Rodolfo Martínez
Laboratorio Audiovisual, CIESAS Ciudad de México
Portada revista Desacatos
En su número 66, la revista Desacatos publicó el artículo “Ciudadanía como lucha social”[1] de Sergio Tamayo e Isidro Navarro que aborda crítica y propositivamente el concepto de ciudadanía liberal, señalando, entre otras, que el neoliberalismo la reduce a operaciones institucionales formales del Estado (por ejemplo, los procesos electorales), desconociendo así el papel transformador de los movimientos sociales como tales en la construcción de la ciudadanía como sujeto social, postura que asumen. Tamayo y Navarro son integrantes de la Red Mexicana de Estudios de los Movimientos Sociales y este artículo, resultado de la coordinación del libro Movimientos sociales en México en el siglo XXI,[2] documenta y analiza las investigaciones realizadas sobre el tema entre 2011 y 2017, y las complementa agregando un trasfondo histórico que inicia con el movimiento estudiantil de 1968 e incluye el levantamiento zapatista de 1994.
Un eje clave de este artículo es la contrastación entre lo que los autores consideran como dos concepciones de la ciudadanía: la liberal y la crítica. La primera consiste en entender a la ciudadanía como un conjunto de comportamientos individuales, mecánicos, competitivos y racionales, definidos a partir del funcionamiento de las instituciones controladas y administradas por el Estado, y entre los cuales figuran la participación electoral y el acceso a servicios. Mientras que la concepción crítica deviene de la relación más amplia y dialéctica entre sociedad civil y Estado, y se refiere a las luchas que aquella enarbola en pos de ejercer derechos legítimos, pero no reconocidos, y que incluyen, entre otras, las de los pueblos originarios, las de las mujeres y las de la comunidad LBTQ+. Además, su distintividad estriba en que están guiadas por principios de autonomía y autodeterminación y que forjan formas propias cohesión social.
Tamayo y Navarro proceden entonces a analizar cuatro aspectos de la ciudadanía, centrándose en la vertiente crítica: a) la participación ciudadana y política, que entienden no como la participación previamente establecida (como en consultas ciudadanas) sino como la intervención activa en asuntos que conciernen derechos; b) la formación de la sociedad civil, en que señalan que ésta no equivale a ciudadanía, pues se refiere, más bien, a organizaciones de asistencia y observación; c) la lucha por los derechos, que es el proceso por el cual la ciudadanía pasa de lo social a lo político, aprovechando a menudo estructuras organizativas prexistentes y también el marco de los derechos humanos universales, enlazando lo local con lo internacional; y d) la constitución de proyectos de ciudadanía como proyectos de futuro y discusión de la nación que al emanar de la misma praxis de los movimientos, transgreden la institucionalidad, dinamizando la dimensión política de la sociedad.
Está claro para los autores que esta ciudadanía en movimiento es una en su búsqueda de un orden de cosas con sentido de equidad y justicia, pero que a la vez es diversa y múltiple ya sea por la especificidad de las distintas demandas (laborales, étnicas, sexuales/de género, culturales) o por su constitución organizativa. Lo cual, incluso, los lleva a señalar que no todos los movimientos y organizaciones de la ciudadanía crítica funcionan de acuerdo con principios democráticos.
El texto, entonces, interviene en un foro de discusión indispensable: aquél en que las sociedades se permiten pensar acerca de sí mismas, y desde la perspectiva de un necesario interés y preocupación por establecer acciones significativas a favor del bienestar y la dignificación colectivas.
Sitio: https://desacatos.ciesas.edu.mx/index.php/Desacatos/issue/view/116
- Tamayo Sergio e Isidro Navarro (2021), “Ciudadanía como lucha social”, en Desacatos 66, mayo-agosto, pp. 28-45. ↑
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Navarro Isidro, Sergio Tamayo Sergio (coords.) (2019), Movimientos sociales en México en el siglo XXI, Red Mexicana de Estudios de los Movimientos Sociales A.C., México. ↑