Análisis de algunas reglas fonológicas desviadas en inglés[1]

James P. Lorentz
Traducción de Minerva Oropeza Escobar
CIESAS Golfo


El artículo, cuya traducción presento, ofrece un análisis minucioso tanto de las fonologías normales como desviadas en población infantil. Las desviaciones fonológicas son bastantes comunes. Se discute si la forma subyacente del niño(a) es idéntica a su realización fonética o si es equivalente a la del adulto, adoptándose esta última perspectiva. El análisis que se presenta permite realizar una valoración fonológica en niños que presentan desarrollo fonológico atípico y programar la terapia correspondiente.

Independientemente de si es aceptable o no una determinada forma fonológica, el nivel en el cual se representa se determina por el grado de abstracción posible del análisis aplicado (Anderson 1974). Pocos estudios de niños con habla defectuosa o fonologías desviadas han ido más allá del nivel de representación fonética (es decir, de lo que el niño realmente dice) en contextos limitados. Trabajos más recientes en patología del habla (reseñados en Ingram, 1976; McReynolds y Engmann, 1975; y Singh, l976) incluyen el análisis en rasgos distintivos, pero fundamentalmente en el nivel fonético más que en el fonológico. La investigación presentada por Lorentz es la primera que incluye no sólo representaciones fonológicas, que proponen formas subyacentes para las representaciones fonéticas, sino también reglas fonológicas derivadas de las diferentes formas específicas que los morfemas pueden asumir en diferentes contextos. Deriva un conjunto de reglas fonológicas a partir de una sola muestra fonológica, y proporciona una discusión detallada de lo razonable que es aceptar o rechazar tanto estas reglas como el orden en el cual deben aparecer. El análisis detallado y sistemático de Lorentz es un excelente ejemplo de los métodos disponibles tanto para el estudio de las fonologías normales como de las desviadas.

DMM

Se han realizado numerosas investigaciones directamente relacionadas con el desarrollo fonológico normal del niño. Existen muchos reportes antiguos, la mayoría en forma de diario. Durante las últimas décadas se ha acrecentado el interés por esta cuestión, como lo ejemplifican Velten (1943), Leopold (1947), Chao (1951), Albright y Albright (1956), Burling (1959), Stampe (1969), Moskowitz (1970a y 1970b), Kornfeld (1971), Edwards (1971), Ingram (1971), Shvachkin (1973), y Smith (1973). Sin embargo, se ha realizado muy poco trabajo de naturaleza comparable, en casos de desarrollo fonológico inusual o desviado. Jakobson (1968) menciona la investigación de Stumpf (1901), y existen más reportes que analizan dichos casos dentro de un marco lingüístico, como Cross (1950), Applegate (1961), Haas (1963) y Oller (1973).

Puede suponerse que los casos de desarrollo fonológico inusual son bastante escasos, pero, de hecho, las fonologías desviadas son muy comunes y han caído tradicionalmente dentro del ámbito de investigación de la patología del lenguaje. Durante muchos años, sin embargo, los patólogos del habla han tratado todos esos casos indiscriminadamente bajo el rubro general de «desórdenes articulatorios», término genérico que puede referirse casi a cualquier defecto del habla. Recientemente, los patólogos del habla han reconocido la necesidad de distinguir casos de «desorden articulatorio funcional» o dislalia, de desórdenes de articulación que surgen de defectos auditivos, defectos motores (disartria), fallas del desarrollo en el nivel cortical, y anormalidades del mecanismo articulatorio (Morley, 1960). Además, Grady (1963), Hartley (1963), y Simms (1963) han intentado restringir la definición de dislalia a aquellos casos de «desórdenes articulatorios» para los cuales no puede determinarse ninguna causa fisiológica. Señalan que, para tales niños, el término «defecto de articulación» es inapropiado, puesto que los niños no experimentan dificultad física al articular los sonidos. Por ello, concluyen que las diferencias entre el habla de esos niños y el habla de los adultos es de naturaleza estrictamente fonológica. Esto es, esos niños tienen un sistema fonológico diferente de la fonología estándar pero consistente y coherente en sí mismo. Este punto de vista ha sido reiteradamente aplicado más recientemente en revistas de patología del habla por Crocker (1969), Compton (1970), Weber(1970), y Mc Reynolds y Huston (1971).

Así, en tanto que numerosos casos de fonologías desviadas han sido reportados en la literatura de patología del habla, muy pocos de dichos estudios han demostrado una comprensión de la naturaleza de los desórdenes fonológicos en cuestión. Tradicionalmente, cada sonido se trataba separadamente, en términos tanto de análisis como de terapia, y el análisis generalmente consistía en listar o clasificar las posibles sustituciones que podían ocurrir para un sonido estándar determinado. Podría pensarse que una mayor comprensión de las fonologías desviadas, resultaría en una mayor sofisticación en el análisis de las mismas. Desafortunadamente, no es así. La mayoría de los análisis ignora casi completamente las condiciones contextuales que rigen la variación de los sonidos en dichas fonologías. Pero cualquier análisis de un sistema fonológico que no intente establecer explícitamente el contexto que rige la ocurrencia de las substituciones de los sonidos, los cambios o elisiones, es un análisis incompleto. También se hace referencia frecuentemente al análisis en rasgos; en realidad la mayoría de los patólogos del habla parece haber descubierto que el análisis en rasgos es un método más razonable y profundo de clasificar los fonemas desviados producidos por el niño, lo cual es útil, por supuesto, pero proporciona un análisis parcial, todavía superficial, de la fonología del niño.

El único análisis completo que he descubierto, para dichos sistemas desviados, es el del lingüista Applegate (1961). Los restantes reportes manifiestan carencias en uno u otro aspecto. Por ejemplo, el análisis que proporciona Cross (1950) sobre la fonología desviada de un niño de 4 años de edad, es penetrante, pero no explícito ni completo. Cross señala la pérdida de /l/ en grupos consonánticos iniciales (flew → [suu], fly → [sail], sleeve → [siiz]) pero no clarifiica las excepciones en esta regla, ejemplificadas en plase → [pwiz], bled → [bwed], etc. Y ugly → [ugwi]: lo que sucede es, simplemente, que /l/ se convierte en [w] después de segmentos [+labial] o [+velar]. Tampoco señala que esta regla debe aplicarse después de otra regla muy general /f/ → [s], lo que explica por qué tenemos [sai], pero no *[swai].

Bajo estas circunstancias, el propósito de este trabajo consiste en demostrar la factibilidad y la utilidad de realizar un análisis fonológico completo de casos de sistemas fonológicos desviados. Dicho análisis es de utilidad tanto para el patólogo como para el lingüista. Un análisis realmente completo de esos casos, puede ofrecer al patólogo del habla, una base para realizar el tratamiento, independientemente del método de tratamiento empleado. De hecho, los análisis completos de sistemas fonológicos desviados, probablemente resultarán en métodos de tratamiento nuevos y más sofisticados, lo cual ya ha sido sugerido por aquellos patólogos del habla que han intentado reinterpretar sistemas fonológicos desviados en términos de análisis de rasgos. Además, es muy probable que dichas fonologías sean desviadas de manera sistemática y predecible. Consecuentemente, una meta central del patólogo del habla, debe ser la caracterización general de la naturaleza de los sistemas fonológicos desviados: cómo están estructurados, cómo cambian, y cuáles restricciones determinan la forma y el rango de aplicación de las reglas fonológicas. Cuanto mayor sea el número de reportes explícitos y bien documentados, de dichas fonologías desviadas, más probable se vuelve el logro de esa meta.

Para el lingüista, el análisis de esas desviaciones de la fonología estándar puede ayudar a determinar con precisión qué es lo que constituye la norma. Esos sistemas fonológicos no estándar muestran conjuntos alternativos de reglas que, por razones que se aclararán más adelante, operan presumiblemente con la misma base que las reglas fonológicas normales. Ello equivale a una operación de convergencia natural, que nos permita contrastar los procesos y elementos propuestos para las reglas normales, con aquéllos que se han propuesto para reglas aberrantes. En efecto, esos casos proporcionan al lingüista la oportunidad de plantear hipótesis de doble constatación, respecto a la generación de producciones fonológicas normales. Las fonologías desviadas son también de interés por sí mismas, especialmente cuando uno considera el tema de los universales lingüísticos, puesto que las fonologías desviadas documentan una gama de posibilidades inherentes al mecanismo articulatorio y a los procesos fonológicos asociados que pueden ser bastante raros o estar completamente ausentes de las fonologías normales.

Los sistemas fonológicos inusuales están, por supuesto, estrechamente relacionados con las fonologías en desarrollo, de niños pequeños, pero no es correcto caracterizar esos sistemas desviados como el habla «congelada» de etapas previas, como lo hace Jakobson (1968, 15). Si bien es obvio que algunas reglas de fonologías desviadas son meros “arrastres” de sistemas restringidos de etapas más tempranas de desarrollo, esto en general no es cierto para el sistema en su conjunto, que es el resultado de un desarrollo separado y continuo. El motor inicial del desarrollo de un sistema desviado puede haber sido, por ejemplo, un conjunto de reglas típicas de asimilación que no se eliminaron, como se esperaría normalmente, sino que persisten. Durante el desarrollo subsecuente de la fonología, se requerirán elementos y procesos fonémicos de nueva adquisición, para ajustarse a esas reglas persistentes de asimilación, y en varios puntos dentro del sistema, estos nuevos elementos se desviarán también de la norma, sirviendo así para hacer aún más grande la separación entre los sistemas aberrante y estándar. Es, pues, improbable que algún sistema fonológico desviado sea equivalente en todos los aspectos, a cualquier estadio normal de desarrollo fonológico.

Otra diferencia importante entre las fonologías en desarrollo y las fonologías desviadas típicas es la proporción mínima de variación que se puede encontrar en dichos sistemas desviados. Es decir, los sistemas fonológicos desviados de niños de 4 y 5 años de edad son relativamente fijos y consistentes respecto a la operación de sus reglas. Por supuesto, durante la disolución de una fonología desviada, habrá un incremento en la variabilidad, conforme la pronunciación del niño cambie en la dirección del sistema estándar.

Por otra parte, en las fonologías en desarrollo, existe bastante variación en las formas y procesos fonológicos. Así, es mejor considerar los sistemas fonológicos desviados, del tipo discutido aquí, como la suma de una serie de estadios intermedios, siendo cada uno de ellos un desarrollo ulterior alejado de la fonología estándar, donde cada estadio de desarrollo agrega su propio conjunto de desviaciones a aquéllas que existían previamente. Desde esta perspectiva, es perfectamente lógico considerar el resultado final de este desarrollo inusual del sistema fonológico desviado. como funcionalmente equivalente, en principio, al sistema fonológico normal manifestado por un niño de madurez equivalente.

Este trabajo presenta el análisis de un sistema fonológico desviado. Joe, un niño de 4 años de edad al iniciar la investigación, es bastante inteligente y vivaz, y no existen evidencias de desórdenes auditivos o de algún impedimento físico del mecanismo articulatorio. La fonología de Joe manifestaba un pequeño conjunto de reglas fonológicas cuya aplicación se limitaba a a contextos bien definidos. Un simple análisis de substituciones en los datos presentados en la Tabla 1 proporciona los siguientes resultados en posición inicial de palabra: /sw/ es reemplazada por [f] y [fw], /sm/ es reemplazada por [f] y [f] + [V](vocal nasalizada), /sp/ es reemplazada por [f], /sn/ por [s] y [s]+ [V], /st/, por [s], y /sk/ por [ks] [2],[3]. Además, /θ/ es sustituida por [f] en todas las posiciones, y /v/ es sustituida por [b] en posición inicial. Puesto que dichas substituciones ocurren sin restricciones, no se discutirán en lo sucesivo.

Consideraciones metodológicas

Antes de proceder con el análisis, es necesario considerar el método empleado en la recolección de datos. Las elicitaciones se hicieron conforme a las instrucciones de Kendra Bersamin, una amiga mía que conoce a Joe muy bien y tiene una excelente relación con él. Le agradezco su ayuda para la realización de este proyecto. Todas las sesiones fueron grabadas en una grabadora Sony. El método general más eficiente de observar la extensión y distribución de una regla fonológica consiste en obtener del sujeto, palabras, frases y oraciones específicas. En el caso de niños pequeños, esto quiere decir obtener imitaciones. Sin embargo, al usar la imitación, siempre es necesario asegurarse de que, al imitar, el niño no esté distorsionando su manera de hablar espontánea.

En el caso de Joe, resultó evidente muy pronto, que, en general, no había ese peligro. Sin embargo, además de la imitación, se obtuvo una buena cantidad de conversación espontánea, intentado “centrar” la conversación en ciertas palabras o frases que fueran de interés. Estos actos de extracción de conversación espontánea, funcionaban como medio de constatación del método de imitación, eliminando cualquier artificio que pudiera ser inherente a la imitación como procedimiento. En términos generales, la imitación demostró ser un método rápido y sin riesgo, para recabar los datos requeridos. Sin embargo, se encontraron dos tipos de problemas: Entre los datos de Joe, se obtuvieron varias palabras aisladas al inicio de una sesión. Por ejemplo:

K: OK, can you say swallow? (Muy bien, ¿puedes decir “swallow”?)
J: [fa]llow
K: Can you say swamp? (¿Puedes decir “swamp”?)
J: [f]amp
K: swim
J: [fw]im
K: switch
J: [fw]itch
K: smackJ:
[fw]ack
K: smack
J: [fw]ack
K: smear
J: [fw]ear
K: smell
J: [fw]ell

En las cuatro últimas imitaciones, tenemos a /sm/ sustituido por [fw]. Podría inferirse a partir de estos datos, que los grupos /sw/y /sm/ se comportan de la misma manera. Sin embargo, esto es incorrecto. Haciendo una búsqueda completa de los datos, no se encuentra ninguna otra ocurrencia de /sm/ sustituida por [fw]. Una ojeada a las cuatro primeras emisiones revela lo que estaba fallando. La sesión de registro inició con grupos que empezaban con /sw/ y continuó con cuatro palabras con el mismo grupo inicial. Cuando se hizo el cambio a los grupos /sm/, Joe simplemente continuó considerándolos como /sw/ debido a la similitud acústica y articulatoria existente entre ambos. Joe estaba “condicionado” para seguir escuchando más palabras con /sw/ inicial y reinterpretó los grupos /sm/ para conformarse a esa “condición”.

También puede presentarse una manera un tanto diferente de interpretar las palabras obtenidas. Consideremos los siguientes ejemplos:

K: swirl
J: [ksrl]
J: I have a [f]aceman…and he’s from outer [f]ace.
J: Does he have a flyswatter? Can you say flyswatter?
J: What’s a fly[sotr]?

En el primer ejemplo, tenemos que [ks] substituye a /sw/ en la palabra original. Si tomamos esto literalmente, tenemos que formular una regla que realice /sw/ como [ks], posibilidad muy poco probable. Lo que sucede, de hecho, es que Joe ha reinterpretado la palabra-estímulo “swirl” como “squirrel” y ha aplicado la regla normal para el grupo incial /sk/ de dicha palabra. En el segundo ejemplo, Joe piensa y habla sobre los astronautas (spaceman), y es interrogado luego sobre los “flyswatters” (pues es la siguiente palabra de la lista). En el contexto de astronautas y platillos voladores (flying saucers), “flyswatter» sólo puede tener sentido como alguna suerte de platillo volador. Así, Joe reinterpreta la palabra-estímulo como variante de «platillo volador»: “fly_sauter”,y pregunta qué se supone que es. Una vez que ha descubierto lo que es “flyswatter”, Joe rápidamente regresa al juego del astronauta y replica: “Uh, uh, it has a flying saucer with it, got a flying saucer with it so it can go flying” (“Uh, uh, tiene un platillo volador, tiene un platillo volador, así que puede irse volando”).

Los ejemplos de arriba muestran la dificultad de trabajar con la imitación como técnica de obtención de datos para el análisis fonológico. Sin embargo, dichos ejemplos son bastante infrecuentes, y, en general, no se encontraron problemas particulares al aplicar este método. Estos errores revelan y soportan, en sí mismos, la necesidad de tratar los datos con mucho cuidado, independientemente de la fuente. El otro tipo de riesgo inherente a la tarea de imitación, es que las repeticiones del niño pueden desviarse de su pronunciación habitual en dirección de la pronunciación del adulto. Este problema no se presentó con Joe, puesto que las reglas que comprende su fonología son tan fuertes, que las desviaciones en sus respuestas a la forma adulta no tienen lugar. Esto no quiere decir que, si uno hace un esfuerzo deliberado para conseguir que el niño pronuncie las palabras a la manera del adulto, no haya algún efecto. Pero esto se intentó raramente y, cuando se intentó, se obtuvo poco éxito.

Análisis de los datos

El análisis previo de las sustituciones, no es muy revelador, pues no nos dice si operan algunos principios generales, ni es capaz de explicar o sugerir razones para ciertas variaciones existentes percibidos en los datos. Una manera de empezar un análisis de dichos datos, consiste en considerar cada caso por separado, formulando reglas para explicar cada “substitución”.

Lo que sucede es que el grupo /sk/ parece singular, y uno podrá contentarse con proponer una simple regla de metátesis: /sk/ → [ks]/#__. Los grupos /st/ también puede explicarse más bien, suprimiendo simplemente las siguientes consonantes: /t/ → ø /#s__; y una extensión de esta regla cubriría también los grupos /sn/: /nV/ → V/#s__. En el caso de /sp/, parece haber una regla de asimilación que suprime subsecuentemente las oclusivas /s/→[f]/#__p, /p/ → ø/#f__, y nuevamente aparece un fenómeno similar para el grupo equivalente de nasal: /s/ o [f]/#__m, /m/ /#f__. Finalmente, el grupo /sw/ podría explicarse por la misma regla de asimilación, más una regla opcional de elisión: /s/→ [f]/#__w. Opcional: /w/ → ø/#s__. Sin embargo, mediante un análisis dato por dato, se ignora un número importante de generalizaciones.

Un análisis minucioso de los ejemplos proporcionados sobre el grupo /sw/ indica que, excepto en la realización de “swat”, es decir: [fwát], existe una clara dicotomía entre las vocales redondeadas y no redondeadas, y la ocurrencia de [f] o [fw]. Esto es cierto en la medida en que el sonido vocálico de “swallow”, “swamp” y “swat” se interpreta como [כ] y es, por lo tanto, redondeado, por oposición a [a], que es un sonido no redondeado, como en “swine” [fw]ine. En el dialecto americano, la línea divisoria entre [כ] y [a] es más bien tenue, lo cual podría explicar la ocurrencia de [fwát]. Nótese que “swát” también ocurre sin [w]: [fát]; así que la única variación que ocurre en la realización de /sw/ como [f] o [fw] ocurre únicamente con la vocal [כ]. La regla que debe proponerse para expresar la alternancia entre [fw] y [f] consiste, simplemente, en suprimir /w/ después de la asimilación, si la vocal siguiente es [+redondeada].

Si consideramos que la regla /sk/→[ks]#__ es una descripción válida para dicho grupo consonántico, podemos resumir, de la siguiente manera, las reglas que rigen a los grupos consonánticos cuyo segmento inicial es una fricativa: a) Metátesis: /sk/[ks]. Asimilación de la fricativa a la posición de la consonante no líquida siguiente. Nasalización de cualquier vocal que siga al grupo /sn/ y supresión de cualquier /w/ que siga a una fricativa inicial y preceda a una vocal redondeada. Supresión de todos los segmentos no continuos que siguen a las fricativas iniciales.

Antes de formalizar estas reglas es necesario considerar algunos datos adicionales relevantes para la operación de las reglas en el contexto de linde silábico, morfemático o de palabra. En la tabla 2 sólo se indican los límites relevantes[4] La columna de en medio contiene la representación subyacente (aproximada) de la palabra o frase correspondiente de la columna izquierda. La columna de la derecha contiene la representación fonética de la pronunciación de Joe para cada forma.

Generalmente, todos los grupos -del tipo que nos ocupa- que aparecen a inicio de palabra, siguen las reglas fonológicas propuestas. Esto se desprende claramente de los ejemplos proporcionados en la tabla 1, y también se deduce del primer grupo de ejemplos de la tabla 2. En los casos en que /s/ es el último segmento de la palabra precedente (por ejemplo, “space country”), la regla no funciona. Así, tenemos [féysk ntriy] pero no * [féyks ntriy]. Pero en aquellos casos en los que el grupo se encuentra en posición inicial (como en «I spy», «I scream»), la regla sí opera: [ayfáy], [áyksriym]. Esto sucede aun cuando el último segmento de la palabra precedente es /s/ (o /z/), como en «Scott’s school», «his stingers”, “breaks spiders”, donde tenemos [ks tsksuwl], [hiz sínrz], y [breyksfáydrz], respectivamente. Si existe alguna condición que pueda propiciar un rompimiento de las reglas fonológicas en inicio de palabra, es aquélla en que /s/ es el último segmento de una palabra previa. De otra manera, las reglas no dejan de operar, incluso en trabalenguas como “Scott’s school”. El único ejemplo disponible, en el que no operan las reglas a inicio de palabra, es “I scream” (“yo grito”) en la frase “I scream, you scream, we all scream for ice scream”. Pienso que la justificación de esta ocurrencia es clara: “I scream» es interpretada como «ice cream”, secuencia en la que la regla no opera.

Pero exactamente la misma explicación que se aplica a los grupos en inicio de palabra, lo es para grupos iniciales de morfema, como en el caso de “teaspoon”, “bedspread», “understand”, “lipstick”, “roller skate”, “boyscout”, “blacksmith”, y “telescope”. Es decir, en todos estos contextos las reglas funcionan como en posición incial de palabra. Como sucede en “space country”, las reglas no operan a través de un linde morfemático cuando el último segmento del lexema precedente es /s/, como en “ice cream” [áyskriym], “displease” [displíyz], “ice box” [áyspoks]. No existen excepciones a esta condición en los datos que registré.[5]

El último linde que se discutirá es el “linde silábico”. La sílaba es tema de controversia en la teoría lingüística y, por ello, cualquier dato que pueda verter luz sobre esta cuestión, es de valor.

El problema general al definir la sílaba es que los lindes silábicos no necesariamente coinciden con los lindes que delimitan las unidades con significado (es decir, los lindes de palabra o morfema). Consecuentemente, la sílaba debe definirse como una entidad estrictamente fonológica/fonética. La dificultad de dicha definición es que no parece existir ningún parámetro acústico o fisiológico consistente, que pueda correlacionarse con lo que los sujetos perciben como “sílaba”. La posición que se tomará aquí es que, en aquellas palabras en las que no hay linde morfemático, opera algún linde fonológico que, independientemente de su posición en la palabra, bloquea o permite la operación de las reglas fonológicas propuestas. Este límite se designa «linde silábico». Al observar la manera en que parece funcionar el linde silábico, trataré de explicar sus condiciones de ubicación en la palabra y, consecuentemente, las condiciones de operación o no operación de las reglas fonológicas de Joe.

Consideremos los ejemplos de la tabla 2, en los cuales se indica el linde silábico (-). Si dividimos estos datos en dos grupos: los que se acentúan en la primera sílaba y los que no, descubriremos que todas las palabras acentuadas en la primera sílaba no permiten la acción de las reglas fonológicas en los grupos que ocurren en medio de palabra, independientemente de que /s/ vaya precedida por vocal (como en “hospital”, “aspirin” y “basket”), por una nasal (como en “monster”), o por una oclusiva (como en “extra”). Es decir, si el grupo de segmentos fonológicos que precede inmediatamente a /s/ es acentuado, entonces /s/ aparentemente queda incluida en esa «sílaba» o grupo de sonidos. Si, por otra parte, el sonido cae en el grupo de sonidos que sigue inmediatamente a /s/, entonces la regla sí opera: “excuse”, “construct”, “suspicious”, “explain” y “explode”.[6]

Es importante señalar que, si la condición para determinar la colocación del linde silábico es correcta (es decir, que el linde silábico quedará después de /s/ si el acento recae en el primer grupo de sonidos, “whisper”, “basket”, etc.), entonces los lindes silábico y morfemático no siempre coincidirán. Por ejemplo, el linde morfemático en «teaspoon» se coloca antes de /s/ y, consecuentemente, la regla opera: /tíy spuwn/ → [tíyfuwn]. Sin embargo, si no se encuentra presente ningún linde morfemático, entonces, en virtud de la condición arriba indicada, el linde silábico ocurrirá después de /s/ y la regla no operará: /tíys-puwn/: [tíyspwun]. Así, pues, entonces la presencia de un linde morfemático controla la ocurrencia o no ocurrencia de un linde silábico o la ubicación de dicho linde, si asumimos que siempre existe un linde silábico.

Basándonos en los ejemplos y análisis presentados arriba, parece razonable proponer que la operación de estas reglas fonológicas desviadas depende de la ubicación del grupo respecto a cualquier linde: de palabra, morfemático o silábico. Específicamente, dichas reglas fonológicas sólo operarán cuando un grupo relevante ocurra en posición inicial respecto a cualquier linde. Dichas reglas no operan a través de lindes.[7]

Tabla 3. Reglas fonológicas

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1.           /sk/  →                 [ks] / L__           C                  -líquida
                                                                                                              C
                                                                                                            -líquida
2.           [+ fricativa]         [αposición]          / L__    [αposición]                                                                                                                   

3.          V     →   [+ nasal]    / L   [ [+ fricativa]     [ +alveolar] ]
                [ +nasal]                                     
                                                                —                                      —         
           [  +glide  ]                                                                       V
4.        [ +redond]  →         ø          / L       [ + fricativa]     ___        [+redond]

5.         [-continua]  →              ø / L [+ fricativa] ____

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Nota: L = linde

Con esta información adicional sobre las condiciones de los lindes, es posible formalizar las reglas fonológicas propuestas en términos de rasgos distintivos. Se usan las siguientes abreviaturas para escribir dichas reglas:[8] (C)(es decir, cualquier no-vocal); vocal (V); cualquier linde (L).

Las reglas 1-5 (tabla 3) se aplican únicamente en cualquier posición inicial de linde. La regla 1 cambia la secuencia /sk/ en [ks] (metátesis). La regla 2 asimila el valor del punto articulatorio de una fricativa a la consonante no-líquida siguiente. La regla 3 nasaliza cualquier vocal que siga al grupo /sn/. La regla 4 elide cualquier /w/ que siga a una fricativa y preceda a una vocal redondeada. La regla 5 elide cualquier segmento [-continuo] que siga a una fricativa. La regla 1 debe preceder a la regla 2. La regla 2 debe preceder a las reglas 4 y 5. La regla 3 debe preceder a 5.

El orden de las reglas expresadas arriba es necesaria debido, únicamente, a que los contextos que rigen la operación de la regla han sido expuestos en su forma más general. Así, la regla 1 debe preceder a 2 y 5 sólo porque 2 y 5 se escriben sin especificar que no se aplican al grupo inicial /sk/. Si la regla 1 no precediera a 2 y 5, entonces 2 y 5 tendrían que especificar la exclusión del grupo /sk/ de su dominio de aplicación. Además, algunas de las reglas están intrínsecamente ordenadas, 2 antes de 5, por ejemplo, en la medida en que la salida de la regla 2 (las diversas formas de la fricativa de acuerdo a la naturaleza de la asimilación) no habrían ocurrido si se hubieran suprimido las oclusivas /p/ y /t/ por la aplicación de la regla 5.

Consideraciones teóricas

Existe una objeción de crítica importancia que puede esgrimirse contra el análisis precedente y contra cualquiera de los análisis precedentes o siguientes que se presentan en este trabajo. Esa objeción consiste simplemente en que todos los datos pueden ser explicados más fácilmente por el simple recurso de representar en el lexicón todos los artículos léxicos afectados, exactamente de la misma manera en que aparecen en la superficie. Es decir, puede postularse la forma manifiesta del niño como su representación léxica subyacente y desechar todas las reglas propuestas. Si se toma en serio esta sugerencia, podría ciertamente simplificar las cosas en términos de reglas de producción, pero en realidad no haría más que desplazar el conjunto entero de reglas al componente interpretativo de la gramática. Ello sería necesario para que el niño pudiera decodificar la fonología estándar (el input [entrada] normal) a fin de relacionar la forma manifiesta adulta a su propia forma subyacente desviada. Así, lo único que se consigue con ese cambio, es desplazar el problema de un área de la gramática de la que conocemos algo, a un área de la gramática de la que no conocemos nada en absoluto.

Existen varias razones para no considerar idéntica la forma fonética del niño a su forma subyacente. En primer lugar, podría esperarse que si la forma subyacente del niño fuera idéntica a su forma fonética, no tendría dificultad en comprender su propia producción fonética cuando se le confronta con ella. No requeriría más que un procedimiento de acoplamiento, siendo idénticas las dos formas a acoplar. Pero es una observación común que los niños con fonologías desviadas con frecuencia no son capaces de comprender sus propias producciones cuando otra persona las dice, y aun cuando comprenda el enunciado, no lo acepta, reaccionando como si fuera algo imposible decir. Estos dos hechos serían notorios si la forma subyacente real del niño, fuera idéntica a su propia producción, pero no si es equivalente a la del adulto. Decir que la forma subyacente del niño es equivalente a la forma subyacente del adulto no quiere decir que las formas subyacentes del niño y del adulto sean idénticas en todos los aspectos. En la medida en que cualquier niño de 4 1/2 poseé una representación subyacente de artículos léxicos, o parte de artículos léxicos, que se asume igual a la de un adulto, debe afirmarse que el niño con fonología desviada la poseé, siempre y cuando no haya evidencia de dificultades discriminatorias. Por lo que respecta al caso que nos ocupa, no existe evidencia de que los niños de 4 1/2 de edad, posean representaciones subyacentes de esos grupos consonánticos, diferentes a las representaciones subyacentes del adulto para dichos grupos, entonces dichas reacciones serían plenamente comprensibles.

En segundo lugar, si la forma subyacente del niño se considera idéntica a su propia forma fonética, y si existe un conjunto completo de reglas de interpretación que decodifican la fonología estándar en la forma subyacente desviada, entonces no queda claro cómo o por qué el niño va a alterar su pronunciación para conformarla al modelo adulto, pues, si todo lo que el niño oye desemboca en la forma subyacente desviada a través de las reglas de interpretación, y todo lo que dice es idéntico a la forma subyacente desviada, entonces ¿qué modelo emplea el niño al reajustar su fonología? Sin embargo, si proponemos para el niño una forma subyacente que se considera equivalente a la forma subyacente adulta, entonces existe la posibilidad de que, en algún momento, el niño reconozca la discrepancia entre su forma subyacente y su forma fonética y ajuste su fonología para hacerlas equivalentes. En general, pues, no existen buenas razones para proponer que la forma subyacente del niño es idéntica a su realización fonética, existiendo, en cambio, excelentes razones para oponerse a dicha posición. Por consiguiente, a lo largo de este trabajo, se asume la posición de que la forma subyacente del niño es equivalente a la del adulto, y que las reglas fonológicas propuestas aquí, son estructuralmente equivalentes, en todos los sentidos, a las reglas fonológicas normales.

Revisión del análisis de los datos

La característica más inusual de la fonología desviada de Joe es la inversión de /sk/. Esta regla parece ser completamente idiosincrásica, y no guarda ninguna relación obvia con los procesos asimilatorios generales que tienen lugar en otros grupos. Si la regla de inversión de /sk/ pudiera relacionarse de manera consistente y natural a las reglas de asimilación y elisión que determinan la pronunciación de los otros grupos consonánticos de fricativa/ líquida (FC), entonces tendríamos una explicación más satisfactoria y más general, de la operación de su fonología desviada.

Existe una alternativa de explicación que reside en la noción de restricciones fonéticas. Stanley (1967) describe la manera en la que pueden funcionar las condiciones de estructura morfemática (REM) en una fonología generativa. Shibatani (1973) explica cómo puede reaplicarse al nivel fonológico, la noción de REM para explicar algunas restricciones generales de la realización fonética en una fonología. Shibatani designa a estas restricciones «restricciones de la estructura fonética» (REF). Estas intentan expresar directamente aquellas generalizaciones sobre la ocurrencia de los elementos fonéticos, que son explicados sólo de manera indirecta en el marco generativo tradicional mediante condiciones de estructura morfemática y reglas fonológicas. Como apunta Shibatani, estas generalizaciones eran explicadas por los estructuralistas mediante el uso de reglas alofónicas y fonotácticas. Un ejemplo típico de una CEF es el hecho de que en alemán las obstruyentes finales de palabra sean siempre sordas. Shibatani explica esta característica recurriendo al mismo formalismo que aplica Stanley a las condiciones de estructura morfemática; es decir: con una restricción de implicación (si-entonces):

SI [-resonante] ##

ENTONCES [-sonoro]

Esta restricción también puede expresarse como una restricción negativa:

-resonante

##

+sonoro

En el caso de las reglas fonológicas de Joe, el uso de las restricciones fonéticas negativas nos permite acercarnos a un conjunto más general de reglas considerando la realización de los grupos con consonante fricativa inicial, y proporciona una motivación parcial para la forma fonética resultante.

Desde la perspectiva de las restricciones de la superficie fonética, la característica más sobresaliente del sistema fonológico desviado es la prohibición de los grupos de [+fricativa]/[-líquida] en todos los lindes de las posiciones iniciales. Esto no es válido para el inglés normal, ni en el nivel fonético ni en el nivel léxico subyacente. Por lo tanto, puesto que estamos obligados a proponer una representación léxica normal como forma subyacente de Joe, debemos establecer esta generalización propia de la fonología de Joe, como una restricción de la estructura fonética que debe realizarse mediante la operación de varias reglas fonológicas. Así, la REF (Restricción de la Estructura Fonética) que prohíbe la ocurrencia de los grupos FC puede considerarse la causa del conjunto entero de reglas fonológicas desviadas. En general, estas reglas fonológicas operan para asimilar los rasgos de punto articulatorio de /s/ al segmento no líquido siguiente, y luego elidir el segundo segmento. Pero aquí existe otra REF que no permite la realización de [x], segmento fricativo velar sordo. Si la /s/ se asimila en punto de articulación a la /k/ siguiente, la convertirá en [x], la cual, sin embargo, no es un segmento permisible en inglés. Esta REF, que ha bloqueado la realización de /sk/ como [x], promueve la aplicación de una regla fonológica adicional que ubica /s/ en el lado opuesto de /k/, dando [ks]. Desde esta perspectiva, los grupos /sk/ no reciben un tratamiento diferente al de los restantes grupos iniciales. Simplemente existe una restricción más que prohíbe la realización fonética del segmento que cumpliría la regla de asimilación del grupo incial /sk/.

Así, la metátesis que se aplica al grupo /sk/ no es una regla arbitraria, idiosincrásica, sino el resultado lógico de dos restricciones de la estructura fonética. De hecho, visto en términos de desplazamiento de segmentos, la regla que coloca /s/ después de /k/ no es, en absoluto, una regla de metátesis, sino meramente la última de dos reglas de desplazamiento segmental que fueron puestas en marcha por las dos REF relevantes para los grupos /sk/ iniciales. Es decir, la REF 1 no permite que /s/ ocupe su posición original, y la REF 2 no permite que /s/ se fusione con /k/ para formar [x]. Por lo tanto, si ha de realizarse /s/, debe ocupar la posición inmediatamente posterior a [k], opción aparentemente permitida en la fonología de Joe. En el siguiente conjunto revisado de reglas (tabla 4), se propone la acción de las dos REF en primer lugar.

La REF 1 establece que los grupos constituidos por linde inicial más +fricativa/-líquida, pueden no ocurrir. La REF 2 establece que el segmento [x] no puede ocurrir. La regla 1′ asimila el valor del punto de articulación de la fricativa al de la consonante no líquida. La REF 2 bloquea la operación de esta regla en los grupos /sk/. La regla 2′ tiene lugar cuando el valor del punto de articulación de la fricativa no es idéntico al valor del punto de articulación de la consonante no líquida y coloca la fricativa a la derecha de la consonante. Después de la regla de asimilación previa, esto sólo es válido para el grupo /sk/ y, consecuentemente, tenemos /sk/ [ks]. Las reglas 3, 4 y 5 son las misma que las de la tabla 3. La regla 1′ debe preceder a la regla 2′.

Este análisis revisado, que utiliza las REF, es superior al primero que planteamos, pues explica o motiva las reglas fonológicas propuestas para explicar la diferencia existente entre las formas subyacentes supuestas, y la realización fonética. Debe preferirse también porque su aplicación es más general. Es decir, porque trata a todos los grupos iniciales de la misma manera, sin postular una metátesis arbitraria para el grupo /sk/. En el punto de la derivación de la regla en el que el tratamiento «normal» del grupo /sk/ es obstruido por una REF adicional del inglés, se emplea una regla separada aplicable sólo al grupo /sk/.

El análisis precedente parece bien motivado excepto por el hecho de que ahora la regla 4 (tabla 3) contradice la REF 1 al permitir, aparentemente, la presencia de un grupo de [+fricativa]/[-líquida] ([fw]) en posición inicial. Una consideración a fondo del contexto de operación de esta regla, nos proporciona, sin embargo, una sugerencia respecto a la naturaleza actual de esta aparente contradicción. De acuerdo con la regla 4, es permisible la aparición de [w] después de fricativa sólo antes de una vocal no redondeada. Como [w] es en sí “redondeada”, es decir, durante su articulación los labios se proyectan y contraen. No existe ninguna razón fisiológica que impida la ocurrencia de una secuencia con /w/ y vocal redondeada. Esto es válido aun cuando esta combinación sigue a /f/, fricativa resultante de la operación del proceso asimilatorio del grupo /sw/[9]

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  2. En ocasiones resulta difícil determinar qué límites son atribuibles a un niño de corta edad. En la palabra “tele scope”, por ejemplo, la división entre tele y scope está marcada por un linde morfemático; pero puede ser que para Joe no exista un linde morfemático, sino sólo un linde silábico.

  3. Nótese que, si asumiéramos que la palabra “mistake” contiene un linde silábico más que un linde morfemático, la pronunciación de Joe violaría las condiciones de acentuación para la ubicación de los lindes silábicos.

  4. En ocasiones resulta difícil determinar qué límites son atribuibles a un niño de corta edad. En la palabra “tele scope”, por ejemplo, la división entre tele y scope está marcada por un linde morfemático; pero puede ser que para Joe no exista un linde morfemático, sino sólo un linde silábico.

  5. Esta limitación de las reglas fonológicas, que les impide operar a través de lindes morfemáticos, bloquea la operación de dichas reglas fonológicas. En cada uno de esos casos, el límite simplemente no se encuentra más en posición inicial.

  6. Nótese que, si asumiéramos que la palabra “mistake” contiene un linde silábico más que un linde morfemático, la pronunciación de Joe violaría las condiciones de acentuación para la ubicación de los lindes silábicos.

  7. Es interesante notar cuán específicamente esas reglas se vinculan al contexto inicial de linde. Después de la inversión de /sk/ en [ks] en las palabras “square”, “squah” y “squeak”, tenemos grupos [sw] que no están separados por ningún linde que ocurra inmediatamente antes de /s/. Así, el grupo [sw] es permisible porque las reglas fonológicas no son relevantes eneste contexto. Las tres palabras consideradas arriba son pronunciadas por Joe como sigue: [ksw r], [ksw], [kswíyk].

  8. El rasgo «posición» es un término genérico que se refiere a los puntos de articulación tradicionales (“labial”, “alveolar” y “velar”. El uso de la letra griega alfa (α) antes de este rasgo, indica simplemente variabilidad en la selección de dichos valores posicionales no binarios. Nótese, en particular, que se asigna a /w/ el valor “labial”. Los rasgos “anterior” y “coronal”, propuestos por Chomsky y Halle (1968), no se utilizan aquí debido a que no nos parece una manera razonable de describir la asimilación en el punto de articulación de los grupos /sw/ cuando se usan dichos rasgos. En el sistema de Chomsky y Halle se asigna a /w/ los valores [-anterior] y [-coronal], que son las especificaciones que definen la posición velar; mientras que las labiales, por supuesto, manifiestan diferentes valores para estos rasgos, es decir: [+anterior] y [-coronal]. Puesto que la labial [f] no comparte, con la glide /w/ el mismo conjunto de rasgos, es imposible asimilar los rasgos del punto de articulación de /w/ al de la fricativa para producir [f]. Y, de hecho, esto es lo que los hechos demandan. Desde luego, sería posible especificar el segmento de entrada de la regla 2 como [+ anterior], en cuyo caso, la asimilación de [+coronal] produciría [f] en algunos grupos /sw/. Sin embargo, la solución es menos general y completamente contraintuitiva. Además, como se verá al profundizar en el análisis, es contradictoria si consideramos la ausencia de aplicación de la regla al grupo inicial /sk/.

  9. Mel Greenlee me ha comentado que en una fonología en desarrollo que está estudiando, ha encontrado ocurrencias de [fw] (derivada tanto de /sl/ como de /sw/) antes de vocal redondeada, como en: swoop– [fwuwp], float — [fwowt], flute — [fwuwt].