de dos artículos que escribió Hildeberto:[8]

El calpulli. ¿Otra acepción de teccalli?

A Luis Reyes y Pedro Carrasco

En la última década del siglo XIX Bandelier tradujo calpulli como clan, como un grupo de parientes que descendían de un ancestro común reconocido (progenitor), y convirtió este concepto de calpulli en una institución fundamental para entender la sociedad mexicana antigua.

Estas ideas de Bandelier fueron fuertemente criticadas por algunos, y tomadas como correctas por otros, pero en general contribuyeron a crear una imagen idealizada y utópica sobre la sociedad mexicana prehispánica, pues en general se reconoce al calpulli como un grupo de parientes de los macehuales que poseen colectivamente sus tierras comunales.

Esta visión del calpulli como clan o como un simple grupo de parientes de los macehuales (la gente común) se le atribuye a Zorita. Sin embargo, leyendo con atención su obra podemos descubrir que calpulli se refiere al organismo de los nobles. El calpulli, literalmente “casa grande”, es en su origen una nobleza y las instituciones derivadas de estas familias tienen una estructura comparable a las llamadas “casas señoriales” en España, a veces nombradas en náhuatl en los documentos escritos en el periodo colonial como teccalli, tecpan o tlahtocayo. (Martínez, 2000: 194)

Teucyotl. El gobierno señorial de Tecamachalco, Puebla (siglo XVI)

Teucyotl:[9] El gobierno señorial de Tecamachalco, Puebla, México, siglo XVI. En este artículo se persiguen dos propósitos fundamentales: (a) Demostrar que el gobierno del señorío de Tecamachalco (Estado de Puebla, México) en el siglo XVI estaba en manos de un pequeño grupo de linajes o familias nobles que poseían la tierra y controlaban la fuerza de trabajo; y (b) que el gobierno incluía los cargos o posiciones civiles y religiosos y que estos cargos constituían el antecedente directo de los gobiernos de las comunidades indígenas mexicanas de mediados del siglo XX, conocidos como “sistema de cargos” o “jerarquía cívico religiosa”, donde los cargos se cumplen por obligación, empezando desde el más bajo hasta el más alto y alternando los cargos de la iglesia con el del cabildo. (Martínez, 2003:149)

2005-2023: Participación de Hildeberto en las reuniones que coordinó Francisco González-Hermosillo en la Dirección de Estudios Históricos (INAH). Revista Arqueología Mexicana: Historia tolteca chichimeca (Edición Facsimilar 2023)

Me platicó Hildeberto que el encuentro con Francisco González-Hermosillo y otros colegas que se reunían en Investigación Histórica en el INAH empezó en 2005, cuando Francisco les invitó a Margarita Menegus y a él para que presentaran sus respectivos trabajos. Hildeberto presentó Codiciaban la tierra (1994) en esa ocasión.

Siguieron reuniéndose y tuvieron pláticas y discusiones interesantes y agradables. En cierto momento empezaron a proponer a leer con cuidado la HTCh, en la edición de 1976. En estos encuentros plantearon analizar la fuente para determinar los párrafos que conformaran los relatos, y a veces Hildeberto me explicaba de qué se trataba. Me pareció muy importante lo que pretendían hacer, porque efectivamente cuando leía la HTCh me parecía que hay bloques de párrafos de narraciones que son en algún modo independientes entre ellos. En fin, me entusiasmó lo que estaban realizando porque nos ayudarían a comprender mejor la HTCh.

Cuando se publicaron los tres números de la edición facsimilar de la HTCh en la revista Arqueología Mexicana en 2023, leí la parte donde explican acerca de los relatos y de hecho me pareció que ayudaría mucho a los estudiosos de la HTCh. Al escuchar las presentaciones de Norma, Carmen y Tomás en el homenaje del 19 de abril de 2024, me pareció muy interesante la explicación que dieron a partir de la perspectiva de cada uno de la forma como trabajaron en las reuniones para ir definiendo estos relatos. Son observaciones que fueron surgiendo a través de las discusiones y las decisiones que fueron tomando en el proceso. A pesar de ser temáticas que no encontramos generalmente en las obras publicadas, son de interés para muchos estudiosos que consultamos la HTCh. Ese fue uno de los motivos por los cuales propuse que editara un Ichan, basándose en las presentaciones del homenaje.

La HTCh publicada en los tres números de Arqueología Mexicana contiene análisis muy importantes para los investigadores que necesitamos consultar la obra. Ojalá que el INAH la pudiera publicar como un libro, porque de esta manera facilitaría mucho la lectura para los estudiosos.

2013: Un correo electrónico sobre “caza de conejos”

         

Glifo C4 del Mapa de Cuauhtinchan No. 2 [MC2]. Caza de conejos o de liebres.
Fotografía: Pedro Cuevas.


El tema del sistema de subsistencia y la cosmovisión de los llamados “chichimecas” es algo que discutíamos a veces Hildeberto y yo, porque en el Mapa de Cuauhtinchan No.2 [MC2] aparecen dibujos relativos a este tema. Entre ellos, hay un glifo (C4) de una liebre sentada junto a un brazo humano que agarra un palo curvo. Me costó trabajo descifrar este glifo, pero logré identificarlo para poder incluirlo en mi tesis doctoral de la UNAM (Yoneda, 2002) gracias a la fotografía de “palo conejero” que encontré entre los palos exhibidos en un museo en el norte de México.[10] Sobre el tema de la caza de conejos, Hildeberto me había enviado el siguiente correo electrónico en 2013, que contiene datos importantes.[11] Dice:

“Hola!.
Encontré una breve descripción de la caza de conejos que puede ser interesante como complemento de lo que dice ¿Cabeza de Vaca?

Está en el libro de Paredes Colín. J. El distrito de Tehuacán. Breve relación de su historia, censo, monumentos arqueológicos, datos estadísticos, geográficos, etnográficos y otros. Tipografía Comercial «Don Bosco», México, 1960.

Parece que la publicación original es de 1921 y entonces los datos que trae corresponden a unos años antes. Al hablar de: «Miahuatlán (San José)», cuya relación está en las páginas 72-87, dice en la p. 74:

‘Entre las costumbres que tienen los miahuatecos, debe mencionarse con especialidad la de cazar conejos los lunes de cada semana. A la madrugada, por medio de gritos, se reúnen 30, 40 y hasta 150 individuos; cada uno con una garrocha de otate de 3 metros de largo y 2 ó 4 perros. Llegan a los campos y se abren en ala y con los perros y la garrocha no dejan un solo conejo por donde pasan; cada individuo coje 2 ó 4 animales y si a la vez un conejo es ensartado por dos individuos, alguno de estos, sin que haya disputa, saca un cuchillo y divide al animal, tomando cada uno una mitad.

Sucede también, que alguno no llega a coger ningún conejo y a su regreso, tira por detrás de su casa, al interior, la garrocha y entra por la puerta, avergonzado, significando en su semblante no haber salido del pueblo’.

    Espero que te guste. Muchos besos y abrazos para todos.

Hildeberto”.

Familia Martínez-Yoneda en Xalapa (Veracruz). Fotografía: Yao Martínez Yoneda (2022).

Bibliografía

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Celestino, E., Martínez, H., Nieto, D., Reyes, L., Valencia, A., y Yoneda, K. (1979). Guía del archivo municipal de Cuauhtinchan, Puebla. Años 1546-1900. CISINAH.

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Gibson, Ch. (1967). Los aztecas bajo el dominio español (1519-1810). Siglo XXI.

Historia tolteca chichimeca. Edición Facsimilar (3 partes) (2023). Revista Arqueología Mexicana, Edición especial 107-109. Editorial Raíces. [Parte 1: Edición especial 107, febrero de 2023; Parte 2: Edición especial 108, abril de 2023; Parte 3: Edición especial 109, junio de 2023]

Kirchhoff, P., Odena Güemes, L., y Reyes García, L. (eds. y notas) (1976). Historia tolteca chichimeca. INAH-SEP-CISINAH.

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  1. Correo: koinobori2013oct@gmail.com
  2. Coscomate (Del nahua cuzcomatl, troje). Construcción hecha con barro y zacate que se usa para almacenar maíz (Asociación de Academias de la Lengua Española. https://www.asale.org/damer/coscomate); Cuezcomatl: troxa o alholi de pan (Molina, 1970).
  3. Aclaración de Yoneda.
  4. Tlaxilacalli era traducido como barrio o estancia en los documentos en español (Gibson, 1967: 37).
  5. Al parecer hay vocablos que comprenden conceptos asociados a la tierra o a la localidad donde están establecidas las sedes de las unidades político-territoriales, vinculados a la entidad sobrenatural atribuida al lugar y al ritual que se practicaban en su honor, como altépetl, calpulli y tlaxilacalli. Otros términos subrayan, más bien, a la autoridad y el dominio político de la entidad aludida (Reyes, 1966; Carrasco, 1996: 146; Lockhart, 1999: 235).
  6. Citaré otras referencias del mismo autor sobre calpulli: “En el sistema político prehispánico, el calpultin había sido presidido por el pipiltin con el tecuhtil [sic pro: tecuhtli] y otros títulos” (p. 184). “Calpulli en una estructura laboral” (p. 227). Calpulalli como “tierras controladas por el calpulli corporativo” (p.273).
  7. Subrayado por Yoneda.
  8. Los resúmenes aquí incluidos son traducciones.
  9. “Tecuyutl: Señorío de estado o dignidad” (Molina, 1970) [Nota de Yoneda].
  10. De acuerdo con los datos que consulté, entiendo que en México prehispánico existían las liebres. Sin embargo, a diferencia de conejo (tochtli), que está incluido en los calendarios mesoamericanos xiuhtlapohualli y tonalpohualli, la liebre (citli) no forma parte de ninguno de los calendarios. “Liebre: animal citli” (Molina, 1970). “Citli: liebre, abuela, o tía hermana de abuelo” (Molina, 1970). Sobre el glifo C4 del MC2, véase Yoneda (2002: 75-78) donde discuto acerca de la identificación del palo, la diferencia entre conejo y liebre y la forma en la que algunos grupos étnicos organizaban la caza de conejos.
  11. (Asunto) Para la etnografía chichimeca. (Fecha) 25 de octubre de 2013.