Mariana Cruz Zuleta
Doctorado Interinstitucional en Arte y Cultura, Universidad de Guanajuato
maczuleta@gmail.com
Portada del disco Apischogo tomada de la página de Facebook del Acervo Digital de Lenguas Indígenas (https://www.facebook.com/lenguasindigenas.adli)
Apischogo, ‘Pobre chavo’, es el título de una de las canciones más famosas y representativas del grupo Lamar Ejegat, ‘Brisa del Mar’. Esta agrupación musical, oriunda del sureste veracruzano, es uno de los ejemplos más sobresalientes de una generación joven de músicos pescadores y campesinos, que buscan a través de la música, revertir el desplazamiento de su lengua materna: el náhuat, variante de la región. Este náhuat es muy especial y posee su propia identidad lingüística, distinguiéndose de otras variantes dialectales al incorporar a su repertorio el uso de la b y la pronunciación de consonantes sordas por sonoras, la k por la g (Cruz, y Flores, 2020). Disponiendo una filiación lingüística propia expresada a través de la oralidad, testigo de múltiples contactos con otras lenguas y de su memoria histórica.
Batajapan, es una comunidad de Pajapan ubicada en el estado de Veracruz, de ahí provienen los integrantes de Lamar Ejegat; es una población producto de la migración de los habitantes de Mizapan que se dio otrora debido al asedio de los piratas a los moradores, quienes mudaron su población a un territorio tierra adentro para fincar las poblaciones de Mizapan y Pajapan, como lo han registrado García de León (2014) y Cruz Zuleta (2018). Los habitantes de la región de Pajapan conviven y comparten territorio con las comunidades popolucas originarias de la región.
La cabecera municipal de Pajapan, se ubica a 180 metros sobre el nivel del mar, a unos quince kilómetros de la playa, en el litoral del Golfo de México en el sistema montañoso denominado Sierra de Santa Marta, en las faldas del volcán San Martín Pajapan. Es una zona regada por varios cuerpos de agua, el mar, arroyos, manantiales y la Laguna del Ostión que alberga peces y moluscos que alimentan a la región, y además guardan un emocionante pasado de historias y aventuras de piratas que asolaron a la región durante los siglos posteriores a la Conquista, como lo documenta García de León (2014).
Hoy, la región y sus pobladores viven las tensiones que derivan del incremento de la pobreza, la desigualdad social, la distribución inequitativa de los recursos naturales y críticamente el acceso al agua. Los pueblos nahuas y popolucas, así como la población mestiza, experimentan un descontento creciente, asisten al proceso de descomposición social, bandolerismo, corrupción gubernamental y violencia en ascenso de toda laya en los tiempos que corren. El abuso y el despojo del territorio y recursos bioculturales de parte del Estado mexicano contra las comunidades indígenas mexicanas es alarmante. Los megaproyectos de infraestructura emprendidos por empresas privadas nacionales e internacionales desplazan y despojan de su territorio (selvas, bosques, ríos, lagunas, manantiales, etcétera) a los pueblos originarios mexicanos (Martínez, 2015). Con el respaldo del Estado mexicano, que sobrepone los intereses particulares sobre los derechos humanos, la IP y Estado violentan los derechos políticos y culturales de los pueblos indígenas, a veces hasta el grado de reprimir con las fuerzas castrenses la protesta social. El Estado justifica el destierro, el hurto y la contaminación de recursos naturales por medio de enmiendas y reformas a las leyes, generando leyes secundarias y reglamentos derivados de la carta magna del país. Sin embargo, asoma la esperanza, pues existen una serie de estrategias de resistencia y lucha común de parte de los pueblos originarios que han logrado erigir, en distintos niveles de incidencia (local, nacional, internacional), una lucha encaminada a la salvaguarda de sus recursos bioculturales como lo menciona Martínez (2015).
Una de estas estrategias de disidencia es la creación artística y cultural en Pajapan, en particular la creación musical. Que denuncia y pone de manifiesto las problemáticas de la comunidad, carencias, anhelos, esperanzas, tragedias, su cosmogonía y la relación con el territorio y los recursos de flora y fauna presentes en él. Es decir, su experiencia y cotidianidad expresada a través de símbolos sonoros.
En este contexto y en un territorio exuberante, como lo es la selva tropical, se ha gestado, entre otros, el proyecto sonoro musical Lamar Ejegat. Sus integrantes son parte de una familia extendida que aún conservan el uso de la propiedad comunal de la tierra para fincar sus hogares, sembrar su alimento y criar animales de granja. La agrupación musical es una parte integral de la familia donde participan algunos de los hijos mayores (padres de familia), sobrinos y nietos. Los fundadores del grupo, Leonardo y Gregorio Sánchez aprendieron a tocar música en la Casa de Cultura de Pajapan, según lo expresó Gregorio en una entrevista telefónica en diciembre de 2020, asistieron porque siempre les interesó tocar algún instrumento musical. Cuando ya habían aprendido, participaron en una convocatoria estatal con la idea de crear una agrupación musical para amenizar los bailes en su comunidad, Batajapan. Ganaron la convocatoria del Programa de Apoyos a las Culturas Municipales y Comunitarias, allá por el año 2000. Con ese estímulo fue que adquirieron una dotación instrumental particular: bajo eléctrico, guitarra eléctrica, batería, acordeón y un teclado, con sus respectivas bocinas, amplificadores, cables y demás. Y aunque les gusta el son jarocho, música tradicional de la región, decidieron comenzar a componer su música con otros ritmos como: cumbia, baladas románticas, baladas pop y algunos corridos. Según comentaba Gregorio en la entrevista antes mencionada, tomaron esta decisión porque es la música que podían tocar en los bailes de su comunidad y que es diferente al son, porque “todo mundo toca son”.
Unos años después, fueron poco a poco creando su propia música en su lengua materna y dejaron de lado los covers. Y como escribe Yásnaya Aguilar (2016) “La voz que comunica a través de una lengua es una masa sonora más o menos uniforme […] una masa sin cortes discretos” (p. 17). Así que, de alguna manera, su lengua ya tenía una musicalidad intrínseca, que pocos hispanohablantes podríamos descifrar en una primera escucha. Empero, ellos no sólo conocían su lengua y tenían una idea clara de cómo querían que sonara su música. Sino que ya habían formado un discurso de reivindicación y de lucha para no perder su lengua ni dejarla de hablar, debido al desplazamiento de la misma por parte de la lengua hegemónica, el castellano. Como suele suceder con otras regiones del país, donde los pueblos originarios se ven forzados no sólo al desplazamiento lingüístico sino a la desterritorialización de sus comunidades (Gimenez, 2016).
Este idioma se está deteriorando, cada día las palabras antiguas se van perdiendo. Entonces, lo que ahora hacen los jóvenes, o lo que hacemos es más bien mezclar el español con el náhuat. Ya no es, podríamos decir, un náhuat original y cada vez más si vamos dejando que se vaya perdiendo… pues ya después no se va a hablar este idioma. Eso es lo que nos preocupa más. (Gregorio Sánchez en Flores Farfán y Cruz, 2009).
“Es lo más importante para mí, pue’j para que no se pierda. Seguirle [sic] motivando… a más gente que lo hable y que no se avergüence de nuestro idioma.” (Claudio Sánchez en Flores Farfán y Cruz, 2009).
Apischogo es el reflejo de la preocupación de parte de Lamar Ejegat, porque su lengua no se pierda, permanezca, se fortalezca y pase a la siguiente generación la historia de un chavo de la comunidad que regresa después de una estancia fuera de la misma.
Apischogo Nej niguixmati se chog yaj yajki pan uey altepek. Guipiaya guen se xihuik iga guigajtej noaltepetsin. Bak yej aya te vaya tejamej tisenpaguiaj. Tejamej nochisan tiksenchayaj uan no tisentabaya. Yalhuagak yej asigo. Nej niajya niguitato. Niguijlij se tabal nikmagati uan nochan nej nikuiak. Nej nikmaakak ayotsin uan yej ahuel guibaya. Guijtuaya iga aguixmatia Ua jin yej nejijlij yej: Nej aman anikbaajayok nej aman nikbanagak. Apischogo, apischogo. Yej aguimati iga ompasanuetsigosej. |
Pobre chavo Yo conozco un chavo que migró a la ciudad. Ya hace como un año que dejó la comunidad. Antes de que él se fuera nosotros juntos compartimos los momentos más felices la comida, compartimos. Fue ayer que regresó yo lo fui a visitar. Una comida le invité a mi casa lo llevé. Le ofrecí arroz con frijoles y él no los podía comer. Según él no los conocía Y esto fue lo que me contestó: Yo, yo no como anikbaajayok, Sólo como nikbanagk. Pobre chavo, pobre chavo Él no sabe que en lo mismo vino a caer. |
Tabla 1. Letra Apischogo. Fuente: Flores Farfán, J. (coord.) (CD) (2010), Apischogo. Lamar Ejegat, CIESAS, Barlovento Films.
En forma de sorna, Apischogo habla de un hombre joven que migra de la comunidad, lo cual hace evidente el problema de la migración. Los mismos integrantes de Lamar Ejegat tiene que trasladarse a la ciudad, a Coatzacoalcos o Minatitlán para trabajar, además de sembrar y cuidar a sus animales de granja. La anécdota narra la historia de este personaje Apischogo, que a su regreso ha olvidado ya su lengua y dice que no conoce los frijoles, anikbaajayo. Casi como verdad de Perogrullo, todos los mexicanos conocemos algún tipo de frijol, por lo tanto, no habla de un desconocimiento de la gastronomía local, sino más bien del significado intrínseco en la oralidad.
Así como Lamar Ejegat, hoy en día, existen otras agrupaciones en Pajapan que también componen su música y crean sus letras en su lengua materna seleccionando repertorios que les permiten mayor libertad en la construcción de su prosa, éstas son Xicacal y Palma Real. De manera más reciente, hace aproximadamente seis años, se creó la agrupación musical Tatzotzona, Instrumento de cuerda. La diferencia entre este último grupo musical y los otros es principalmente la selección del repertorio y la poca libertad que tienen para crear su prosa al atenerse a una estructura musical ya establecida, hecha, el son jarocho. Tienen que adaptar su poesía a las formas musicales del son. Mientras los otros grupos, tienen mayor libertad de jugar con la letra y la música. Este proceso de creación musical particular en Pajapan, de manera paralela, va fortaleciendo la lengua, permitiendo la aprehensión de la misma a generaciones más jóvenes de infantes y el fortalecimiento de su lengua en jóvenes y adultos. Creando una relación simbólica de reivindicación a través de los símbolos sonoros que se canturrean por las calles en Pajapan.
Desde el espacio de la música se han propuesto promocionar su lengua con la conciencia del entorno, los intercambios culturales y las condiciones que impone el sistema económico-político, que inciden y alientan el desuso de su lengua materna. Sin embargo, el impacto de su quehacer musical ha permitido a la nueva generación de niños y jóvenes cantar y hablar con orgullo su lengua náhuatl, en un proceso de resignificación de la misma. Los integrantes de Lamar Ejegat, gracias a su quehacer musical y artístico, han visto, disfrutado, usufructuado y sufrido al aparato cultural del Estado en el convivio e intercambio de pensamiento y prácticas con otras manifestaciones o entornos culturales.
Bibliografía
Aguilar, Y. (2017), “ËËTS, ATOM. Algunos apuntes sobre la identidad indígena”, en Revista de la Universidad de México septiembre, pp. 17-24.
Cruz Zuleta, M. (2018), “Cuando yo muera todo se va ir conmigo. El arpa indígena de Pajapan, Veracruz en A. Martínez de la Rosa, (coord.), Como una gente. El uso del arpa entre los pueblos indígenas México, Universidad de Guanajuato, pp. 213-237.
Flores Farfán, J. y Zuleta, M. (coord.) (CD) (2009), Apischogo. Lamar Ejegat. CIESAS–Barlovento Films–Linguapax–Conacyt.
Flores Farfán, J y Cruz, J. (coord.) (DVD) (2009), Yö’ömpögam töwöj yö’öm… Gin notasotal nigaj…, Así es amigo… Acá, México, CIESAS, Barlovento Films, Ligupax y ConaCyT.
García de León, A. (2015), Vientos bucaneros. Piratas, corsarios y filibusteros en el Golfo mexicano, México, Era.
Martínez, R. et al. (2015), “Derechos territoriales y pueblos indígenas en México: Una lucha por la soberanía y la nación”, en Revista Pueblos y Fronteras Digital, vol. 10, núm. 19, pp. 228-256.
Entrevista a Gregorio Sánchez, realizada vía telefónica por Mariana Cruz Zuleta el 10 de diciembre de 2020, duración aproximada 1 h 30 min.