Acerca de las “Tres Coreas”

Patrick Maurus[1]
Profesor emérito
  Institut National des Langues et Civilisations Orientales (INALCO)
Texto traducido por Sergio Gallardo


Imagen tomada de Pixabay.

Es con precaución y cuidado que les presento un concepto potencialmente explosivo: “las Tres Coreas”. Todos sabemos que el tema sobre nacionalismos en la península coreana es delicado y doloroso, un país dividido desde 1945, es decir, desde hace 76 años. En otras palabras, ninguna persona coreana viva tiene una experiencia adulta de una “Corea unificada”, lo cual forma parte de esta disputa cultural de sus nacionalismos.

Sin embargo, este texto no busca compartir creencias o mitos colectivos, ilusiones o convicciones, ni participar en el discurso de victimización que ha estado ocurriendo en la península coreana durante siglos. Si bien reconocemos la fuerza de los sentimientos patrióticos, que deben ser estudiados como un hecho histórico, no debemos aceptar sin discusión los decretos de sus diferentes nacionalismos sobre lo que es “Corea”. Cuando se trata de división o reunificación, estos decretos son tan fuertes que realmente intervienen en cualquier debate. Probablemente no sea una exageración decir que en realidad prohíben todo debate.

La división es objeto de numerosos discursos políticos en todo el territorio coreano. Sin embargo, las actitudes hacia esta división son muy diferentes desde Jeju-do[2] en el extremo sur hasta Yán-chi[3] en el extremo norte. Para simplificar las cosas, en Corea del Sur no les importa nada pensar en la otra u otras Coreas, aunque los políticos se ven obligados a hablar de ello; en Corea del Norte hablan de eso todo el tiempo, y en Corea de China prefieren hablar de otra cosa.

Para los ojos extranjeros, esta obsesión por la reunificación es comprensible pero a su vez sorprendentemente ajena, considerando que la historia de Corea es una historia de divisiones. El libro fundacional de la historia popular, ya sea en forma de SAMGUK SAGI o de SAMGUK YUSA, es el de una división centenaria que conduce a una unificación problemática, ya que la geografía de esta Corea unificada o dividida es sumamente variable.

Estos relatos históricos también están llenos de mitos, que pasan inadvertidos por un cuarto reino coreano, Kaya, olvidado por la unificación que se logró con ayuda de dinastías chinas. Estos relatos también omiten describir a Koguryeo como un tercer reino, incluso a sus sucesores como Palhae, dado su incierta naturaleza histórica.

Abordar el tema de “Corea” plantea inmediatamente los problemas de su división y anhelada reunificación. No tengo ninguna intención de ignorar la importancia de estos temas, aún más, sus aspectos humanos no me permitirían hacer eso. Incluso las historias emocionales de familias divididas provocan reacciones nacionalistas. Desde que Corea se dividió definitivamente en 1953, el problema no es tan obvio: muy pocas personas coreanas tienen algún conocimiento real de su familia del otro lado de la frontera, excepto por rumores.

Ante este tema, es relevante recordar el programa de televisión de los años 1990, dedicado al reencuentro de familias separadas que vivían en el sur, es decir, del mismo lado de Corea, el cual se convirtió en una catástrofe, siendo las diferencias sociales incompatibles e irreconciliables.

Se podría haber adivinado que si estas familias todavía estuvieran separadas más de 30 años después del Armisticio, la razón pudo haber sido más fuerte que los efectos de la división en sí. Uno puede imaginarse los efectos de una reunificación Norte-Sur, ya que la narrativa nacionalista de una Corea reunificada la describe como un paraíso. ¡Tratemos simplemente de visualizar a las familias surcoreanas dando la bienvenida a sus primos del norte con los bolsillos vacíos!

Me gustaría enfatizar el hecho de que ninguna persona coreana viva tiene la experiencia de una Corea unificada y una Corea democrática al mismo tiempo. Así mismo, ninguna de estas personas coreanas ha vivido nunca en una tierra completamente libre de fuerzas militares extranjeras.

En tiempo presente, ¿de qué hablamos cuando hablamos de “Corea”?, ¿en qué se han convertido estas Coreas, que se llaman a sí mismas piezas de una Corea unida?

Las observaciones requieren observadores, y hay que decir que son muy pocos los que lo hacen. Hay más observadores en Corea del Sur, quienes se permiten a sí mismos hablar de Corea del Norte con mayor frecuencia que en el norte, con fondos estatales del sur…

Pero hay una “tercer Corea”, las personas coreanas viven divididas en la República de Corea (alrededor de 52 millones), en la República Popular y Democrática de Corea (alrededor de 23 millones) y en China (Yanbian, quizás 3 millones), considerando sólo a aquellas personas que viven en un tramo continuo de tierra. Porque hay alrededor de 80 millones de personas coreanas que integran su diáspora, si es que podemos incluirlas.

La geopolítica contradice la geografía misma, ya que esta división convierte de facto a Corea del Sur en una isla al restarle movilidad y conexión con el macizo continental ante la frontera con Corea del Norte. De esta manara fragmentada, es fácil identificar visual y geográficamente que estas personas coreanas se conocen y comparten pocas cosas entre sí; ámbito que debería prohibirles el hecho de hablar de ‘una sola Corea’.

Ahora, pese a esta lógica, intente decirle a cualquier persona coreana que no hay una Corea sino que hay tres Coreas. “Corea es una” , será la inmediata y enojada respuesta. “Choson hana”, “Hanguk hana”.[4]

Personalmente, no me importa si hay tres, una o 4.2 Coreas, pero me gustaría hacer una pregunta muy simple: Corea puede ser una, ¿pero no hay una forma lingüística de decirlo en coreano? ¡No hay manera de enunciar alguna palabra sin encarnar esta tripartita división!

Ya sea Han’guk o Chosôn o Chaoshien o Yanbian-Yônbyôn.[5] Lo que significa que cuando una persona coreana dice “Corea”, de alguna manera sólo esta haciendo mención ya sea a “Corea del Norte”, “Corea del Sur” o “Corea de China”, nunca una “Corea“. En otras palabras, si hay “una Corea“, no hay una manera lingüísticamente posible de decirlo en idioma coreano.

Durante tres o cuatro generaciones, las personas coreanas han vivido en diferentes sociedades y regímenes. De hecho, cabe señalar que decir “Tres Coreas” no significa necesariamente “tres pueblos”, sino, para mí, es evidenciar la existencia de “tres entidades políticas” que a su vez se traducen en “tres culturas, con aspectos comunes” pero con sus singulares diferencias.

Si viajas a estas tres Coreas con la suficiente frecuencia, como yo, no puedes dejar de sorprenderte por ciertas actitudes. En Yanji, la capital del distrito autónomo de Yanbián, puedes conocer a personas coreanas de estos tres orígenes, lo cual estaba prohibido en otros lugares. Esto cambia rápidamente y ahora estos contactos pueden tener lugar en cualquier lugar de Manchuria. Cuando se habla de ellas, se señala de inmediato un tema: “entre coreanos, ya no nos entendemos”.

Cuando lo piensas, es un tema muy extraño, porque su división no es lingüística, todas estas personas hablan en idioma coreano. Por supuesto, los efectos dialécticos se acentúan por las divisiones administrativas, pero cuando he traducido cuentos de las tres Coreas, tengo problemas de vocabulario, como entre inglés de Estados Unidos y de Inglaterra, hay modismos distintos pero la gramática sigue siendo la misma. En coreano, aún en estas Tres Coreas, el verbo todavía está al final de la oración y no puedes ponerlo al principio porque eres comunista o en el medio porque no quieres elegir algún bando del hemisferio.

Es bajo estas circunstancias que uno podría preguntarse por qué tantas personas dicen que ya no se entienden cuando hablan el mismo idioma. Sospecho aquí tanto del efecto del tiempo como de la convicción de que estas tres regiones se han vuelto extrañas entre sí. Pero no me corresponde a mí decir cómo Corea podría ser una si sus diferentes partes ya no se entienden entre sí.

Para entender esta compleja división, la literatura puede ser de gran ayuda. Miri Yu[6] escribe: “No soy ni japonesa ni coreana: este es el punto de partida de mi vida” . Por otro lado, Kim Sok-bom[7] nos comparte: “Soy coreano, pero este país ya no existe. Debes estar en el norte o en el sur. No soy ni lo uno ni lo otro”.

Estas declaraciones de dos personas coreanos que viven en Japón son tan valiosas como cualquier otra. Pero para comprenderlas, también debemos escuchar el lema nacional repetido sistemáticamente: “Corea es una”. Un lema que no se puede escuchar en la Corea china …

Reconozcamos una realidad básica: en una tierra continua hay tres Coreas, nos guste o no, sea cual sea su nombre o reconocimiento. Estas tres Coreas se están separando más día tras día. No existe la mitad de una Corea o un tercio de una Corea, sino tres Coreas diferentes, cada vez más diferentes mientras avanza el tiempo. Todos dicen de manera nacionalista “Corea es una”, pero en realidad no saben casi nada sobre las otras.

Uno podría preguntarse si esto tiene alguna importancia real, ya que escandaliza a los nacionalistas. Primero porque “Corea es una” no es un hecho socio-histórico, sino un lema político, un deseo político, diría un proyecto político.

Haciendo una acotación, debo decir que no soy coreano y, por lo tanto, me niego a adoptar una postura pública, pero me doy cuenta de que incluso en este sentido, el nacionalismo es demasiado simplista. No responde a la pregunta: ¿Qué sería una “una Corea”?: ¿Corea del Norte + Corea del Sur?, ¿Es esta obviamente “Una Corea”?

Considero que el lema “Tres Coreas” es una actitud academicista e ideológica mientras que “Una Corea” es una visión voluntarista del futuro. Es la misma actitud ideológica de quienes reescriben la historia del período colonial, inventando una Corea colonizada pero intacta. Esta es una visión voluntarista del pasado. Curiosamente, este mecanismo intelectual muy presente en Corea del Sur es muy similar al del Realismo Juche: mostrar simultáneamente la “realidad existente” y la “realidad soñada”.

Un vistazo rápido a algunas películas puede también resultar muy informativo. Al visitar Corea del Norte o Corea del Sur, es evidente notar el bloqueo total entre sus fronteras, la casi imposibilidad de viajar ciertamente no ayuda a comprender mejor ambas partes. Entonces, ¿cómo logran los escritores y guionistas representar al otro en sus obras? Representar al otro siempre te lleva a dudar entre el otro como tu “alter” y el otro como un “aliud”; el otro como tú mismo y el otro como tu absoluto contrario. En este caso, como no se sabe nada o casi nada del otro lado, no se puede representar como alter ego. Pero siendo su aliud, el lema “Corea es uno” queda desprovisto de sentido.

Películas como Shiri (1999), JSA (2000), Bienvenido a Dongmakgol (2005) o El espía que se fue al norte (2018), de distinta manera y enfatizando diferentes cualidades, son producciones audiovisuales hechas en Corea del Sur que nos muestran a los norcoreanos en pantalla.

Swiri (1999) es una película de espías que se pregunta cómo mostrar a un villano norcoreano sin darle la representación de “un villano coreano”. Cortando la película por la mitad: la primera parte muestra a espías entrenándose matando a presos políticos y la segunda parte, a una soberbia mujer espía que va en una misión secreta al sur. En la primera parte, los norcoreanos son monstruosos y no es posible ninguna identificación. En la segunda parte, dado que los norcoreanos son espías, son completamente idénticos a los surcoreanos.

En JSA (2000) cuatro soldados a cada lado de la zona desmilitarizada simpatizan con cada uno en secreto. Lo que estaba temporalmente separado en Swiri, está reunificado topográficamente: están en tierra de nadie, dentro de la zona desmilitarizada de la frontera entre ambos países. Es en sí misma una tierra de nadie, una verdadera Corea unificada de unos pocos metros cuadrados. Aliud se convierte en Alter. Pero en ambos casos, la historia termina con un derramamiento de sangre como trágico final, porque no es posible tener una relación duradera entre ambas realidades.

Bienvenido a Dongmakgol (2005) busca superar esta contradicción, colocando soldados de ambos bandos en una aldea ficticia e imposible, ya que aparece como completamente ignorante de la guerra, donde sus habitantes son lo suficientemente amables como para hacer sacrificios de ellos, aunque también termina con un derramamiento de sangre al plantar la imposibilidad de conciliación ente ambos bandos militares.

Esto significa que cada vez que se intenta mostrar un norcoreano en la pantalla desde la mirada surcoreana, se debe ir en contra de todas las reglas realistas. Todo lo que se te ocurra mientras imaginas una reunión, una reunión o un encuentro entre personas de ambos lados de la zona desmilitarizada debe borrarse al final de la película. El panorama de unificación existe durante una hora pero luego desaparece porque no podría suceder en la realidad.

La conclusión que nos dejan ver estas producciones es: ¿qué puede significar “Corea es una” si una parte de ella ni siquiera puede representarse a sí misma en la otra parte?

Otras películas intentan ir un poco más allá, construyendo un escenario ideal de posible unificación. No es de extrañar que las películas siempre son historias de espías. Dado que no pueden mostrar la realidad, pueden al menos pretender mostrar una realidad oculta, la realidad de aquellos que viven una vida oculta.

Como en El espía ido al norte (2018), película que narra las experiencias de un espía del sur disfrazado de empresario que ¡ha encontrado la manera de reunirse con el líder Kim Jong-Il en su primera visita! Esto en su escondite privado, mostrándole como gordo, feo y borracho. ¡Qué realista! Este mismo espía, mientras visita un pueblo de Corea del Norte, es capaz de presenciar una montaña de cadáveres, todos muertos de hambre, siendo escalados por niños antropófagos que se alimentan de ellos… ¿Quién podría imaginarse a los norcoreanos mostrando esto?

Aquí la conclusión es que se puede decir cualquier cosa sobre el Norte, porque la única prueba son los rumores. No hay pruebas y por lo mismo, cualquier cosa no significa nada. Pero me nace una pregunta: ¿qué se supone que debes reunificar cuando la mitad del país no existe?

Hablando sólo de la península, dado que ya no tienes dos mitades de Corea, sino dos Coreas histórica y jurídicamente consolidadas por variados reconocimientos internacionales, la única forma de unificarlas, cuando 1 + 1 = 2, es imponer la idea de que solo 1 + O podría hacer 1. No me sorprende que para Corea del Sur, la reunificación de las dos Coreas signifique ¡la creación de una Corea del Sur más grande solamente!

Hoy, las tres Coreas son diferentes, sus sistemas políticos son diferentes, sus organizaciones sociales son diferentes, sus prácticas sociales y culturales son diferentes, sus hábitos son diferentes, sus entornos son diferentes, incluso su comida comienza a ser diferente, así como sus mentalidades. Son diferentes creo que incluso en sus sueños. ¿Pueden estas tres Coreas unirse sin perder sus diferencias?

Ciertamente no, debido a la situación de la tercera Corea dentro de la República Popular China. En cualquier caso, nadie habla de la unificación de esta tercera Corea con las otras dos, pero es legítimo preguntarse si no podría ser lo mismo para las otras dos. ¿Es la reunificación tan posible, tan obvia?

Aún más, este texto está pensando para una lectura desde México. Sin ser para nada un especialista en su situación y contexto migratorio coreano en su territorio, creo que debería mencionar el tema de la(s) diáspora(s). Aún no logro decidir si la diáspora es parte integrante de la tercera Corea o no.

¿Qué pasaría si extendemos el uso de este concepto? Aún no he estudiado este aspecto, pero estoy abierto al tema. Todavía no sé si Yanbián debería ser estudiada como parte de la diáspora o por separado. En ese caso, ¿la diáspora podría ser una especie de cuarta Corea? Si rechazamos los decretos nacionalistas, esta pregunta es perfectamente válida. El punto de partida de esta reflexión podría ser la discusión sobre la población de la tercera Corea.

Volviendo a una revisión crítica de la historia de la península coreana, la historia real o mitológica se refiere al reino de Koguryo en el primer milenio, al que a menudo se refiere la historia oficial de Corea del Norte convencida de que fue Koguryo quien debería haber reunido la península y no Shilla. Todos comprenderán la similitud con la Guerra de Corea (1950-1953) cuando la intervención de Estados Unidos cambió la lógica de la Guerra. Sin embargo, muy poca gente de Yanji en la actualidad se refiere a este periodo de antigüedad.

Todas las personas coreanas en esta provincia, hablan más bien de oleadas de inmigración entre el siglo XIX debido a la hambruna, que incrementó en el siglo XX con la colonización japonesa y el siglo XXI como un nuevo escenario de hambruna. Su conformación es migratoria pero también de un asentamiento histórico ante fronteras porosas dentro de la constitución e historia de la península coreana y, por tanto, de su pueblo. Asumo que este pueblo tiene una historia sin geografía propia pero que eventualmente se esta convirtiendo en un pueblo con una geografía (ajena) pero sin historia coreana.

Las personas coreanas en esta región se reagruparon donde ya existía una inmigración previa, sin construir una narrativa. La fuerte presencia de Manchuria y luego la presencia china han explicado en gran medida este hecho: geografía sin historia. Con el tiempo y recientemente, en paralelo con una afluencia masiva de chinos, estas personas coreanas se encuentran ampliamente dispersas por el resto de Manchuria. En Dandong[8] y Shenyang[9] en particular, ahora hay mucha presencia, donde reclaman su nacionalidad coreana frente a los chinos y frente a las otras dos Coreas, con quienes no se identifican en absoluto.

Entonces ahora tienen una historia, pero están perdiendo su definición geográfica. El último paso en la política de Beijing hacia ellos ha sido revivir el bilingüismo para los coreanos con signos coreanos en toda la capital Yanji; este movimiento migratorio continúa en un movimiento dual, emigración rural, emigración nacional. Las personas coreanas en China ahora se están disolviendo en la sociedad china.

Con este escrito no tengo ninguna intención de decirle a nadie qué conclusiones sacar de todo esto, si hay una validez política, nacionalista o identitaria de las Tres Coreas. ¡Mi única esperanza es que todos aquellos que usan la palabra “Corea” ahora piensen esta discusión, problematicen e intenten definirla antes de usarla!

  1. Co-fundador del Centro de Investigación Independiente sobre las Coreas, que desde 1999 mantiene una postura crítica y autónoma a otros centros de investigación y sus constricciones, y que ahora forma parte de la activa revista Revue Tangun. Es profesor emérito del Instituto Nacional de Lenguas y Civilizaciones Orientales (INALCO) de París. Se ha especializado en estudiar “las Coreas” desde hace más de 40 años, dando clases tanto en Corea del Norte como en Corea del Sur y la provincia de Jilin en China. En la editorial Actes Sud ha traducido más de 100 novelas y cuentos coreanos al francés, llevando al público francófono literatura coreana contemporánea. A su vez, trabaja en la consultoría, acompañamiento y guía de grupo de viajeros y periodistas en su estancias en Corea del Norte.
  2. Jeju es una isla (la más grande de Corea del Sur) al sur de la península coreana, considerado el “territorio coreano” más al sur que incluso se encuentra fuera de la propia península. Nota del traductor.
  3. Yan-chi es la capital de la Prefectura Autónoma de Yanbian, en la provincia de Jilin en la República Popular China. Esta prefectura limita con Corea del Norte y asentamiento de una comunidad coreana de más de 2 millones de habitantes durante la ocupación japonesa de la península coreana (1910-1945). El autor se refiere a esta prefectura y asentamiento histórico como “la Corea de China”. Nota del traductor.
    Correo: patrick.maurus@inalco.fr
  4. El autor hace mención a distintas enunciaciones en idioma coreano para decir “Corea sólo es una”, pero el cambio de palabras tiene un uso político pues hace la diferencia de como diría discursivamente esto una persona surcoreana y una persona norcoreana. Nota del traductor.
  5. El autor usa las voces en idioma coreana para referirse a Corea del Sur, Corea del Norte y a la prefectura autónoma coreana en China. Nota del traductor.
  6. Es guionista, novelista y ensayista coreana, que ha nacido y crecido en Japón. Es lo que algunos autores y la propia sociedad japonesa considera, Zainichi: personas que étnicamente se reconoce como coreanas, aunque residen desde varias generaciones en Japón. Nació en 1968 en Tsuchiura y creció en Yokohama, sus poemas han sido traducidos al japonés e inglés, gan+o varios premios de literatura en 1996. Nota del traductor. 
  7. También considerado un escritor Zainichi, nació en 1925 en Osaka, ha escrito más de cinco novelas en idioma japonés pero con temáticas sobre nacionalismos, pertenencia y la complejidad de las identidades políticas, haciendo muchas veces alusión a su experiencia como coreano en Japón. Nota del traductor.
  8. Ciudad dentro de la provincia de Lioaning, República Popular China y anteriormente parte de Manchuria. Esta situada entre la frontera de China y Corea del Norte, demarcada geográficamente por el río Yalu. Nota del traductor. 
  9. Capital de Liaoning, ubicada entre las riberas del río Hun, siendo estratégica en las rutas comerciales que conectan el noreste de China con Rusia, Corea y Japón. Nota del traductor.