“A mí la partería me alcanzó, la partería me descubrió”

Un análisis sobre la respuesta de atención de las parteras tradicionales hacía las mujeres embarazadas en momentos de emergencia.

Viaani Coral Mendoza López[1]
CIESAS Pacífico Sur

En memoria y reconocimiento de las parteras tradicionales
chiapanecas que en el cumplimiento de su oficio
murieron por COVID-19 durante la pandemia.

Partera Lucía y sus aprendices durante la pandemia. Tenejapa, octubre del 2021.
Foto: Coral Mendoza

Era 2021 y la pandemia había arrasado ya con doscientos un mil, ciento sesenta y tres (201,163) vidas. Me encontraba realizando trabajo de campo para el proyecto Diagnóstico de la Situación Actual de la Partería Indígena en el estado de Chiapas entrevistando a parteras indígenas en las zonas de Los Altos, Selva y Frontera (con Guatemala). Durante ese recorrido pude conocer a parteras de diferentes edades y lenguas, todas con diversas experiencias y formas de atender. No obstante, la pandemia plasmó en sus procesos de atención características comunes que serían determinantes para entender la importancia de su quehacer en momentos de emergencia y, aún más, en la dinámica cotidiana de su comunidad.

A principios del 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró oficialmente al COVID-19 como pandemia y con ello inició la mayor crisis sanitaria a nivel mundial del último siglo. Esta crisis trajo consigo diversas respuestas de los países para con su población. En el caso de México, los hospitales de segundo y tercer nivel de atención se dieron procesos de reconversión hospitalaria, mientras el primer nivel permaneció parcial o totalmente cerrado dejando fracturada la primera línea de atención a la salud de muchas comunidades, en especial de población indígena. Si bien en estas zonas el acceso a la atención de las mujeres embarazadas es difícil, la pandemia la agudizó y fue entonces cuando parteras tradicionales llegaron a protagonizar la atención y el cuidado a las mujeres embarazadas y parturientas de sus comunidades. El 3 de abril del 2020 el Movimiento de Parteras de Chiapas Nich Ixim[2] lanza un pronunciamiento donde advierte:

“Ante la situación que vivimos en México y en todo el mundo por el SARS-cov-2, coronavirus, el Movimiento de Parteras de Chiapas Nich Ixim (…) se pronuncia y les hace saber que, hoy más que nunca, continuaremos activas atendiendo a las mujeres en el embarazo, parto y puerperio pues nuestra tarea, desde hace décadas, ha sido la de ser las cuidadoras de la salud de las mujeres, las familias y las comunidades (…) Consideramos que conforme se agudice la situación producida por la Covid-19, menos mujeres indígenas y de localidades rurales se desplazaran hacia los hospitales, no sólo por el temor de contagiarse sino porque éstos estarán saturados. Y será en esta circunstancia que la partería tradicional y profesional será estratégica para la atención de los partos de bajo riesgo contribuyendo a la disminución de la mortalidad materna y neonatal en las comunidades. Como parteras sabemos de los riesgos que corremos frente al Covid-19 por lo que estamos llevando a cabo las medidas preventivas necesarias para protegernos y proteger a las mujeres que atendemos (…) El Movimiento de Parteras de Chiapas Nich Ixim reitera su compromiso con la vida, con las mujeres indígenas y las comunidades tanto para la atención durante el embarazo, parto y puerperio, así como para la referencia oportuna de casos de emergencia obstétrica.”. Pronunciamiento del Movimiento de Parteras de Chiapas Nich Ixim (2020).

De acuerdo con datos del INEGI de nacimientos registrados, reportados en el Informe Ejecutivo 2021-2022 Situación Actual de la Partería Indígena en seis Estados De México (Sesia y Berrio, 2023), el 47.3% de los nacimientos registrados en Chiapas en 2020 fueron atendidos por partera, mientras que para el 2021 el porcentaje fue del 42.9%. Sin duda estos datos muestran la importante labor que desempeñó la atención de las parteras tradicionales quienes, con recursos propios, lograron brindar atención y las medidas de protección para las mujeres embarazadas, pues es importante mencionar que, en todas las entrevistas realizadas las parteras señalaron la ausencia de apoyos por parte del sistema de salud y un fenómeno histórico de abandono y olvido de su labor. No obstante, su compromiso con las comunidades durante la pandemia son una muestra del papel que las parteras tradicionales han desempeñado desde hace varias generaciones en el cuidado de la salud reproductiva de las mujeres y, en especial, de las mujeres indígenas en México. Pero ¿Dónde surge este fuerte sentido de responsabilidad con el cuidado del cuerpo gestante? ¿Cómo nace una partera tradicional?

Si bien existe una bibliografía importante (Page Pliego, Jaime (2011); Díaz Salas, Marcelo (1963); Ruíz Ruíz, Marisela (2018)) que registra el nacimiento del oficio de la partera como resultado de una herencia de conocimientos generacionales o, incluso, como el seguimiento al cumplimiento de un don, mi trayectoria como investigadora durante la pandemia me llevo a explorar y conocer de cerca una razón latente y contundente por la cual las mujeres indígenas se vuelven parteras: la necesidad de atención y cuidado del cuerpo de las mujeres por mujeres.

Me recuerdo en campo de la mano con mi guion de entrevista, un cubrebocas y mi grabadora de voz. Eran las primeras entrevistas a parteras tradicionales cercanas a la frontera con Guatemala. Las lejanías de las comunidades, la falta de acceso carretero, el fenómeno migrante y el alto número de contagios convergían en narrativas que describían lo difícil de trabajar en esa zona. Cada una de ellas tenía una experiencia cercana con el contagio e incluso el recuerdo reciente de la muerte de una de sus compañeras. No obstante, compartían también el interés por continuar atendiendo, tal como lo cuenta Josefa, una partera de 64 años que durante la entrevista dijo haber llegado a la reunión después de atender un parto por la mañana. Así lo compartió ella:

E: ¿entonces usted sigue atendiendo?

S: En la pandemia claro que sí no traje mi celular si no le enseñara hasta mi hija me dice ya no atiendas tantos partos, parece que ya no aguantas porque había días que atendía yo 3 señoras al mismo tiempo llegaban tenían dolor nada más que tenía que ir yo con las primeras que tenía más dolor la que estaba más dilatada y así pero si la saque gracias a Dios pero sí atendí muchos partos en la pandemia y bendito Dios por qué a mí no me ha, dado la enfermedad y eso que no estoy vacunada porque tengo un problema en el corazón que no me dejaba vacunarme (…) Pero no sé a mí no me ha pegado, creo que Dios me tiene misericordia, pero cómo llegan las mujeres a atenderse mi nieta hasta pego un papel afuera de mi casa para que al momento de la atención, solo pase un acompañante que debe ser el esposo (…) pero ahí estamos tanto como las que se aliviaron como nosotras estamos bien.

Así como Josefa, muchas otras parteras de las diferentes zonas de Chiapas me compartieron que, no solo atendían, sino que ahora atendían más, y que atender se había vuelto ahora algo totalmente necesario ante la ausencia de médicos en las comunidades, las instituciones cerradas o saturadas por la demanda de atención y, por supuesto, por el miedo al contagio.

De la mano con los objetivos y los instrumentos del proyecto pude iniciar una pesquisa de la génesis de este compromiso enraizado y preguntaba cada vez y a más profundidad ¿cómo se hizo partera? Encontré, no solo historias sobre herencia del don y la responsabilidad que esto conllevaba, sino también sobre la genuina conciencia sobre la necesidad de atención de una mujer embarazada ante un momento de urgencia. Es ahí cuando comprendí que, si bien el ser partera es resultado de un rasgo cultural e incluso ritual, la idea del don se activa frente a un momento de total necesidad y de emergencia, ya que en cada historia sobre el inicio de este oficio se esconde un: “no había no había quien atendiera el parto, yo la tenía que atender”

Ana, una partera tzeltal de 63 años narra que comenzó a atender cuando tenía 17 años y desde aquel día ya no dejo de atender, incluso ahora con la pandemia, dice:

A: ahorita, está todo poblado, antes en ese tiempo, aquí era puro monte, no había casas, había uno que otra casa, entonces, las mujeres que venían de una comunidad o rancherías pasaban un camino por aquí para ir al centro, entonces esas mujeres necesitaban porque no había quiénes [Las entendiera durante el parto o embarazo] y ya ahí iban con su dolor y así fue como de la nada un bebé me hizo ser, me hizo conocer (…) venia una mujer embarazada ya con su dolor, quería que yo le pusiera alguna inyección para el dolor, pero no tengo, le dije, yo no tengo, no aquí lo traigo preparada la medicina me dijo, pero no hay quien le ponga, ah bueno me dije, pues si traes preparada la medicina (…) y dice yo traigo jeringa, pero quiero que al ponerle la inyección hagas favor… pero le digo no sé cómo venga tu bebé, que tal sólo te lo pongo y no sé en qué condiciones viene el bebé, si viene acomodado o no, le dije. Pues ¿por qué no haces favor de checarme? Y pues yo chamaca, bueno le digo, y cómo que se, en ese momento, se me perdió la pena, se me quito el miedo, yo la cheque y sentí que el bebé venia ya bien, entonces este, le pongo la inyección y ya que tenía yo apenas mi bebé [traslada su relato a la experiencia de Ana con su primera hija], una hija que esta que vive en Tijuana que es mi primera hija, entonces yo sabía, que síntomas podía tener y qué señas podría tener y los dolores cómo eran, pues yo apenas, había tenido mi bebé, entonces yo sabía, lo que la señora tenía en ese momento, entonces lo acomodé [regresa a su relato], le puse la inyección, al ratito se viene el bebé, y lo recibí, corte ombligo, primero, pasé por la, vi que pasará la placenta, y corto ombligo, y ahí fue mi primer experiencia qué tuve con esa señora…Pues ya de ahí, como supieron [la gente de su comunidad] que yo, qué, quién te atendió no que fulana, no pues que empezó ahí llegar mi gente y hasta la fecha me he convertido en partera para ir al centro.

Ana cuenta que, aunque su bisabuela fue partera, ella no obtuvo de ella los conocimientos, pues no la conoció, al contrario de Alejandra, una partera joven quien dice que a ella la partería la alcanzó por la necesidad de atención de las mujeres embarazadas de su comunidad y de la institución de salud por lo que se hizo partera.

E: ¿Cómo es que te hiciste partera?

A: Siempre que me hacen esa pregunta, yo les he dicho que a mí la partería me alcanzó; la partería me descubrió porque yo vengo de una generación de parteras, mi abuela la madre de mi papá era partera, una de sus hijas de mi abuela era partera, mi mamá es partera, y una de las hermanas de mi mamá era partera. Pero en un momento (de su generación) nadie quería llevar esa tradición y me incluyo porque al principio cuando estaba yo en la secundaría me llamaba mucho la atención estudiar medicina, pero luego de eso mi mamá me empezó a meter a los partos para que fuera viendo, entonces el primer parto que nos tocó con mi mamá fue un parto muy complicado y yo dije, esto no es para mí, tenía cómo 15 años o menos, y yo no quiero, yo quiero medicina y no quiero saber nada de este asunto (…) cuando salí de la prepa pues ya llevaba muy claro mi concepto de estudiar informática administrativa, y de hecho eso estudié; pero saliendo de la prepa me casé y me fui a vivir a una comunidad que se llama Nuevo León, delante de Teopisca y ahí me tocó asistir mi primer parto sola y ahí me tocó que la gente me estuviera buscando porque en esa comunidad no había parteras, y entonces me empezaron a ubicar por primera vez en mi vida cómo la partera, por eso digo que la partería me alcanzó, el primer parto que atendí fue de una conocida, su esposo me dijo “ sabes qué, te encargo a Ángela y pues yo me voy a traer a la partera a la siguiente comunidad” y estamos hablado de una hora de camino y otra hora para regresar, cuando llegó la partera pues ya había nacido la niña, ella sólo llegó a cortar el cordón y pues ya me quedé en esa comunidad como la partera, y ya me buscaba más personas, en ese tiempo había una casita de salud, y me tocó vincularme con ellos para la atención y en ese tiempo era una zona IMSS y me vinculé muy bien porque tanto era necesidad de la clínica tener una partera, como de uno el poder tener una asistencia médica.


En el recorrido a otra localidad, en la zona de Los Altos, me di cuenta de que este fenómeno se da incluso cuando la idea del don está ausente, tal como lo describe Sonia, una partera aprendiz de la zona de Los Altos que, frente a la demanda de atención de su suegra —la partera más reconocida de la zona—, se vio en la necesidad de aprender la partería para apoyar a las mujeres cuando doña Marta se encontraba fuera de la población o atendiendo partos simultáneos.

E: ¿Tú te interesaste por aprender la partería?

S: Porque a veces sale mi suegra y vienen bastantes mujeres para que las revisen, pero como no está mi suegra entonces quién haría el trabajo. Entonces, por eso me vi en la necesidad de también querer aprender. Así cuando ella no esté pueda yo atenderlas. Igual como pasó la vez pasada que salió fuera nos quedamos solas como dos o tres días y vinieron mujeres porque ya están acostumbradas a venir acá. Las tuvimos que atender nosotras porque les decimos que no está mi suegra, pero dicen “ustedes yo creo que ya andan aprendiendo” y entonces pues las atendemos.

E: ¿Y tú cómo te sientes de poder ayudar a tu suegra?

S: Pues igual me gusta mucho aprender porque es una gran ayuda para ella. Como te digo que atiende una o dos partos en la noche y en la mañana siguiente ya está cansada, agotada.

Estos ejemplos nos ayudan a desnaturalizar la idea de la partería tradicional como un quehacer ligado solamente con lo cultural e incluso con lo femenino, obligándonos a mirarlo críticamente como un proceso de salud-enfermedad-atención (Menéndez, 1990) atravesado por profundas desigualdades, como son: la falta de acceso de las poblaciones indígenas a los servicios básicos de salud, el escaso apoyo de insumos de atención, la carente relación con los sistemas de salud y a una clara invisibilización del reconocimiento de su labor como recurso vital para la atención de la salud reproductiva de las mujeres indígenas, las cuales durante la pandemia demostraron que, ante la necesidad de las mujeres en la búsqueda de una atención, ellas siempre estuvieron ahí, incluso mucho antes de la pandemia.

La necesidad del reconocimiento el trabajo de la partera por parte de las instituciones de salud y del Estado, aparece entonces como algo esencial para mantener y mejorar la salud reproductiva de las mujeres embarazadas. En especial, las mujeres indígenas en contextos de alta marginación.

Bibliografía

Díaz Salas, Marcelo
1963 “Notas sobre la cosmovisión entre los tzotziles de Venustiano Carranza, Chiapas”, en La palabra y el hombre, Revista de la Universidad Veracruzana, núm., 26, Xalapa, México.

Menéndez, Eduardo.
1990 Informe: Sistemas Locales de Salud. Aproximación Teórico-metodológica. Reunión de Evaluación del Proceso de implementación de los SILOS, Organización Panamericana de la Salud, Sao Paulo, Brasil, 30 de junio de 1990.

Movimiento de Parteras de Chiapas Nich Ixim
2020 Pronunciamiento del Movimiento de Parteras de Chiapas Nich Ixim, ff. 1-2, https://www.nichixim.org.mx/wp-content/uploads/2020/11/2020-Mayo_-Comunicado-por-el-D%C3%ADa-de-la-Partera.pdf

Page Pliego, Jaime
2011 El mandato de los dioses etnomedicina entre los tzotziles de Chamula y Chenalhó, Chiapas, México. Universidad Nacional Autónoma de México.

Ruíz, Marcela
2018 Interculturalidad En Salud: Parteras Tradicionales y Biomedicina. Casa Materna Y Medicina Tradicional En San Cristóbal De Las Casas, Chiapas, Tesis de Maestría en Desarrollo Local, Universidad Autónoma de Chiapas, San Cristóbal de las Casas, Chiapas.

Sesia, Paola y Lina Berrío
2023 Informe: Situación actual de la partería indígena en seis estados de México informe ejecutivo 2021–2022. México, Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología social.


  1. Correo: antrop.1994@gmail.com
    Investigadora asociada del proyecto “Situación actual de la partería indígena en México”, 2021-23, proyecto coordinado por Paola Sesia y Lina Berrio del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social Unidad Pacífico-Sur y financiado por el CONAHCYT.
  2. Movimiento independiente surgido en 2014 y conformado por más de 600 parteras de municipios indígenas y mestizos, urbanos y rurales del estado de Chiapas para la defensa, reconocimiento y lucha por los derechos de la partería tradicional en Chiapas y en México.