Nuevas perspectivas para el análisis de los códices de la Mixteca

[smartslider3 slider=19]

 

Manuel A. Hermann Lejarazu

CIESAS Ciudad de México

En los actuales estudios sobre el pasado indígena mesoamericano, ya no es novedad que numerosos investigadores recurran a los datos que aportan disciplinas como la arqueología, la geografía o la lingüística para reconstruir la historia prehispánica de cualquier grupo o asentamiento que se desarrolló en el México antiguo. Pero para el caso de los pueblos que han habitado la porción occidental del estado de Oaxaca desde varios siglos atrás, existe un grupo de documentos que fue creado por estos mismos pobladores en los que se vuelve doblemente necesario el enfoque interdisciplinario. Es decir, en los últimos años, mi estudio se ha basado en la interpretación de los códices mixtecos tomando en cuenta perspectivas generadas a raíz de estudios arqueológicos, antropológicos e incluso geográficos. Por lo que pienso que un acercamiento al pasado indígena mixteco ya no puede realizarse sólo a través de documentos históricos, sino que es perentoria la confluencia de datos y registros de otras especialidades.

El método que he aplicado durante mucho tiempo ha estado, desde luego, basado en un análisis profundo de los glifos y las pictografías que dan forma a los códices. Y, desde luego también, he combinado dichos análisis con una revisión exhaustiva de fuentes, registros históricos y lingüísticos de la cultura mixteca. Por lo que he tratado de darle una lectura a los glifos mixtecos no solamente a través del método iconográfico, sino que fundamentalmente he buscado un mayor entendimiento del significado por medio de sus componentes lingüísticos que han sido comparados, a su vez, con datos y registros etnohistóricos que me permitan identificar al mismo elemento.

No obstante, también recurro al trabajo de campo para recopilar datos que puedan complementar la información de las fuentes históricas. De esta manera, a lo largo de la investigación, llevo a cabo recorridos en diversas comunidades indígenas para comprender el entorno social, cultural y geográfico de la cultura mixteca. Al mismo tiempo, registro las características de diversos asentamientos para ubicar y comprender las configuraciones territoriales de los topónimos que aparecen en códices, lienzos y mapas que hablan de la geografía histórica de cualquier comunidad.

Los recorridos en campo, si bien forman parte medular de la arqueología, los he tratado de incorporar como una herramienta metodológica indispensable para la investigación histórica. A través de recorridos más o menos extensivos sobre un área determinada por las propias fuentes documentales, logramos encontrar un importante número de asentamientos que nunca habían sido registrados. Las caminatas fueron dirigidas por personas originarias de cada uno de los lugares que visitamos, por lo que su intervención fue fundamental para la localización de pueblos antiguos hoy deshabitados.

De esta manera, la participación de los pobladores de la Mixteca juega un papel muy importante para la localización de los sitios, ya que no solamente contribuyen con su amplio conocimiento del territorio, sino también recuerdan los nombres antiguos de las poblaciones que hoy en día conforman agencias u otro tipo de asentamiento.

Una de las herramientas que no solamente son empleadas por los arqueólogos sino también por los geógrafos, son los sistemas de información geográfica (SIG). Los SIG son sistemas de computación diseñados para adquirir, almacenar, transformar, analizar y visualizar datos de carácter geográfico o de cualquier tipo que se pueden organizar dentro de un marco espacial. Las entidades inscritas en un SIG se definen por sus características algorítmicas y por el lugar que ocupan en el área de referencia. De ahí que se conoce la capacidad del SIG para procesar información geo-referenciada (Jiménez Badillo, 2013: 71).

De esta manera, la aplicación de los SIG a la historia tiene como productos principales la recolección de datos en campo, crear mapas o cartas geográficas a partir del trabajo de campo. Se utiliza el programa Arc-gis en combinación con dispositivos como receptores de posicionamiento global (GPS) que reciben las señalas de satélites para posicionarse geográficamente (coordenadas). Los datos del GPS se exportan al SIG y se puede visualizar la localización precisa de pueblos, sitios arqueológicos e incluso artefactos.

Por lo tanto, estoy tratando de desarrollar una metodología novedosa para el estudio de la geografía y la historia de la Mixteca prehispánica con el apoyo de las herramientas y técnicas de investigación de diferentes disciplinas. Busco, por lo tanto, crear un moderno acercamiento metodológico a la historia antigua de la Mixteca, cuyas fuentes regularmente son escasas o donde el trabajo arqueológico es nulo.

Debemos señalar además, que cada uno de los sitios localizados en campo ha sido adecuadamente cotejado en diversas fuentes como documentos de archivo, manuscritos pictográficos y antiguos mapas, así como también realizamos un análisis lingüístico e iconográfico de los topónimos registrados en cada uno de los códices prehispánicos.