Ángel Palerm, 1986, Modos de Producción y Formaciones Socioeconómicas, Segunda edición, Ediciones Gernika, México.

Andrea Zetina Ferrer Mac Gregor

Maestría en Antropología Social, CIESAS Ciudad de México


La lucha por el progreso humano:
¿de un socialismo idealista a uno más realista?

Durante mucho tiempo, el terrorismo burocrático e ideológico impidió la realización de análisis serios sobre las formas socioeconómicas que se gestaron en los países denominados socialistas, particularmente del socialismo soviético. Motivado por esta preocupación, Ángel Palerm se dio a la tarea de seleccionar algunos textos clásicos y contemporáneos, elaborados por Marx, Luxemburgo, Wittfogel, Polanyi y Preobrayenski, a fin de dar luz a estos temas desde una perspectiva primordialmente marxista. Aquí he prestado atención al capítulo V dedicado al último autor (págs. 181-202).

Preobrayenski, fue un revolucionario soviético, militante bolchevique y miembro del Partido Comunista de la Unión Soviética y uno de los líderes de la oposición. Durante 1920 -1930 guio a los economistas soviéticos y desarrolló un plan para la industrialización del país; pero fue ejecutado por Stalin en la purga de 1937. Palerm retomó algunos fragmentos de sus textos “La Teoría de la Acumulación Primitiva Socialista” y “La Articulación de Modos de Producción Bajo el Sistema Socialista” para reflexionar sobre el conjunto de causas económicas, sociales e históricas que dotaron al socialismo soviético de características peculiares.

Antes de la Primera Guerra Mundial los estudiosos del marxismo pensaban que la revolución estallaría en países europeos desarrollados como producto de las crisis sucesivas del capitalismo, y luego la riqueza ya generada sería encauzada y distribuida a todas las personas. Sin embargo, no imaginaron que la revolución tendría éxito en un país con un fuerte atraso económico. La población rusa era campesina en un 80% y acababa de salir del régimen de servidumbre.

Ante dicha situación precaria de las bases económicas de la nueva revolución, los bolcheviques pusieron a prueba diferentes modelos económicos. En el comunismo de guerra, por ejemplo, los excedentes de los productos agrícolas eran tomados por el gobierno y distribuidos entre la población; como respuesta ante dicha política obligatoria, los campesinos redujeron la producción, lo que finalmente derivó en un aumento del hambre y la pobreza.

Ante los continuos fracasos de los modelos económicos implementados, Preobrayenski apeló por el fortalecimiento del poder estatal y el impulso de laindustrialización acelerada a través de la acumulación socialista primitiva. Este tipo de acumulación socialista básicamente se refiere a la nacionalización de los bienes de producción desarrollados por el capitalismo, es en otras palabras, la acumulación de los recursos materiales de la esfera no socialista a cargo del Estado tras la revolución proletaria. Para Preobrayenski, el estadio del socialismo desarrollado es precedido por uno de tipo subdesarrollado en el que la socialización de los medios de producción es aún incompleta, lo que se traduce en la supervivencia del modo pequeño burgués de producción, aunque con el predominio del sistema socialista.

Análisis

La apuesta por una mejora en la calidad de vida de las personas, por establecer un sistema económico más igualitario, en el que se logre erradicar la pobreza y satisfacer por completo las necesidades básicas de todo ser humano, pasa por la necesidad de poner en cuestionamiento al sistema económico capitalista neoliberal predominante, así como por imaginar o analizar otros sistemas, como lo es el socialista y el comunista. Pensar en utopías es importante para impulsar el potencial humano, pero igualmente necesario lo es pensar el mundo de forma realista, a fin de que ese potencial se materialice adecuándose a un conjunto de circunstancias cambiantes.

La teoría de la acumulación socialista primitiva, me parece, es un debate vigente. Las desigualdades estructurales a lo largo del mundo y el desencanto de un progreso material que en realidad ha sido desigual, nos fuerza a pensar en la posibilidad de otros sistemas socioeconómicos alejados de la ingenuidad y la idealización de pensar en los humanos que no sean humanos (despojados de sus pasiones, emociones, errores, faltas y debilidades).

Todo sistema económico, para ser viable, debe crecer hasta llegar a un punto en el que se autogenere. ¿Qué ocurre si la revolución se produce en un país de muy bajo desarrollo de las fuerzas productivas, en un país que carece de un importante crecimiento económico expresado en fábricas, comunicaciones, infraestructura energética, etcétera? (Galasso, 1966: 11) El mundo de hoy, con más de siete mil millones de personas, ya no es el mundo de principios del siglo XX, cuando la cantidad de habitantes apenas alcanzaba poco más de mil millones, es decir, en poco más de un siglo, pasamos de mil millones a más de siete mil millones. Para un reparto más igualitario se necesita por igual una alta producción de bienes, o de lo contrario se está más cerca de distribuir miseria que de distribuir riqueza. No se puede redistribuir la riqueza si ésta no se genera. El desarrollo de las fuerzas productivas es sin duda imprescindible en un planeta cada vez más poblado, pero eso no se debe traducir en lo que fue el socialismo soviético en donde la industrialización a toda velocidad se dio a cualquier precio, ni mucho menos a costa de la destrucción de la Naturaleza.

Otras referencias:

Galasso Norberto, 1966, El Socialismo Que Viene, Ediciones del Pensamiento Nacional, Buenos Aires.