Animales: un viento, muchas formas de respirar

Edurne Uriarte Santillán[1]
UNAM

A los seres del reino animal nos une el aliento; el soplo, el viento. Animal es todo aquel ser vivo que respira; así lo entendieron los griegos, a quienes debemos la etimología de la palabra.[2] Vecinos lingüísticos de ‘animal’ son las palabras ‘alma’, ‘anima’ y ‘alimaña’. En español no hay realmente sinónimos de “animal”, a menos que se use con toque negativo: bestia, bicho, fiera, alimaña. Sin embargo, esta palabra engloba a seres vivos muy diversos, los cuales clasificamos de numerosas maneras: salvajes o domesticados; de vida silvestre o en convivencia con los humanos; carnívoros o herbívoros; marinos, terrestres o voladores; reales o fantásticos; y los de la ciencia, en distintos órdenes como arácnidos, crustáceos, insectos, mamíferos, peces, entre muchos más.

Los humanos tenemos múltiples relaciones con todos ellos. A unos los desconocemos porque no significan nada para nuestro entorno ni ofrecen beneficio aparente, o bien porque el lugar que habitan (su hábitat) está menos intervenido por nuestra especie. Sin embargo, las condiciones de vida de los animales, y de la biodiversidad en general, coexisten o sobreviven en su relación con nosotros. Podemos hacer una pausa a nuestra lectura para observar insectos, aves, arácnidos, o diversos mamíferos como perros y gatos —en el campo la diversidad es mayor: conejos, gallos, vacas, toros, burros, borregos—. Esta diversidad también la podremos reconocer en libros, publicaciones o en el arte, como la exposición virtual Gráfica Animal, del Museo Nacional de la Estampa (MUNAE, 2024).

Dividida en tres secciones, la curaduría de Grafica Animal organiza la obra en tres núcleos: “De la granja y el corral”, “Compañeros de vida”, y “Fantasía, sueños y literatura”. El primer núcleo es un recorrido eminentemente rural. De día o de noche, con lluvia o sol, observamos representaciones, instantes, de arrieros, pastores o campesinos mixes, en la ordeña, animales pastando o trabajando en el arado, con la yunta. Igual que en el campo, la casa o la calle de la localidad tiene trazos de vida animal.

Imagen 1. Captura de pantalla de la exposición Gráfica Animal, núcleo “De la granja y el corral”

Si el trabajo humano establece la interacción animal del primer núcleo, el segundo, “Compañeros de vida” imprime una dinámica marcada por el acompañamiento. En la pausa, el descanso, el paseo o los mandados, perros, gatos, conejos o caballos son el amigo, el compañero —posiblemente fiel— de hombres y mujeres. Finalmente, el tercer núcleo reúne imágenes vinculadas con nuestra imaginación, literaria y fantástica, así como miedos y pasiones.

Imagen 2. Captura de pantalla de la exposición Gráfica Animal, núcleo “Compañeros de vida”

Imagen 3. Captura de pantalla de la exposición Gráfica Animal, núcleo “Fantasía, sueños y literatura

En una conversación con el artista y grabador Noé Vázquez, sobre cómo interpretar esta exposición, comenta que en el arte los animales expresan parte del entorno del artista, «como el maestro Toledo, que producía imágenes relacionados con su entorno juchiteco como sapos, cocodrilos, changos o grillos, en una representación mítica y recontextualización de los usos y costumbres, desde su propio universo». Hay muchos simbolismos en la gráfica, y, agrega: «como ahora, que hay muchos grabados sobre gatos y tlacuaches, pero en los tatuajes ves otros animales como serpientes, dragones o el águila americana, por ejemplo». Sin embargo, también hay un punto de vista comercial, antes que artístico, en que ciertos animales se venden bien, como ahora pasa con los gatos, señaló.

Imagen 4. Sin título, de la serie El origen. Noé Vázquez, 2023

Para Noé, la exposición puede tener una lectura antropológica: considera que es un buen ejercicio para ver incluso procesos de domesticación y sedentarismo. De ser el caso, sugiere que podemos observar en el arte cómo nos vinculamos con los animales. Así, entre el primer y segundo núcleo, señala que podemos ver que «primero los animales cumplían con una función de subsistencia o espiritual, pero ahora también es de afectos; la gente se enamora, tiene perrhijos, por ejemplo».

El arte: una representación del suspiro animal-humano

La exposición Gráfica Animal se realizó para el Día Mundial de los Animales —una conmemoración formal desde 1929—, con el objetivo de hacer consciencia sobre el cuidado y la preservación de las especies, así como su bienestar y derechos. Dice la Organización Mundial de Sanidad Animal que «el bienestar animal designa “el estado físico y mental de un animal en relación con las condiciones en las que vive y muere”» (OMSA, s.f.). Además, desde 1965, designa cinco libertades:

    1. Libre de hambre, de sed y de desnutrición.
    2. Libre de temor y de angustia.
    3. Libre de molestias físicas y térmicas.
    4. Libre de dolor, de lesión y de enfermedad.
    5. Libre de manifestar un comportamiento natural.

(OMSA, s.f.)

En el contexto actual en que la preocupación por este bienestar ha cobrado mayor fuerza, tanto en la opinión pública como en el arte y la academia, me pregunto cómo debemos leer y reconocer la diversa interacción humano-animal, tan evidente en múltiples ámbitos de la sociedad, frente a esta visión del bienestar que no parece contemplar diferencias socioculturales. La filosofía y la teoría social nos pueden ayudar.

Hay varias disciplinas y estudios transdisciplinarios actualmente como la antrozoología, los estudios multiespecie o los estudios críticos sobre animales, que cuestionan el papel prioritario de los humanos en la relación con otras especies. Esta perspectiva contra el antropocentrismo —es decir, que confronta una visión humano-céntrica— promueve relaciones más horizontales, afectivas y desde un activismo que se apoya en luchas sociales como el feminismo o la lucha contra la esclavitud. Desde esta postura, los animales constituyen un grupo a liberar de la opresión. Así, una sección de Gráfica Animal dedicada a los compañeros de vida adquiere todo el sentido para la sociedad contemporánea, por ejemplo.

Es prácticamente imposible no estar de acuerdo con esta posición. Es indiscutible la importancia de priorizar la no violencia, no solo entre humanos, sino entre especies. Al mismo tiempo —y recuperando las palabras de Noé Vázquez, de comprender esta curación desde una posible mirada antropológica—, vale la pena pensar en cómo ocurre nuestra relación con los animales y cómo habitamos con ellos. En este punto se vuelve clave la diversidad que hemos señalado a lo largo de este texto: la naturaleza es diversa, tanto como lo es la relación humana con ella. Utilizamos distintas de especies para nuestra subsistencia, para la sociedad que somos y hemos sido, incluso para coexistir afectivamente. Frente a estas interacciones, múltiples, ¿cómo definir la libertad, el temor o las molestias físicas y térmicas frente a grupos sociales que viven procesos de trabajo, de alimento o rituales con un gran número de animales?

En este sentido, hay posturas de filósofos y científicos que problematizan el actual interés del bienestar animal frente a esta diversidad sociocultural, aludiendo que no hay respuestas sencillas para dilemas morales y éticos de grandes dimensiones. Dice, por ejemplo, Francis Wolff, filósofo francés que ha dedicado parte de su obra a comprender la tauromaquia —siendo él mismo aficionado—, que nuestra época «ha vuelto a hacer de la naturaleza un mito […], ha perdido el sentido de la extrema diversidad animal» (Wolff , 2013: 17). El mito, dice el filósofo, es el de la naturaleza buena; así como para Jean Jacques Rousseau el hombre (ser humano) era bueno por naturaleza, era el buen salvaje corrompido por la sociedad.[3]

Otro autor, Hal Herzog —doctor en psicología y especialista en las relaciones entre animales y personas— explora las profundas contradicciones de estas interacciones, en las que unos animales suelen recibir más atención que otros (se les conoce como especies carismáticas). Sin perder de vista que sí existe una sensibilidad y cuidado mayor hacia la singularidad animal, nuestra relación no puede limitarse a valores morales de buenos o malos, ya que nuestros vínculos, no solo con la naturaleza sino con la propia humanidad, están llenos de paradojas a descifrar, diría Herzog. Así, lo que parece un bello susurro de soplos y de viento armónico es, en realidad, un complejo entramado social a seguir analizando y observando, con arte, literatura y sensibilidad.

Imagen 5. Sueño dorado. Noé Vázquez, 2024

Bibliografía

Diccionario Etimológico Castellano En Línea (s.f.). Animal. https://etimologias.dechile.net/?animal [Recuperado el 31 de marzo de 2025]

elcastellano.org (s.f.). Animal. https://www.elcastellano.org/palabra/animal [Recuperado el 31 de marzo de 2025]

Herzog, H. (2012). Los amamos, los odiamos y… los comemos. Kairos.

Museo Nacional de la Estampa (MUNAE) (2024). Exposición virtual Gráfica Animal. https://munae.inba.gob.mx/grafica_animal/ [Recuperado el 31 de marzo de 2025]

Online Etymology Dictionary (s.f.). Animal. https://www.etymonline.com/es/word/animal [Recuperado el 31 de marzo de 2025]

Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA). (s.f.). Bienestar animal. https://www.woah.org/es/que-hacemos/sanidad-y-bienestar-animal/bienestar-animal/ [Recuperado el 31 de marzo de 2025]

Veschi, B. (2020). Etimología de animal. Etimología. Origen de la palabra. https://etimologia.com/animal/ [Recuperado el 31 de marzo de 2025]

Wolff, F. (2013). Seis claves del arte de torear. Ediciones Bellaterra.


  1. Correo: edurne.uriarte@dgru.unam.mx

  2. Para la etimología de «animal», véase Diccionario Etimológico Castellano En Línea (s.f.). Como referencias adicionales, consultar elcastellano.org (s.f.), Veschi (2020), y Online Etimology Dictionary (s.f.).

  3. En discusión contra la filosofía política de Thomas Hobbes, Rousseau desarrollo la idea del hombre bueno en escritos como el Discurso sobre el origen y los fundamentos de la desigualdad entre los hombres, de 1755. Esta idea del hombre bueno o el buen salvaje se puede encontrar en varios momentos de la filosofía occidental e incluso en la visión que tuvieron los conquistadores españoles al encontrarse con un continente habitado y completamente desconocido para ellos, que llamaron América.