Elisée Reclus y la Geopolítica*

Beatrice Giblin-Delvallet

Fundadora del Instituto Francés de Geopolítica, Paris VIII

En 2011, tuve el honor de ser la investigadora invitada de la Cátedra Elisée Reclus. En este marco, impartí la conferencia « Elisée Reclus y la Geopolítica », intitulada así, pues no es posible hablar de la obra de este gran geógrafo sin poner énfasis en la pertinencia de sus análisis geopolíticos. Es en México, sorprendentemente, que pude exponer ampliamente la singularidad de la geografía reclusiana y de sus aportes a la geopolítica y mostrar su excepcional actualidad.

Geógrafo libertario o libertario geógrafo, Reclus fue un personaje fuera de lo común. Más allá de si su característica principal fue la primera o la segunda, es precisamente la combinación de estos dos rasgos lo que permite explicar la singularidad de su obra (1830-1905)[1]. Libertario porque es particularmente sensible a las jerarquías de dominación, factor importante para el para explicar algunas situaciones geográficas, calificadas actualmente como geopolíticas. Sus sólidas convicciones políticas explican sin duda que haya tenido una concepción más amplia de la geografía, mucho más abarcadora que la de Vidal de la Blanche, que lo llevaron a tratar toda suerte de problemas económicos, sociales, religiosos y sobretodo políticos. Y si bien el término no existía aún en la época, es legítimo considerarlo como el precursor de la geopolítica.

Recordemos que perteneció a los republicanos que combatieron a Napoleón III, participó en la Comuna de Paris hasta 1871, cuando fue expulsado. Fue miembro de la Primera Internacional comunista (asociación internacional de trabajadores fundada en 1864) más no estaba del todo de acuerdo con Karl Marx en cuestiones que resultarían esenciales al siglo XX. Pero, sobretodo, Reclus jugó un papel importante en el movimiento internacional anarquista, más allá de su amistad con Bakounine y Kropotkine.

Un acercamiento geopolítico lúcido y generoso

Es de esta manera que Yves Lacoste califica la geopolítica de Reclus para distinguirla claramente de la geopolítica alemana que será distorsionada por el Nazismo. Es en la última obra de Reclus, l’Homme et la Terre[2] que los análisis geopolíticos más finos y pertinentes se encuentran, en particular en los últimos dos tomos (5 y 6), donde aborda el mundo contemporáneo. En éstos, Reclus analiza múltiples luchas económicas, sociales, políticas y hasta militares.

Apasionado del progreso de la ciencia y de la tecnología. Reclus es, no obstante, consciente de las consecuencias negativas para los conjuntos naturales (en este sentido, puede ser considerado también como el precursor de la ecología) y para la sociedad. El progreso es para Reclus un fenómeno por esencia contradictorio, por lo que lo opone a los “regresos”: “El hecho general es que toda modificación por importante que sea, se da por adjunción al progreso de regresos correspondientes” (L’Homme et la terre t VI p 531). Para Reclus, “La geografía no es algo inmutable, ésta se hace y se rehace todos los días; a cada instante, ella se modifica por la acción del hombre [H&T, t. V, p. 355]. Reclus muestra que todo está en transformación en razón del gigantesco fenómeno provocado desde los inicios del siglo XIX por el desarrollo de la industria moderna y por los avances científicos. “Como en todo fenómeno histórico, las consecuencias de la evolución se hacen doblemente sentir, como progreso y como regreso” [H&T, t. VI, p. 324]. Estas reflexiones siguen siendo válidas hoy en día.

Reclus abordó también el fenómeno de la mundialización de la economía y sus múltiples consecuencias, tanto negativas como positivas: “El teatro se extiende ya que comprende actualmente el total de las tierras y los mares; las fuerzas que estaban en lucha en cada Estado son igualmente aquellas que combaten ahora en todo el planeta. En cada país el capital busca dominar a los trabajadores; al igual que sobre el gran mercado mundial, el capital se incrementa desmesuradamente, despreocupado de todas las antiguas fronteras, intentando maniobrar en beneficio de la masa de productores y asegurar a todos los consumidores del globo, salvajes y barbaros por muy civilizados que parezcan” (H&T, t. V p 287).

Este texto, sin contemplar el estilo, podría ser escrito hoy en día, al igual que : “…Las industrias de todos los países, embarcados cada vez más en la lucha de la competencia vital, quieren producir a buen precio comprando las materias primas y los brazos que las transforman a un precio más bajo (…) No es necesario que los migrantes chinos encuentren cabida en las manufactureras de Europa y de América para que éstos provoquen la baja de las remuneraciones de los obreros blancos: basta con que industrias similares a las del mundo europeo, como la de lino y el algodón, se establezcan en el Extremo Oriente y que los productos chinos o japoneses se vendan en Europa incluso a mejor precio que los productos locales. La competencia puede hacerse de país en país a través los mares, ¿no acaso sucede ya con algunos productos europeos? (…) Desde el punto vista económico, el acercamiento definitivo entre los grupos de naciones es un acontecimiento de importancia capital” (H&Terre, t. VI p 12) ¿Acaso hay algo, hoy en día, que agregar o quitar en este texto?

Lo que se retiene de Elisée Reclus es la voluntad de descifrar el mundo con honestidad y lucidez, de no esconder, en la medida en que estaba consciente, los elementos que iban en contra de su demonstración.

Sus razonamiento son geopolíticos en la medida que el autor toma en cuenta las rivalidades de poder de los diferentes actores o protagonistas que se oponen por y sobre un territorio. Reclus concibe esos territorios a nivel mundial como extensiones de relativamente pequeñas dimensiones tomando en cuenta no en los conflictos no sólo los Estados sino también los poderes no estatistas. Así, Reclus estudia las diversas formas de dominación que ejercen los Estados sobre naciones que no son aún independientes. La lucidez de sus análisis se manifiesta particularmente cuando resalta que la opresión se ejerce también entre los pueblos dominados y que ésta adopta, en esos casos, formas brutales: “No existe calamidad comparable a la de una nación oprimida que retoma la opresión como un furor de venganza sobre los pueblos que ésta oprime a su vez. La tiranía y la destrucción se sobreponen y se jerarquizan” [ibid., t. V, p. 271].

En ese sentido, por ejemplo, Reclus señala que las instalaciones sionistas en Palestina que, en ese momento están en sus inicios, no tardarían en crear dificultades que se acrecentarían con la multiplicación de las persecuciones contra judíos en Rusia. En este estudio, el autor prevé, a partir de comentarios de los mapas de las persecuciones, que los judíos serían forzados a huir hacia Palestina [ibid., t. V, p. 469]. También muestra, siempre apoyándose en mapas, lo que se considera actualmente el carácter geopolítico de los conflictos entre las poblaciones dominadas, cada una reivindicando un territorio enmarañado con otros, considerándolo como suyo. Reclus pone especial cuidado en no tomar partido en sus análisis por ninguno de los protagonistas con el fin de presentar con más objetividad los conflictos que dividen a las poblaciones dominadas entre ellas. Al contrario, Reclus denuncia las maniobras de las potencias más o menos lejanas que sacan provecho de los conflictos locales para expandir su control en ciertos territorios y sobre sus poblaciones.

La importancia que Elisée Reclus da a la expansión política y financiera y a las operaciones militares se traduce en el número de mapas que analiza en Nouvelle Géographie universelle (NGU), y en L’Homme et la Terre. El autor distingue implícitamente un nivel de análisis de grandes espacios y de tiempos largos para comprender las relaciones de fuerzas entre grandes imperios, y un nivel de tiempos más cortos y de espacios menos vastos para mostrar cartográficamente a una escala más grande, las regiones donde se suceden las ofensivas y contra ofensivas. Así, en la NGU [t. VIII, p. 704-706], Reclus analiza de manera detallada y clara, a partir de mapas, el dispositivo estratégico de los ingleses en India. Gracias a la red ferroviaria, explica, las autoridades coloniales pudieron desplegar rápidamente, a partir de algunas bases militares, 50 000 soldados ingleses y 100 000 soldados hindús (reclutados en regiones precisas) y controlar, en esa época, 300 000 millones de habitantes. Siempre en relación a la colonización en L’Homme et la Terre, Reclus denuncia con vigor y en múltiples ocasiones los imperios coloniales y las diferentes formas de opresión que éstas ejercen sobre las poblaciones nativas.

La visión reclusiana de México

Más de 300 páginas del volumen XVII, de la Nouvelle Géographie universelle(NGU), publicada en 1891, son dedicadas a las Indes occidentales, Mexique, Isthmes américains, Antilles : un pays, une zone stratégique, le vieux cœur du monde colonial d’Ancien Régime (Indias occidentales, México, Istmos americanos, Antillas: un país, una zona estratégica, el viejo corazón del mundo colonial del Antiguo Régimen). En su periplo americano, Élisée Reclus pasa por México para llegar de la Nueva Orleans a Nueva Granada (Colombia) donde viviría casi dos años para fundar una colonia de poblamiento (1856-1857). Es, entonces, a partir de fuentes diversas, históricas, geográficas, sociológicas y demográficas que Reclus presenta a México en su obra, combinando los tiempos largos (el de la época colonial) y tiempos más cercanos como la génesis de la nación. De acuerdo a Reclus, en el contexto de la emergencia de vastos espacios de intercambios internacionales de la mundialización del siglo XIX, México podría sacar ventaja de su situación geográfica, entre los dos océanos y las dos Américas. Sin embargo, señala también que la libertad de explotar esta situación excepcional no podría ser más que limitada por la presencia de su “gran vecino”, los Estado Unidos que ejercerían un control sobre el desarrollo de México. Así, las concesiones de la red ferroviaria a compañías extranjeras, mayoritariamente norteamericana, hacia el fin del siglo XIX, son para Reclus un verdadero riesgo puesto que “éstas abren la frontera a un vecino poderoso que se ha apoderado de territorio y que más de una vez ha amenazad0 de expandir sus conquistas” [ NGU, t. XVII, p. 305].

Reclus se interesa evidentemente por los indígenas. De acuerdo a Reclus, los indígenas, aislados, dispersos, y poco numerosos lograron conservar algunas de sus tradiciones durante la colonización. Para Reclus, estos indígenas son los únicos respetuosos de las leyes de la naturaleza, observando en la adaptación de estos grupos a mundos naturales difíciles, el legado de la organización de una humanidad en vías de extinción que habría que proteger. Por otro lado, aquellos concentrados en grandes grupos constituyeron imperios extremadamente desiguales y opresores: “Se comprende la melancolía que debía de embargar a ese pobre pueblo (azteca) el cual parecía desviarse del favor divino en la misma proporción que las victimas que éste le ofrecía (…) los Españoles fueron ayudados por la apatía de un pueblo extremadamente pobre. Las masas conquistadas por los aztecas que habían sido agobiadas con vejaciones y trabajos forzados no experimentaron ninguna repugnancia de cambiar de tirano” [ NGU, t. XVII, p. 106-107]. Reclus muestra, por otro lado, cómo la opresión y la desigualdad fueron organizados por el imperio español en gran medida gracias a una evangelización destructora de las identidades indígenas para ceder lugar a masas de campesinos dóciles y sometidos, en adelante, al alcoholismo.

De la importancia y la excepcionalidad de la Cátedra Elisée Reclus en México

La Cátedra Elisée Reclus es, a mi entender, la única cátedra universitaria en el mundo consagrada a este singular geógrafo; muestra de la comprensión de sus creadores de la importancia de obra de Reclus y de su actualidad. Numerosas situaciones geopolíticas precisas descritas por Reclus encuentran aun hoy en día eco como lo muestra su análisis acerca de la relación de fuerzas entre México y Estados Unidos.

Si Elisée Reclus ha dejado de ser un geógrafo desconocido para los geógrafos franceses, incluso llegando a ser presentado como una de las figuras más representativas de la geografía francesa del siglo XIX, este autor está lejos de tener la notoriedad de Vidal de la Blanche, considerado aún como “el padre de la geografía” francesa. Por ende, Reclus también se encuentra aún lejos de ser reconocido como un precursor destacado del análisis geopolítico.

Sin duda, hace falta alejarse de las instituciones universitarias francesas para estar fuera de la influencia de sus visiones tradicionales de la geografía universitaria. Es en México, gracias a la Cátedra Elisée Reclus llevada por el Instituto Mora, el CIESAS, el CentroGeo y el Colegio de Michoacán, que encontré eco en el interés de un geógrafo que se ha encontrado, desde el principio, en el centro de mis investigaciones.

Leer a Elisée Reclus actualmente, es descubrir la pertinencia de sus análisis que resulta ser frecuentemente una herramienta de comprensión del mundo contemporáneo. Los organizadores de esta catedra de Geografía humana, al escoger el nombre de este geógrafo francés único, le han dado una orientación particular, poco común en Francia: la integración de lo político al campo de la geografía. Así, los intercambios entre investigadores mexicanos y franceses que permite la Cátedra desde hace 20 años han sin duda fomentado el desarrollo de esta perspectiva, la de las relaciones entre poderes y territorios.


Bibliografía

GIBLIN Béatrice, « Géographie et anarchie : Élisée Reclus », Hérodote, n° 2, 1976.

LACOSTE Yves, « À bas Vidal ? Viva Vidal ! », Hérodote, n° 16, octobre-novembre 1979.

LEUNIS E. et NEYTS J. M., « La formation de la pensée anarchiste d’Élisée Reclus », Institut des hautes études de Belgique et la Société royale belge de géographie, Bruxelles, 1985. p. 139-154.

RECLUS Élisée, Correspondance, 1850-1905, Schleicher, 3 vol., Paris, 1911.

Nouvelle Géographie universelle, la Terre et les hommes, Hachette, 19 vol., Paris, 1876-1894.

La Terre, description des phénomènes de la vie du globe, Hachette, Paris, 2 vol., 1869.

L’Homme et la Terre, Librairie universelle de Paris, 6 vol., Paris, 1905-1908.


Béatrice Giblin-Delvallet

Experta geopolítica francesa. Antigua estudiante de Yves Lacoste, obtuvo su doctorado en Geografía con una tesis consagrada a Elisee Reclus. Junto con Lacoste, forma parte del equipo al origen de la revista de geopolítica Hérodote. En 2006, toma la dirección de la revista, puesto que conserva hasta la fecha. En 2002, funda el Institut Français de Géopolitique en la Universidad de Paris-VIII del cual será directora hasta 2014. Tiene en su haber más de 15 libros, los últimos dedicados al tema de la identidad nacional en Europa.


*Traducción de Julieta Fuentes

[1] Comenzó cinco años después de su muerte.

[2] Seis tomos publicados después de su muerte por su sobrino Paul, hijo de su hermano mayor, Elie.