La rebelión catalana como acontecimiento y la bancarrota de la izquierda de matriz española* **

Dr. Ramón Grosfoguel[1]

Introducción

Lo que ocurrió el 1-O y el 3-O del 2017 en Catalunya es lo que el filósofo Alain Badiou llamaría el acontecimiento, o el marxista Walter Benjamin llama el tiempo mesiánico, o los indígenas quechuas en América Latina nombran como el Pachakuti. Todos estos conceptos están nombrando la irrupción de algo inesperado en una situación o en la lógica de reproducción de una estructura de dominación. La situación tiene una lógica de reproducción monótona-continua y en un momento irrumpe abruptamente un movimiento social que nadie se esperaba. Por ejemplo, irrumpe un levantamiento popular o una reacción de masas que era totalmente impensada por la lógica de la situación. Esos acontecimientos siempre son efímeros, nunca son duraderos. Lo que los hace duraderos es si se les da una respuesta política produciendo una innovación en el discurso político que dé cuenta de la nueva “subjetividad” y la nueva “verdad” que produce el acontecimiento. Para eso hay que renovar el discurso político para actualizarlo de acuerdo con la nueva subjetividad que produjo en la gente el acontecimiento.

Por ejemplo, el “caracazo” en Venezuela fue un acontecimiento efímero, un levantamiento popular contra el austericidio del Fondo Monetario Internacional (FMI) en 1989, que pudo haberse quedado como una cosa anecdótica si no se le daba respuesta política de acuerdo con la nueva subjetividad que produce el acontecimiento que marca un antes y un después, puesto que la gente ya no está subjetivamente donde estaba antes del mismo. Ocurre algo donde la gente hace una ruptura en su subjetividad y ya no vuelve al punto en el que estaba. Los acontecimientos, si no se les da respuesta política, se quedan en algo anecdótico a pesar de que la gente cambie su subjetividad, porque si no se traduce en un nuevo discurso político que dé cuenta de la nueva verdad que emerge del acontecimiento, éste se desvanece y queda como algo anecdótico en la historia. Lo que hace que el acontecimiento tome vida es si hay un movimiento político que articule un discurso de acuerdo con la nueva verdad y a la nueva subjetividad. Eso fue lo que hizo Hugo Chávez para el caracazo. La respuesta política al acontecimiento no ocurre necesariamente un mes después. Usualmente toma años, o sea, que el ciclo político que inicia un acontecimiento no necesariamente se le va a dar respuesta un año después. La llegada de Hugo Chávez tomó nueve años. Existen otros acontecimientos en la historia reciente latinoamericana, como el caso de la guerra del agua en Bolivia, que fue un acontecimiento que tuvo como respuesta política a Evo Morales y el MAS. En el caso de Argentina, con el que se vayan todos y el corralito bancario, la respuesta política fue el kichnerismo. En el caso de Ecuador el acontecimiento fue la caída del presidente Gutiérrez con el levantamiento indígena en Quito, y la respuesta política fue el Movimiento Ciudadano de Correa.

Los líderes de Podemos[2] hicieron una lectura muy parecida. Cuando vino el 15M[3] ellos la pregunta que se hicieron fue “¿cuál es la respuesta política al 15M?”. El acontecimiento fue el 15M, que fue efímero como cualquier otro acontecimiento, pero que produjo un cambio en la subjetividad de la gente que participó del movimiento. Como respuesta política al acontecimiento, Podemos produjo un nuevo discurso político que dio cuenta de eso y que atrajo a millones de personas que fueron afectadas por el acontecimiento, personas cuya subjetividad estaba ya en otro lugar. Los líderes de Podemos le hablaron a esa gente, pero ese ciclo se agotó. Y se agotó en gran medida porque los líderes de Podemos dejaron de ser fieles al acontecimiento y se convirtieron en un partido del régimen. Comenzaron como un partido contra el régimen, pero muy rápidamente abandonaron ese discurso, y trataron de repetir el modelo de ocupar el espacio del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) dentro del régimen. En su visión, era cuestión de repetir con el PSOE en España lo que le pasó al Pasok[4] en Grecia cuando fueron reemplazados por Syriza[5]. Al hacer esa adaptación para competir por los votos del PSOE, tuvieron que abandonar todo el nuevo discurso político que produjeron en relación con el acontecimiento, que era muy creativo e innovador, por el cual generaron tanta ilusión al principio y habían tenido tanto éxito.

Síntoma de su infidelidad al acontecimiento fue el abandono de todo el lenguaje acerca de la casta, de la España dominada por Alemania, del “no somos ni de izquierdas ni de derechas”, que había articulado el sentir de la nueva subjetividad que había nacido del acontecimiento del 15-M. Abandonaron todo esto, lo dejaron de lado, porque se metieron en la realpolitik y en el pragmatismo de ver cómo ocupaban el puesto del PSOE, y ahí se cerró el ciclo del 15-M. El ciclo tuvo vida mientras el discurso de Podemos daba cuenta de la nueva subjetividad del acontecimiento. Al traicionar el acontecimiento, el ciclo quedó cerrado.

Las consecuencias del acontecimiento en Catalunya

La pregunta para hacerse con respecto a Catalunya es: ¿cuál es la respuesta política al 1-O y el 3-O? Es fundamental abrir un debate sobre esto. Ahí ocurrió algo inesperado por la lógica de la reproducción de la situación estructural, y es que apareció un pueblo listo a defender con sus cuerpos su soberanía, el derecho a decidir, el derecho a la autodeterminación. El primero de octubre, apareció, un pueblo que no estaba defendiendo las urnas y preguntándole al que tenía al lado “¿tú qué vas a votar?”. No importaba lo que se iba a votar, allí se estaba defendiendo el derecho de la nación catalana a decidir su destino. Y había miles de no independentistas que con sus cuerpos defendieron ese derecho a votar. Albano Dante Fachín[6] es una figura muy interesante que nace del acontecimiento y que sin ser independentista es consecuentemente soberanista. No en el sentido de Podemos, porque Podemos no cree realmente en la soberanía de los pueblos ni cree en lo plurinacional como lo conciben los indígenas latinoamericanos, que implica un diálogo horizontal soberano entre diversas naciones, sino que el concepto de plurinacionalidad de Podemos es en realidad el del multiculturalismo liberal anglosajón. Es decir, se reconoce la identidad del otro, al que se le dan migajas para que brinque y salte en su carnaval, pero que no cuestione quién manda aquí. Aquí la soberanía la sigue teniendo el Estado imperial-colonial español, aquí manda Madrid. El discurso de Podemos, como izquierda de matriz española, repite los mismos esquemas imperiales-coloniales de España.

Puedes decidir en tu referéndum cómo te quedas dentro del Estado, pero las opciones las sigue decidiendo Madrid y la opción independentista no está contemplada ni siquiera como una entre otras opciones. ¿Qué derecho de autodeterminación es ese si ya la izquierda de matriz española está condicionando las opciones que se pueden votar? Es realmente una burla, y es la reproducción de un discurso imperialista-colonial pero desde la izquierda de matriz española.

En Catalunya nace un nuevo sujeto político que son los soberanistas catalanes, que no son independentistas, por lo que el nuevo discurso político tendrá que dar cuenta del acontecimiento porque hay una nueva subjetividad y una nueva verdad. La subjetividad de la gente ya no está donde estaba el 30 de septiembre de 2017, la gente está en el post 1-O. ¿Eso qué quiere decir? Que España como país “democrático”, el mito de la “Transición”, del Régimen del 78, donde se asume erróneamente el fin del franquismo, la existencia de un régimen “democrático” en ruptura absoluta con el pasado y la idea de Europa, como centro de libertades y derechos humanos, se acabó. Ya nadie cree en estos mitos después de lo que se vivió durante el 1-O y el 3-O. El cuento de hadas de la Europa, cuna de derechos civiles y democráticos que los iba a defender frente a España, se desvaneció. Hay una nueva subjetividad que tiene una visión crítica, tanto del Régimen del 78 y de España, como de Europa y que no son independentistas. Incluso independentistas que creían que Europa los iba a defender de la represión de España, ya tampoco creen en eso. Se ha producido un importante cambio en el marco mental.

Cuando estuve en las elecciones catalanas del 21 de diciembre de 2017, donde fui invitado a participar en algunos actos con las Candidaturas de Unitat Popular[7] (CUP), no vi que actualizaran el discurso político de acuerdo con el acontecimiento del 1-O. Lo que observé fue una repetición de los viejos discursos, es decir, como si se estuviera en las elecciones autonómicas de septiembre del 2015. Pero no solamente las CUP, todos los partidos y todas las fuerzas políticas catalanas repetían los mismos discursos de siempre. No vi a nadie que asumiera el discurso del acontecimiento, excepto una sola persona, Albano Dante Fachín. Fue el único que vi renovando el discurso de acuerdo con el acontecimiento. Cuando él hablaba llegaba todos los catalanes. La gente le ovacionaba porque estaba tocando la fibra del acontecimiento y así llegaba a la gente, tanto si eran independentistas como si no. De hecho, goza de gran respeto entre los independentistas y todo ese pueblo que dio el salto al soberanismo, sin ser por ello, independentistas. Existen ahora Federalistas, confederalistas, republicanos, que ya están fuera del Régimen del 78.

Esto es muy importante puesto que, ahora le toca al discurso político de la izquierda soberanista catalana dar cuenta del acontecimiento, y cuando digo soberanista, ya no me refiero solamente al independentismo. La izquierda soberanista catalana tiene la responsabilidad de producir un nuevo discurso y una nueva concepción de soberanía. Soberanía no es equivalente a ser independentista. Soberanía es equivalente al derecho del pueblo a decidir su destino, lo cual se puede dar con una multiplicidad de opciones: federalista, confederalista, independentista, etc. Hay muchas fórmulas de estatus para eso. Y es, en este sentido, que hay un gran potencial para hacer un gran frente unido popular que integre tanto soberanistas independentistas como soberanistas federalistas. Cuando digo esto no estoy hablando de Podemos, puesto que Podemos equivale a la violación al derecho de autodeterminación y es lo opuesto a la soberanía de los pueblos. Eso quedó demostrado durante los acontecimientos de octubre de 2017 en Catalunya.

Me refiero a otra cosa. Me refiero a la gente que se salió de Podemos, como Albano Dante Fachín, y de la gente que, aunque no estaban en Podemos, dieron el salto a la soberanía sin ser independentistas. Conozco mucha gente en Catalunya que no eran independentistas y que fueron con sus cuerpos a defender el derecho a votar como acto de desobediencia civil contra España. Aparecieron allí sin ser independentistas y, después de lo que vivieron, ya no quieren saber de España ni de sus mitos. Estos miles de personas no necesariamente articulan un discurso independentista, sino soberanista federalista y algunos ni eso. Toda esa gente respetaría los resultados de un referéndum de autodeterminación del pueblo catalán aún si ganara la opción independentista y, apoyarían que esa es la decisión mayoritaria del pueblo, sin ir en contra, como hacen Podemos, que ni siquiera concibe la opción de la “independencia” como una posibilidad a votar en un referéndum. Podemos a priori condiciona las posibilidades de lo que se puede votar. Así que no se trata de opciones enmarcadas en las formaciones políticas de los Comunes[8] ni de Podemos. Estoy hablando de un federalismo soberano consecuente.

Miremos el caso de Córcega. Ahora mismo existe una coalición de soberanistas independentistas y soberanistas autonomistas que gana tranquilamente las elecciones. Conviene aclarar que el término “autonomista” en Francia no es sinónimo del de España. Se trata de lo que en las Naciones Unidas se reconoce como “República autónoma” o “República Asociada” con plena soberanía. El movimiento soberanista (independentista y autonomista) corso tiene una plataforma de lucha con demandas propias y están negociando con el Estado francés. Si se hiciera algo así en Catalunya sería muy potente porque el movimiento soberano tendría al menos dos tercios de los votos. El independentismo ya tiene casi el 50% de los votos, al que se le añadiría el 15% o 20% de los federalistas soberanistas. Esto supondría un poder enorme en términos de interpelación a la nación catalana y a las instituciones internacionales. Esto les daría un gran respiro en términos de legitimidad. Sin embargo, todavía no es perceptible este gesto. Existen algunos individuos, pero ninguna formación. Hubo intentos por parte de Albano Dante Fachín, pero sin resultado porque aun no existía el discurso surgido del acontecimiento. ¿Y qué hizo él? Llamó a votar por los partidos independentistas sin ser independentista. ¿Por qué? Porque dijo que “la única garantía que tenemos de un proceso constituyente soberano es votando al independentismo”. Digo esto porque por ahí va mi interpelación del caso catalán. Es el ejemplo de un caso en el que hubo un acontecimiento y la única manera de ser fiel al mismo es renovando el discurso político de acuerdo con esa nueva subjetividad y nueva verdad que nace del mismo.

Consecuencias de Catalunya para las naciones sin Estado

Si eso es así en Catalunya, imagínate en Galicia o Andalucía donde el movimiento independentista no tiene los números ni la fuerza para convocar grandes mayorías. Es necesario revisar el concepto de soberanía, es necesario ampliarlo para incluir personas como Albano Dante Fachín, que existen en Galicia, Eukal Herria, Andalucía y que podrían perfectamente incorporarse a un proceso de ese tipo, pero para eso es crucial crear estructuras organizativas que no lleven el sello de una organización. Se tiene que empezar por hacer estructuras de frentes amplios donde quepa todo el soberanismo.

También es importante destacar que el soberanismo tiene que dejar de ser un discurso única y exclusivamente culturalista. Debe ser un discurso que asuma los problemas de un pueblo, y la soberanía se debe insertar en él para que soberanía signifique comer mejor. Que no sea celebrar solamente la lengua y la identidad. Debe ir más allá. Para que cale en los pueblos y sea un movimiento de soberanía popular, debe vincular la soberanía al control sobre los recursos de una nación, sean energéticos, primarios, referentes al control de la autoridad política, los impuestos, etc. Debe pivotar sobre una serie de aspectos que le muestren a la gente que tener más soberanía implica mejoras en su calidad de vida. Un discurso soberanista que se queda en la lengua, en la cultura, en la identidad, no tiene recorrido entre la gente, porque no le ve el sentido a celebrar eso, pero sí le ve sentido a mejorar materialmente su situación. Por eso es fundamental hacer un discurso soberanista popular con un matiz social y no solamente identitario. No se trata de que no sea importante defender la identidad, sino que tiene que estar acompañado de demandas sociales. Para un proyecto de izquierda, ya no es suficiente hablar de una “república anti-capitalista”. Si va a ser una república anticapitalista, anti-patriarcal, anti-racista, anti-contaminación ambiental, etc. se está obligado a descolonizar el concepto de república sin más y hablar de una república anti-sistémica.

Lecciones del proceso catalán

Yo creo que hay que hacer un debate en todas las naciones sin Estado sobre qué significa soberanía popular después del 1-O y de la implementación del artículo 155[9]. Cualquier estrategia soberanista tiene que tener como centro una lucha transversal y horizontal entre las naciones sin Estado. Se demostró en Catalunya que los catalanes solos no pueden. Si se van a desarrollar este tipo de luchas tiene que haber una coordinación entre las naciones sin Estado donde haya coordinación entre ellos para que irrumpan al mismo tiempo, o al menos la implementación de una solidaridad mejor organizada. Aunque hubo manifestaciones de apoyo, en general, los catalanes se quedaron solos. Se demostró que solos no pueden y esa es una de las lecciones a sacar de este proceso. Es necesario hacer un trabajo que no sea como el que se ha hecho siempre donde en una mesa se reúnen un gallego, un vasco, un andaluz y un catalán que hablan sobre lo que pasa en su país, mostrando solidaridad cada uno con el otro, pero que al acabarse la mesa se van y no se hablan más hasta el próximo evento. Tiene que haber lazos organizativos de trabajo político solidario, no se puede seguir en esa dispersión porque no va a funcionar. Ya se vio en Catalunya que, aún con un movimiento de masas tan poderoso, solos no pudieron.

La segunda lección tiene que ver con lo que ya hemos discutido acerca de cómo se entiende el soberanismo. Es necesario tener un concepto de soberanía que desborde al independentismo para tener organizada una gran fuerza popular, de lo contrario, se divide el movimiento soberanista contra el estado imperial/colonial español entre los soberanistas independentistas y los soberanistas no-independentistas. Esta división solamente juega a favor del españolismo.

La tercera lección que constituye una estrategia fundamental es romper con la encerrona del Estado españolista en la que se pretende encasillar el proyecto republicano catalán como un modelo que busca imponer el catalán y el catalanismo a toda la gente que vive ahí, reproduciendo el actual modelo español, pero desde un territorio más pequeño. Si se responde a eso con un “pues sí, aquí la lengua es el catalán”, se consolida el encasillamiento y favorece que muchas poblaciones catalanas que están ahí desde hace mucho tiempo, que son catalanas con orígenes diferentes (migradas, gitanos, musulmanes, africanos, etc.), que vienen de otras experiencias, y que el catalán no es necesariamente su única lengua o cultura, o ni siquiera su principal cultura. Mucha de esa gente es la que Ciudadanos[10] (C’s) movilizó en las elecciones de diciembre de 2017 en contra del movimiento soberanista catalán aludiendo al miedo de borrar su diferencia y de una catalanidad que repite el modelo de Estado-nación.

Aunque Ciudadanos es un partido españolista que defiende el estado-nación imperial español, moviliza un discurso contra el concepto de estado-nación en Catalunya que interpela a muchas poblaciones catalanas de orígenes diversos. Esto obliga a plantearse un proyecto que esté más allá del Estado-nación. El concepto de Estado-nación es muy problemático porque repites contra otra gente aquello que te oprimía como nación oprimida y contra lo cual estabas luchando. Es necesario tener un proyecto de futuro de la república soberana, por ejemplo, con diversidad lingüística, donde en comunidades que quieran tener más clases en castellano la puedan tener, o si la quieren tener en urdu porque hay comunidades pakistaníes en Barcelona o en romaní porque hay gitanos en diversas regiones de Catalunya, la puedan tener. Esto no quiere decir que no se enseñe catalán en las escuelas y que no haya materias en catalán. Lo que no se puede hacer es repetir el esquema de autoridad política de Estado-nación donde hay la pretensión ficcional de la correspondencia entre una identidad, una nación, una lengua, y una población que se corresponde de uno a uno con la identidad del estado. Esto es una ficción de la modernidad occidental que no existe en ningún lugar del mundo y que ha creado más problemas que soluciones. Lo que hace este esquema es uniformizar a todo el mundo y aniquilar todas las diferencias culturales y la diversidad de pueblos que coexisten dentro de un territorio como ha pasado con la República francesa. La exterminación de lenguas y culturas de la república francesa es un ejemplo de las consecuencias de la noción de estado-nación. De ahí la urgencia de tener una forma de autoridad política que sea más plurinacional, no en el sentido de Podemos, sino en el sentido indígena de América Latina, o una confederación soberana de pueblos como los kurdos. Se debe tener otro modelo de autoridad política que se desentienda de la noción de Estado-nación. No estoy argumentando contra el estado sino contra su forma moderna/colonial de estado-nación.

Una cuarta lección es que hay que re-plantearse el asunto de las alianzas con las izquierdas de matriz española. El comportamiento de Izquierda Unida[11] y de Podemos durante el proceso catalán mostró la bancarrota de sus proyectos. No se puede seguir con la ilusión de que la izquierda de matriz española va a ser solidaria con las luchas de liberación de las naciones sin estado. Como la izquierda francesa en Argelia, la izquierda de matriz española está del lado de su estado imperial/colonial cuando se trata de sus naciones oprimidas y colonias. De partido contra el Régimen del 78, Unidos-Podemos se mostró como un partido del régimen. Como dijo Albano Dante Fachín “Podemos envejeció en Catalunya”.

La bancarrota de Unidos-Podemos

La manera como recientemente Podemos intentó explicar el ascenso de la derecha y la pérdida de seguidores que han tenido luego del proceso catalán es algo impresionante y digno de una discusión: le echan la culpa de sus infortunios a los catalanes. Lo que dice Pablo Iglesias[12] es que ellos tienen un discurso que es el más racional, mientras que los independentistas catalanes tienen un discurso irracional porque están demandando cosas que no son posibles y el Partido Popular[13] (PP) tiene un discurso irracional autoritario que exacerba el nacionalismo español, sin reconocer la posibilidad de un referéndum legal. Para Pablo Iglesias, tanto el PP como los catalanes aluden a los afectos “irracionales” del nacionalismo. Entonces, argumenta tener el discurso más racional que es el de hacer un referéndum legal. Pero ¿qué pasa? ¿por qué muy poca gente lo apoya? Según él su discurso es el más racional, pero poca gente lo apoya porque no le llega a nadie, no emociona a nadie, no tiene afectividad con nadie. Los nacionalistas catalanes tienen sus símbolos de afectividad, y el PP tiene también sus símbolos de afectividad, y un discurso racional como el de ellos, que era el mejor de todos, no tuvo éxito por no emocionar la gente. Con este argumento, Pablo Iglesias busca camuflar sus propios problemas políticos, porque si quedaron tan golpeados en todo el proceso catalán fue por no tener una posición clara y consecuente.

En otras palabras, ¿por qué ellos quedaron donde quedaron en ese proceso? ¿Por qué la derecha terminó ocupando el espacio? ¿Por qué en las elecciones para la Generalitat en Catalunya el pueblo catalán los castigó retirándoles votos? Porque ellos se posicionaron con las posiciones derechistas del Estado español contra el movimiento popular por el referéndum en Catalunya. Ellos coincidieron con Rajoy diciendo que el referéndum era ilegal, que no se debía participar ni reconocer y llamaron a boicotear el referéndum. Con esa posición se situaron del lado del estado imperial/colonial español. Por eso Pablo Iglesias, durante el proceso del referéndum debía repetir de forma: “si yo fuera catalán, yo no votaría en ese referéndum”. Pablo Iglesias debía haber comprendido que no le tocaba hablar, que tenía que dejar que fueran los catalanes quienes decidieran lo que quisieran decidir. No es necesario ser independentista para respetar un acto de desobediencia civil, y que, además, es el primer acto realmente de masas que pone en cuestión el régimen del 78 por el derecho de autodeterminación del pueblo catalán. Y en lugar de vincularse al referéndum, apoyarlo, participar, aunque fuera como propuso Boaventura de Sousa Santos, como observadores internacionales documentando la represión del Estado, Podemos tomó partido del lado del Estado español. Y eso tiene un coste político enorme, tanto desde el punto de vista de los catalanes como desde el punto de vista del País Vasco o de Galicia. La ciudadanía ve esto y piensa que esta gente que tanto se llena la boca pidiendo acabar con el Régimen del 78, cuando tuvo la primera oportunidad, mostró la careta de ser un partido de régimen.

Adicionalmente, Podemos hablaba contra el referéndum organizado como desobediencia civil proponiendo un referéndum legal, pero sin decir con que fuerzas sería pactado en el Congreso y bajo qué términos constitucionales se podría realizar porque en la Constitución Española no sería posible un referéndum de autodeterminación sin que votaran todos los españoles. Es como si en el referéndum de Escocia se les permitiera a los ingleses votar. Habría que enmendar la constitución española para poder hacer un referéndum de autodeterminación como propone la ley internacional donde solamente la nación oprimida y sus residentes pueda votar. De manera que todas estas ambigüedades discursivas de Podemos, además de su posicionamiento junto al Estado Español y el PP, PSOE y Ciudadanos en contra el referéndum catalán, los puso del lado del régimen. ¿Eso qué hizo? Que mucha gente de las naciones sin Estado se desilusionase con el proyecto de Podemos, y que mucha gente dentro del Estado español los viera como inconsecuentes. Si apoyaban al Estado españolista, luego no hay lugar para quejarse si el PP y Ciudadanos capitalizan de eso, puesto que se incurre en reproducir un discurso imperial-colonial, siendo partícipe y cómplice de ello. En otras palabras, como dice el famoso fascista francés Jean-Marie Le Pen: “voten por el original, no por la fotocopia”. ¿Para qué votar por la fotocopia, por la gente que está imitando? Como diría Le Pen: vota PP o Ciudadanos que son los originales, ¿para qué votar a Podemos si es la fotocopia?

El nacionalismo españolista del cual participa Podemos es ciego a su propio nacionalismo. Si se está en una situación de privilegio, se habla desde un no-lugar, desde una situación donde nadie está oprimiendo por cuestiones de lengua, por cuestiones de cultura, por la desigualdad de poder estructural y por eso no es necesario tener que defender la identidad. No es necesario porque ya se está en el poder y por eso no existe esa necesidad, dando una apariencia de ausencia de nacionalismo españolista. Pero cuando surgen situaciones de crisis como la rebelión catalana, aparecen las banderas españolistas que en la cotidianidad se guardan en los armarios porque no hay nada que defender. Se habla desde un no-lugar, desde un uni-versalismo, como si los demás fueran los particularistas frente a un discurso universal. Que eso lo haga la derecha, es entendible. Pero que lo hagan proyectos de izquierdas como Podemos o Izquierda Unida es crítico porque se están localizando en el punto cero universalista de un discurso que aparenta no estar situado, pero que está muy situado como nación opresora españolista. Desde este lugar son ciegos a las represiones que generan, tanto de tipo nacional como de tipo racial, sin reparar en ello. El españolismo se caracteriza por ser un discurso que es ciego a su propio españolismo, es un nacionalismo que se esconde bajo el manto de ser neutral y universal, pero esto tiene todo que ver con la posición de privilegio. El que está en el privilegio no tiene que defender su identidad, ¿para qué? Si ya es dominante. El que defiende su identidad es el que está abajo, el que está siendo oprimido. El que está arriba deconstruye todo lo que quiera porque está tranquilo en el poder, nadie le está cuestionando su lengua, su identidad, su soberanía, su dominación.


[*] Este artículo salió por primera vez publicado en la publicación Terra e tempo, en un número dedicado a Catalunya, del Bloque Nacionalista Galego (BNG). Se ha determinado editarlo y actualizarlo especialmente para Ichan Tecolotl dado por el interés de los debates que aporta que contribuyen a abrir vías analíticas a ser tenidas en cuenta, puesto que enriquecen de forma substancial el debate y la reflexión en torno las instituciones y el análisis decolonial aplicado a los países de la eurozona. Todo ello, supone un gran aporte al contenido general de esta entrega.

[**] Se ha cambiado la categoría inicial propuesta por el autor: españolista, por la de matriz española, para suavizar la exposición. Sin embargo, es importante el matiz, puesto que remarca aspectos autoritarios, y de corte colonial, que, según el autor, el Estado Español ha mostrado, así como también algunos de los actores políticos referenciados.

[1] Associate Professor, Chicano/Latino Studies, Decoloniality; International Migration; Political-Economy of the World-System; Racism; Islamophobia. Correo: grosfogu@berkeley.edu

[2] Partido político que se creó después del efecto del movimiento de los Indignados o 15M, emergido en mayo del 2011 como respuesta social a los efectos de la crisis financiera del año 2008. Su propuesta originaria, se enmarcaba en hacer remodelaciones profundas en el Estado Español, para dar respuesta al malestar social que había emergido. En su momento supuso la apertura del arco representativo del Estado Español.

[3] Según se expone en la página web 15pedia, “El 15M, también conocido como Movimiento 15M, Los Indignados, Toma la plaza o Spanish Revolution, es un movimiento social surgido de la indignación popular y que eclosionó tras la Manifestación del 15 de mayo de 2011 (de ahí toma su nombre principal) que recorrió más de 50 ciudades de toda España con el lema «Democracia Real Ya! No somos mercancía en manos de políticos y banqueros». Meses antes habían aparecido movimientos como Juventud sin futuro o No les votes y con algo más de antigüedad existían la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) y Anonymous. Miembros de estos grupos y más de 200 asociaciones de todo tipo participaron en la manifestación.

Las principales demandas que se exigían entonces eran un cambio radical en la política española, ya que los manifestantes no se consideraban representados por el bipartidismo imperante, PP y PSOE, ni por las medidas aprobadas por éstos. Expresaban su rechazo al desempleo, los recortes, la corrupción y a un sistema injusto que considera a las personas mercancías. Muchos pedían derechos básicos, como el derecho de acceso a la vivienda, el derecho al trabajo, a la participación política, a la cultura, a una sanidad y educación de calidad. Con posterioridad estas y otras reivindicaciones se han ido concretando por la propia evolución del movimiento y a través de acciones como recogida de propuestas en acampadas y asambleas”.

[4] Es el partido social demócrata que ha tenido un papel importante en la política griega durante la segunda mitad del siglo XX: Perdió el poder a principios de la década del 2000, y finalmente, perdió como consecuencia de los efectos de la crisis financiera de 2008, siendo relegado por la nueva formación política, Syriza, que venía con propuestas de cambio radical en un momento de alta ingovernabilidad en Grecia.

[5]Coalición política de izquierdas que surgió como efecto de la crisis financiera de 2008 y el empobrecimiento de la población griega como resultado de la aplicación de las políticas de austeridad desarrolladas los años anteriores basadas en los recortes en derechos y prestaciones sociales y privatizaciones de servicios básicos.

[6] Albano Dante Fachín, de orign argentino y afincado en Catalunya, es un periodista que impulsó, junto con Marta Sibina, la publicación Cafè amb Llet, con la que denunciaban todos los efectos de la privatización de la sanidad pública en Catalunya. Más tarde, formó parte de la iniciativa Procés Constituent, con la que pasó a formar parte de Podemos en Catalunya. Las tensiones internas dentro del grupo político Catalunya Sí Que es Pot eran fuertes entre las distintas corrientes que la componían. A raíz del referéndum del 1-O de 2017, Albano Dante Fachín, abandona la coalición y emprende una nueva línea de trabajo.

[7] Formación política compuesta de distintos grupos. Su proyecto es principalmente soberanista de raíz municipalista. En el año 2013 se presentó por primera vez en las elecciones al Parlament de Catalunya.

[8] A raíz de la crisis de 2011, e impulsado por un conjunto de colectivos que ya venían trabajando en torno los comunes digitales y los comunes urbanos, emergen propuestas municipalistas articuladas en torno la idea de los comunes. Toman distintos nombres, pero en el caso de catalán, y de forma específica el grupo de Barcelona impulsó el proyecto Guanyem Barcelona, en Madrid también tuvo lugar una iniciativa similar. En el proceso de coalición, principalmente con la izquierda ecologista y eurocomunista clásica (Iniciativa per Catalunya), forman el grupo político Barcelona en Comú, que gobierna Barcelona desde mayo de 2015. Comúnmente este entorno es denominado “los comunes”.

[9] Artículo 155, Capítulo tercero. De las Comunidades Autónomas, Título VIII. De la Organización Territorial del Estado, La Constitución española de 1978 según el cual “ Si una Comunidad Autónoma no cumpliere las obligaciones que la Constitución u otras leyes le impongan, o actuare de forma que atente gravemente al interés general de España, el Gobierno, previo requerimiento al Presidente de la Comunidad Autónoma y, en el caso de no ser atendido, con la aprobación por mayoría absoluta del Senado, podrá adoptar las medidas necesarias para obligar a aquélla al cumplimiento forzoso de dichas obligaciones o para la protección del mencionado interés general. Para la ejecución de las medidas previstas en el apartado anterior, el Gobierno podrá dar instrucciones a todas las autoridades de las Comunidades Autónomas”. Fue aplicado por parte del gobierno central español para ejercer la anulación de la autonomía y las competencias de autogobierno a Catalunya, como mediad de control sobre esta Comunidad Autónoma después de la realización del Referéndum del día 1-O de 2017. Después de su entrada en vigor, y a pesar de haberse levantado, el nivel de autonomía y autogobierno no se ha recuperado en Catalunya.

[10] Partido político creado en Catalunya, pero de ámbito español. Se define como social liberal, pero se le asocia a menudo con la derecha y la ultraderecha española y algunos grupos de corte falangista.

[11] Es un partido político de izquierda que tiene su origen en el antiguo Partido Comunista.

[12] Doctorado en Ciencia Política es uno de los fundadores de Podemos y su cabeza de lista.

[13] El Partido Popular es la derecha histórica del campo político español. Antes se llamaba Alianza Popular y estaba encabezado por Manuel Fraga, exministro de Franco. En los años 90 y primero 2000, su líder era José María Aznar