Una realidad antes del éxodo. Diásporas en tiempos de pobreza, precariedad y violencias. Mujeres hondureñas en la búsqueda de rutas migratorias alternas*

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Carolina Rivera Farfán

CIESAS-Sureste

Durante los últimos años la emigración desde Centroamérica hacia el Norte ha aumentado debido a las crisis económicas y el incremento de la violencia en los países del triángulo norte de la región. Sin embargo, debido a la restrictiva política migratoria estadounidense y mexicana, durante los últimos años la población centroamericana ha construido rutas alternas. Hacia el norte de España e Italia, por ejemplo, las cuales constituyen opciones más seguras y con mayor probabilidad de realizar un proceso migratorio regulado en el mediano plazo. Este artículo ofrece información sobre el perfil de mujeres procedentes de Honduras y el espacio de inserción al mercado laboral de cuidados en Cataluña.

Emigración de centroamericanos

En Centroamérica las migraciones interregionales son de vieja data, además de las que se producen hacia otros países como México, Estados Unidos, Canadá y algunos de Europa. Se calcula que más de cinco millones de centroamericanos, 12% de su población total, son migrantes que orientan su desplazamiento hacia tres corredores principales: 1) hacia Estados Unidos; 2) hacia otros países al interior de la región (ONU, 2013) y, 3) al sur de Europa, a España e Italia, principalmente. Este último, con una trayectoria más reciente en comparación con los otros dos.

Esos desplazamientos muestran la continuidad de rutas y la creación de otras, como la que ahora impulsan hacia países europeos. Significa que no supone iniciar de cero proyectos migratorios, por el contrario, en muchos casos representa la continuación y/o el despliegue de iniciativas y propósitos que vinculan históricamente a esta región con otros espacios geográficos.

La pobreza estructural, las escasas posibilidades de conseguir empleo y los altos índices de violencia en todas sus expresiones provocan la migración forzada en la región y, como ocurrió recientemente, el éxodo de miles de personas de origen hondureño, en su mayoría, pero también salvadoreño y guatemalteco hacia el Norte, quienes han recurrido al desplazamiento colectivo como una nueva estrategia para presionar a México, pero sobre todo a Estados Unidos, en el otorgamiento jurídico de refugio.

Sin embargo, ante la dificultad de tener una migración exitosa hacia los países de Norteamérica, mujeres hondureñas han encontrado una ruta alterna que las conduce a España e Italia donde logran encontrar empleo en el cuidado de personas de la tercera edad y trabajo doméstico. Ese hecho ha cobrado relevancia a partir de la segunda mitad de la década de 2000, y es posible debido a distintos factores en países de destino, entre los que destacan: a) la ubicación de un mercado laboral periférico (trabajo doméstico y trabajo de cuidados) que es un factor de atracción para mujeres que proveen mano de obra barata a un sistema productivo con un alto grado de informalidad laboral; b) la reestructuración de un modelo de bienestar de bajo costo; c) la imposibilidad de cubrir la demanda de servicios públicos (centros de día y plazas residenciales) de las personas mayores en un contexto demográfico de envejecimiento que presenta un déficit de cuidados (García Sainz, 2011); d) el Estado no solicita visa a ciudadanos centroamericanos y e) la existencia de redes sociales y familiares en Madrid, Barcelona, Girona y Milán que posibilita asistencia en la fase inicial de asentamiento y acomodo en el primer empleo en el servicio de cuidados, el cual es un nicho laboral altamente feminizado.

La incertidumbre, aun de un empleo precario, y la irregular estancia las coloca en una situación vulnerable con escaso margen de exigencia de derechos laborales en una sociedad que las requiere, pero que no hace mucho por colocarlas en situaciones ventajosas. Pese a ello, estas mujeres logran reproducir su vida cotidiana y aprovechan los escasos intersticios legales, culturales y sociales a través de los cuales viven el día a día, envían la esperada remesa, y se integran a un destino que por el momento, dicen, no cambiarían por la seguridad que ofrece; además, está la posibilidad de tener acceso al servicio médico y el ansiado deseo de reunificar a sus hijos donde piensan que tendrían un mejor futuro, lejos de la violencia de las pandillas criminales en Honduras.

Algunas cifras

En Cataluña y sus cuatro provincias (Barcelona, Lleida, Gerona y Tarragona) se encontraban empadronados hasta 2017 un total 27 907 inmigrantes de nacionalidad hondureña, de los cuales 20 089 (72%) son mujeres y 7 818 (28%) son hombres. En esa distribución territorial, Barcelona destaca por acoger a más de la mitad, mientras el resto se localiza entre Girona, Tarragona y Lleida.[1]

Perfil de las mujeres hondureñas

De las 60 mujeres hondureñas que participaron en el estudio, la mayoría migró hacia Cataluña entre 2007 y 2014. Significa que 78% lo hizo en el transcurso de esos siete años. Lo destacable es que su ingreso a Cataluña coincide justamente cuando la crisis en España se profundiza (2007), aunque su llegada adquiere notoriedad entre 2008 y 2010, justo los años más críticos de inestabilidad económica y pérdida de empleo en ese país. Hacia 2007 se empadronaron en Cataluña 8 050 hondureños y para 2017 lo hicieron 27 907. Se trata pues de una migración reciente, incrementada durante los últimos ocho años. Los datos registrados coinciden también con los peores años de la crisis en Estados Unidos en 2007 (principal destino de centroamericanos) que tuvo su mayor expresión en 2009 y que ha repercutido directamente en distintas esferas de la economía, en especial la financiera que llevó a una depresión de la economía global (Foster y Magdof, 2009; Bello, 2006 citados en Delgado et al., 2010). Esta movilidad puede indicarnos un reacomodo temporal de flujos que posteriormente se “normalizó” en su tendencia previa a las crisis de Estados Unidos y Europa.

Todas las mujeres del estudio ingresaron como turistas a Europa cuyo traslado fue gestionado por una agencia de viajes en Tegucigalpa o San Pedro Sula. La estrategia que utilizan consiste en contratar el paquete del boleto redondo de avión, más siete días de hotel en Madrid o Barcelona y dinero (mil euros, como mínimo) para demostrar ante autoridades migratorias que van de paseo.

Edad. Una parte importante se ubica en el rango de edad de los 25 a los 44 años, y dentro ese rango destacan las mujeres que tienen entre 35 y 44 años. El 38% dijo ser soltera; 16% casada (pareja hondureña) y 18% separada. El 26% reportó tener una unión de hecho en Barcelona con un hombre latino casi siempre y algunas con uno español. Con relación al número de hijos, la mayoría (78%) tienen hijos y sólo 17.9% han logrado reunificar a todos sus hijos. Son pocas las mujeres (11%) que no tienen descendencia.

Escolaridad. Predominan mujeres con escolaridad concluida en los niveles de secundaria y bachillerato, seguidas por quienes cursaron algún grado de educación superior. Sin embargo, el grado de escolaridad media o superior no influye para que logren insertarse en un empleo diferente al doméstico y de cuidados. Incluso aquellas que tienen un nivel de escolarización medio (26%) tienen dificultades para obtener un mejor empleo, al igual que aquellas que hicieron algún grado de una carrera universitaria (22%). Son pocas las que lograron concluir y titularse en una carrera universitaria (27.3%) y la mayor parte (72.7%) quedó inconclusa. Por cierto, el perfil de mujeres hondureñas que suelen arribar a Cataluña, es diferente al de las que llegan a México y que tienen, generalmente, muy baja escolaridad.

Aunque muchas de estas mujeres experimenten la “dislocación de clase” y descenso en una vida profesional, el salario que perciben por él, representa una mejoría en su ingreso debido al cambio de moneda.

Con relación al último empleo desempeñado en Honduras: 62% de las mujeres tenía un empleo remunerado muy precario y eventual; la cuarta parte (24%) estuvo desempleada y estaba “buscando trabajo”; 12% estaba estudiando y sólo 2% se dedicaba a los oficios de su hogar. La mayoría huía de situaciones violentas, dentro del mismo hogar, y de amenazas de violencia hacia integrantes de su familia. El primer empleo en Barcelona y Girona fue mayoritariamente (76%) el trabajo de cuidados de personas mayores, como interna, es decir que vivía en la casa de la empleadora. Un porcentaje menor (14%) trabajaba como empleada doméstica y (10%) como camarera en un bar o café. Cuidar personas es la estrategia que más encaja con las necesidades de las mujeres recién llegadas a Cataluña porque les permite disponer de vivienda y alimentación. Una vez que concluye el primer contrato laboral continúan con el segundo y subsecuentes empleos en una movilidad ocupacional horizontal, sin ascensos, en trabajos relacionados con cuidados y servicio doméstico, o bien, realizan horas en limpieza de departamentos turísticos y hogares, así como de planchado.

Mujeres que llegaron de 2007 a 2010 (55%) optaron por un solo empleo de jornada completa en el área de cuidados y en el servicio doméstico. La otra parte, 19 mujeres (48.7%) desempeñaron una pluriactividad en la que combinan trabajo de cuidados, de limpieza en hogares y planchado. Ésta es una modalidad que exige tener varios empleos, por horas, en distintos sitios con lo cual logan completar un ingreso básico que les permite subsistir y enviar remesas a su país.

Comentarios para la reflexión

En el contexto global de la economía se observa, con mayor acrecentamiento, la situación laboral cada vez más desregulada, cuyas estructuras organizativas son más flexibles y los empleos cada vez más precarios. En ese marco se ubica la demanda de las trabajadoras domésticas y de cuidados en los países del sur de Europa, Cataluña en este caso. Esa realidad pone de relieve la necesidad de importar mano de obra de mujeres inmigrantes latinoamericanas para que se hagan cargo de estos oficios. Martínez Buján (2014) sostiene que 59% de las empleadas domésticas y de cuidados no son de origen español; ni siquiera el contexto actual de la crisis económica ha revertido esta tendencia.

La transferencia global de cuidadoras también se correlaciona con la economía política de los países centroamericanos, como Honduras, que ha incrementado sus flujos migratorios hacia distintas rutas. La falta de empleo, o su precariedad, y el incremento de la violencia detonaron un éxodo desde finales de los ochenta, pero sobre todo en los noventa, hacia Estados Unidos, Canadá, México y Costa Rica (Centro de Documentación de Honduras, CEDOH, 2005). De ahí la necesidad de ubicar otros destinos migratorios emergentes considerados más seguros.

Del otro lado, la cultura familista española, en el contexto de un modelo de bienestar limitadamente desarrollado, que no logra cubrir la demanda de servicios públicos de las personas mayores, se nutre en un contexto demográfico de envejecimiento que tiene un déficit de cuidados, los cuales son elementos clave para explicar el establecimiento de un mercado laboral periférico (trabajo doméstico y de cuidados). En esos resquicios de oportunidad se inserta el ingrediente clave de atracción para mujeres inmigrantes hondureñas que proveen mano de obra barata a un sistema productivo con un alto grado de informalidad laboral. Como se dijo, es un nicho laboral altamente feminizado. Bettio, Simonazzi y Villa (2006) señalan que en España, como en Italia, se trata de una modalidad relativamente nueva en la prestación de cuidados familiares, un fenómeno que configura un modo de orientar la atención de las personas dependientes y por su particularidad le llaman “modelo de cuidado con inmigrante en la familia”.

Con relación a la inserción y trayectoria laboral, el estudio indica que mujeres cuidadoras en la modalidad de interna, en el primer empleo, continúan en ese trabajo y lo combinan con el del empleo doméstico en la modalidad de externas. El optar por la modalidad de externa en el segundo empleo, una vez que han logrado cubrir la deuda económica que contrajeron para poder realizar su viaje a Cataluña, las “libera” de vivir semienclaustradas en la vivienda de la persona dependiente y las coloca en la pluriactividad realizada por horas durante seis días a la semana. Esa pluriactividad se centra nuevamente en cuidados, limpieza (en hogares o negocios) y planchado, es decir, actividades realizadas en el sector doméstico, sin posibilidad para la mayoría de ingresar a otros ámbitos laborales. Estas mujeres quedan atrapadas por la estructura segmentada del mercado laboral. Escrivá (2000 citada en Migueléz, 2011) dijo refiriéndose a mujeres peruanas (como en este caso hondureñas) en Barcelona que se convierten en “empleadas domésticas de por vida”, debido a su permanencia en empleos ligados a los servicios domésticos y de cuidados, al tratarse de un segmento etnizado del mercado laboral sin posibilidades de movilidad social ascendente.

Debido a la importancia de ese mercado de trabajo, que indudablemente aumentará en las próximas décadas, será pertinente la revisión de la reglamentación jurídica del Real Decreto de 1985 (397/1985) que no registra el trabajo de cuidados y sus modalidades de atención. Es necesario establecer un marco legal español que visualice a las mujeres migrantes y les otorgue de contenido jurídico para amortiguar o disminuir la vulnerabilidad que las envuelve.

 


 Bibliografía

Delgado Raúl, Humberto Márquez y Rubén Puentes (2010), Elementos para replantear el debate sobre migración, desarrollo y derechos humanos, Peoples Global Action on Migration/Development and Human Rights/Red Internacional de Migración y Desarrollo/ Inedim, A.C.

Instituto de Estadística de Cataluña (Idescat), Evolució de la Població Total i Estrangera, 2000-2014, Catalunya.

Martínez, Raquel (2014), “Las nuevas tendencias del servicio doméstico en España”, en Séverine Durin, María Eugenia de la O y Santiago Bastos (coords.), Trabajadoras en la sombra. Dimensiones del servicio doméstico latinoamericano, México, CIESAS, pp. 49-82.

Migueléz, Fausto, Antonio Martín et al. (2011), “Algunas cuestiones previas”, en Trayectorias laborales de los inmigrantes en España, Barcelona, QUIT-UAB/Obra Social “la Caixa”, pp.17-50.

Rivera, Carolina (2016), “Mujeres hondureñas en Cataluña. La emergencia de una ruta migratoria alterna y el trabajo de cuidados”, QUIT-UAB, (Working Paper Series núm. 19), pp. 93.

Véanse también los enlaces siguientes: <http://ddd.uab.cat/record/163526>;

<http://quit.uab.cat/es/publicaciones-cientificas/working-papers-series/>;

<http://www.recercat.cat/handle/2072/242385>.

 


[*] Este trabajo es una síntesis de una investigación titulada La emergencia de una ruta migratoria alterna. Inmigración e inserción laboral de hondureñas en Barcelona, España realizada durante la estancia sabática (enero de 2015 a enero de 2016) en el Departamento de Sociología, Centro de Estudios Sociológicos sobre la Vida Cotidiana y el Trabajo-QUIT de la Universidad Autónoma de Barcelona (Rivera, 2016).

[1] Fuente: Instituto de Estadística de Cataluña (Idescat), Evolució de la població total i estrangera, 2017, Barcelona, Catalunya.